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Donostikluba: Bellas almas en pena

Deliciosa noche la del viernes en la capital guipuzcoana. En lo climático, con ese torbellino de aire sureño que volvió a permitirnos las chancletas. Y en lo musical, con un plantel acústico inigualable en el que dominaron los sonidos acústicos e íntimos.

El donostiarra The Indio, en su tercera aparición en público, subió al tablado nervioso pero muy centrado en lo musical. Canciones folk (el estilo que predominaría durante toda la noche con internadas en el pop más personal) que a veces nos llevaban de la mano hacia el sufrimiento lírico de Bonnie Prince Billy.

Pudo fallar algún arpegio, algún golpeo, quién sabe si un acorde o entonación. Pero no dejaremos de aplaudir esta vertiente del festival Donostikluba, la que permite a los cachorros de nuestra Zubieta melódica debutar en el Anoeta escénico. Y más si son tan interesantes como este indio. Porque, en pocos años y con paciencia, puede que sea nuestro Damien Jurado, el siguiente en la lista de actuaciones del pasado viernes.

Llegaba el norteamericano Jurado sin más compañía que su guitarra acústica y dos micros, uno normal y el otro bien elevado de reverberación, con esas pintas de redneck del Tea Party y un último disco excelente en composiciones y arreglos. Detalles que solo echamos en falta en la soberbia ‘Cloudy Shoes’. El resto de la velada fue un alma en pena abierta a un auditorio que supo mantener el respeto y el silencio ante canciones que bebían de las directrices de Neil Young y toda la escuela que surgió a partir de Bob Dylan.

Cerraba la noche el españolizado Josh Rouse y sus colegas acústicos, uno al contrabajo y el otro socio gafapasta a la guitarra de apoyo. Una especie de jazz band callejera dedicada al pop de interiores. Mentiría si no dijera que en más de un pasaje nos recordó a Gordon Kano y sus Violent Femmes en estado de gracia absoluta, cercano y emocionante, dulce y paralelo a nuestros biorritmos.

Su castellano -vive en Valencia desde su último enamoramiento- superó las previsiones iniciales y dignificó las incursiones que otros compatriotas han realizado en nuestra lengua. Cerró con un bis de gran belleza sonora realizado a pie de escenario y sin apoyo eléctrico. Más de uno tuvo ganas de abrazarle para darle las gracias por sus canciones y su interpretación.

Publicado enCríticas de conciertos

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