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Categoría: Críticas de discos

Entzun DVD: Un regalo para la vista

Los padres van haciéndose mayores. Este suplemento llega a los 20 años de vida (zorionak!), su primo mensual Rock de Lux también celebra otros tantos lustros en los kioskos.

Para tanto aniversario los chicos de Entzun! nos proponen regalar “Euskal bideoklipen bilduma bat”. Una colección de 18 videoclips de otros tantos artistas vascos que se presenta hoy en el bar Bukowski donostiarra.

La revista musical editada en euskera refleja en esta colección de videos elegantes y de realización impecable su amplio espectro de contenidos: rock&roll, pop, música electrónica, punk, reggae, hip-hop… Predomina lo potente y contundente (Neubat, Materia, Su ta Gar, Señor No, Kuraia, Mermaid), aunque siempre hay espacio para otros delicatessen locales (Gari, Ruper Ordorika, La Buena Vida, Doctor Deseo, Atom Rhumba). Su precio es de 15 euros, una nimiedad si se tiene en cuenta que con la compra del DVD se adquiere automáticamente una suscripción anual a la publicación.

Avant Garde: «Super L»

Hacía tiempo que un disco no me sonaba sofisticado. Muchas veces se ha solido emplear el término con ese toque ligeramente indiferente, como ese precioso sofá en forma de huevo en el que no hay hijo de madre que aguante sentado más de 10 minutos, pero que va genial con mi poster de Oliver y Benji.

Pero la coquetería de los plurinacionales Avant Garde (hay gente de 3 países en sus filas) es diferente. Más allá de lo acertado o no del nombre de la banda, en su boca el término suena mucho más creíble, mucho más cercano y acertado. En ocasiones peca de brillante, en los sonidos, en jugar con las frecuencias elevadas, pero gusta encontrarse con este tipo de colecciones que pueden venir tranquilamente de las islas británicas. El grupo afirma que han cuidado al detalle la producción. Y doy fe de ello.

Sin inventar nada, pero empleando los términos y los elementos con la experiencia y el tino que suelen mostrar en los mundos de Blur y Suede. Los chicos de Brett Anderson podrían colocarse sin problema en la lista de influencias de Avant Garde, junto con los Cure, o los Coldplay más actuales…La lista podría seguir sin mayores miedos por esos grupos poperos que cuidan la lírica y gustan de elevarla hacia grandiosidades más o menos alumbradas.

Si enfilaran un poquito mejor la lengua de George Best… quizás la dicción en ingles sea uno de los pocos peros a añadir a este debut preciosista electrónico-pop-rock-sentimental de correctos y ochentenos enfoques comerciales y mayormente enérgico y potente en los estribillos. (Toma ya, esta frase de “salida” en los saltos de trampolín se puntúa con 9.90…;-)

Aveo: «Battery»

Día nublado en el club de golf. Amenaza suspensión de esta ronda inicial. Un día gris, de hojarasca húmeda. En estos días melancólicos, hay jugadores que despuntan sobre el resto, y otros no llegan a ver la calle, todo el rato entre el rough y los árboles. La sorpresa está saltando con un jugador de la previa, Aveo, que suma los hoyos por birdies.

Tiene swing y se encuentra muy cerca de la cabeza, Martin Rossiter (del equipo Gene, bajo las ordenes del Guru Morrissey), enlazando acierto tras acierto en los 9 de ida. De golpe simple, con un sonido suave y de guitarras distorsionadas pero esqueléticas, apoyados por el jaleo coral del grupo. No se olvida de hacer unas aproximaciones al green directas, concisas, rápidas y enganchonas.

Salta la sorpresa, empatando con los jugadores que han hecho de la herencia Smiths una influencia no solo innegable, sino imposible de despojar. Los reporteros comienzan a preguntar “¿Quién es?” ”¿De donde ha salido este?”…

Un arranque espectacular…que lógicamente va perdiendo fuerza. Su segunda vuelta es algo más dispersa, intentando cambiar su juego. Los periodistas se empiezan a centrar en los valores seguros, no perdonándole precisamente eso, el hecho de no contar aún con un estilo consistente y efectivo. Como si eso fuera sencillo.

Con esa primera serie de golpes para la esperanza, le llevamos sin problema el carrito entre el aguacero. Triunfar no siempre significa llenar, a veces con llegar (si, ahí, donde palpita) es suficiente si hay tiempo para la mejora.

Sunae Dae: S/T

Sunae Dae: S/T

Sunae Dae son los últimos aventureros donostiarras en esto del post rock, o como quiera que se llamen esas largas composiciones instrumentales que suben y bajan de intensidad, dando una vuelta de tuerca a los esquemas más habituales, acompañando las intrincadas estructuras de instrumentos detallistas. ¿cómo nuestros aplaudidos Miztura? Sí, pero no.

El quinteto guipuzcoano esta recién aterrizado, y se nota. Éste primer CD-maqueta tiene la frescura de las composiciones primerizas, centrando sus desarrollos en las zonas pausadas. Pero los padrinos históricos de su sonido están aún muy presentes: El Chicago mas experimental, Mogwai, Sonic Youth… Clásicos que por ahora encorsetan pero que pronto no serán más que referencias orientativas.

Sorprenden la influencia de Erik Satie (el último titulo del CD recibe el nombre del impresionista francés) en estas seis composiciones, con sus querencias por el detallismo algo oscuro y esos pianos escuetos. Han colado uno de sus temas en el próximo CD Gaztemaniak, “Sms en alemán”. Este tema y “El astronauta” son los mayores aciertos de esta banda que actúa hoy en el Bukowski donostiarra.

Ken Stringfellow: «Soft Commands»

¡Groar! ¡Vaya siesta, amigos! Tras el ajetreado verano, nos tumbamos un poco y ya véis la que hemos liado desde la última reseña en desorden.net. Bueno, recuperemos un poco el tiempo.

Entre todo el montón de envíos promocionales de nuestras oficinas (andamos cerca de montar una maqueta de la Gran Muralla China) elegimos uno al azar. Y el azar acierta de pleno.

Poco bueno se puede añadir a la figura de ken stringfellow. Con sus Posies llegó a cotas melódicas del más alto nivel. Como productor ha hecho que The Long Winters suenen de maravilla, por ejemplo. Y ahora se casca un disco en solitario que vuelve a dejar las bocas abiertas.

Pero nuestros aplausos no vuelven a florecer por repetir de manera acertada viejas fórmulas, sino por presentar una nueva, pausada, algo más clásica que las anteriores, pero brillante y emotiva como siempre.

Ahí están para demostrarlo el imparable arranque con “You Drew” y su emotiva continuación “Any love”. El piano, un refrescante aditivo a las canciones de Stringfellow (parece que girar como teclista de REM le ha hecho enfocar sus temas de otra manera) carga de emoción en temas melodías como “known diamond” y el pedazo de clásico que es “let me do”.

Como sorpresas, en “You become the dawn” se arranca con un ¡seudo rock reggae! que tiene un estribillo digno de guardarse en una caja de seguridad y mirarlo sólo cada varios años. “Je vous en pride” le acerca a Biolay (es decir, a Gainsbourg) y el clasicismo europeo.

La docena de temas, que tienden a la ternura relajada y preciosista sin olvidar los clasicismos del rock americano, demuestra que los hay músicos y los hay que parecen hombres del renacimiento, porque todo lo que hacen deslumbra y emociona.

No me hagan decir en cuál de estas categorías deberíamos encuadrar a Ken Stringfellow.

Limousine: «The Phenomenon Caravan Troupe»

Hoy nos ha dado por las fábulas, que siempre hacen que las ideas a transmitir se asimilen de forma más asequible.

Como aquella de un joven inquieto que iba de hype en hype (y tiro porque lo dice el NME). Y este nuevo CD prometía ser la bomba. Como se notaba la mano foránea: En la producción, en las voces y esos impagables coros femeninos, en las canciones, en la soltura compositiva, en la frescura que emanaba, inexistente por estos láres.

Porque aquellas eran canciones diferentes, tocando muchos estilos y bordando casi todos ellos: La sicodelia etérea de Mercury Rev (y ese primer tema tan embriagador y emocionante), esa cadencia arropadora a lo Grandaddy, un John Lennon no referido pero si alabado por los miembros de esta banda, los (pocos) aciertos digitales de Postal Service.

Y había más. La dulzura de cuando Reed susurraba en aquellos Velvet Underground, las especiales emociones que emanan desde Yo La Tengo cuando compone el bajista…

En realidad llevaba días sin poderlo sacar del CDiscman, sin podérselo quitar de la cabeza. Este “Phenomenon Caravan Troupe” iba a ser lo más grande del segundo semestre del 2004, sin ninguna duda. A ver que decían las revistas el mes que viene.

Digamos que a nuestro protagonista se le quedó cara de Cassano, celebrando el último gol de Italia en la actual Eurocopa, cuando leyó que Limousine eran andaluces.

Moraleja: Las 6 cuerdas de una guitarra son iguales en todo el mundo. El talento se gotea. Esta vez nos cayó cerca. Felicidades, Limousine.

Bart Davenport: «Game Preserve»

Siempre es lo mismo, primero llueve, luego hay nubes y luego sale el sol. Las apreturas de la vida son inabordables cuando surgen y mínimas cuando los segundos son millares desde la fecha de origen del problema. “compra esto, que se lleva”, “escucha esto, que es la bomba”,”carne fresca, carne fresca”.

Entre toda esta dinámica excitante y cansina, de vez en cuando aparece algo a lo que agarrarse y no soltarse, demostrando que la vida también debe tener su poso. Como Bart Davenport y su CD “Game Preserve”. El mejor catálogo de emociones de lo que llevamos de año.

Más clásicos que los jerseys de pico y que los Planetas en el FIB, su colección de canciones muestra muchas de sus (nuestras) debilidades: la California soleada de los 60, esa que podía abarcar desde los Byrds a los Love, la cadencia pegajosa de los primeros Stones, pizcas de Northern Soul, ínfulas del McCartney más inspirado, algo de funky suave tipo Josh Rouse (otro figura para dar de comer aparte).

Todo registrado con un sonido espeluznantemente bien conseguido, añejo. Su voz suave, puro terciopelo de sugerente cercanía, es otro “must” de este imprescindible disco. Porque, entre tanta hamburguesa y “salto”, a todos nos gusta el vino bien macerado…

Lou Anne: Days Were Holes

Nos alegramos de la amplitud de miras de Jabalina (además de su caracter emotivo e ilusionante) cuando abren sus puertas a las guitarras. No me entiendan mal, que otros grupos también las tienen. Pero sin Fuzz, sin distorsión, sin solapamientos de capas… “Mezclamos las melodías de voces con las guitarras y teclados para que el resultado fuesen ritmos y armonías bonitas”, canta su bio.

Y yo hago le hago los coros a esa afirmación. Porque en su lista de influencias ponen muchas y muy elegantes, pero (ya lo sabéis, chicos, no pongaís esa cara…) sobresale, en lo alto del cajón, entre el Indie americano y el europeo más meloso con las guitarras a más del 3 en el potenciómetro, un trío de Hoboken que lleva la tira de años haciendo la tira de buenas canciones.

Tanto a nivel compositivo como de producción, Yo La Tengo sobresale como elemento inspirador. Lástima que en nuestro país (cada vez menos) el único Yo La que se conozca se relacione más con recauchutados que con buenas melodías. Digamos que, con todo el respeto, Kaplan y compañía han tenido hijos con muy buenas maneras y toda una vida por delante para ir personalizándolas.

Intenso, breve, suave, dulce, instrumentalmente fiero…Todo eso y más en el disco en el que los días son hoyos. Si así fuera, apúntenles un 2 bajo par.