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Categoría: Entrevistas

Wedding Present: “Vivo obsesionado con que cada disco sea distinto al anterior”

La banda británica cerrará el Escenario Verde con su indie rock bien envejecido

David Gedge, cantante y lider de la banda británica The Wedding Present, bien pudo entrar en el libro Guiness de los Records por la endiablada velocidad de sus guitarras eléctricas.

Un influyente y cabreado rasgar muy presente en sus primeros discos de enfadado lirismo – y más contenido en la actualidad-, con el amor y sus aristas como constante en las composiciones. Obras entre las que destacan el inicial “George Best” (1987) o ese “Bizarro” (1989) que pronto recuperarán en una gira por nuestro país bajo esa moda de interpretar de principio a fin un disco señalado en su carrera.

Gedge ha demostrado cariño por este tipo de recuperaciones. En el reciente Primavera Sound han hecho lo propio con otro de sus álbumes, “Seamonsters”. ¿Han mirado si en el almanaque de marras hay alguna línea dedicada al tema?¿Podemos sugerir la presencia de Wedding Present?

También pudo entrar en esa recopilación de curiosidades por la cantidad de personas que pueden afirmar haber formado parte de esta formación. Una fugacidad que le emparenta con sus adorados The Fall, quienes cambian todos los cromos cada estación del año, o casi. En esta entrevista leeremos como el vaivén parecía haberse detenido, pero…

Pero, tal y como suponían por este devenir de letras, The Wedding Present está presente en el Guiness por ser la única banda que ha conseguido colar 30 canciones nuevas en las listas británicas de éxitos ¡en un solo año! Fue en 1992, cuando decidieron de manera entonces novedosa editar un single al mes.

Nadie puede negar que siempre has sido muy activo en tu carrera musical…

Estoy muy interesado en la música y la cultura pop, por lo que siempre trato de probar cosas nuevas. Lo del single al mes tan solo era una de esas ideas distintas y frescas.

Por no hablar de ‘Tales From The Wedding Present’, la novela gráfica basada en títulos de tus canciones.

(Ríe) Sí, también soy inquieto para hacer cosas fuera del mundo estrictamente musical. Lo del comic es un buen ejemplo de ello. Soy un gran seguidor de ese tipo de obras, por lo que me pareció una buena idea. De hecho, la Valentina que da título a nuestro último CD toma su nombre de una historia italiana de este tipo firmada por Guido Crepax.

Vayamos al disco. Es digno de mención que, después de 25 años, tu formula siga sonando tan fresca y digna. “Valentina” mantiene el nervio de tus primeros pasos.

Vivo ligeramente obsesionado con que cada disco sea distinto al anterior. No tanto en el fondo, sino a la hora de buscar impulsos que me atraigan, haciendo que la banda siga avanzando. Creo que eso es lo que nos hace seguir sonando frescos.

La idea de interpretar ahora antiguos discos no apoya esa última frase.

Es cierto que al principio este tema no me llamaba la atención. Como artista creo que siempre tienes que ir a la búsqueda de nuevas sensaciones. Pero tras haberlo probado he visto que me gusta, me resulta excitante, el hecho de retomarlos y adaptarlos al enfoque actual.

En ‘Valentina’ recuperas la esencia cruda de Steve Albini, el afamado productor con el que trabajasteis en el pasado.

Una vez le pregunté a Albini qué estudios de grabación emplearía en caso de tener que grabar en Europa. Me dio solo dos nombres. Black Box en Francia, y el mítico Abbey Road londinense. Nos decantamos por el primero, que casualmente fue montado por Iain Burgess, un técnico muy influenciado por el productor estadounidense del que estamos hablando.

Lo del movimiento C-86 que os puso en el mapa queda ya algo lejos. El número empieza a estar cerca de identificar tu edad…

¡Oye, no te pases, que no soy tan viejo! (risas) Lo del C-86 fue un gran momento. Fue excitante ser parte de esa corriente. Pero ya sabes como son estas cosas, pronto nos quedamos caducos para la opinión pública, y muchas de aquellas bandas nos fuimos distanciando.

¿Alguna de ellas sigue llamando tu atención?

Toda la vida he sido fan de The Primitives. Hace poco tuvimos la oportunidad de tocar con ellos en Londres y fue algo mágico. De las actuales me gustan mucho The Like, una ‘girl band’ de Nueva York con un sonido netamente ‘sixties’.

¿Y el jazz?

Aún no pude echarle un vistazo al cartel del Jazzaldia, pero es un estilo que sí me gusta. A ver si hay algo de su vertiente más tradicional (no soy defensor del jazz-fusión) y puedo pasar a verlo.

Para fusiones, las de los miembros de tu banda. Anda que no hubo baile en ese sentido…

Siempre fuimos una formación con muchos cambios. Y me gusta que sea así. Las incorporaciones siempre traen consigo nuevas ideas y eso te hace avanzar.

Parece que la cuestión ya se ha estabilizado. No hubo cambios los últimos dos años.

Bueno, no exactamente. El guitarrista Graeme Ramsay nos ha dejado para centrarse en otros proyectos. Le ha sustituido Patrick Alexander, un músico de Hong Kong con el que ya estoy trabajando en las futuras canciones.

Ya veo que andas pensando en los siguientes pasos.

Estaremos de gira hasta finales de año con la recuperación de “Seamonsters”. Y habrá una versión libro de “Valentina” que verá la luz en octubre. Será una especie de “making of’ que contendrá las letras de las canciones, una descarga gratuita del disco y una película. Y, por supuesto, seguro que encuentro tiempo para participar en más comics (risas).

Phantasma: Mucho arte y ensayo

El festival itinerante Homeless llega a un lugar de recogimiento, el Seminario donostiarra, para estrenar “Phantasma”, proyecto que une a dos de los creadores más interesantes de nuestro panorama, Rafael Berrio y Mursego, en un montaje audiovisual y de espectro experimental. Hablamos con ellos para que nos iluminen las entretelas.

¿Cómo surge la entente?

Rafael Berrio – El verano pasado asistí a un concierto de Mursego y me gustó mucho. Establecimos un ensayo a la semana sin material previo. Solo sentarse y tocar improvisando. Poco a poco fuimos creando este repertorio de 14 números.

¿Por qué el nombre de “phantasma”?

R.B- Hace alusión al desdoblamiento, a la réplica, a la existencia aparente. Es una alegoría del entramado sonoro tan característico creado por Mursego cuando maneja su máquina Loop Station.

¿Qué camino deseabais explorar con este proyecto?

R.B.- El de las artes escénicas, la performance, el arte sonoro, de la plasticidad de la palabra hablada. Algo más allá que un concierto convencional de música pop.

¿Cuál es el hilo conductor?

R.B – Son números independientes, a primera vista sin relación entre sí. Pero hay un tenue hilo que los une y que no es evidente sino que se insinúa. Es un halago a la inteligencia del “respetable”.

M.- Partimos del existencialismo y de los existencialistas. De algún sitio había que empezar.

Diego Vasallo: Canciones resucitadas

Uno se imagina a Diego Vasallo, bajo esa apariencia tranquila y aparentemente reservada, como un pequeño hervidero de excitaciones. Entiéndanme, su música ha sido – al menos hasta esta noche- un constante viaje hacia el interiorismo expresivo. Como si fuéramos bajando de manera gradual y manual la luz tenue de la lámpara hasta quedarnos casi en tinieblas.

Su antiguo socio en Duncan Dhu, Mikel Erentxun, opinaba que ‘Canciones en ruinas’, su última publicación, era un disco “tenso, áspero, desnudo, seductor. Muy Johnny Cash, Tom Waits”. Diego está de acuerdo. “Creo que tiene razón en los adjetivos. Es crudo y sincero. Lo de las comparaciones con grandes nombres siempre es arriesgado. Espero que suene a Vasallo”.

Siempre lo ha hecho. Desde aquellos juegos de corte británico de Cabaret Pop, denominación con la que comenzó a caminar en solitario. Hasta este último CD. Y la nueva reconversión, anunciada en la hoja promocional como un intento de “resucitar las canciones. Hacerlas revivir y dejarlas, si aún pueden, oscurecer la luz de las farolas”.

Correos: Buscando la sofisticación

Los donostiarras presentan segundo CD, acelerado y de melodías pegadizas

Los chicos con nombre de monopolio postal acabaron su amplia gira del 2011 y se metieron al local a insuflar a sus temas algo de electrónica retro. En palabras de Fermín Bouza, guitarrista y cantante de esta formación, «nos gustan mucho los años ochenta, tienen un sonido que queríamos contrastar con guitarras y bajos distorsionados, rock y baile. Es lo que hacemos siempre, pero ahora buscábamos algo mas sofisticado».

Perfección que encontraron en los Estudios De Lucas de la capital guipuzcoana, encantados con la labor que el productor de idéntico apellido realizó para El Columpio Asesino. «Tiene un oído especialmente fino a la hora de hacer sonar la electrónica como una parte más de la banda».

El resultado de la grabación contiene once piezas y se llama ‘Esponjas para borrar el horizonte’, una frase del ‘Así habló Zaratustra’ de Nietzsche. Y una expresión «muy estética, que habla de relajarse ante la incertidumbre. Cada vez que vamos a hacer un disco sacamos las esponjas y tratamos de no esperar nada concreto de él», señala Fermín.

El ahora cuarteto (Mikel Antero se añade a los coros y la segunda guitarra) se decanta por el toque oriental a la hora de diseñar la portada, con pintas de álbum importado. «Tenemos planeado tocar en Japón. Lo oriental es algo que rodea al disco y muchas de las letras tienen frases inspiradas en haikus».

Unas líricas que «más que de transmitir cosas concretas, buscan plasmar imágenes. Tratamos de relacionar la ruptura sentimental de una pareja con la ruptura generacional tan brusca que han provocado las tecnologías en los últimos 20 años».

Siempre sin bajar el pistón de las composiciones. «Es marca de la casa. Nos salen temas rápidos, que pasan corriendo por el oído y que en directo son enérgicos. La edad nos lo permite y el cuerpo nos lo pide». No imprimirán el CD hasta octubre y lo venderán por internet (Itunes y demás) y en los conciertos. «Más adelante, ya pensaremos cómo distribuirlo comercialmente».

Íntimo y al desnudo

Iván Ferreiro. El autor popero gallego se presenta en soledad, con la sola compañía de un piano, para exponer su último disco recopilatorio

Ojalá todos los cantantes fueran como este gallego. Los periodistas, al menos, soñamos con alguien así cada vez que nos toca un entrevistado opaco, monosílabo y resacoso. Ferreiro es todo lo contrario. Y encima titula los discos de manera directa y socarrona, haciendo obvia una primera pregunta con jugo: ¿por qué llamaste tu último CD ‘Confesiones de un artista de mierda’? «Los artistas de mierda vamos por los pueblos y ciudades cantando nuestras melodías y la soledad es nuestra eterna compañera. Para componer hay que conocer la soledad y encontrarse cómodo en ella. Tiene que ser tu amiga y tienes que hacerle un hueco a tu lado».

Rimando con ese aislamiento se presenta ‘Solo en casa’, el nombre de esta primera parte de la gira -la segunda mitad será a banda completa-. Superados viejos temores de dejarse arropar por los sonidos de una formación y empleando como única compañía un piano, el inquieto gallego recupera en esta gira algunas de sus melodías más conocidas, con un ropaje mínimo.

La excusa es el disco ya mencionado. Una publicación cuya cercanía se desarrolla y amplifica en el nuevo formato escénico. En palabras del autor, «creo que si haces canciones sobre cosas íntimas, mola cantarlas en un sitio íntimo y confortable. Que el oyente sepa que hay una tranquilidad y un lugar común».

Xiu Xiu: El zorro agitador

Los norteamericanos aterrizan con otra buena colección de tecnopop insurrecto. Los locales Les Enfants terribles abrirán su cita donostiarra

“Creo que la letra es lo suficientemente clara y explícita como para intentar explicarla de nuevo”. No es un borde. Es que Jamie Stewart, la cabeza creativa de Xiu Xiu, tiene razón. Por eso le preguntamos sobre el tema, por nuestro deseo de saber más.

Porque, atentos, “Black Drum Machine”, la canción que motiva nuestra cuestión y que se encarga de cerrar su último disco, es un tortazo sobre el abuso infantil que pocos tendrían la honestidad de cantar de una manera tan directa. Una composición que te golpea cruda, ácida y árida, cuando llega la parte en la que el autor entona el “I´m Sorry”, una voz que fluye tranquila hasta finalizar con un quiebro desesperado y quebrado. No se rasguen las vestiduras, la violencia implícita no es nueva en el universo Xiu Xiu.

El resto del CD recién editado, titulado ‘Always’ (‘Siempre’), sigue colisionando a cada paso. “Hablo sobre el aborto, los marines norteamericanos matando a niño solo por diversión, el divorcio, Haiti, el hecho de que sientas la sensación de fracaso tan vigente como siempre,…” Esperemos que el proceso por lo menos sirva para dejar limpio el interior. “No es tanto una catarsis como un intento de convertir las emociones negativas en algo que pueda ser expulsado vocalmente. Trabajar en estas composiciones no hace que el mal rollo se evapore, pero les descarga de cierta maldad. Mejor eso que beber hasta caer o golpearme en la cara”.

Thee Brandy Hips: Chubasqueros en danza

Nos adentramos físicamente en el universo Brandy Hips. Asier Martín Pazos (bajo, voz), Alejandro López Allende (batería) y los hermanos guitarristas Iñaki y Carlos Ruiz Prada viven bajo el mismo techo en el barrio de Gros. El teclista Aritz Zabaleta está empadronado en otra calle.

La vivienda está decorada bajo los estrictos patrones de la etiqueta «casa de estudiantes». En la entrada se agolpan algunas cajas con copias de su nuevo disco ‘Raincoat’. «Hemos publicado lo mínimo, 400 en CD y 300 en vinilo», cuenta Alejandro.

Los compradores del álbum disfrutarán de once canciones brillantes como el sol mañanero, repletas de melodías que nacieron indies/clásicas (The Shins, The Pains Of Being Pure At Heart, Neutral Milk Hotel, Guided by Voices) y se han convertido en juguetes y experimentos, en manos de estos jóvenes guipuzcoanos.

La receta Hips va desde el aroma años 50 de la preciosa ‘Dissolve your love in water’ hasta las más vibrantes ‘Cynicissm’ o ‘Kosmikar’. Sin olvidar el nerviosismo de ‘Vampire Weekend (Indian Summer)’. Y un poso algo melancólico que quizás se pierda por estar cantado en inglés.

-‘Raincoat’ muestra una mejora palpable respecto al debut.
-Alejandro. Hay evolución, aunque decirlo sea un tópico. El anterior, ‘We Are Love’, no dejaba de ser una pequeña colección algo inocente en lo compositivo y fue registrado en plena transición estilística. Aquí la idea es más compacta, desde la estructuración al sonido.

-Un proceso en el que tomaron parte gente de We Are Standard.
-Alejandro: Lo produjo Jon Aguirrezabalaga y lo mezcló Xabier Egia (guitarrista y técnico de la banda vizcaína) en su estudio El Tigre. Ellos estaban montando el estudio y nosotros necesitábamos grabar. La cosa estaba clara. Empezamos en mayo del 2011 y lo terminamos a finales de ese verano. Para noviembre ya estaba presto.

-¿Y el retraso hasta marzo, fecha de su salida?
-Alejandro. Hicimos un intento de buscar algún sello. Estábamos muy contentos con el resultado y queríamos enseñar el disco. Y pensamos que el tener un sello nos quitaría trabajo, pero no hubo suerte.

-Ardua labor la de gestionarlo todo.
-Alejandro. Hacer música nos llevó mucho tiempo. Ahora entra todo lo demás: ventas, prensa, conciertos… Cansa mucho. A mí me gusta, porque soy salsero. Pero otros Hips lo han llevado peor.
-Asier. Es raro tener un disco en noviembre y sacarlo en marzo. Te da la sensación de que tenerlo parado lo devalúa. Hemos ido sacando vídeos de adelanto porque nos pudo la impaciencia. La gente hace canciones para enseñarlas. Para salir a tocar

McEnroe: Remolinos de emoción

Tras los merecidos aplausos de su tercera muesca, ‘Tú nunca morirás’, había cierta expectativa ante el siguiente paso de los getxotarras. Pueden dormir tranquilos. La sencillez e impacto de temas como ‘La cara noroeste’ (puro Tindersticks) o el emocionante ‘Agosto del 94’ demuestran que siguen en estado de gracia.

«Gracias. La canción ‘Agosto del 94’ es la narración de un viaje, el recuerdo que queda de él. Y, bueno, lo de Tindersticks son palabras mayores. ‘La cara noroeste’ es una canción optimista sobre lo que queda de uno después de rascar la superficie. Sobre lo que parece extraño y es lo más normal».

Natural también es, a sus propios ojos, la voz cantante de Ricardo Lezón, guitarrista y compositor en mcenroe. Y la persona que nos responde. Su tono melódico es sentido y afectado -sin pasarse-, conmovedor y sincero: «Ya no tengo miedo de cantar. Y eso se nota bastante».

La tranquilidad se palpa en canciones como ‘Las mareas’: «Ya no temo a las mareas que vienen y van. Ahora me tumbo en la arena a verlas pasar». Aunque entrañe sus agitaciones o peligros, como suele suceder en las riberas que dan título a su nuevo CD. «Vivir cerca del mar te acaba salpicando. El disco habla de lo que nos remueve. Es el reflejo de todos esos sitios, personas, momentos o recuerdos de los que tratas de no alejarte demasiado porque en ellos te sientes bien. La orilla es también el sitio de donde se sale y a donde se llega».

Un camino que concluye en un trabajo «más personal, en el sentido de que todos hemos podido participar más». Confiamos verlos pronto por aquí tocando a banda completa, con estas canciones más ásperas y directas. El próximo jueves ofrecerán un acústico (batería, guitarra, voz) en la Fnac donostiarra. «Nunca nos han llamado de Donosti para tocar. Ojalá lo hagan pronto». Y la formación completa actuará el 29 de marzo en Kafe Antzokia de Bilbao, previa cita también en Fnac.