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Juan Luis Etxeberria Entradas

The Pains Of Being Pure At Heart: Amor Indie

La banda norteamericana presenta su futuro disco, “Belong”, en un ambiente recogido. El ideal para sus composiciones poperas y juguetonas.

‘Fue alucinante. Un concierto en la playa ante miles de personas, bebiendo unos kalimotxos. Quizás haya autores habituados a estas cosas, caso de ese Bruce Springsteen que parece ser un habitual de vuestra capital. Pero nosotros estamos más acostumbrados a las salas pequeñas’.

Kip, el cantante de The Pains Of Being Pure at Heart , recuerda su concierto en el pasado Jazzaldia donostiarra con la misma alegría que la que dejó en nuestros tímpanos. La banda retorna ahora, en su tercera parada vasca, a la sala Gazteszena de Donostia. Presentarán las canciones de su futuro disco “Belong”.

Los seguidores han pegado un brinco al ver los productores que firman dicho CD -Flood (Depeche Mode, U2, The Killers) y el estilísticamente más cercano Alan Moulder (Ride, My Bloody Valentine)-. ‘Podéis dormir tranquilos. Hemos hecho el disco que queríamos hacer. Ha sido una oportunidad única, para gente de una discográfica tan pequeña como nuestra “Slumberland”, tener la posibilidad de trabajar con estos señores. No son tiranos ni gente endiosada. Son amantes de la música, como nosotros, y por ese lado nos hemos entendido a la perfección’.

El resultado, si no se filtra antes (‘entiendo el deseo de conseguir todo gratis, pero animamos a la gente a que compre los discos de sellos unipersonales que se rigen por el afecto a la música’), se publicará en marzo del2011 y será ‘poderoso y emocionalmente evocador. Ahora todo gira alrededor de la inmediatez. Nos enfrentamos a la vida, no reflejamos el pasado. Letras más vivas, sonidos menos perezosos y nostálgicos. Todo más seco y directo’.

“Heart in the Heartbreak”, el single que ya circula por internet, parece ser un buen ejemplo de los pasos futuros. Con sones más cristalinos, ‘más pensados’ según sus propias palabras, el tema sigue mostrando a los neoyorquinos como abanderados del pop saltarín y guitarrero. ‘Hemos endurecido las partes más duras y suavizado las blandas. Como las bandas que nos gustaban en nuestra pubertad: Nirvana, Smashing Pumpkins, Weezer, The Pixies. Todas ofrecían un amplio rango de sonidos, sin decantarse directamente por uno de los lados’.

Lobo Eléctrico: Magia rockera

Una de las mejores bandas guipuzcoanas en concierto anda estos días presentando su nuevo disco ‘Artefactos mágicos’, una mezcla de impacto, glamour y guitarreo mitológico.

Pocas formaciones, locales o foráneas, tienen la virtud de hipnotizar a los asistentes que acuden por primera vez a uno de sus shows. Lobo Eléctrico es una de ellas. Presenciar una de sus actuaciones es quedar extasiado. Todo lo que su ‘Noche de esperma negro’ (como titulan sus citas) te lo permita, claro.

El grupo guipuzcoano presenta disco nuevo tras pasarse los últimos seis años girando como una peonza por mil y un escenarios, entre los que hay que incluir espacios en Europa y Japón.

El autoeditado ‘Artefactos mágicos’ limpia y da esplendor a esa elegancia actuante que une las furias de The Cult con el ‘glam’ más provocativo. Y con un videoclip de presentación absolutamente alucinante, realizado dibujo a dibujo por Aritz Moreno. Comenzamos preguntándoles sobre esa cuestión.

– El vídeo para este disco muestra un gran esfuerzo visual de 7 meses de trabajo.
– Es nuestro primer video oficial. Nos enteramos que a Aritz le gustaba Lobo Eléctrico y eso era algo importante para querer trabajar con él. Le propusimos la idea y aceptó gustoso. Pusimos a su disposición algunas de las canciones que habíamos grabado en el local para que eligiera la que más le ponía y se quedó con ‘Mutante’.

– ¿De dónde nace esa idea de perfilar los fotogramas?
– Tuvo libertad total para hacerlo a su manera. Originalmente la idea era algo más compleja y requería la participación de un mayor equipo de gente. Un presupuesto al que no podíamos hacer frente. Llegados a este punto, Aritz decidió seguir adelante y realizar el trabajo él solo. Siempre estaremos en deuda. Él y su criatura nos han enamorado.

– ¿Por qué consideráis a este disco casi vuestro debut? Anda que no lleváis guitarrazos en las muñecas…
– Es el primer disco largo que grabamos con la actual formación. Necesitábamos ver cómo nos sentíamos como grupo en ese peculiar entorno. Aunque llevamos mucho tiempo juntos, creemos que seguimos manteniendo ese espíritu de debutantes. Al fin y al cabo, nunca nos enfrentamos a la misma situación, por muy expertos que nos creamos, y eso es lo que hace que todo esto sea divertido y no se convierta en rutinario.

– Seis años para grabar el disco, ¿no es mucho tiempo?
– En realidad, han sido dos años de gestación. Por que en esos seis años no hemos dejado de tocar aquí y allá. Siempre hemos sido un grupo que ha buscado el directo, las «noches de esperma negro», y hemos acudido a la llamada siempre que hemos podido. En ese periodo, nuestro batería Guanche también ha estado tocando y grabando con otras formaciones y esto ha hecho más difícil tomarnos el tiempo necesario para crear el «artefacto mágico».

The Drums: Nadie lava más blanco

El Humilde fotero del pánico
Autor: El Humilde fotero del pánico

Mil grupos nuevos al mes, enterrando a los del semestre pasado y encumbrando a los del año que viene. Cada uno con su single y su book de fotos. Una agenda de eventos diseñada por un ubicuo de economía asentada. La máquinaria musico-promocional, esa que cambió ‘venta de discos’ por ‘venta de imágenes en vivo’, viaja pasada de revoluciones.

El último de sus exitosos ejemplos (agotó el taquillaje) aterrizó el pasado martes en la sala Gazteszena de Donostia. The Drums y sus colegas teloneros movieron sofás y agendas personales, haciendo que buena parte de los asistentes descubriera la deliciosa sala el día de su concierto.

Noveles y perros viejos conformaron una audiencia que espero no sea un fiel retrato de la actualidad. Un ejemplo. Cuando la banda principal acabó su tema más famoso, el silbado ‘Let´s Go Surfing’, la respuesta fue más bien gélida.

Quizás pensaban estar asistiendo a un estreno del Zinemaldia. No andaban desencaminados. Las actuaciones de los Drums parecen DVDs en directo. Si eso es bueno o malo lo dejo en manos del lector, yo solo busco hacer un retrato: Una imagen perfecta y un sonido tan contenido y filtrado que parece un playback. Increíble lo de la voz principal, sonando exactamente igual que en el disco.

También cuentan con unas canciones a las que, por todo lo anterior y un poquito de flojera compositiva, cuesta un horror engancharse. Es todo tan pulcro y tan limpio que parece casi falso. Bueno, puede que en el fondo formen parte de otro mercado más masivo y distraído. El mismo que agotará taquillaje en la visita de la siguiente banda del momento.

Antes del cuarteto norteamericano hubo tiempo para otras dos bandas: Two Wounded Birds parecían directamente sacados de una revista de moda, y practicaron un surf-pop-punk aún en fase embrionaria. Normal si tenemos en cuenta que solo tienen un single. Y mejor obviamos la presencia de Patrick Cleandenim, una especie de enterrador vestido con un sombrero de Tio Pepe que pasaría algunas rondas en el concurso de imitadores de Marc Almond.

Laetitia Sadier, Mice Parade: Bien, pero menos

El Humilde Fotero del PánicoComo en aquellas cenas románticas patosas, los perfectos preparativos acabaron a zurdas.

De los tres cubiertos que proponía el menú musical de Gazteszena, el entrante acabo siendo lo más disfrutado. El primer plato fue bastante flojeras y la fiesta final engañó a la vista pero no al gusto.

La noruega Silje Nes, sin ser nada del otro mundo, batió al resto de contendientes con mucha sencillez folkie y gran belleza corpórea y creativa. Su oferta global fue enamoradiza y cándida, digna y recogida. Más que de habitación, aquello era pop de zulo, estilo que trabajan a las mil maravillas por el Mar del Norte.

Más ganas había de Laetitia Sadier, la ex vocalista de Stereolab. Y por eso fue más dura la caída. Con una guitarra literalmente del revés (diestra pero tocada con la izquierda, sin cambiar la disposición de las cuerdas), nos acordamos en demasía de los aciertos de su antigua banda eléctrica. No fue una cita horrorosa, pero por más que besábamos la rana ésta no se convertía en príncipe. Sólo el arranque y el final de su corta actuación fueron dignos del aplauso sincero.

La noche se cerró con unos Mice Parade que tocaban tan bien, de manera tan pulcra, que parecíamos estar asistiendo a la grabación de algún DVD de enseñanza musical. Ya saben, ejecutaban de maravilla mil palos distintos: Cumbia, el Santana más onanista, pop, rock, new age, flamenco, post rock.

Exceptuando la soberbia actuación del batería Doug Scharin, el resto de profes mostraron sus votos para ser carne de escenario paralelo en el próximo Jazzaldia donostiarra, más por apertura de miras y capacidad de entretenimiento que por calidad -de eso iban sobrados-. En disco, eso sí, suenan mucho más certeros.

Correos: Pop agresivo.

El trío donostiarra presenta en su ciudad su primer disco, un trabajo rockero y pegadizo.

Autor: El Humilde Fotero del PánicoSu mezcla de pop nacional y británico convenció al jurado del Concurso Pop Rock Ciudad De San Sebastián del 2009, obteniendo el primer premio en dicho certamen. Y llegó la hora del salto hacia delante. Se titula “No es lo que parece”, y contiene 11 canciones – versión de Bob Dylan incluida- que suenan con un sonido más roquero que el de sus inicios.

Grabado en los estudios de Iker Piedrafita (Dikers) de Iruña. Con la troupe de Barricada echando un cable. Un vídeoclip, el de “Cientos y cientos”, repleto de zombies. En palabras de la banda, ‘es divertido y nada típico. No nos gusta generar indiferencia. Preferimos que nos aborrezcas a que digas simplemente que “está bien”‘. Y una empresa pública postal que, en lugar de demandarles por usar su nombre, les echa un cable en la promo. ‘Nos han sacado en su revista, les estamos muy agradecidos‘.

¿Qué pasó? Erais un grupo popero.

Lo seguimos siendo. Pero nuestra fórmula siempre ha incluido bases machaconas y guitarras con pegada. Nos dimos cuenta de que necesitábamos mas agresividad en el estudio para plasmar lo que uno ve cuando asiste a un concierto de Correos.

Así que en el fondo, “Sí es lo que parece”.

Los discos se graban para poder actuar. Si hay que sacrificar parte de ese“espiritu pop”, pues adelante.

Dicen las malas lenguas que el estudio de Piedrafita embrutece el sonido.

(Risas) Tendemos a dejarnos llevar por la intuición porque es lo más valioso que tenemos. Si con Iker las cosas circulan de cierta manera, hay que dejarlas fluir.

¿Cómo fue la grabación?

Es un disco grabado y mezclado en una semana. Un trabajo limpio y rápido. Iker ha aportado muchísimo en cuanto a sonido y guitarras.

Con ilustres colaboradores, como El Drogas…

Enrique es un tío grande, nos ha hecho una colaboración espectacular. Alfredo de Barricada nos dejo sus guitarras y sus maravillosos amplis Bogner hechos a mano.

Y letras oscuras.

Simbólicas, un collage freudiano mas que un cuadro cubista de Braque. Son importantes porque creemos que, en parte, son lo que marca la diferencia entre nosotros y los cientos de grupos de nuestra onda.

Seguís repartiéndoos entre distintas ciudades

Cada concierto lo preparamos dos días antes y cuando nos reunimos para ensayar lo que hacemos es componer, que es lo que nos divierte.

¿Y esa portada a lo San Juan Bautista?

Es una mesa en la que nuestras cabezas son el alimento. Cuando sacas un disco, de alguna manera pasas a ser pasto de la crítica y nosotros estamos dispuestos a que nos devoren desde el principio.

Donostikluba: Bellas almas en pena

Deliciosa noche la del viernes en la capital guipuzcoana. En lo climático, con ese torbellino de aire sureño que volvió a permitirnos las chancletas. Y en lo musical, con un plantel acústico inigualable en el que dominaron los sonidos acústicos e íntimos.

El donostiarra The Indio, en su tercera aparición en público, subió al tablado nervioso pero muy centrado en lo musical. Canciones folk (el estilo que predominaría durante toda la noche con internadas en el pop más personal) que a veces nos llevaban de la mano hacia el sufrimiento lírico de Bonnie Prince Billy.

Pudo fallar algún arpegio, algún golpeo, quién sabe si un acorde o entonación. Pero no dejaremos de aplaudir esta vertiente del festival Donostikluba, la que permite a los cachorros de nuestra Zubieta melódica debutar en el Anoeta escénico. Y más si son tan interesantes como este indio. Porque, en pocos años y con paciencia, puede que sea nuestro Damien Jurado, el siguiente en la lista de actuaciones del pasado viernes.

Llegaba el norteamericano Jurado sin más compañía que su guitarra acústica y dos micros, uno normal y el otro bien elevado de reverberación, con esas pintas de redneck del Tea Party y un último disco excelente en composiciones y arreglos. Detalles que solo echamos en falta en la soberbia ‘Cloudy Shoes’. El resto de la velada fue un alma en pena abierta a un auditorio que supo mantener el respeto y el silencio ante canciones que bebían de las directrices de Neil Young y toda la escuela que surgió a partir de Bob Dylan.

Cerraba la noche el españolizado Josh Rouse y sus colegas acústicos, uno al contrabajo y el otro socio gafapasta a la guitarra de apoyo. Una especie de jazz band callejera dedicada al pop de interiores. Mentiría si no dijera que en más de un pasaje nos recordó a Gordon Kano y sus Violent Femmes en estado de gracia absoluta, cercano y emocionante, dulce y paralelo a nuestros biorritmos.

Su castellano -vive en Valencia desde su último enamoramiento- superó las previsiones iniciales y dignificó las incursiones que otros compatriotas han realizado en nuestra lengua. Cerró con un bis de gran belleza sonora realizado a pie de escenario y sin apoyo eléctrico. Más de uno tuvo ganas de abrazarle para darle las gracias por sus canciones y su interpretación.

Donostikluba: Pop prêt a porter

¿Así que la modernidad era esto?», se preguntaba un asistente joven y canalla tras el concierto de Single en la sala Gazteszena, entre sonrisas más o menos abiertas del resto del corrillo. Entendía la razón de ser de la frase, aunque mentalmente puntualicé algunas de las aristas del enunciado.

El grupo de Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin, donostiarras, miembros de aquellos Le Mans, nunca ha vendido humo de ‘arte y ensayo’. Sus composiciones en los 90 han sido algunas de las joyas que con más orgullo paseábamos entre los Erasmus.

Ahora, con el nombre de soltera, todas las músicas del mundo se han metido en una thermomix dando como resultado una fiesta que, si bien en disco sigue sonando única, en directo llega a tocar con las yemas de los dedos el concepto de ‘performance’. Y no es por la peluca beatle de Errazkin. Ni por los 4 trajes de pop pret-a-porter que Teresa saca durante el concierto. Eso sería demasiado fácil y gratuito. Y en Single nada lo es, aunque a veces pueda parecerlo.

Con un arranque y un final perfectos, es en la zona media de la velada cuando la cosa se pone más delicada. Defendiendo ‘Monólogo Interior’, su último disco. Con esos pregrabados ‘vintage’ que rehuyen de la fiesta de los detalles que son sus discos. O las versiones (mejor la progresiva ‘Vamos a casarnos’ de Hidrogenesse que la de Lucia Bosé o el ‘Gracias a la vida’ de Parra).

Sobre todas las tachuelas emerge Teresa. Inmensa, muy segura en todos sus pasos, cercana y simpática. Una voz que puede presumir de dicción y elegancia. Y entonces se te olvida el karaoke lo-fi de algunos pasajes y te entregas a temas como ‘Tu perrito librepensador’, ‘Todo cambia en un instante’ o la soberbia ‘Posponías’.

Quién sabe. Quizás mi amor por el pop que tanto han dignificado hace que pestañee en demasía en algunos pasajes abiertos. Pero nada especialmente denunciable, vamos.

Damien Jurado: Lo simple siempre es mejor

El norteamericano presenta su último CD en el festival Donostikluba, evento que finaliza estos días con relevantes actuaciones indies.

El último disco de Damien Jurado lleva meses entre mis “adicciones confesables”. El compositor de Seattle ha conseguido con “Saint Bartlett” la sublimación del pop-folk actual, esa categoría con tantas perlas en los estantes de discos. ‘Vivo en una región inmensa con sitios muy distintos e inspiradores. Mira por ejemplo a Sufjan Stevens y sus trabajos dedicados a un Estado concreto’, nos confirma el autor vía mail.

Josh Rouse, su compañero de cartel esta noche, podría haber sido hace unos años punta de lanza de esa etiqueta musiquera, la cual fue abandonando más por las querencias “spanglish” adquiridas en su residencia alicantina que por la elegancia de sus canciones. Dicho de otra manera, Rouse hace tiempo que no entrega emociones tan íntimas, emotivas y completas como “Cloudy Shoes”, “Throwing your voice”, “With Lighting in your hands” o “Rachel &Cali”, algunas de las joyas del último CD de Jurado.