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Azkena Rock

Viejas glorias, grupos contundentes, alguna agradecida suavidad y 25000 espectadores se reunieron del 9 al 12 de Septiembre en Vitoria-Gasteiz alrededor del Azkena Rock Festival, una de las más importantes citas europeas de músicas guitarreras. Este año llegaba aderezado con mucha reunión especial (New York Dolls, Flamin Groovies, MC5, Radio Birdman…) en un cartel construido alrededor de los sonidos norteamericanos y nor-europeos.

Y a punto estuvo de no poder verse. Porque el mayor problema de Euskadi (no, no hablo de cócteles molotov, hablo del agua) hizo su aparición con fuerza el Jueves, día que se inauguraba el evento. Escenarios inundados, plomos fundidos, barro a toneladas. Los organizadores reaccionaron con presteza y de la mejor manera posible, trasladando los bolos del día a una carpa que días venideros haría las veces de discoteca rock.

Allí nos aburrimos soberanamente con Urge Overkill y sus versiones y nos dejamos apisonar por el Blues rock de Five Horse Johnson y su energía pura, que diría el protagonista de “Powder”.La cita gorda de la noche, y casi de todo el fin de semana, era la reunión de los New York Dolls, que confirmaron las buenas críticas recibidas en el Royal Festival Hall londinense.

El de Gasteiz fue un concierto recio, sacando chispas del diezmado equipo, resaltando y presentando con honor las viejas canciones gloriosas. Sin duda alguna, los primeros del top-Jubilado del fin de semana, dejando un estupendo sabor de boca.

Para el viernes se recuperó el amplio espacio principal del Azkena Rock, con dos escenarios, situados uno frente al otro, que iban intercalando sus conciertos sin pausa. Entramos pronto. Los más contundentes ya estaban disfrutando de Mother Superior y su innegable contundencia cuando nos colocamos (físicamente) para disfrutar de Josh Rouse.

Su “1972” nos tiene encandilados desde hace tiempo, y en directo todo fueron parabienes. Una voz tan sedosa como certera, una preciosista musicalidad pop soul a la que desgraciadamente le faltaban algunos arreglos, pero que sabía mantener el pulso sin problema. ¿Para cuándo el nuevo, Josh?

Lo de Mark Lanegan, simplemente impresionante (los primeros 45 minutos, luego se hacía un poco pesado para los menos incondicionales). Una voz del averno flotando sobre suaves pero contundentes composiciones, mezclando a Nick Cave y Tom Waits con litros de Bourbon. La carrera en solitario del ex Screaming Trees va viento en popa, amigos. Como efectiva es la puesta en escena de los Fun Lovin Criminals. Pop, rock, latin, funk, hip hop… Todo vale (y queda bien) en la fórmula vigente y pletórica de estos neoyorquinos.

Llegaba la hora de otro nombre grande: Ryan Adams. Y lo del “enfant terrible” fue un bluff en toda regla. El chaval, algo cansado tras haber cerrado el día anterior todos los bares, cafeterías, zumerías y degustaciones de Gasteiz, se cascó un show precioso para las 6 de la tarde. Pero a las 24.00, con toda la peña animada, no puedes soltar esa retahíla de country pop meloso a más no poder, lento cual resolución de Juzgado. Dos tortas merecía el mozo, sin duda. Y que el próximo bolo que te vea sea en Alcohólicos Anónimos, lejos de cualquier graduación.

MC5 no se lo hizo del todo mal, sobre todo a la hora de invitar a cantantes. La de los Bellrays lo bordó, como siempre, cuando el enfoque fue más sentido. Y el de Mudhoney lo hizo casi mejor que con su banda. A mi me pareció un concierto demasiado variado estilísticamente, pero los fans estaban encantados. Y había que ser muy fan para gozar con Radio Birdman. Aunque es innegable que se dejaron hasta la última gota de energía (clap, clap, clap, clap), su actuación alcanzó la categoría de “correcta” sin mayores problemas.

El sábado sufrimos algo de sabanismo y no llegamos a la explanada de Zorrozaurre hasta Matthew Sweet, que se cascó otro soberano show de rock americano, algo power-popero, algo clásico, que nos hizo gozar cual enanos. Atentos al nuevo disco, tiene una pinta genial.

Los Wildhearts, bien, gracias. Bastante charleta sobre el escenario y rock duro que invitaba a la diversión. Screaming Cheetah Wheelies descargaron alma sureña a borbotones, que al final se hacía algo plana para los menos aventurados en las tonalidades de estos chicos de Nashville.

Violent Femmes se perdieron en el escenario grande. Aquella colección de canciones añejas, aquel “blister in the sun” y posteriores, quedaban algo deslavazadas en la inmensidad de la campa. Aunque el show fue bueno y contagioso, en la cercanía de una sala sería inmensamente más disfrutable.

Pero eso tienen los festivales. Acercan bandas nunca vistas por chicos de provincias como nosotros al mayor número de gente. Aunque en el caso de los históricos Flamin Groovies, mejor se hubieran quedado en casa, tomándose unas birras en el porche.

Semejante colección de canciones elegantes, que tanto nos hicieron disfrutar, fueron perpetradas con desidia y desacierto, apoyándose en una banda reclutada en alguna fiesta con muchas drogas y poca claridad mental. Jamás en mi vida vi a nadie desafinar de esa manera.

Aquello parecía una fiesta juvenil en un garaje. Un concierto deleznable, que si finalmente sacan en DVD (esa era su idea, grabar este único concierto en 17 años para sacar tajada), no lo busques en la sección de música, sino en la de humor, entre Joe Rigoli y Monthy Python. De vergüenza ajena.

Como Turbonegro nos pareció un circo flojillo, ahondaremos para finalizar en la idea de las reunificaciones de bandas añejas reverdeciendo viejos laureles. Aunque sea innegable que reverdecen (porque el billete de Dólar sigue siendo verde, ¿no?), juntarse para una fecha única, tan lejos ya de los años de giras mundiales, suele traer como consecuencia conciertos sin más gancho que las canciones.

Bandas desconjuntadas por la falta de ensayos, cuyos refrescos no siempre son mejores que sus originales, que mantienen el tipo media horita justa para luego caer sin freno (salvo New York Dolls y MC5). Ahondando en la memoria del colectivo, pero ensombreciéndola más que abrillantando lo que nos suele reunir en este tipo de eventos: las buenas canciones.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

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