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Categoría: Críticas de conciertos

Concierto de Javi P3z

Retornaba a su ciudad Javi P3z para presentarnos “Sports”, su último disco. Un trabajo que ya estaba ensayado en público, salpicado de pequeñas boutades (Jazzaldia 2003) y presentado en formato DJ en el Bar Bukowski donostiarra. Pero para el cubo pequeño del Kursaal nuestro chico de Amara venía más entrenado, a hacer marca que dirían los atletas.

P3z se supo acompañar de una elegante sección de percusión, con Luis Camino y el pegador repleto de criterio Galder “Kuraia” Izagirre. Los bajos los marcaba el sempiterno socio Makala. Elevados y elevando los ánimos, un trío soplador que brilló en la primera parte del concierto. Teclados, guitarras y un DJ de imágenes completaban la formación titular del conjunto.

En el espacio central estaba el maestro, como en las viejas orquestas de salsa. Más entertainer que cantarín (las canciones eran instrumentales), P3z sustituyó la antigua batuta por breves disparos de sampler, mientras la guindilla interna le hacía moverse, hablar, soltar enérgicos coros o elevar las energías que su música presentaba.

Unas canciones que beben de sabores negros y latinos. Los deportes de P3z homenajean al funk y a Fela Kuti, a la música disco de los 70 y el dancehall jamaicano. Sin purismos pero con un gusto exquisito, el disco que tantas veces hemos escuchado en casa subió muchos enteros en vivo. Hasta hubo tiempo para el recuerdo de su antiguo grupo Parafunk, demostrando que cualquier tiempo pasado fue… más brioso.

No consiguió su propósito de derretir el cubo, porque aquí la gente escucha más que baila. Pero es innegable que la plata o el oro debe colgar, desde la noche de ayer, en los hombros de este (aún) inquieto creador donostiarra.

Sunae Dae + Hood: Nuevas vías

Sunae Dae + Hood
16 Diciembre
Sala Gazteszena. Donostia
Asistencia: unas 200 personas

Nuevas vías

Atraídos una vez más por la propuesta de la iniciativa foral Gaztemaniak! nos acercamos el pasado jueves a la sala del alto de Egia para disfrutar de músicas extrañas, alejadas de convencionalismos sonoros. Esas tonadas arriesgadas que suelen tener su espacio en nuestro veinteañero suplemento cultural Dvorame (zorionak!).

Y la reunión tenía su entonado participante local (Sunae Dae) y su componente exclusivo. Porque los chicos británicos de Hood tenían Donostia como única cita estatal. Venían a presentar un disco, de título “Outside closer”, que no verá la luz hasta mediados del mes que viene.

Abrió, como suele ser norma, la banda donostiarra, que en 40 minutos demostró que en la capital guipuzcoana también se arriesga, se prueba, se navega por riachuelos poco caudalosos, experimentando con melodías de Eric Satie o con las formulas siempre gozosas de esas bandas encuadradas dentro del estilo post rock.

Compararles con los escoceses Mogwai es un buen punto de partida, aunque a Sunae Dae se le intuyen caminos diferenciadores que sólo el paso del tiempo sabrá dotar de personalidad y capacidad de asombro. No son Sunae Dae los primeros, y esperamos que no sean los últimos, que en nuestra ciudad de Ubagos y Monteros se decantan por composiciones instrumentales de largo recorrido.

Atentos miraban, desde la zona del público, esperando su turno, los mozalbetes de Hood, banda especializada en cubrir con mantos electrónicos composiciones que no son pop, ni rock, sino todo lo contrario. Y la cosa no empezó nada bien.

Sus discos tienden a aturdir por saturación electrónica, pero a Donostia se vinieron en formato analógico, camino que han querido potenciar en los últimos tiempos. Batería, guitarras, bajo y teclado buscaban dar otro prisma a las canciones de su último y recomendable disco. La idea es buena, pero cuando el sonido es muy bajo (como fue el caso) uno tiende a distraerse, a no prestar la atención necesaria, a pensar que se está asistiendo al ensayo de una banda novel.

La cosa (y el volumen) mejoró con el paso de los minutos, y pudimos disfrutar de una formación que se iba gustando canción a canción. Centrando su repertorio en el nuevo disco, pudimos disfrutar de esos arriesgados caminos que los mundos electrónicos llevan años construyendo.

No diremos que las músicas perpetradas por Hood sean sencillas, pero tampoco les negaremos el carácter gozoso de las aventuras arriesgadas. Huyendo de las ataduras, viajando las composiciones de la habitación en la que se crean y se graban al escenario, uniendo piezas de aquí y allá, fusionando elementos diversos para construir nuevas vías.

A la hora de construir mezclas imposibles, eso no lo podemos negar, Hood son buenos, muy buenos. Ahí están los siete CDs y los innumerables singles de la banda para demostrarlo. Pero faltaríamos a la verdad si no afirmáramos que más de un espectador parecía aburrido en el concierto. Es lo que tiene avanzar. Que a veces se tropieza,¿no?

Alasdair Fraser & Natalie Haas, Alboka: Hermanos ultramarinos

No se dejen nublar por la cabecera de este texto, que no es que el pasado jueves noche asistiéramos a un concierto en una tienda de congelados. El titular de esta crónica se refiere a la innegable relación entre las músicas de aquí y allá, entre nuestros sonidos tradicionales y las tonadas populares de otras partes del ancho mundo (en este caso, Escocia), como bien quedó demostrado en el recital celebrado en el Teatro Principal donostiarra.

De las tierras de los Highlands, el malta simple y la materia prima de las piedras del curling retornaba a nuestra ciudad Alasdair Fraser, bonachón violinista que sabe transmitir en su música las cordialidades que contiene su persona. Y volvía el aguerrido rasgador con femenina compañía, la joven violonchelista Natalie Haas, con la que ya había coincidido en aquel homenaje a mayor gloria de Robert Burns titulado “The Legacy of Scottish Fiddle vol II”.

Parecieron gustarse (musicalmente), porque ahora presentaban disco conjunto, “Fire & Grace”, en las que el violín de él ponía la llama y ella aportaba la delicada gravedad de su cello.

Resultó un concierto breve pero intenso, apenas 35 minutos, buscando concentrar en ese reducido espacio las vaporosas melodías pausadas y los alegres tonos festivos de las épocas pretéritas en las costeras tierras norteñas (sí, aceptamos “Los Inmortales” o “Braveheart” como tópicos ejemplos fílmicos). Un lujo que esperamos volver a ver pronto.

Bebe: Menuda bicha

Interpretes: Bebe (voz), Markos (guitarra), Guille (percusión), Yuni (batería), Javi (bajo), Omar (DJ). Lugar: Sala de Cámara del Kursaal (Donostia). Fecha: 14-Octubre-2004. Asistencia: lleno, unas 600 personas.

Asistimos al primero de los llenazos de la cantante Bebe en la capilla del Kursaal rodeados de adolescentes que se debatían entre el look clásico y el borroka antiglobalización. Ganaban los primeros, de calle, porque a nuestra extremeña le han dado cera en los medios de difusión masivos. Pero ella se decanta, sobre el escenario, por seguir a los neo-hippies en los patrones del vestir.

Y en el hablar. Gusta de usar un lenguaje directo, sin cortapisas, llamando a cada cosa por su nombre. Haría buena pareja de dobles mixtos con Melendi, su hipotético acompañante en estas huestes de nuevos cantautores de estilo llano y músicas variadas. Pero claro, intentaremos destripar lo menos posible las sorpresas que les esperan a los seiscientos asistentes largos de la sesión de hoy en las apretadas butacas del cubo pequeño.

Decían los versados que a la niña le sentaban igual de bien las formas que emplea cuando se acercaba con su guitarrita a las ciudades españolas a celebrar el día de Extremadura. Que ya entonces emergía risueña y pizpireta, con ese deje andaluz al que a veces la mesa de sonido no destacaba como debiera, inundando cualquier escenario de contagiosa alegría.

Porque este bicho menudo sabe dejarse llevar por la banda cuando todos esperamos que, cual Woody Allen, abra la boca y suelte alguna boutade o alguna frase “de pensar”, expresada casi sin vocales, como en esos mensajes de texto que inundan los programas televisivos. Muchos momentos divertidos, pero hay que destacar uno: la reencarnación de nuestra cantante en la canción “silla eléctrica”.

En lo melódico, le pega a muchos palos y eso es bueno. Lejos de encasillarse en los singles más radiados, nos dio para escuchar mucha rumbita, algo de rock enérgico, detalles funkys, samba, flamenco, reggae-ska y hasta detalles antillanos. Como ven, sonidos antiglobalización que ella acompañaba con un chorro de voz al que no le hacía falta visita alguna del cercano congreso de Otorrinos.

De la panda de amiguetes profesionales que le acompaña, destacar al curtido guitarrista y esas percusiones que se hacían oír sin hacerse notar. Aún nos preguntamos por la labor del pinchadiscos, que seguro que era otro coleguita que se quedaba colgado en casa mientras la prota se iba de larga gira. Ojo, que no lo hace mal. Se suelta al funk de Isaac Hayes y a los purismos del flamenco cuando le dejan, manoseando los crujidos con estilo. Pero su labor en esta amalgama queda algo vacía.

En los 75 minutos de reloj que duró el espectáculo (pocas veces una palabra está tan bien puesta) la cantora nos trajo al frente, en ocasiones, ese impulso inocente y carroñero de Albert Pla. Otras se dejaba llevar por las cadencias de Amparanoia. Las menos, sonrisa clavada, nos recordaba a la Jeannette de los sesenta. O cantaba sus tonadas como si de un rap se tratase. Pero no se dejen cegar por las comparativas. Sólo se ponen como guía. Parafraseando el estribillo de la canción “Silla eléctrica”, Bebe “es auténtica, única en su gama”.

Elektronikaldia: Hormonas digitales

Sala Gasteszena (Egía). Donostia. Viernes 8 de octubre. Asistencia: menos de 100 personas

Arrancaba el pasado viernes el Festival de Música Electrónica de Donostia-San Sebastián, también conocido bajo el apelativo de Elektronikaldia. Como suele ser norma en este evento, la sala Gazteszena servía de pistoletazo inicial para una programación de tres días en los que los digitalismos de aquí y de allá se arriman al público inquieto.

Bueno, eso si es que hay público que se acerca, claro. Porque raquítica fue la entrada la noche que nos ocupa. Parece que la falta de un nombre conocido en el cartel ahuyentó a los potenciales danzarines. Quizás en Donostia sólo se salga los sábados. Acaso vivamos en una ciudad clásica, sin intereses investigadores. ¿Que donde estaban los modernetes? Quién sabe donde, que diría Lobatón.

La cosa es que aquello estaba desangelado el día en el que cuatro formaciones femeninas (al final se coló un chico entre las chicas) iban a llenar de estrógenos musicales las diferentes estancias del local situado en la zona alta de la ciudad.

LA primera sesión corrió a cargo de la DJ donostiarra Plácida Ye-Ye, habitual de esos establecimientos hosteleros que piensan que la música es algo más que la continuación del hilo musical radioformulero.

Su set, extenso en minutaje, dio cuenta de los ochenta más patrios (no, no hablamos de “la chica de ayer”, nos referimos a bandas como Aviador Dro) y de los noventa más sintéticos, con cosas como New Order, grupo básico en esto del pinchaje tecno pop. Y puso algo de rock, algo rebuscado, algo camp, algo incitador…La chica peleó lo indecible, con sus mejores armas, contra una asistencia que rara vez superaba las 20 personas.

Mientras la moza andaba la mar de plácida en la salita pequeña de Gazteszena, Rythm King AHF ocupaba el escenario grande. Dos chicas alemanas con un equipo humilde demostraban buenas maneras (Pose punk, sonidos pop) en un concierto demasiado breve que reafirmaba nuestros temores: el electro-pop actual, más allá de los 20 minutos, es un poco reiterativo.

En la sala pequeña se daba el relevo. La bilbaína Begoña presentó su disco con la boina calada y un concierto karaoke en el que las melodías de fondo sonaban más que atractivas. También el pop, tanto cantado como girado, es la etiqueta que mejor puede definir la actuación de esta artista vizcaína, que dedicó una buena parte del show a poner discos de otros autores.

Algunas de esas tonadas cantadas por Begoña eran obra de Madelman, relevo de última hora de Heidi Mortenson. La performer danesa andaba con la pata chula, y finalmente tuvo que declinar la invitación de los organizadores.

El pinchadiscos bilbaíno, que repite cita easotarra esta noche y la semana que viene, tiene muchas tablas en esto de animar el cotarro musicalmente. Por eso fue sencillo disfrutar, como si de un concierto privado se tratarse, de la selección ecléctica y atractiva de melodías animosas, con guiños a décadas pasadas (esos Sugarcubes…) y muchas otras cosas que no conocíamos pero que nos sonaban geniales.

Azkena Rock

Viejas glorias, grupos contundentes, alguna agradecida suavidad y 25000 espectadores se reunieron del 9 al 12 de Septiembre en Vitoria-Gasteiz alrededor del Azkena Rock Festival, una de las más importantes citas europeas de músicas guitarreras. Este año llegaba aderezado con mucha reunión especial (New York Dolls, Flamin Groovies, MC5, Radio Birdman…) en un cartel construido alrededor de los sonidos norteamericanos y nor-europeos.

Y a punto estuvo de no poder verse. Porque el mayor problema de Euskadi (no, no hablo de cócteles molotov, hablo del agua) hizo su aparición con fuerza el Jueves, día que se inauguraba el evento. Escenarios inundados, plomos fundidos, barro a toneladas. Los organizadores reaccionaron con presteza y de la mejor manera posible, trasladando los bolos del día a una carpa que días venideros haría las veces de discoteca rock.

Allí nos aburrimos soberanamente con Urge Overkill y sus versiones y nos dejamos apisonar por el Blues rock de Five Horse Johnson y su energía pura, que diría el protagonista de “Powder”.La cita gorda de la noche, y casi de todo el fin de semana, era la reunión de los New York Dolls, que confirmaron las buenas críticas recibidas en el Royal Festival Hall londinense.

El de Gasteiz fue un concierto recio, sacando chispas del diezmado equipo, resaltando y presentando con honor las viejas canciones gloriosas. Sin duda alguna, los primeros del top-Jubilado del fin de semana, dejando un estupendo sabor de boca.

Azkena Rock: Leku aproposa

Zer da Festibal bat? Talde askok parte hartzen duten Musika ekitaldia soilik? Ala parranda botatzeko leku aproposa? Agian zu bezalako jendea ezagutzeko leku honena,edo gehien guztatzen zaizkizun taldeen diskoak edo kamisetak erosteko leku onena. Ziur asko, alde hauen guztien batuketa izango da gaur egungo ekitaldi luzeen definizio zuzenena.

Azkena Rock Festibalak ez da salbuespena arlo honetan. Gazteizko Musikaldiak bere programazioa mimatua zeukan aurtengo zerrendan. Han ageri ziren izen klasiko asko (MC5, Radio Birdman, New York Dolls, Flaming Groovies…), zure etxetik mugitzeko aukera aproposa bilakatuz.

Gaur egungo izen famatuak ere ba zeuden 2004 urteko ekitaldian: Ryan Adams, Turbonegro, Mark Lanegan, Fun Lovin´ Criminals… Eta beti izango da lekurik gure bizitzan asko ezagutzen ez ditugun taldeen show-ak dastatzeko, gure estilotik pixkat urrun dauden taldeei begirada dat botatzeko momentua: Matthew Sweet, Violent Femmes, Josh Rouse…

Izen zerrenda ona, rockaren izkin guztiak ukitzeko asmoak presentatuz. Baina gauza bat intentzioa da eta bestea eszenatoki gainean kontzertu bat ikusterakoan lotsa ez sentitzea.

Urko: Lehen ikasgaia revisited

Llegaba el fin de semana, y con él la recuperación del castellano como idioma principal en nuestras calles, desbancando al italiano del primer puesto. Nuestro euskera sigue ganando (en versiones puras y euskañolas) por goleada en algunas intersecciones de la Parte Vieja donostiarra.

Cerca de ellas, en la Plaza de la Trinidad, nuestro Urko volvía el pasado viernes a la plaza de la que hace 30 años salió corriendo, cual encierro poco festivo, delante de los grises, haciendo parada y fonda en el cercano Museo de San Telmo.

Los Juegos Olímpicos regresan a Atenas, y a nuestros escenarios festivos retorna un donostiarra de pro, Don José Antonio Larrañaga, llevando la bandera del idioma de Aitor en nuestros conciertos musicales. Mira que tenemos producción propia y que solo haya espacio para un par de eventos… Programar a Kuraia tampoco hubiera sido el colmo del riesgo, digo yo.

Pero entremos en harina, que Urko es buen panadero. Con un escenario especialmente engalanado para la ocasión y abundancia de cámaras que presuponen una posterior repetición televisiva del evento (no se extrañen, visto lo visto, que aparezca en DVD), nuestro compositor presentaba “Hemen Gaude”, reciente recopilatorio que recoge sus más conocidas composiciones.

Y mira que tiene canciones populares. En el abarrotado espacio algunos se posaban en las sillas provistas por la organización y otros donde buenamente podían. Los asistentes, lejos ya de formar parte de las Juventudes de cualquier partido político, disfrutaban de las melodías que tan pronto hablan de escenarios cercanos (“Usurbilgo Eliza”) como de esforzados deportistas (“Azken Txanpa”). En esta última consigue que el público haga la ola al estilo tradicional, moviéndose lateralmente en sus asientos.

Sus composiciones tienen reivindicaciones geo-socio-lingüísticas (“Agur Euskal-herriari”), que ahora suenan plenas de vigencia pero más comedidas que en los duros días en los que se crearon. Tonadas que recogen sueños y repasan la historia de esta pequeña parte del mundo. Estribillos con nombre femenino (“zugana, manuela”) que, si se leen entre líneas, demuestran demandas repletas de cordialismo y paz.

El concierto contó con invitados de prestigio: el político Gorka Knorr y su hermano Nacho, con los que Urko realizó en su día “giras mundiales por Alava y Vizcaya”, el chelista Urko Larrañaga… Y le dedica un tema a un amigo que “está aquí, pero quizás en otra dimensión, lo cual nos impide verle”, con el que nuestro protagonista compartió estudios, pisos y vacaciones forzosas al otro lado de los Pirineos. Si, hablamos de Imanol, claro.

Enfundados en trajes de tonos oscuros, la banda que acompaña al amaratarra continúa repasando el CD que se vende en uno de los laterales de la plaza. Que lleves 30 años en esto y, según leemos en el Dvorame del viernes, te tengas que autoeditar los discos…

El zafarrancho final, con ese “Lehenengo ikasgaia” (la de “ni naiz, hi haiz, hura da…) que durante años ha hecho más por nuestro idioma que cualquier plan quinquenal institucional, “artillero”, “Kaia Barrenian” y la archicononida “guk euskaraz” y su refrescante toque moderno cierran con nota alta un evento en el que nuestro narrador ha funcionado más cómodo, como buen trovador que es, en los tonos vocales pausados.