Saltar al contenido

Juan Luis Etxeberria Entradas

Música bien

Y Olé! Ese podía haber sido otro buen titular. Porque el dueto -terceto en directo- Fuel Fandango llegó a Donostia, nos quitó el frío de encima y se fue entre vítores. Estirando su disco hasta llegar a los 90 minutos de concierto. Ante una sala repleta que si tuviera que ser una red social sería Facebook. Porque en la antiguotarra Doka había señores bien canosos y bailongos, gente bien, jóvenes. Embarazadas. Hablando en euskera o castellano. Móviles colgando fotos cada poco tiempo. Y gente mirándose y diciendo «me gusta».

La propuesta de estos fandangos gana energía con la inclusión de un batería. Adiós a (casi) toda entonación aflamencada que pudiera presentarles como unos Chambao con maquinitas. Aunque estas sean sus bases sonoras, bien agitado por un guitarrista resuelto y una voz muy atractiva. Como de diva negra. Que se apoya lo justo en un pie de micro plagado de flores. Capullos que recordaban a aquel disco de Depeche Mode, y que también engalanaron la testa femenina con colores rojos y amarillos.

Los sonidos son tan variados -no es una queja- que es difícil encuadrarlos en una sola etiqueta. A veces recuerdan a Neneh Cherry, en otros pasajes oyes efectos o teclados que parecen sacados de la época de Technotronic. Es como si hicieran pop con los ingredientes de los primeros soundsystem del Rap.

Cuando juegan a dos voces uno se acuerda de Massive Attack. O del R’n’B británico de los años 90. Tirando sin temor hacia la pista de baile. Por no hablar de los guitarrazos hard-rockeros que se cascan en más de una canción. La única lástima, que se apoyen tanto en el inglés para cantar en ocasiones. Porque las veces que lo hacen en el idioma de Cervantes demuestran que tienen mucho arte.

Si esta su primera visita a nuestra ciudad fue tan bien recibida, con semejante acogida y satisfacción general ante un público que aplaudió y botó muchas veces, no duden que pronto nos los volveremos a encontrar en plazas más grandes. Y esperemos que de pie, que sentado se está cómodo pero algo maniatado cuando lo que te ofrecen es tan marchoso.

La felicidad era esto

Robert Pollard, el cantante de la banda Guided By Voices, el autor de más de 1500 canciones, tuvo en su día una idea loca. Charlatán e ingenioso, decidió editar ‘Relaxation of the Asshole’, un disco con los comentarios que hacía entre canción y canción. Una propuesta ‘marciana’, pero tampoco extraña para la línea creativa de la banda.

Solo conozco una persona que pudiera hacer lo mismo, y salir no ya airoso sino más que victorioso de la apuesta: Joan Colomo. El catalán lo volvió a demostrar la noche del pasado sábado en la elegante Casa de Cultura de Intxaurrondo. Espacio con olor a nuevo que acogió un cartel tan bonito como heterogéneo y del que se puede volver, no lo olviden, utilizando los ‘gautxoris’ de la compañía donostiarra Dbus.

Acompañado por una banda compacta y ágil, necesaria para poder seguir los improvisados chispazos del autor catalán, Colomo nos tuvo una santa hora llorando de la risa. Sin traspasar la línea del respeto a los asistentes, su arrebatador desenfado jugaba en casa, dado que tiene lazos locales. Mas tampoco me lo imagino mudo o desubicado en Huesca o León, por nombrar dos sitios. Y que los árboles no os impidan ver el bosque. Sus melodías viajan a la bossa nova, al rock, al pop, al pasodoble, al country. Con letras divertidas y repletas de cargas de profundidad sobre nuestra sociedad actual.

Sidonie: Hongos rockeros

Mira que la nueva obra de Sidonie, concebida en castellano, tiene un nombre extraño: ‘El fluido García’. Parece más de Mortadelo y Filemón que para un disco. El título proviene de una novela de finales del siglo XIX, ‘El Anacronópete’, que habla de la máquina del tiempo. Aparato en el que se debieron montar estos chicos para enfocar sus nuevas canciones.

El nuevo CD suena como un tiro, quizás por haber sido grabado en directo, con los tres colegas tocando a la vez. Rebrota, con mucha energía, y de manera agradecida, la sicodelia británica de finales de los 60. Han utilizado el polémico primer corte, ‘El bosque’ (su vídeo narra las andanzas sicotrópicas, reales, de Sidonie tras un concierto ofrecido en Galicia; en Francia se prohibió su difusión) como presentación de lo que nos vamos a encontrar.

Una canción, y un disco, brioso y directo. Agitado pero no revuelto. Con buenas armonías. De sonido sucio, con guitarras potentes y bajos casi quemados. Influencia de Jack White y sus Raconteurs. «Discos como ‘Consolers of the Lonely’ han sido determinantes en esta ocasión», explican.

El disco muestra también un menor apego por el pop de producción más blanda que llegaron a rozar con ‘El incendio’ o ‘Fascinado’. Se dejan de comistrajos parar recuperar la libertad creativa a la hora de construir unas canciones llenas de «capas e intensidad, tanta que a veces abruma. Es necesario masticarlo. Si haces este ejercicio vas a descubrir las composiciones y al grupo».

Canciones entre las que destacan el mencionado corte inicial, la arrebatadora ‘Perros’ o el largo arranque a capela de ‘Bajo un cielo azul’. También sobresale el británico estribillo de ‘A mil años luz de ti’ y sus arreglos siderales, incluido un final muy balanceado. O ‘El aullido’, que remarca su lado más popero. Con unas letras que han definido como «abstractas, más abiertas, universales, repletas de paisajes».

Sidonie estarán hoy en la fiesta colectiva del donostiarra Gazteszena y anuncian que «el disco es muy potente y lo vamos a tocar entero, con la ayuda de David T. Ginzo. Recuperando y adaptando algunos temas antiguos al nuevo enfoque y cuidando el tema visual».

Ttan Ttakun Festa: Bailando en las ondas

Vuelve el clásico farrero post navideño a nuestra lista de actividades musiqueras. A mediados del mes de enero, superadas las rebajas de precios y aumentos de peso por ingesta de turrones, la gente de Ttan Ttakun Irratia organiza su habitual plan(azo) con mil y un ingredientes dispuestos para invitarnos a mover el cuerpo. Actuaciones musicales y sesiones de pinchadiscos. Y una larga sobremesa que se extenderá hasta las seis de la mañana.

Con intérpretes de muchos sabores. «El único criterio que utilizamos es el de elegir grupos que ofrezcan un directo atractivo. Pero la verdad es que siempre hay un escenario rockero y otro bailongo tipo funk-reggae», nos asegura su coordinador general Asier Mendizabal. Siguiendo las directrices abiertas de una radio en la que cualquiera puede presentar la propuesta para hacer un programa («siempre que sea en euskera. Es la única condición que ponemos»).

Su emisión se puede seguir vía web (www.ttanttakun.com) y unos hercios que este año llegará más lejos: «por fin, tras muchos años de solicitudes, nos llego el turno y ya estamos emitiendo con un repetidor desde Ulia. De este modo nuestra señal llega a todas las zonas de San Sebastián, y entramos en los pueblos cercanos como Hernani, Rentería, Lasarte, Zarauz…».

Este año no es el del cambio de tendencias actuantes. Los jóvenes catalanes Pennycocks acercarán a Gazteszena su estilo punk setentero, directo e impactante. De los tolosarras Lobo Eléctrico poco nuevo se puede decir. Sus ‘Noches de esperma negro’ (así denominan a sus actuaciones) son una mezcla de rock sudoroso y ‘glam’ pendenciero. Ion Celestino y los Activos caldearán el escenario pequeño (en este festival, hay dos tablados diferentes en Gazteszena) con su rocksteady-jazz y otros similares sabores jamaicanos.

Soul en constante construcción

Triz3ps . La banda capitaneada por Javi Pez aportará la animosa ración negroide de su disco de debut a la fiesta de inauguración de la Casa de Cultura del donostiarra Intxaurrondo.

Se encontraron a finales de 2008, en el concierto homenaje a Poch que se montó en Donostia. Javi Pez (guitarra y voz) y Alberto Bosch (bajo) ya se conocían de la última época de Parafünk, el último grupo analógico conocido del cantante. Oriol Flores es el batería, curtido en Musikene y en la banda de Miqui Puig. Ahora se estrenan como Triz3ps y anden atentos a sus futuros proyectos jazzeros, entre los que se incluye darle swing a las canciones de Radiohead.

-Sois carne de local en constante maceración.

-Alberto: Nos hemos tomado nuestro tiempo para conocernos como músicos. Nos apetecía volver a sentir esas sensaciones creativas. Además, ya no tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo. Solemos quedar un día a la semana. Y no hemos tenido ninguna urgencia o prisa por salir a escena.
-Pez: Hemos ido construyendo un repertorio, del cual desechamos buena parte. Ha sido un proceso tranquilo, tocando y construyendo poco a poco. Triz3ps es un músculo, un sentimiento musculoso. Hay que darle forma, machacarlo, entrenarlo.

-Buscando el punto de forma óptimo.
-Alberto: Siempre quieres que un disco tenga una dinámica adecuada, una progresión de canciones. Cuando haces pocas cosas, las quieres hacer con sentimiento, que es como mejor se hacen. La música es eso, transmitir lo que sientes.

-Javi, tras ejercer durante años de DJ y remezclador, vuelves a sentir el gusanillo analógico.
-Pez: Siempre he sido analógico. Ya había recorrido ese camino antes de lanzarme a lo digital. Por mi parte había muchas ganas de volver a tocar con banda. No una big band, sino en formato pequeño, como trío.

-Así os presentasteis ayer en el club Victoria Eugenia de la capital guipuzcoana, sin mayores aditivos.
-Pez: Somos un trío en constante construcción. Y puedes añadir miembros, pero en acústico le hemos quitando intensidad. Nos hemos dado cuenta de que nos encanta ese modelo desenchufado. Es muy atractivo. Me parece el siguiente paso de Triz3ps.

-Y para la fiesta de mañana, a banda completa.
-Pez: Sí, iremos con Paul San Martín a los teclados y Luis Camino en la percusión. Y en esta cita podremos contar con la sección de vientos en los tres temas que han tocado.

Nacho Umbert: No os creáis ni la mitad.

Tras el agradable sorpresón de su debut, Nacho Umbert repite fórmula y amigos (Refree a la producción) para este siguiente paso.

De “No os creáis ni la mitad” destacamos por su novedad unas líricas que se han vuelto más canallas. El resto, salvo las dos primeras canciones que despistan, sigue siendo delicioso y tranquilo, con un cantar bien bonito y embriagador.

Una preciosa confirmación continuista

PLV Havoc: Viviendo en la era rock

El cantautor donostiarra presenta su primer disco “Penny Lancaster”. Un decálogo guitarrero de regusto norteamericano y cantares afectados.

Como si cada canción fuera la última. Como si cada estrofa se soportara en la última exhalación. Como si cada acorde fuera el de despedida. Así vive, y canta, PLV Havoc. ‘Un amigo que escribe sobre música dijo que yo era un «emocionador». Me gusta la definición’.

Sabíamos de su expresivo modo de vida. Porque durante muchos años hemos escuchado sus demos, y visto los paseos de Pedro Luis Viñaspre (así se llama el autor) por las tabernas, garitos, bares y teatros. Esa tranquilidad compositiva, cercana al folk cuando suena con solo una guitarra, excesiva en el lirismo y de minutaje dejado.

El armazón se mantiene, y embellece, en el debut que ahora presenta: “Penny Lancaster” (Warner, 2011), las diez canciones anglófilas en dicción e inspiración que acaban de ver la luz. Melodías que se han abrigado de manera guitarrera, sin pasarse, con la ayuda de Ruben Caballero, el guitarrista de Mikel Erentxun. Y una señora banda sonando de fondo.

El primer single, llamado también ‘Penny Lancaster’, salió a la venta esta semana. En el CD completo, también a la venta ya, hay más gemas. Emocionalmente entregadas, claro.

Y todo esto en Warner. No es normal que, con la que está cayendo, uno tenga más de una novia discográfica.

Me siento muy afortunado, y no todo el mérito es mío. Tengo gente a mi lado (mi manager Iñaki Estevez e Iban Mato) que ha creído en mí desde el minuto cero. Tuve otra oferta de Subterfuge, pero al final la gente de Warner y el sello Insamuel insistieron y firmé con ellos. Creo que me muevo a golpes de corazón y en este caso fue un poco así.

Latidos que antes de ser musicales, fueron escritos

Antes de componer ya anotaba textos compulsivamente, intentando explicarme y explicar mi mundo. La música llegó después, devorando discos que arrastro como estigmas. Ahora no se vivir de otra forma que no sea escribiendo canciones.

Un hombre de mundo, viajado por buena parte de Europa…

Más bien soy bastante “hacia adentro”. De hecho, creo que he desarrollado cierto miedo a salir. Como casi siempre en mi vida, me fui por amor y volví por desamor. El mundo actualmente me resulta bastante hostil, supongo que antes era un poco inconsciente.

¿Eres hombre de oficio, o la inspiración ataca por rachas?

Una mezcla de las dos cosas. Cada vez soy más crítico con lo que escribo. Casi siempre canto y escribo en primera persona y a veces cuesta desangrarse.

El nuevo sonido vasco

[Aprovechando las virtudes de internet, cuelgo en este espacio la crónica completa, la cual no pudo salir tal cual por problemas de espacio]


Intérpretes: Napoleón IIIrd, Jupiter Jon, Bastardgeist. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 150 personas. Día: 24 de noviembre del 2011.

Impresiona el titular de esta crónica,¿eh?. Tranquilos, que no es para tanto. Que somos guipuzcoanos, hombre. Pero cada cosa a su tiempo.

El pasado jueves subimos a la sala Gasteszena para asistir al triplete de grupos que la propuesta foral Gaztemaniak! presentaba en Donostia. Con los locales Jupiter Jon colocados en la mitad del cartel, el arranque y el final llegó con pasaporte extranjero.

Abría la noche el señor Bastardgeist, persona que más tarde volvería a subir al tablado como miembro de Napoleón IIIrd. Lamentablemente no llegamos a ver más que unas pocas canciones, debido a las adversidades de la gran ciudad, sus labores y sus aparcamientos. Lo que escuchamos era casi ‘new age’, con falsete vocal todo el rato, experimental pero asequible.

Había muchas ganas de ver a Júpiter Jon, que andan presentando su debut largo grabado para la nunca aburrida casa discográfica Bidehuts. No exagero si afirmo que casi todos los presentes habían acudido para disfrutar de las evoluciones del grupo de Aida, la antigua integrante de Lisabö, y sus compinches. Chica que canta y aporrea los tambores con más suavidad que antaño. Ellos son, pueden ser, parte de “el nuevo sonido vasco”, que dijo un joven a mi lado. De acuerdo con la frase, pero menos.

A estos satélites les pillé un punto post-hardcore neoyorquino (Sonic Youth en sus inicios, para entendernos), más amaestrado. Como la suavidad punk de los Pixies. Como una mezcla entre Lisabö y Mursego. Cercanos a los brincos de Adam & The Ants. Jupiter Jon serían la facción más amable – es un decir- de la música que se hace en nuestra frontera territorial. Por cierto, ¿cuándo habrá un grupo en la zona del Bidasoa que haga una música medianamente normal? ¿Nunca? Genial.