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Etiqueta: Rafa Rueda

Itsasos Kantak: el mar sonoro

El Museo Marítimo Vasco del puerto donostiarra organizó ayer un coqueto festival en el que artistas locales buscaron rescatar y homenajear el cancionero marítimo de nuestra tierra. Dánae Riaño e Iker Lauroba hicieron de banda de acompañamiento mientras el director del Museo, Xabier Alberdi, se encargaba de las acertadas presentaciones al comienzo de cada pieza.

En el lado cantor indicar que Rafa Rueda llevó a su terreno el famoso “Boga Boga”, GHAU insufló vitalidad a la bossa ‘Itsasoan urak handi’, Sara Azurza eligió el pop sedoso para la obra de amor imposible ‘Marineralen zain’. Julen abrazó lo caribeño en la ‘Habanera’ de Xabier Lete.

Lide Hernando se calzó el gorro vaquero con ‘Itsasoari begira’. Las chicas de Mirua destacaron a capela en ‘Itsasoa laino dago’. Janus Lester nos dejó boquiabiertos surcando ‘Partida triste Ternuara’. La tarde se cerró con Lauroba, Azurza y Riaño interpretando el ‘Ontzi Zahar batean’ del primero en un Museo que despidió a los artistas con un agradecido aplauso.

Rafa Rueda presenta su nuevo disco el domingo en el Victoria Eugenia

El cantante y compositor Rafa Rueda llega el domingo a nuestra capital para presentar su exquisito “Rueda”. Un disco de media hora que ahonda en lo onírico y ensoñador basando sus creaciones en las partituras más calmadas y elaborando unas contagiosas armonías en lo vocal.

Aunque para fiesta oral la del próximo domingo en el Victoria Eugenia. A Rueda y sus músicos habituales les acompañarán Mikel Urdangarin y las 25 voces del Coro Euskeria. “Quienes hayan escuchado el CD descubrirán por dónde puede tirar la escolanía”, nos cuenta el autor vizcaíno. “Ojo, no será un concierto sinfónico. En el espectáculo tendrá especial relevancia nuestra última obra pero también hemos adaptado a este formato algunas piezas de los últimos trabajos. Trabajando mucho para que todo quede bien empastado”.

Al antiguo miembro de PiLT le ha dado por inspirarse en las baldas más pausadas de sus gustos. “El ambiente que propone “Rueda” no es rockero. Lo que realmente marca a la hora de empezar un disco es el estado de ánimo. Antes de la pandemia estuve escuchando bastante música clásica sin dejar de lado a Bon Iver, Sufjan Stevens, Animal Collective o St Vincent. Yo creo que de todas ellas y algunas más me vino el impulso de crear esta nueva colección de melodías”. Si quieren un ejemplo fresco de este nuevo camino pueden ver el vídeo de “Hokusairen olatua”, el tercero de los singles de esta última publicación. Un poema escrito por Joseba Sarrionandia con el que, tomando el famoso cuadro de la ola del pintor japonés Kanagawa como motivo, el guitarrista vasco hace una reflexión sobre nuestra sociedad.

“Sarri” no es el único autor elegido para vocalizar los deseos de Rafa en las composiciones. En el nuevo CD se puede topar piezas de escritores como Inge Muller, Iñigo Astiz, Josu Goikoetxea o Elena Olave. “Cada vez estoy más cómodo haciendo canciones que partan de la letra. Un buen texto te da la mitad de la canción. Es una responsabilidad enorme y un reto precioso musicar un poema ajeno sin diluir o perder la fuerza que te da la obra original”.

Jon Agirrezabalaga (WAS) ha sido el encargado de la producción artística, de la grabación y de la suave y envolvente electrónica que ahora se hace hueco en el último álbum. “Lo digital es muy relevante para lo que ahora propongo y viajará con nosotros en las actuaciones que tenemos hasta acabar el año”. Pamplona, Larrabetzu y Llodio aparecen en esa agenda cercana futura. Hasta allí llegarán, deberían, los ecos del concierto especial de este fin de semana.

Kalaportu: y Beñat Achiary lo bordó

Intérpretes: El grupo Audience, Mikel Urdangarin, Ines Osinaga, Miren Narbaiza, Rafa Rueda, Dana Moya, Joseba Irazoki, Beñat Achiary, Miren Gaztañaga y Ander Lipus. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 24 de marzo. Asistencia: unas 500 personas.

Al abrigo de la Korrika Kulturala y el potente festival bilbaíno Loraldia llegaba a Donostia “Kalaportu, Joseba Sarrionandiaren lurralde poetikoa kantuz”, un espectáculo-homenaje que discurre por el territorio creativo del escritor Joseba Sarrionandia. Un caladero sin restricciones: los autores vascos han echado mano en 146 ocasiones de los poemas del autor de Iurreta para redondear sus tonadas.

El formato de esta gira por las capitales vascas tuvo las hechuras de “estrellas invitadas”. Con la banda vizcaína Audience como elemento perenne sobre el escenario y buena parte de lo más granado del pop vasco rulando por el micro y las guitarras, los distintos autores fueron pasando por el sencillo y vistoso montaje: un escenario repleto de maletas y globos terráqueos que colocó a la formación de Gernika sobre una elevada tarima, comandando la función. Su labor fue resuelta, heterogénea y acertada.

Apareciendo y dejando paso después, los actores Miren Gaztañaga y Ander Lipus jugaron con las palabras en distintos momentos del show. Suyo fue el arranque recitando textos sobre recuerdos y trances vitales, quedando el pistoletazo musiquero para un “Errua” en el que Ines Osinaga llevó el tema hacia terrenos de La Oreja De Van Gogh.

Osinaga y Dana Moya acercaron al mundo latino el corte “Katuaren katua”, giro que se tornó cubano en “Denon Mundua”. Tremenda la voz de Moya en este pasaje, llenando el teatro y medio barrio con su fuerza. Rafa Rueda y la banda lo bordaron en la popera y algo épica “Hokusairen olatu”. Una composición que tuvo a bien acabar el minutaje en un precioso juego sonoro de guitarras.

Tras la fronteriza “Lili bat” a cargo de Audience volvieron los actores para una escena sobre libertades y pasiones. Un entrante perfecto para el que fue uno de los mejores momentos de la noche, el de Beñat Achiary y Joseba Irazoki. Dos artistas que no sabes si son extraterrestres (por su calidad y libertad) o es que en realidad están intentando comunicarse con otras civilizaciones a través de sus creaciones. Achiary se puso el buzo de cantor heavy en “Nao es tu faculdade de sentir”, llegando a tonos elevados como los que imaginamos capaces de romper cristales de bohemia.

Miren Narbaiza, que destacaría en el cierre, debutó en la calmada “Ez diren gauzak” para dar paso a Mikel Urdangarin y un brioso “Oroimeneko portua”. Gaztañaga y Lipus finalizaron su aportación entre juegos lingüísticos sobre pasaportes, maletas, viajes y migrantes. Y tras correr un tupido velo sobre la interpretación de “Martin Larralde” la fiesta finalizó rockera con un stoniano “Ene Begiek” y esa “Guantanamera” -reescrita para la ocasión por el propio Sarrionaindia- que los cantantes fueron entonando a razón de estrofa por barba/moño.

Rafa Rueda: cristal oscuro

Intérpretes: Rafa Rueda (guitarra, voz), Jaime Nieto (bajo), Txus Aramburu (teclado), Ander Zulaika (batería): Lugar: Sala Club del Victoria Eugenia (Donostia). Día: 24 de noviembre. Asistencia: lleno, unas 75 personas.

Tras colaborar como lugarteniente o sargento en distintos proyectos musicales (Mikel Urdangarin, Lou Topet, Rafael Berrio) y haber capitaneado el puntual regreso de su primer grupo (TT.LT), Rafa Rueda volvía al mundo de los discos en solitario con “Hiri Kristalezkoa”. Título que conforma un bonito juego de palabras en euskera traducible como “ciudad de cristal” o “A ti, que eres de cristal”.

Y así, mientras la ciudad bullía ante la enésima fiesta de los descuentos y compras pre-navideñas, Rafa y su trío arrancaban el concierto de presentación de la gira con varias de las canciones íntimas, urbanas y solitarias de su último trabajo. En “Angel” electrificaron los ambientes neoyorquinos de Bowery Electric. En “Nahikari” y la contagiosa “Jon” se pudieron ver posos de Fountains Of Wayne, mientras “Roy Batti” brilló en el primero de los “crecendos” destacables de la noche. Un estilo de composición, de menos a más, que también destacó en la balada de timbales “Eleonora”.

“Little Cowboy” hizo las veces de atractivo single, jugando la posterior “Printzesa” a ser el reverso optimista y vital de esta. Las letras de unas y otras, muy bien cantadas por Rueda, correspondían a ilustres de la escena como Harkaitz Cano, Leire Bilbao, Miren Amuriza o Unai Iturriaga.

En la velada también hubo espacio para interpretar canciones en solitario (“Bi muxu”), divertirse con los ocasionales desajustes, ejecutar tonadas sobre la guerra que encogían el corazón y recuperar viejos éxitos soleados. Y tras noventa minutos de actuación la banda se retiró a pasear, intuimos que felices por el trabajo bien hecho, por esa ciudad tan oscura y tan inspiradora.

Kutxa Kultur, tú siempre molas

El día en el que Yo La Tengo vino para encantar a propios y extraños nuestro paseo se fijó en otros grandes momentos del festical donostiarra.

Los festivales de música son una reunión poliédrica de gustos y enfoques. Son espacios para la parranda, en este caso con un marco casi imbatible. Aunque a veces esa celebración choque con quienes desean escuchar con nitidez las canciones de la banda de turno. Los “festis” también se presentan como un espacio para comulgar con otros fans. Lo de comulgar debió llegar a momentos casi purificadores en el caso de Vetusta Morla el viernes, con todo el mundo cantando a todas y cada una de las frases entonadas por su micrófono principal.

Y estas reuniones también son los sitios perfectos para sufrir el “Efecto Messi”, que no es otra cosa que ver a chavales casi sin permiso para acceder a estos recintos tocando a las mil maravillas. Esta sensación brotó viendo a Mourn. tres chicas y un chico que solo podrían pisar las discotecas sin alcohol y que mostraban un empaque que ni una banda de blues, amigos. Por allá andaba el padre de las dos cantantes, el también creador The New Raemon. “¿Las tendrá en el trastero de casa día y noche tocando el tío? Porque sino no me explico cómo es posible que lo borden de esa manera”, nos decía un sorprendido asistente de nombre Oriol.

Más que ese toque de esclavitud, lo que sí es el Nuevo Ramón es un buen entrenador. Por algo a Mourn, que saca sus temas en el sello catalán Sones, les editan también en EEUU. ¿La razón? Su fórmula camina entre el pop cabreado con toques “grunge” y melodías sucias que no desentonarían en el mejor disco de Hole. El último tema interpretado, mucho más abierto, parece dibujarles un futuro mucho más inquieto y experimental.

En una categoría similar pusimos a los locales Albert Cavalier, aunque lo suyo sea más garajero. Su cancionero toca muchos palos. Es normal, aún están echando a andar. Por eso hay momentos más melódicos que otros, aunque casi todos sean bien “farreros”. Se lo pasan pipa tocando, y eso se contagia.

Los festivales también dan lugar a pequeños dramas (del primer mundo, claro) porque dos de las mejores bandas del cartel comparten horario de actuación. Fue lo que nos pasó con los donostiarras AMA y la banda anglovasca Pet Fennec. Como el teletransporte aún no está en nuestras manos, tuvimos que picar aquí y allá para poder disfrutar de ambas citas. Y vaya si disfrutamos.

El trío AMA ofreció un concierto fantástico en el a veces ingrato autobús de Red Bull, ese espacio que cumple con la función de ampliar la oferta y quien sabe si peca de incomodidad para actuantes y oyentes. Nada de eso importó a los chicos, que no se dejaron ni una perla en casa. Algunas de ellas con un elegante toque soul, o de “soul blando”, como afirmaba divertido uno de sus integrantes.

Y qué decir de Pet Fennec. Alucinante, soberbio, maravilloso. El grupo está comandado por Urko, un donostiarra residente en Londres que se ha traído a sus colegas británicos. Juntos estrenaron en la ciudad una serie de melodías que nos evocaron muchos grandes recuerdos y un futuro, el suyo, bien prometedor. Sus tonos “soft” nos llevaban al Neil Young de los años sesenta. Y sus arrebatos le emparentaban con los mejores The Posies. En medio, unos juegos vocales de aúpa y mucho gusto por las melodías. Algunos musiqueros locales llaman a Urko “el mejor creador de melodías de la ciudad”. Lo de ayer solo confirma que no andan muy desencaminados.

Y tras la calma, la tempestad. Porque estos eventos populares tienen una oferta que va desde los terso a lo árido. Por ahí podríamos colocar a Niña Tornado y Chico Coyote, un dúo que suena como una banda de hard rock. Increíble la tangana que pueden montar siendo tan poca gente. Las canciones ayudan, claro. Una especie de rock cada vez más “hard” que llena cualquier escenario. En idéntica categoría colocaremos a Black Box Red, aunque en este caso cambian los papeles. Ella canta y guitarrea y él le pega a la batería como si ésta le debiera dinero.

Los festivales, los buenos, también tienen un reservado en el que se pueden escuchar cosas más especiales. El viernes fue el turno de Dotore y House Of Wolves, quienes llenaron de tonos tersos el Teatro Escondido para disfrute de cincuenta elegidos. Claro que a veces esa coquetería y ese mimo parezca jugar contra el estilo. Rafael Berrio con banda, que era la oferta de ayer, podría haber puesto boca abajo cualquiera de los emplazamientos del Kutxa kultur. Pero parece que fue exigencia del autor, quien desea mantener el personaje en términos de fama controlada. Una pena, esperemos que se lance con esta estos socios (Joseba Lenoir y Rafa Rueda, entre otros) a tocar en sitios más accesibles. El concierto del sábado fue la repera, como bien suponen. Parecía la Factory de su adorado Lou Reed. Sus cantares repletos de ironía y alambicados juegos de palabras casaron de maravilla con este envoltorio rockero.

Los festivales son también sitios en los que puedes ver de un vistazo un montón de propuestas distintas. Impactante fue la actuación de John Grvy, joven madrileño que sigue los caminos de Frank Ocean, The Weeknd y James Blake. Costó un poco bajar al adrenalina, pero una vez en la tierra nuestra alma se contorsionó al ritmo de ese soul elegante y actual. No se preocupen si no lo escucharon, tiene pinta de que va a sonar hasta en los autobuses de línea.

Y una vez ahí, sintiendo el “flow”, vuelta a la parranda con Novedades Carminha. Que la montaña suiza también es de emociones. El trío gallego practica un rock bien cachondo, con temas como “Tu antes molabas” y “Antigua pero moderna”. Un tono muy festivalero que hizo disfrutar a los asistentes. Sensación que compartieron los cientos de seguidores de La Habitación Roja, que para deleite de fans andan presentado un disco de grandes éxitos. Escuchando su estrofa de “hoy es un día perfecto” uno no podía pensar en este certamen que mima a las formaciones de la región, apuesta por los consagrados y siempre intenta ofrecer una muy dichosa pluralidad. Seguro que el año que viene sigue manteniendo el mismo enfoque. Y con eso ya nos vale.

Unos tipos grandes y juguetones

Intérpretes: Kirmen Uribe (voz), Mikel Urdangarin (guitarra, voz), Rafa Rueda (guitarra, voz), Bingen Mendizabal (violín). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 25 de enero del 2014. Asistencia: unas 600 personas.

Podrían formar parte del “Hall of Fame” de la cultura vasca actual. O ser nuestro Equipo A en versión cercana y reconfortante. Uribe, Urdangarin, Rueda y Mendizabal acercaron anoche a nuestra capital su nuevo proyecto conjunto: “Jainko txiki eta jostalari hura” (“Aquel dios pequeño y juguetón”). El segundo capítulo del viaje que comenzó con “Zaharregia, Txikiegia agian”.

“Pequeño” es el término que sobresale en ambos viajes. Y así es el espectáculo. Con una decoración mínima de paraguas, a juego con el clima perenne de nuestra zona, y unas redes que los unen. Haciendo honor a ese mar que sale mencionado en todas las composiciones de la noche.

Kirmen, el hombre con cara de yerno perfecto, narra poesías afables y costumbristas. Está muy acertado cuando habla de gatos, nuestro idioma o las vergüenzas infantiles. Urdangarin es el otro pilar de la velada, y a sus tonos habituales les añade un poco de rabia rockera. Seguro que de todo eso tendrá algo de culpa Rafa Rueda, un hombre que merece más reconocimiento del que ya tiene. Mendizabal aporta gravedad y bellos detalles con su violín.

La música tiene sus pies puestos en el folk, a veces celta, otras norteamericano, las menos cortesano. Siempre tranquilo y agradable. Con momentos muy emotivos como los dedicados a Aitzol Aramaio. O la nada coja historia de Juan de Oñate.

Los noventa minutos se pasan volando cual paraguas en el puente del Kursaal. Nos dio rabia tener que buscar corriendo un teclado para poder enviar estas líneas y declinar por ello la invitación extendida a los asistentes, vino incluido, de charlar con los autores al finalizar su actuación. Quede este texto como felicitación impresa.

La felicidad era esto

Robert Pollard, el cantante de la banda Guided By Voices, el autor de más de 1500 canciones, tuvo en su día una idea loca. Charlatán e ingenioso, decidió editar ‘Relaxation of the Asshole’, un disco con los comentarios que hacía entre canción y canción. Una propuesta ‘marciana’, pero tampoco extraña para la línea creativa de la banda.

Solo conozco una persona que pudiera hacer lo mismo, y salir no ya airoso sino más que victorioso de la apuesta: Joan Colomo. El catalán lo volvió a demostrar la noche del pasado sábado en la elegante Casa de Cultura de Intxaurrondo. Espacio con olor a nuevo que acogió un cartel tan bonito como heterogéneo y del que se puede volver, no lo olviden, utilizando los ‘gautxoris’ de la compañía donostiarra Dbus.

Acompañado por una banda compacta y ágil, necesaria para poder seguir los improvisados chispazos del autor catalán, Colomo nos tuvo una santa hora llorando de la risa. Sin traspasar la línea del respeto a los asistentes, su arrebatador desenfado jugaba en casa, dado que tiene lazos locales. Mas tampoco me lo imagino mudo o desubicado en Huesca o León, por nombrar dos sitios. Y que los árboles no os impidan ver el bosque. Sus melodías viajan a la bossa nova, al rock, al pop, al pasodoble, al country. Con letras divertidas y repletas de cargas de profundidad sobre nuestra sociedad actual.

Txuma Murugarren: El elegante actor secundario

Nadie podrá negar que Txuma Murugarren es un buen narrador. Gusta el autor vasco nacido en Errenteria pero criado en el Gran Bilbao de charlar entre temas con frases que en muchas ocasiones completan el significado de las canciones anunciadas y en otras no dejan de ser perdigonazos a la diana.

En su actuación donostiarra acertó, por ejemplo, a la hora de criticar que tengan que ser las Casas de Cultura quienes organicen los conciertos que nadie más monta o que sea realmente complicado humearse o refrescarse en dichos espacios.

Los afamados rockeros que pasaron por el Velódromo de Anoeta (Barricada y compañía) centraron la atención y los focos del viernes. Ellos fueron el centro del universo cultural, la reunión populosa visible desde esas carreteras y aviones de los que tanto habla Txuma en sus canciones. Pero hubo otros, pocos, que quisieron ver la belleza de lo secundario y sucumbieron al encanto del autor del que les hablamos.