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Mes: noviembre 2010

Lori Meyers: Esperando al destino

La banda granadina presenta en Donostia las canciones de su último disco, un giro hacia el pop nacional y trascendente.

Etiquetados durante años con el orgulloso emblema de “mezcla entre Los Planetas y el pop salvaje y melódico de los 60”, la banda andaluza perdió algún miembro en el camino (¿el que se encargaba de defender las voces a lo Beach Boys en los discos y conciertos?) a la hora de entregar su último CD, “Cuando el Destino nos alcance”.

Un álbum que el plumilla ve muy cercano a las transcendencias de Standstill y resto de bandas nacionales de indie profundo, ‘Las letras son más maduras. Los temas actuales nos importan y nos preocupan. Este disco habla de nuestro día a día. Supongo que es por ello por lo que podemos «cantarlo a la cara» de una forma llana e identificativa’.

El giro musical sigue las vías del soul (palpable en composiciones como “Corazón elocuente” o “Condicional hipotética”) y su capacidad de hacer vibrar al oyente, las composiciones de Raphael (“Castillos de Naipes”) o los inmensos Solera (“Enhorabuena, eres el que tiene más”).

La banda pone ojos extraños a mi apreciación. ‘No pensamos que las canciones suenen a algo que no sea Lori Meyers. La esencia del grupo perdura y no le veo ningún parecido con Raphael. De aquella época seguimos escuchando mucha música: Los Brincos, Los Módulos, Los Angeles, Sirex. Actualmente nos encantan artistas como James Yuill, Miike Snow o Broken Bells’.

The Pains Of Being Pure At Heart: Un resultado injusto

Intépretes: Dotore, The Pains Of Being Pure At Heart. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Día: 21 Noviembre 2010. Asistencia: Unas 150 personas.

Será por el fútbol. Porque era domingo, y ya estamos con el síndrome de la semana laboral. Quizás porque algunos de los intérpretes estuvieron gratis – al precio de la entrada me refiero- en el último Jazzaldia donostiarra. O porque el ticket ahora costaba 20 euros. Puede que fuera porque llovía sin parar y daba coraje ir al barrio de Egia. O porque la abuela fuma (hasta el 2 de enero, claro, que luego no saldrá fuera porque hace frío). Pero la asistencia al concierto del pasado domingo fue un poco impropia de una urbe supuestamente inquieta.

Bueno, “el fútbol es así” y “el público es el que paga y siempre tiene la razón”, pero en el fondo la gente se pierde conciertos impepinables de principio a fin. Con unos donostiarras, Dotore, haciendo música tan emocional como pasional. O esos The Pains Of Being Pure At Heart amantes de las bebidas locales – kalimotxo, para más señas- y el pop independiente de los 80-90 del siglo pasado.

Y no pudo haber telonero mejor que Dotore, que edita sus discos en la cariñosa disquera donostiarra Cosas Primo (punto com). En un delicioso formato trío de guitarra, chelo y batería, la banda capitaneada por el guipuzcoano Pablo Martínez se abriga en el folk eterno y hogareño. Ese que se toca con afinaciones paralelas y vive en la melena de Nick Drake. El mismo que sabe mantener la tensión baja entre susurros, arpegios y ritmos de batería moderados en el golpeo. Un pop tan íntimo, tierno y familiar que se torna invitado de cama o se le pone tenedor y cuchara a la hora de servir la mesa.

The Pains Of Being Pure At Heart: Amor Indie

La banda norteamericana presenta su futuro disco, “Belong”, en un ambiente recogido. El ideal para sus composiciones poperas y juguetonas.

‘Fue alucinante. Un concierto en la playa ante miles de personas, bebiendo unos kalimotxos. Quizás haya autores habituados a estas cosas, caso de ese Bruce Springsteen que parece ser un habitual de vuestra capital. Pero nosotros estamos más acostumbrados a las salas pequeñas’.

Kip, el cantante de The Pains Of Being Pure at Heart , recuerda su concierto en el pasado Jazzaldia donostiarra con la misma alegría que la que dejó en nuestros tímpanos. La banda retorna ahora, en su tercera parada vasca, a la sala Gazteszena de Donostia. Presentarán las canciones de su futuro disco “Belong”.

Los seguidores han pegado un brinco al ver los productores que firman dicho CD -Flood (Depeche Mode, U2, The Killers) y el estilísticamente más cercano Alan Moulder (Ride, My Bloody Valentine)-. ‘Podéis dormir tranquilos. Hemos hecho el disco que queríamos hacer. Ha sido una oportunidad única, para gente de una discográfica tan pequeña como nuestra “Slumberland”, tener la posibilidad de trabajar con estos señores. No son tiranos ni gente endiosada. Son amantes de la música, como nosotros, y por ese lado nos hemos entendido a la perfección’.

El resultado, si no se filtra antes (‘entiendo el deseo de conseguir todo gratis, pero animamos a la gente a que compre los discos de sellos unipersonales que se rigen por el afecto a la música’), se publicará en marzo del2011 y será ‘poderoso y emocionalmente evocador. Ahora todo gira alrededor de la inmediatez. Nos enfrentamos a la vida, no reflejamos el pasado. Letras más vivas, sonidos menos perezosos y nostálgicos. Todo más seco y directo’.

“Heart in the Heartbreak”, el single que ya circula por internet, parece ser un buen ejemplo de los pasos futuros. Con sones más cristalinos, ‘más pensados’ según sus propias palabras, el tema sigue mostrando a los neoyorquinos como abanderados del pop saltarín y guitarrero. ‘Hemos endurecido las partes más duras y suavizado las blandas. Como las bandas que nos gustaban en nuestra pubertad: Nirvana, Smashing Pumpkins, Weezer, The Pixies. Todas ofrecían un amplio rango de sonidos, sin decantarse directamente por uno de los lados’.

Lobo Eléctrico: Magia rockera

Una de las mejores bandas guipuzcoanas en concierto anda estos días presentando su nuevo disco ‘Artefactos mágicos’, una mezcla de impacto, glamour y guitarreo mitológico.

Pocas formaciones, locales o foráneas, tienen la virtud de hipnotizar a los asistentes que acuden por primera vez a uno de sus shows. Lobo Eléctrico es una de ellas. Presenciar una de sus actuaciones es quedar extasiado. Todo lo que su ‘Noche de esperma negro’ (como titulan sus citas) te lo permita, claro.

El grupo guipuzcoano presenta disco nuevo tras pasarse los últimos seis años girando como una peonza por mil y un escenarios, entre los que hay que incluir espacios en Europa y Japón.

El autoeditado ‘Artefactos mágicos’ limpia y da esplendor a esa elegancia actuante que une las furias de The Cult con el ‘glam’ más provocativo. Y con un videoclip de presentación absolutamente alucinante, realizado dibujo a dibujo por Aritz Moreno. Comenzamos preguntándoles sobre esa cuestión.

– El vídeo para este disco muestra un gran esfuerzo visual de 7 meses de trabajo.
– Es nuestro primer video oficial. Nos enteramos que a Aritz le gustaba Lobo Eléctrico y eso era algo importante para querer trabajar con él. Le propusimos la idea y aceptó gustoso. Pusimos a su disposición algunas de las canciones que habíamos grabado en el local para que eligiera la que más le ponía y se quedó con ‘Mutante’.

– ¿De dónde nace esa idea de perfilar los fotogramas?
– Tuvo libertad total para hacerlo a su manera. Originalmente la idea era algo más compleja y requería la participación de un mayor equipo de gente. Un presupuesto al que no podíamos hacer frente. Llegados a este punto, Aritz decidió seguir adelante y realizar el trabajo él solo. Siempre estaremos en deuda. Él y su criatura nos han enamorado.

– ¿Por qué consideráis a este disco casi vuestro debut? Anda que no lleváis guitarrazos en las muñecas…
– Es el primer disco largo que grabamos con la actual formación. Necesitábamos ver cómo nos sentíamos como grupo en ese peculiar entorno. Aunque llevamos mucho tiempo juntos, creemos que seguimos manteniendo ese espíritu de debutantes. Al fin y al cabo, nunca nos enfrentamos a la misma situación, por muy expertos que nos creamos, y eso es lo que hace que todo esto sea divertido y no se convierta en rutinario.

– Seis años para grabar el disco, ¿no es mucho tiempo?
– En realidad, han sido dos años de gestación. Por que en esos seis años no hemos dejado de tocar aquí y allá. Siempre hemos sido un grupo que ha buscado el directo, las «noches de esperma negro», y hemos acudido a la llamada siempre que hemos podido. En ese periodo, nuestro batería Guanche también ha estado tocando y grabando con otras formaciones y esto ha hecho más difícil tomarnos el tiempo necesario para crear el «artefacto mágico».

The Drums: Nadie lava más blanco

El Humilde fotero del pánico
Autor: El Humilde fotero del pánico

Mil grupos nuevos al mes, enterrando a los del semestre pasado y encumbrando a los del año que viene. Cada uno con su single y su book de fotos. Una agenda de eventos diseñada por un ubicuo de economía asentada. La máquinaria musico-promocional, esa que cambió ‘venta de discos’ por ‘venta de imágenes en vivo’, viaja pasada de revoluciones.

El último de sus exitosos ejemplos (agotó el taquillaje) aterrizó el pasado martes en la sala Gazteszena de Donostia. The Drums y sus colegas teloneros movieron sofás y agendas personales, haciendo que buena parte de los asistentes descubriera la deliciosa sala el día de su concierto.

Noveles y perros viejos conformaron una audiencia que espero no sea un fiel retrato de la actualidad. Un ejemplo. Cuando la banda principal acabó su tema más famoso, el silbado ‘Let´s Go Surfing’, la respuesta fue más bien gélida.

Quizás pensaban estar asistiendo a un estreno del Zinemaldia. No andaban desencaminados. Las actuaciones de los Drums parecen DVDs en directo. Si eso es bueno o malo lo dejo en manos del lector, yo solo busco hacer un retrato: Una imagen perfecta y un sonido tan contenido y filtrado que parece un playback. Increíble lo de la voz principal, sonando exactamente igual que en el disco.

También cuentan con unas canciones a las que, por todo lo anterior y un poquito de flojera compositiva, cuesta un horror engancharse. Es todo tan pulcro y tan limpio que parece casi falso. Bueno, puede que en el fondo formen parte de otro mercado más masivo y distraído. El mismo que agotará taquillaje en la visita de la siguiente banda del momento.

Antes del cuarteto norteamericano hubo tiempo para otras dos bandas: Two Wounded Birds parecían directamente sacados de una revista de moda, y practicaron un surf-pop-punk aún en fase embrionaria. Normal si tenemos en cuenta que solo tienen un single. Y mejor obviamos la presencia de Patrick Cleandenim, una especie de enterrador vestido con un sombrero de Tio Pepe que pasaría algunas rondas en el concurso de imitadores de Marc Almond.