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Mes: junio 2012

St.Vincent, Mursego: Autoras divergentes

Las fiestas del “Día de la Música” en Donostia tenían como plato fuerte la doble actuación de Mursego y St. Vincent. Dos formaciones nada habituales que cuentan con una chica al frente.

En el caso de Mursego (Maite Arrotajauregi) la suma de componentes humanos acaba pronto, dado que actúa en solitario. Y su compañía en esta ocasión fue más ligera y comedida: El chelo, su siempre fiel compañero digital que elabora loops sobre instantes que la eibartarra interpreta en directo, un autoharpa, unos palos infantiles, un xilófono, y poco más.

No importó. Los elementos nunca definirán el increíble arte de esta autora que no se apoya en los estilos musicales. Y Dios quiera que siga así, surcando los cielos creativos sin pararse mucho rato en ninguno de ellos. Porque una de sus mayores virtudes es conseguir transmitir esa supuesta informalidad, esa diversión. Como si todo fuera un juego (que se apoya en una formación clásica, ojo) que empieza y acaba atrapándote.

En esta ocasión, el firmante se quedó con los amores mostrados a África y el toque hiphop. Hubo muchos temas nuevos en una lista que sonó más sobria que de costumbre. Quizás el teatro influya en las composiciones elegidas, quizás a las nuevas les falte un par de giros. Quizás, quizás, quizás.

Allo Darlin´: «Europe»

La pizpireta banda de Elisabeth Morris se pone seria para este segundo trabajo, sin que ello signifique perder la capacidad de entregar grandes canciones.

La dama se abrocha la pajarita de Robert Foster y le quita el foco principal al ukelele (acertado en ‘Some People Say’) para darle peso a las guitarras: El resultado: Perlas de pop eterno del calibre de ‘Capricornia’, ‘Northern Lights’ o ‘The Letter’. ¡Viva el verano!

Phantasma: Mucho arte y ensayo

El festival itinerante Homeless llega a un lugar de recogimiento, el Seminario donostiarra, para estrenar “Phantasma”, proyecto que une a dos de los creadores más interesantes de nuestro panorama, Rafael Berrio y Mursego, en un montaje audiovisual y de espectro experimental. Hablamos con ellos para que nos iluminen las entretelas.

¿Cómo surge la entente?

Rafael Berrio – El verano pasado asistí a un concierto de Mursego y me gustó mucho. Establecimos un ensayo a la semana sin material previo. Solo sentarse y tocar improvisando. Poco a poco fuimos creando este repertorio de 14 números.

¿Por qué el nombre de “phantasma”?

R.B- Hace alusión al desdoblamiento, a la réplica, a la existencia aparente. Es una alegoría del entramado sonoro tan característico creado por Mursego cuando maneja su máquina Loop Station.

¿Qué camino deseabais explorar con este proyecto?

R.B.- El de las artes escénicas, la performance, el arte sonoro, de la plasticidad de la palabra hablada. Algo más allá que un concierto convencional de música pop.

¿Cuál es el hilo conductor?

R.B – Son números independientes, a primera vista sin relación entre sí. Pero hay un tenue hilo que los une y que no es evidente sino que se insinúa. Es un halago a la inteligencia del “respetable”.

M.- Partimos del existencialismo y de los existencialistas. De algún sitio había que empezar.

Javier Corcobado: Dulce chatarra

Intérpretes: Javier Corcobado (voz, guitarra, saxo), Juan Pérez Marina (guitarra), Sergio Devece (bajo), Jesús Alonso (batería). Lugar: Teatro Principal (Donostia). Día: 25 de mayo del 2012. Asistencia: unas 100 personas.

Concentrado y excesivo a ratos. Saludando poco. Dando un par de veces las gracias. Así es Javier Corcobado, defensor de esa “poesía de vertedero” a la que le canta. Con letras rotas, visuales. Melancolías hirientes. Poses sentidas. Y voces recias.

Su último viaje es un homenaje a sus amores, acercando versiones de crooner a las oscuridades pasadas. La formula funciona, mejor cuanto más lírico se pone, cuanto más se acerca al tango (‘Te estoy queriendo tanto’), se lanza al desierto (como en su adaptación de Serge Gainsbourg) o defiende la canción castellana, caso de ‘La ladrada del afilador’. Su hora y media de actuación se pasa volando entre traumas y guitarrazos, entre sedas y piezas rotas. Un buen retorno.

Joel Alme: A Tender Trap

Regio y elegante, como en las viejas producciones de los soingwriters de los años 70, el nuevo disco de este sueco sabe impregnarse del pop de Belle And Sebastian y las orquestaciones de Dusty Springfield o Elvis Presley para entregar una obra magna y exquisita, de esas de ir cantando por la calle como si protagonizaras un vídeo. El único pero puede ser el baño de nostalgia sonora y las dificultades de comprarlo en vinilo.