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Categoría: Entrevistas

“En esta vida todo te puede inspirar. Y tiene que ser así“

Mursego ofrece mañana en Donostia su obra “Lapur(ari)ketak”, una revisión personal de sus gustos.

“Copiar o inspirarse” siempre ha sido “el huevo o la gallina” de la creatividad musical. Una progresión de estrofas similar a la de ese viejo éxito. Un coro que le sonaba bien al autor sin saber porqué. Un “sampler” que busca enganchar al oyente mayor. Aún siendo un laberinto del que es complicado salir, artistas ilustres han intentado meter las ovejas en el redil. Jean Luc Godard afirmaba que «no es de dónde tomas las cosas, es adónde las llevas». Pablo Picasso defendía que “los grandes artistas copian, los genios roban”.

Maite Arroitajauregi (Éibar, Guipúzcoa, 1977) aporta su grano de arena al (t)remolínico tema. “Jim Jarmusch dice que “Nada es original. Roba de dónde sea que encuentres inspiración. Devora películas, fotografías, poemas, afiches callejeros, árboles, nubes, luz y sombras. Roba solamente aquellas cosas que le hablen directo a tu corazón”. Cuando veo algo que me emociona siento una pulsión física para tomarlo y aplicarle mi filtro, mi identidad. Cada uno tenemos un poder para transformar las cosas y llevarlas a un terreno personal y genuino. Y eso acaba enlazando con la frase de Godard”.

Intentamos que la creadora guipuzcoana detalle sus gustos, los chispazos que le hacen crear o reinventar. Qué mira y asimila a través de esos dedos que encuadran en la fotografía de esta entrevista. “En esta vida todo te puede inspirar. Y tiene que ser así. Mi lista no puede ser más “cajón de sastre”: las películas de Kaurismaki, los “Lekeitios” de Mikel Laboa, el marmitako de mi aita, Louise Bourgoise, los veranos en Hondarribia, los vampiros. En el concierto que ofreceré mañana proyectaré primero en una pantalla el original que me ha influido y luego ira mi adaptación”. Si nos basamos en una de sus últimas aventuras capitalinas en este sentido, la realizada en el homenaje a Rafael Berrio, las expectativas siguen siendo excelentes.

Mursego fue una fascinante sorpresa en sus inicios por recuperar el folklore en aquellos conciertos llenos de atractivas mezclas apoyadas en unos cachivaches que ahora va dejando de lado (“el chelo y el looper siempre están a mi vera pero en este momento me interesa utilizar los movimientos y el potencial del cuerpo humano”). Sin ser una estricta en el tema, su estilo de trajear lo tradicional con nuevas vestimentas tiene cada vez más socios y socias -Maria Arnal, Rodrigo Cuevas-. “La música tradicional tiene algo puro que me seduce”. Una pasión que aparca los posibles egos para defender la bonanza de los contemporáneos. “Hay gente maravillosa en ese sentido. Lorena Álvarez le añade un toque chulo a sus temáticas. Tarta Relena recupera la tradición coral. Verde Prato me encanta. Los Hermanos Cubero integran muy bien el humor en sus apariciones. También me fascina Le Parody, quien recupera el orgullo de lo andaluz y lo árabe de forma electrónica”.

Unas actuaciones que estuvieron durante mucho tiempo apagadas por culpa de la pandemia. Una oscuridad que aterró a los creadores (“Tuve angustia por la incertidumbre, por no saber si iba a poder seguir viviendo de mis oficios”). Temores que se van alejando con citas como la de “Lapur(ari)ketak”, juego de palabras en euskera entre los términos “ejercicio” y “robo”. El recital de la Sala Club de Victoria Eugenia donostiarra será una de las pocas actuaciones propias previstas para estos meses. Pero la autora no ha perdido el tiempo. “He estado poniendo música en directo a un documental (“Respirar, Correr, Mirar” de Virginia García del Pino). He hecho también una relectura sonora del libro “ Yo veo / Tu significas” de Lucy Lippard y un concierto para bibliotecas con piezas basadas en textos de escritores vascos: Harkaitz Cano, Katixa Agirre, Itxaro Borda, Beñat Sarasola”.

Y el cine, siempre el cine. Tiene pendiente de estrenar en otoño su banda sonora para “Black Is Beltza II” de Fermín Muguruza, para quien solo tiene bellas palabras. Pero su trabajo con Aránzazu Calleja (en el film ‘Akelarre’) ya le ha traído premios como ese Premio Goya que Maite guarda en una balda con un vinilo de Lisabö, un CD de Atanas Akerstra y un avión de papel de su hijo Niko. Se le intuye cariño a la ubicación.

Calleja y Arroitajauregi se encuentran en estos momentos componiendo la BSO de la película ‘Irati’ dirigida por Paul Urkijo. “Estoy exhausta”, se sincera la eibartarra. ”Trabajando de domingo a domingo desde hace 4 meses en más de 50 piezas. El cine es una experiencia muy inmersiva y no tengo un minuto para dedicar a Mursego”. Momento de preguntarle por su siguiente trabajo en solitario. “Tengo una carpeta con bocetos e incluso alguna canción ya hecha, como la del ligoteo en la recogida de puerros. Espero poder grabarlo el año que viene. Quiero que participen en él un montón de colegas, hacer algo con mucho sentido colectivo”.

Ficha
Mursego: Lapur(ari)ketak
07 de junio
Sala Club del Teatro Victoria Eugenia (Donostia)
19:30 hr.
15€

Publicado en El Diario Vasco

Mikel Urdangarin, el viejo lobo de mar

El músico vizcaíno despide su gira en Donostia antes de embarcarse en un año con citas en el extranjero.

Repostar y partir. Sin tiempo ni para cambiar la pila del afinador. Esa es la idea de Mikel Urdangarin (Amorebieta, 1971). Cerrar la última etapa, la despedida, de su último CD ‘Izurdeen lekua’ en Donostia esta tarde y lanzarse a volar sobre los mares escénicos del mundo mientras prepara una obra orquestal.

Antes de la travesía toca decir adiós a las canciones inspiradas en su madre, fallecida hace tres años, que recoge su última grabación de estudio. “Izurdeen lekua” bebe de ese sitio único que es la muerte de una progenitora. Son más habituales las colecciones basadas en rupturas amorosas, pero esto es distinto. Las once melodías, once fotos, once recuerdos que salen de ese duelo tienen una emoción que llega a los oyentes por una autopista pocas veces transitada. “No sé si es la mayor inspiración”, nos cuenta Urdangarin, “Pero es una pérdida única en tu vida. He preferido alejarme del dolor y cantarle a la mujer que lo ha dado todo por nosotros. Mostrándole todo mi agradecimiento”

Un autor que siempre mira al mar. “Los de secano nos podemos dejar de admirarlo”. Desde el propio título del disco, ‘Izurdeen lekua’ (‘Lugar de los delfines’), hasta sus más recientes actividades y colaboraciones. Participó en el álbum solidario de Korrontzi y el barco de rescate Aita-Mari. Y acaba de llegar de un viaje marítimo Galicia – Getxo realizado con Unai Basurko. “Fue una buena desconexión. Quería probar cosas nuevas y me lancé a ello”.

Aunque para lanzarse, lo que viene en su agenda del 2022. La semana que viene arranca la gira “25 tour”, en referencia a los años que lleva sacando discos. “Estoy feliz por seguir haciendo lo que más me gusta. A veces es duro, pero siempre he sentido que es una suerte y casi un privilegio”. La primera parada será en Madrid. “Me estrené en el Libertad 8 en 1997 y desde entonces procuro bajar cada año a tocar”.

En sus previsiones está la de viajar a Nueva York (urbe en la que se desarrollaba el film “Zaharregia, txikiegia agian” en el que participaba Mikel), Edimburgo, Irlanda y la urbe japonesa de Okinawa que aparecía en la película “Margolariak” protagonizado por el cantante. “Hay que ser ambicioso. También como autor deseas presentar tus canciones en euskera en otros espacios”. Un año que también tendrá lujos más cercanos, como el de ese trabajo orquestal que está preparando el vizcaíno. “Bingen Mendizabal se encarga de la composición y está haciendo una labor increíble. Es una gozada ver cómo van cambiando unas piezas que se estrenarán el próximo verano en Bilbao”.

Publicado en El Diario Vasco

Jad Fair: 150 discos en un solo año

La pandemia agudiza el ingenio: Jad Fair ha publicado 2000 canciones en 2021.

El famoso libro Guiness de los Records cuenta con un apartado dedicado a la música en el que encontrarán hitos como los de Eninem (mayor número de palabras en una composición), Michael Jackson (su ‘Thriller’ vendió 130 millones de copias) y Katie Melua (concierto realizado bajo el agua a mayor profundidad).

El autor norteamericano Jad Fair (Michigan, EEUU, 1954) bien podría merecer una mención en ese anuario de grandes marcas: ha publicado 150 discos el año pasado. Tres unidades a la semana. Unas 2000 canciones en total. En doce meses. Lo tomen como lo tomen son números que aturden. Y ni siquiera es todo lo que ha hecho. “También he realizado un álbum con Samuel Locke Ward y casi he terminado el nuevo CD de mi banda Half Japanese, a editarse en Fire Records”, nos cuenta Fair a través del correo.

Mencionados Half Japanese, ubiquemos a este autor afincado en Austin: conocido por haber colaborado con lo más atractivo y emocionante del pop independiente (Yo La Tengo, Tenniscoats, Teenage Fanclub, The Pastels) y habiendo realizado LPs con el desaparecido Daniel Johnston (‘It´s Spooky’), su carrera en solitario se divide entre colecciones propias y trabajos con los citados “japoneses”.

Este norteamericano se levanta a las seis de la mañana y tras desayunar y cuidar a sus perros y caballos – vive en una granja a 15 minutos de la capital de Texas- se pone manos a la obra. Dentro de su cascada de proyectos habitual brotó el de elaborar este centenar de discos. “Pero al final me salieron 150”, dice como quien elabora pasteles en un horno. “Me han cancelado muchas actuaciones en los últimos meses por la pandemia. Fue bueno tener una válvula de escape como ésta, me ha ayudado a estar centrado”.

El contenido de estos álbumes es franco y directo, con gran peso de una lírica entonada de forma cercana. El resultado es más homogéneo y atractivo de lo que podría esperarse. Con piezas en las que el también guitarrista y batería ha empleado su propia voz para grabar los instrumentos. “Me gusta la espontaneidad de hacerlo así”. ¿Y las portadas de todas las publicaciones? Hechas en casa, cómo no. Fair es famoso por realizar diseños troquelados y recortados que expone y vende por el mundo.

Estos cientos de canciones elevan las cosas normales y diarias a la categoría de arte: desayunar magdalenas, el diablo, la vida, el amor, Frankestein, los paraguas o los zombies pocas veces habían contado con un fondo sonoro tan sincero y acogedor. El conjunto mantiene un tono de atractiva sencillez, confirmando que pocos mantienen esa frescura y vitalidad con 68 años. El “síndrome del folio en blanco” es, para este autor, una entelequia. “Normalmente trabajo en varias piezas a la vez. Si no tengo claro qué puedo añadir en un tema concreto pues lo aparco y paso a otro. Grabo las tomas muy deprisa, a veces improvisando las estrofas. Quiero que todo fluya de manera natural”.

Si desea escuchar esta inmensa colección de melodías no tiene más que escribir “jadfair1” en el buscador de la web bandcamp.com. “Esas ganancias por descargas han sido un buen impulso en este año tan fastidiado. Pero la cosa parece ir mejorando: después de la exposiciones de arte que tengo próximamente en varias ciudades de Norteamérica volveré a enchufar el micro en casa. Quien sabe, igual grabo 200 discos en este 2022”. No, no bromea.

La Vieja Escuela: el grupo burbuja

La banda donostiarra publica su primer disco 35 años después de su formación.

En la música siempre hay espacio para las sorpresas: un grupo que gana varios concursos pop-rock en 1984 saca su primer trabajo en el epílogo del 2021. Cierto es que en medio hubo parones voluntarios, conciertos ocasionales, proyectos musiqueros paralelos y esa vida diaria poco creativa que nos da de comer. Pero los miembros actuales de La Vieja Escuela -Javier Arrizabalaga y Patxi De Assas. Fede Roig no pudo asistir a la entrevista- decidieron hace un par de años, poco antes del COVID, plasmar en un vinilo las canciones de toda su carrera. “La pandemia nos ha venido bien”, nos cuenta la banda en la artística terraza donostiarra en la que nos hemos reunido. “Nadie podía salir de casa y nosotros íbamos a trabajar al estudio. Fue una vía de escape al confinamiento”.

Así se hizo, aireando y limitando el contacto, la obra que ahora publican bajo el título de “La cristalera”. Una recopilación de corte cronológico. “Si ves las fechas de los temas verás que los de la cara A pertenecen a los comienzos del grupo”. Si, son de esos que aún piensan en las dos caras de la moneda sonora. “Aquellas eran melodías más paisajísticas y atmosféricas. Las del reverso son más actuales, con unas letras cada vez más relevantes. Se ve la evolución a la hora de ordenarlas”. Damos fe. Las primeras son oscuras, góticas y vigorosas. En un estilo que, cosas de la velocidad de las modas, vuelve a estar de actualidad y que no desentonaría en un lanzamiento actual de los hijos de estos músicos, ya asentados en la veintena.

Xarma, un collage encantado

El próximo domingo la compañía Oreka TX estrena en Donostia su nueva obra “Xarma”. Un viaje cautivador con múltiples colaboradores que nos invitará a disfrutar de una idea atractiva y casi olvidada para algunos: No dejamos de jugar porque envejecemos, sino que envejecemos porque dejamos de jugar.

Así, marionetas gigantes, danza, acróbatas y malabares se unirán a la música realizada con juguetes e instrumentos tradicionales en un concierto distinto. Igor Otxoa, director del espectáculo, afirma que “en Xarma invitamos al espectador a transitar por atmósferas cautivadoras. Buscando que los adultos conecten con todo lo que evoca el juego. Jugar como actitud ante lo cotidiano, como mirada ante la vida, como referencia interna en nuestro día a día. Hasta nosotros nos hemos dejado llevar en este sentido, dando pasos hacia terrenos a los que no estábamos habituados. La idea final es que el asistente salga “encantado” del Kursaal”.

Los más pequeños tienen fresco aún ese concepto jovial, pero a los mayores nos vendrá bien desempolvar este tema con esta “obra realizada para todos los públicos. La edad mínima sería 5 años. Por debajo de esa marca es difícil que mantengan la atención y están sentados en una butaca más de una hora”. Bueno, algunos adultos también son de fácil despistar. Para ellos Otxoa también tiene respuesta: “Hemos trabajado para que todos los presentes encuentren elementos con los que disfrutar. Nuestra propuesta es un billete a la experimentación y la imaginación. Todo adulto ha sentido eso siendo niño“.

En lo sonoro Oreka TX siguen tan abiertos como siempre. “En “Xarma” encontraréis world music. La base de la banda siguen siendo los instrumentos de raíz como la txalaparta y la alboka. Pero el nuevo planteamiento musical y la utilización de materiales como la piedra y el bambú afinados en las txalapartas hace que desde la crítica especializada se catalogue nuestra música como folk, contemporánea o incluso vanguardista”.

El organizador destaca “el peso narrativo de Maika Etxekopar desde el canto y el trabajo teatral. Las bailarinas de Kukai Dantza le dan dimensión y movimiento al espectáculo. Los circos The Funes Troup y Berdinki traerán la sorpresa. Y yo queremos olvidar a los manipuladores de marionetas gigantes”. El equipo de 36 personas (dieciséis sobre las tablas, el resto detrás) propondrá una fantasía que nos adentrará en un mundo deslumbrante que, tras el corte de cinta donostiarra, se paseará por los principales teatros vascos y se expondrá lejos de nuestras fronteras.

Festival Fenomena: el pop y el rock más inquieto se acercan a Hondarribia

El dichoso COVID y sus restricciones. Un presupuesto que ha menguado. Algunos patrocinadores que han redirigido sus gastos a otras plazas. Sin poder poner esa barra de refrescos que, sobre todo en los festivales pequeños, sirve para cuadrar los gastos de un festival gratuito. Contra viento y marea los organizadores del festival Fenomena de Hondarribia nunca han pensado en claudicar.

Para nivelar la bolsa este año los promotores sacan camisetas que evocan portadas de discos famosos con guiños de actualidad, recuperando antiguas tradiciones como la de pedir una ayuda a los bares de la zona. El voluntarismo de estos “cuatro colegas que un día tomaron la decisión de montar un certamen al aire libre y diurno”, como nos cuenta Ernesto Villar, uno de sus organizadores, supera todas las desdichas. “Esta edición del 9 de octubre va a ser sin restricciones de aforo. La gente va a poder disfrutar por fin de un evento en condiciones”.

Los intérpretes elegidos para este 2021 viven en los cajones de grupos que están comenzando a despuntar. Bandas con cierto riesgo en sus propuestas y alejadas del circuito más conocido. Siempre moviéndose entre parajes pop y rock. “A mí me encanta el pop nostálgico de Adiós Amores, pero entiendo que es una propuesta nada rockera y ahí puede despistar. Los vizcaínos Vulk van a arrasar con su venenoso directo. Y el que no haya visto a Joseba Irazoki y sus “lagunak” va a poder presenciar a uno de los tótems del rock vasco actual. Joseba va a terminar siendo nuestro David Byrne y más vale lo cuidemos como patrimonio que es”.

No son las únicas joyas en este festival que arranca a las 13:30 y que se extenderá hasta medianoche en el puerto de la villa costera. El trío Chaqueta de Chandal defenderá su rock de teclados, las canciones sin límite de minutaje y el regusto a Leon Benavente o El Columpio Asesino que tiene su punk-progresivo. Los guipuzcoanos Noir Socha completarán la fiesta con espirales de electricidad guitarrera y rabiosas tensiones emocionales.

Publicado en El Diario Vasco

Jazzaldia 2020: citas con la calidad de las terrazas

Las terrazas del Kursaal se adaptan a los tiempos mientras anuncian música variada de gran calidad

“Siempre vamos a priorizar la seguridad, siguiendo el protocolo que para estos actos ha dispuesto el Gobierno Vasco”. Miguel Martín, director del Jazzaldia donostiarra, explica las particularidades que este año van a tener las actuaciones que se celebrarán en la zona trasera del Kursaal. La zona ha perdido un par de escenarios, el que pisaba directamente la playa y el que se situaba detrás del cubo grande. Los dos restantes tendrán un horario de cinco de la tarde a dos de la mañana, una capacidad para 250 personas y varios turnos de actuaciones en espacios alternos a las 17:30, 19:00, 21:00 y 23:00 horas. La estancia estará limitada a dos horas, aunque desde la organización confirman que no van a levantar a nadie de su asiento si ese plazo finaliza durante la ejecución de un concierto.

Así que mejor dejen para el año que viene el picoteo sonoro habitual de la Zurriola, ese paseo refrescante entre tablados que busca escuchar un poco de pop aquí y otro poco de jazz allá. “Este año no toca. Es solo un año”, como dijo Fernando Simón sobre las apelotonadas celebraciones futboleras. El director del certamen detalla que “la gente no podrá acceder libremente a las terrazas. Llegará a uno de los dos puntos de acceso con los que contará cada zona, donde se topará con una recepción. El personal le dirigirá a una mesa libre, y los camareros pasarán a tomar nota. No se podrá abandonar las sillas para ir a pedir algo”. De la alimentación se encargarán dos empresas especializadas: EcoTalo ofrecerá las habituales tortas de maiz y Basque Truck venderá hamburguesas y derivados de calidad.

El hecho que el acceso a las terrazas conlleve una consumición obligatoria se presenta como un elemento de control de los aforos. “Entendimos que la música en directo podía tener el efecto llamada y que la gente podía acumularse en los alrededores. Desechada la opción de acceder con invitación, pensamos que el formato actual era el más justo y adecuado. Con la obligatoriedad de la consumición buscamos evitar esos problemas que se puedan dar en el exterior, los cuales también son de alguna manera responsabilidad nuestra”.

En lo musical los grupos se han adaptado para limitar las ganas de los espectadores de levantarse y bailar. Con un cartel repleto de formaciones locales y cercanas, en la plancha sobresale la aparición de dos norteamericanos afincados en España: Randy Greer y Sean Clapis. El primero llega en formato trío para ofrecer un apacible swing de gran calado vocal. Clapis vendrá acompañado del contrabajista Javier Moreno para convertir el espacio en un club de gran solera.

En la vertiente más “jazzy” de estos escenarios disfrutaremos del Jaso-Gimenez-Escrich Trío y su idea de fusionar el acordeón con el jazz más etéreo y sugerente. Connection Trío revisará los clásicos y apuntará temas propios bajo el formato de trombón, piano y contrabajo. En la banda Around Midnight y sus aires improvisadores despunta el joven saxofonista vitoriano con el nombre más certero de todo el certamen: Eolo Andino.

Sara Mansilla alternará melodías de su primer álbum con estándares clásicos del jazz. Los Juanes, miembros también del combo de Sara Mansilla, acercarán su ecléctica música inspirada en Michael Brecker y el folklore latinoamericano. Y el trío Les Fous, nuestros particulares Manhattan Transfer, mostrarán su dinámico estilo a capela con el acompañamiento del piano y la percusión acústica.

En el lado popero del Jazzaldia playero destacan varias autoras. Sara Zozaya llega con nuevo disco bajo el brazo. “(I)” es su trabajo más onírico, calmado y oscuro en sonidos, atractivo en el empaste y los juegos vocales. Idoia Asurmendi ofrecerá la frescura juvenil de unas canciones que viajan entre el soul y el pop placentero. Matilda, con Maria Amolategi a la voz principal, es un dúo guipuzcoano que viaja entre el folk que se toca en El Retiro madrileño, el pop de 10,000 Maniacs y el jazz más contagioso.

Nos queda lo más impactante, las actuaciones ajustadas– recuerden, todas se realizan sin batería y en formato reducido- de Lemy River (pop con toques de electrónica y sicodelia) e Indian Feathers (indie-punk). No olviden que un buen número de estas formaciones ofrecerán varios pases a lo largo de la semana en esta zona trasera del Kursaal. Hagan coincidir el programa de actividades con su agenda particular para así disfrutar de esta reajustada versión de las terrazas del Jazzaldia, una propuesta (a)sentada en la calidad.

Publicado en El Diario Vasco

Entrevista completa a Fino Oyonarte

Hace unas semanas tuve la suerte de poder entrevistar a Fino Oyonarte, lo cual salió bien plasmado en El Diario Vasco con motivo de su concierto en Arrasate. Pero siempre es una faena recortar respuestas de este hombre, que en cada oración deja una frase con sentido y profundidad.

Así que ahora recupero la entrevista completa, dado que Oyonarte vuelve a Donostia (2 de noviembre, Dabadaba). Vamos pues con el «writer´s cut»


 

Las críticas que está recibiendo este debut son acordes a su calidad. Intuyo que nada de esto esperaba cuando esbozaba las canciones con la guitarra acústica…

 Pues muchas gracias. Estoy contento con el resultado y contento de haber conseguido hacer lo que llevaba mucho tiempo deseando. Parece que esta teniendo buena acogida – a pesar de ser un disco tan inusual para los tiempos que corren – y eso a nadie le desagrada. Cuando empecé a trabajar las canciones, a componer, a escribir… no pensaba en nada de eso, aunque algún día se me podía pasar por la cabeza cómo serían recibidas, si gustarían o no. Creo que nos pasa en general a todo aquel que hace un trabajo artístico; tienes la incertidumbre de cómo será recibido.

En aquellos momentos tenía la cabeza bastante ocupada con intentar escribir, en encontrar algo que contar que me convenciera. Hay días que las canciones me parecían buenísimas y otros no tanto, pero cuando las grabé sentí que era el disco que quería hacer.

Un disco que nace, o se lanza a plasmarse, después de un buen susto de salud.

Llevaba tiempo queriendo hacer algo diferente pero sí: tras superar un infarto, esa misma noche mientras pensaba en la suerte que había tenido, escribí algunos deseos en un pequeño cuaderno: «quiero vivir y voy a hacer todo lo posible para ponerme bien y voy a escribir canciones para un disco en solitario, voy a hacer lo que de verdad quiero». Era como una deuda pendiente que tenía conmigo mismo y había llegado el momento de llevarlo a cabo. Necesitaba hacer algo propio, encontrar mi voz.

¿El tipo de canciones que salen después de un momento así tienden a ser más íntimas, acústicas o relajadas, con ese aire folk como el que cuenta “Sueños y tormentas”?

 A mi me han salido así, como las describes, pero no creo que tenga que estar relacionado un problema de salud con hacer canciones más o menos acústicas o tranquilas. A otro le puede dar por hacer un disco punk porque es su forma de expresarse y está hasta los cojones de ver que el mundo es una mierda. Fue más la necesidad que tenía de expresarme a mi manera, que el efecto por haber tenido un problema de salud; eso solo fue el detonante.

Sí es verdad que tras el episodio llevaba una vida muy tranquila pero cuando me puse a trabajar; a repasar notas, bocetos, demos y alguna maqueta que tenía grabada no iba buscando algo acústico mas bien algo que me gustara, independientemente de la forma. Prácticamente empecé de cero menos una pequeña demo que tenía grabada con acústica desde hacía un tiempo y al tocarla con el piano se convirtió en «Estos años», que es la canción menos acústica del disco. 

 Quizás a los oyentes nos haga falta esa calma que pide usted para escuchar su debut, esa calma para disfrutar de las canciones. ¿Tenía claro que debía ser un disco breve?

 Antes no paraba. Ahora he descubierto que es necesario y estimulante parar, respirar, meditar, y no pensar en nada. A veces nos creemos que nuestro mundo no gira si nos paramos. Todo va a tanta velocidad que casi no nos da tiempo a disfrutar de momentos tranquilos por ejemplo escuchando un disco.

Este disco necesita esa atención. Esta claro que no es un disco festivo, para saltar, pero si contiene reflexiones, imágenes y paisajes sobre la vida en estos tiempos que vivimos con un tono más reposado. Y si, quería que fuera un disco que no pasara de 40 minutos, como los álbumes de finales de los 60 y principio de los 70.