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Etiqueta: Joseba Irazoki

Joseba Irazoki Eta Lagunak: una gran sobremesa de cierre

Intérpretes: Joseba Irazoki (guitarra, voz), Ibai Gogortza (guitarra), Jaime Nieto (bajo), Felix Buff (batería). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 26/07/2020. Asistencias: unas 250 personas

El Teatro Victoria Eugenia despedía su programación del Jazzaldia con la actuación de Joseba Irazoki y sus amigos. Puede que Irazoki no cuadre en el género musical que da nombre a nuestro certamen veraniego. Pero es difícil encasillar al de Bera en una definición.

Puede ser rock, pero no solo eso. Puede ser experimental, pero acercándose a la melodía. Puede ser un estilo duro contrastado con vaporosos espacios. Mas puede cantar, pero prefiere la instrumentación. Irazoki es un guitarrista especial, o espacial. Y se destapa con su cuadrilla de socios. Músicos de altísima calidad que han sido parte de formaciones como We Are Standard, Borrokan y Willis Drummond. Realizadas las genuflexiones de rigor pasemos a confirmar que la mezcla de unos y otros fue realmente fantástica.

Salió la banda entre aplausos y Joseba Irazoki, con una camisola de escorpiones que ya anunciaba que nos iba pinchar su veneno sonoro, agradeció la posibilidad de poder actuar en el lujoso teatro. Arrancaron con “Inuxente bortxatua”, pieza embrujada con timbales que anunciaban tormenta y devinieron en todo un chaparrón de guitarrazos.

Le siguió el corte “Lucio eta Durruti” dedicado en parte al recientemente fallecido Lucio Urtubia y cuya letra incluye una loa a la librería donostiarra Kaxilda. El momento tuvo una larga progresión espasmódica, pinceladas arabescas y una contundente sección de rock “motorik” (el ritmo utilizado habitualmente por combos “krautrock” como Neu! y Kraftwerk). Puede resultar una amalgama de estilos y etiquetas, pero en manos de Irazoki todo se une, se fusiona y se mezcla con una naturalidad exquisita. Solo él sería capaz de ligar una salsa de pescado a un filete y que la mezcla nos resultara primorosa.

“Lehiakortasuna” nació con una telaraña sónica y una voz principal narrada para luego acercarse a la contundencia de Lisabo y realizar un estribillo de los que se cantan puño en alto. “Gezurrezko Bizia”, firmada por el batería Felix Buff, tuvo instantes de trance indio. Un embrujo tribal que fue corriendo hasta la contundente ración final. “Ahotik ahora” se inició dulce, llena de ruidos de fondo, para acabar explotando en un fuerte ritmo “stoner”. El cierre fue tremendo, con todos los músicos compenetrados en el vendaval. En este punto Irazoki superó un problema con la correa de su instrumento con estilo, demostrando que en ocasiones “crisis significa oportunidad (de escuchar nuevas partes improvisadas)”.

En el contenido tema “Gose haizelarik” sonaron deliciosos tanto el juego de voces reverberadas, espectrales y sugerentes como el sonido de órgano realizado con los efectos de guitarra. “Enpate” y sus intrigantes ritmos fueron lo más bailable del set. “Dantzarik” defendió el gusto de la banda por la improvisación. Y “Zu al Zara?” se alzó con el premio al tema más directo de la jornada. Una canción fantástica que cantada por Kim Gordon no desentonaría en el disco “Goo” de Sonic Youth. Tras ella llegó “Salbatzaileak” y las cuerdas se solaparon con la voz en un efecto sinuoso que acabó en el enésimo raquetazo en el morro.

Hasta aquí el concierto propiamente dicho. Pero una banda como esta no puede hacer un bis al uso. Sería algo indigno. Por eso eligieron como regalo final dos canciones curiosas. La versión acelerada del “Gansterrak operara doaz” de los reivindicables Jupiten Jon y la propia “Dantzarik zailena…zaldi dantza”. Tu última interpretación, una pieza prácticamente instrumental que arranca como un disco de Jimmy Hendrix y sigue como un rock de carretera. ¡Dónde se ha visto eso! Yo se lo digo. En Joseba Irazoki eta Lagunak, una de las mejores bandas que pueden ver en la actualidad.

Publicado en El Diario Vasco

Fenomena: Un festival de afortunados experimentos

El festival Fenomena celebrado en Hondarribia contó con atractivas mezclas musicales y actuaciones de gran calidad.

El festival Fenomena hondarribitarra nos permitió ayer gozar de una de esas fusiones difícilmente repetibles: unir sobre un mismo tablado a El Niño De Elche, Joseba Irazoki y Ruper Ordorika. Fue el gancho del festival, el evento que más gente reunió, el que más barullo creó en la barra del bar y sus alrededores. Pero no fue el único acto. La tarde-noche de ayer estuvo llena de actuaciones gratuitas organizadas por Fenomena Kultur Elkartea y el Ayuntamiento de Hondarribia.

El cartel comenzó a las once de la mañana con los talleres para niños en las terrazas del Puerto Deportivo de la localidad guipuzcoana. Un espacio más amplio que la anterior base de operaciones del certamen, los jardines del Kasino Zaharra. No fue la única mejora: las actuaciones se celebraron en una carpa para hacer frente a las adversidades meteorológicas. No hay que olvidar que el año pasado una borrasca echó por tierra parte de la programación.

La fiesta sonora propiamente dicha comenzó a las cuatro de la tarde y corrió a cargo del combo madrileño Patio Rosemary. Más cercanas a las Runaways que al grupo Dover, su propuesta llegó llena de rabia y melodías, con momentos cercanos a Los Pixies o los Sonic Youth de Kim Gordon. La familias se estiraban en la cercana campa. Algunos preparados, con mantas aislantes. Otros de forma relajada, mientras sus hijos corrían por la zona. Un aplauso a quienes colocaron a niños y niñas unos cascos aislantes para la escucha de los conciertos, que fueron los menos.

Flavio Banterla cogió el testigo y lo subió a la estratosfera. Sus canciones fueron siderales, repletas de elegancia y buen hacer. En formato trío – mas una violinista que echó una mano en algunos pasajes- y con una felicidad contagiosa, sus piezas sonaron a medio camino entre Franco Battiato y los Flaming Lips. Unos tonos llenos de fuerza y con una voz sobresaliente que confirmaron la potencia festivalera de esta propuesta única.

Y llegó la mezcla de Ruper Ordorika, Joseba Irazoki y Niño de Elche. Comenzó Ordorika con sus suaves tonadas (“Martin Larralde”), composiciones soleadas (“Haizea Garizumakoa”) y algún que otro ímpetu (“Hondartza Galduan”). La tradicional “Zazpi Nobio” hizo de gancho con Joseba Irazoki.

El músico de Bera voló después libre. Presentó cortes de su último disco, el instrumental “Ez-Nostalgia”, ofreció un “Ahorik ahora” de tintes rafaelianos, brindó cortes country y salió a capela (“Blue Cristal Fire” de Beñat Achiary). Su enlace con el Niño de Elche nos deleitó con una arrebatadora versión castellana de “Txoria txori” que musicalmente podría ir en una banda sonora de Win Wenders. El cantaor flamenco se lanzó después a interpretar dos canciones en solitario. La inicial “Mercados” confirmó la tremenda voz de este autor de Elche. La posterior obra, cantada sin acompañamiento, mostró la vertiente más heterodoxa de este creador.

Esta fiesta a tres se cerró con un par de temas juntos. El primero ensanchó el “Fas Fatum” de Ruper Ordorika con un Irazoki bailando entre punteos de guitarra y un cantante mediterráneo ofreciendo preciosos giros de voz. El posterior y casi indistinguible homenaje al “Deep Song” de Tim Buckley fue una parranda de alegrías. A su fin los cántabros Los Estanques y el grupo australiano Datura4 fueron los encargados de dar carpetazo a un festival que tuvo una gran respuesta popular.

El Día De La Música: La fiesta de los acordes al sol

Arcoiris de sonidos en el festival musical callejero celebrado ayer en el centro de Donostia

Se ha instaurado en nuestra tierra aprovechar el solsticio de verano del 21 de junio para celebrar El Día De La Música. La Fête de la Musique francesa ha sabido cruzar el Pirineo para inundar nuestras calles de grupos grandes, medianos y pequeños en eventos que tienen la característica de ser gratuitos.

En este sentido en Donostia ya ha tomado arraigo la parranda que se celebra con el céntrico Mercado de San Martín como núcleo de actividades. El establecimiento FNAC y varios colaboradores públicos y privados organizaron ocho conciertos en dicha plaza para los días 21 y 22 en una reunión que el año pasado juntó a más de 3000 personas. Un número que los organizadores esperaban superar al cierre de esta edición.

El pistoletazo del viernes tuvo dos platos sabrosos. La donostiarra June Calsor se acompañó de un batería y un teclista para abrigar a los presentes con sus tonos tersos y suaves en clave de soul, jazz y R&B. Y si la primera arropaba lo de los segundos fue un hielo tirado a la cara. Los vizcaínos Sua demostraron porqué acaban de ganar el concurso de maquetas de Euskadi Gaztea. Los suyo es el rock enfadado, chillado, directo y aún algo tierno. Cantando en inglés y euskera, una mezcla cada vez más habitual entre la gente que empieza, sus ondas hicieron vibrar los cristales del centro comercial.

El sábado era el día grande. Y comenzó con un par de eventos que buscaban aprovechar la alegría de la hora del vermú. Los locales Latitud 43 -nombre que recoge la ubicación geográfica de la capital guipuzcoana- defendieron el rock urbanita de autores como Fito. La tanda mañanera se cerró con el concierto de Maren, la autora más “millennial” del cartel -apenas tiene 16 años- y concursante hace un par de años de “La Voz Kids”.

La solana que se comió toda sombra cercana envolvió a esta chica con pinta de “influencer” -será la edad y el desparpajo-. Su pop dulce recuerda a Russian Red (ese vibrato…), Izaro y Tracey Chapman. Con una gran voz y muy salada entre temas, el futuro que le espera no tiene barreras.

La tarde arrancó con el set de Ibai Marin. El antiguo cantante de HIRA llegó para presentar “Bidean naiz”, su último trabajo. Rodeado de una banda vestida de negro, su rock vasco navegó entre la dureza, el AOR y las baladas. Al pobre Marín le falló la voz un momento, y lo pasó peor de lo que realmente fue, con continuas disculpas al micrófono.

De negro también salieron Noa &The Helldrinkers, nadadores lustrosos en el pantano del blues. Su sonido, pulcro y conciso, estuvo nutrido de versiones y temas propios. A destacar la voz principal, nacida en la misma calle en la que se celebraba el acto según confesó en un momento.

Y tras su ejercicio de estilo llegó el caviar de la tarde-noche. Joseba Irazoki & Lagunak ofrecieron un espectáculo mayúsculo, sideral. Con canciones que no te dejaban asirte a ellas porque el siguiente trozo te descolocaba. Sus conciertos no atienden a las formas habituales. Pero eso les da otro plus.

Poseído en los punteos y en los cantares, Joseba defendió el rock espacial, la sicodélia, las calmas ácidas y el kraut rock con la elegancia que le da el estar situado en lo más alto de la creatividad guitarrera vasca. La abarrotada plaza premió sus esfuerzos con muchos aplausos y otros tantos comentarios de asombro. Y a cargar la furgoneta corriendo, que estos Lagunak doblaban turno esa noche en Zumaia.

Tras el baile cerebral llegó la hora de despedirse poniendo las neuronas en danza. Con unos músicos de chaleco y gomina y una cantante de inspirada voz los Koko-Jean & The Tonics cerraron por todo lo alto esta novena edición del Día De La Música capitalina con su fiesta de rythm& soul.

Kalaportu: y Beñat Achiary lo bordó

Intérpretes: El grupo Audience, Mikel Urdangarin, Ines Osinaga, Miren Narbaiza, Rafa Rueda, Dana Moya, Joseba Irazoki, Beñat Achiary, Miren Gaztañaga y Ander Lipus. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 24 de marzo. Asistencia: unas 500 personas.

Al abrigo de la Korrika Kulturala y el potente festival bilbaíno Loraldia llegaba a Donostia “Kalaportu, Joseba Sarrionandiaren lurralde poetikoa kantuz”, un espectáculo-homenaje que discurre por el territorio creativo del escritor Joseba Sarrionandia. Un caladero sin restricciones: los autores vascos han echado mano en 146 ocasiones de los poemas del autor de Iurreta para redondear sus tonadas.

El formato de esta gira por las capitales vascas tuvo las hechuras de “estrellas invitadas”. Con la banda vizcaína Audience como elemento perenne sobre el escenario y buena parte de lo más granado del pop vasco rulando por el micro y las guitarras, los distintos autores fueron pasando por el sencillo y vistoso montaje: un escenario repleto de maletas y globos terráqueos que colocó a la formación de Gernika sobre una elevada tarima, comandando la función. Su labor fue resuelta, heterogénea y acertada.

Apareciendo y dejando paso después, los actores Miren Gaztañaga y Ander Lipus jugaron con las palabras en distintos momentos del show. Suyo fue el arranque recitando textos sobre recuerdos y trances vitales, quedando el pistoletazo musiquero para un “Errua” en el que Ines Osinaga llevó el tema hacia terrenos de La Oreja De Van Gogh.

Osinaga y Dana Moya acercaron al mundo latino el corte “Katuaren katua”, giro que se tornó cubano en “Denon Mundua”. Tremenda la voz de Moya en este pasaje, llenando el teatro y medio barrio con su fuerza. Rafa Rueda y la banda lo bordaron en la popera y algo épica “Hokusairen olatu”. Una composición que tuvo a bien acabar el minutaje en un precioso juego sonoro de guitarras.

Tras la fronteriza “Lili bat” a cargo de Audience volvieron los actores para una escena sobre libertades y pasiones. Un entrante perfecto para el que fue uno de los mejores momentos de la noche, el de Beñat Achiary y Joseba Irazoki. Dos artistas que no sabes si son extraterrestres (por su calidad y libertad) o es que en realidad están intentando comunicarse con otras civilizaciones a través de sus creaciones. Achiary se puso el buzo de cantor heavy en “Nao es tu faculdade de sentir”, llegando a tonos elevados como los que imaginamos capaces de romper cristales de bohemia.

Miren Narbaiza, que destacaría en el cierre, debutó en la calmada “Ez diren gauzak” para dar paso a Mikel Urdangarin y un brioso “Oroimeneko portua”. Gaztañaga y Lipus finalizaron su aportación entre juegos lingüísticos sobre pasaportes, maletas, viajes y migrantes. Y tras correr un tupido velo sobre la interpretación de “Martin Larralde” la fiesta finalizó rockera con un stoniano “Ene Begiek” y esa “Guantanamera” -reescrita para la ocasión por el propio Sarrionaindia- que los cantantes fueron entonando a razón de estrofa por barba/moño.

Willis Drummond: Huracán Drummond

Intérpretes: Joseba Irazoki, Willis Drummond. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 13 octubre. Asistencia: Lleno, unas 500 personas.

Vivimos en tiempos de alarmas y previsiones borrascosas, algunas de las cuales desgraciadamente tienen razón de ser. Cuando no es una ola de calor infernal es una tormenta catastrófica o una nevada sin igual. “Desde que hay registros” ya es casi una coletilla que suena día sí día también en nuestras charlas.

El sábado por la noche se anunciaba una de estas chaparradas (sonoras) en Donostia con motivo del concierto de Willis Drummond. Una banda que aprovechaba esta muesca guipuzcoana para, como se hacía en los años 90, grabar un disco en directo.

El ahora trío de Iparralde quiso invitar a la fiesta a Joseba Irazoki, encargado de hacer las labores de teloneo de tan magna cita. Y, como no podía ser otra forma, su actuación fue alucinante, demencial y estratosférica. Siempre es una gozada ver al de Bera tocando la guitarra con otros grupos, a los que se adapta como un guante. Pero en solitario la cosa es aún mejor. No hay mayor gustazo que observarle aporreando el bombo, jugando con unos loops -a los que apenas atiendes- y guitarreando asilvestrado mientras aúlla como un lobo.

Y tras el rayo llegó el trueno. Tras pasarse toda la semana ensayando y probando cosas en la propia casa de cultura para que la noche fuera correctamente registrada y nada se saliera del tiesto, Willis Drummond comenzaron como los grandes, a telón bajado. Con una escenografía sencilla que buscaba centrar la atención en los amplificadores y sin más invitados que los instrumentos y sus ejecutantes, su primera media hora fue un vendaval en toda regla. Más allá de canciones conocidas y cabreos arpegiados deberemos destacar el sonido impoluto de la velada, a la manera de Wilco o Pearl Jam en sus estadios.

La maravillosa pegada del batería, la voz aguda y casi cortante del cantante, la grave animosidad del bajista… Todo se escuchaba “como si estuvieras poniendo el disco en casa”, decía un asistente a nuestra vera. Aún me pregunto si esa ecualización era buena o mala, si el fin justificaba los (elevados) medios (tonos) y que la voz quedara solo para fans irredentos que se supieran todas las letras. ¿Sonó así porque iban a grabar el disco o graban el disco ahora porque suenan así? Bueno, no se alarmen, son vericuetos de escribiente pensativo. La culpa fue nuestra por soñar con barro y pogos en todos los conciertos de rock cuando lo que se lleva es subir fotos a Instagram.

El set relajó su energía en la zona media, atemperando su potencia, para coger impulso y atacar sus canciones más conocidas en esa zona final que tuvo dos bises. “Joan ikustera” y el resto de pelotazos consiguieron animar la sección trasera de la sala, más tranquila en sus manifestaciones. Labor a la que ayudó la arenga desde el escenario. No todos los días podemos escuchar nuestro alarido de ánimo en un soporte discográfico. Ni disfrutar de manera tan aseada de los fieros sonidos de Willis Drummond.

Jazzaldia 2018: Músicas para todos los gustos

Decenas de conciertos conforman la rica oferta gratuita de las terrazas del Kursaal

El Jazzaldia que hoy comienza siempre se ha caracterizado por ofertar música de gran calidad sin tener que pagar una entrada para disfrutarla. Con las terrazas del Kursaal como centro relevante de actividades, el certamen mantiene una vertiente popular y social que cuida con esmero. Un capítulo en el que hay jazz, por supuesto, pero también músicas de otros colores. O sonidos de “amplio espectro”, que diría el Doctor House sobre sus medicinas.

Mientras el Escenario Verde acogerá estrellas de relumbrón como Rubén Blades, fiestorros de donostiarrismo popero (Amateur y Mikel Erentxun), apuestas de futuro que le pegan un buen bocado al presente (Izaro) y potentes autoras foráneas (Anna Calvi), la vida se extenderá más allá de las actuaciones que veremos y escucharemos con los pies metidos en la arena.

La variedad está asegurada en los tres escenarios de las terrazas situadas en la parte trasera del Kursaal. Si les tira el rollete juvenil este domingo tienen a Nerabe arreándole a post-punk hedonista. A los amantes del pop experimental de raíces les recomendamos ir a Beñat eta Julen Achiary & Joseba Irazoki y su espectáculo “Bashoan” el próximo sábado. Sin salir del euskera como idioma cantor los chicos folk-poperos de Oso Fan actuarán en la Terraza Heineken el domingo. Y fusionando pasado y futuro verán esta noche al combo GoGo Penguin. Un trío británico al que le chifla Aphex Twin, John Cage, Debussy y Massive Attack. Menudas cuatro patas para un banco sonoro…

Baño jazzero

Si lo suyo es el jazz el baño que se van a pegar será de los que dejan arrugas en los dedos. Por destacar algunos eventos gratuitos nos quedaremos con el “Endangered Blood” (jueves y viernes en el Espacio Coca Cola), el niño prodigio Tom Ibarra (hoy en la Terraza Heineken) o el momentazo de Bruce Barth y sus colegas deconstruyendo las ácidas tonadas del grupo Grateful Dead (esta noche, en el espacio Frigo). La fiebre -jazzera- del sábado noche podrá satisfacerse con el estiloso pianista galo Hervé Sellin y su trío en la Terraza Heineken.

Y hay nombres que, más allá de su calidad y firmeza, no dejan de ser una invitación: ¿Acaso ustedes se perderían un concierto protagonizado por la banda “The Machetazo” (domingo)? ¿Y un bolo con dos baterías (Double Drums Quartet, este viernes) ¿Acaso evitarían un vistazo a quienes el 29 de este mes se presentarán bajo la etiqueta de “Furia Txistulari” sin tocar ni por asomo el mencionado instrumento tradicional vasco? Anden tranquilos con las denominaciones. Más allá del innegable gancho nominal unos y otros se arropan en el jazz.

La Donostia orquestal

Y habrá grandes orquestas, claro, evidentemente, cómo no. El formato que tan bien ha calado siempre entre los espectadores de estas explanadas tiene un par de muescas en esta edición. La Reunion Big Band (viernes, Espacio Frigo) y la agrupación de la Escuela de Música y Danza de Donostia (el sábado en idéntico emplazamiento) harán las delicias de los seguidores de estas composiciones antiguas de porte tan distinguido. Se augura una pelea de sillas en estos eventos, dado que otros años estas sonatas se desplegaban frente al más espacioso Escenario Frigo. ¡Qué seria de un acto donostiarra sin estas pequeñas mini polémicas!

Resumiendo: acudan, picoteen, alucinen, prueben, bailen, gocen y si encuentran algo mejor en otro tablado de estas zonas gratuitas, vayan a él con respeto y sin mayores vergüenzas. Estos escenarios ofrecen un arcoíris de melodías en el que más pronto que tarde podrán toparse con algo de su color favorito.

Publicado en El Diario Vasco

El festival que te reconcilia con la música

Grupos: Single, Hidrogenesse, C Tangana…y hasta 21 formaciones musicales. Día: 29 y 30 de enero. Lugar: Salas Dabadaba y Gasteszena (Donostia). Asistencia: En total, unas mil personas

“Un Lurrazpiko Festa que hay que defender con los puños si hace falta”. Así se elevaba apasionado un conocido musiquero local en las redes sociales ayer. Y no se me ocurre mejor resumen de este certamen que, en ese peligroso balance entre arte y parranda que son los macrofestivales, nos reconforta con la zona más idílica de la creación sonora. Una “Festa” coqueta – es un puntazo que se realice en salas de aforo medio- pero peleona y admirable. Un autentico espejismo en el panorama nacional.

Quizás por eso gente de media España se ha acercado este fin de semana a nuestra pequeña urbe. Algo especialmente reseñable la jornada del viernes, donde era realmente difícil toparse con los nativos habituales en estas citas. Pero los turistas sonoros no vinieron solo a ponerse tibios a pintxos, que también. Su motivo principal era el de emocionarse con las actuaciones de alguna de las veintiún formaciones del Lurrazpiko Festa 2016.

Siempre hay sorpresas en los carteles de estas festividades, pero en este caso se conviertieron en iluminaciones (Sauna Youth). No faltaron las visitas acertadas de viejos conocidos que mantienen un eterno estado de forma y a los que, inexplicablemente, no les acompaña la popularidad (Single, Hidrogenesse). No nos referimos a esa fama de saludar en la barra del bar tras tu concierto, que eso Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin (el dúo donostiarra que forma Single) lo hacen mejor que nadie. Ver la cara de felicidad suprema de una muchacha manchega tras cumplir su sueño de hablar con la siempre divina Teresa transmitía más alegría que cualquier regalo de cumpleaños.

Lo mejor de este festival es que no existe esa sensación de “yo iría, pero solo me gustan dos cosas”. Lurrazpiko consigue, porque se la ha ido labrando a razón de dos citas musicales a la semana durante los últimos dos años, una confianza casi ciega en su oferta. Unos levitaron con las divertidas e irónicas composiciones de Hidrogenesse y otros compraron el abono para no perderse a raperos como El Coleta o C Tangana. El primero bordó el rap “quinqui”, con unas letras magníficas para retratar el pensamiento cultural y social. Lo de C Tangana es un pelotazo a la vista. Suave R&B bien hilvanado que pronto sonará hasta en los tonos predeterminados de los móviles.

La escena vasca estuvo muy bien representada. Los pamplonicas Kokoshca metieron a medio público en el escenario, algo que empieza a ser costumbre en el Lurrazpiko – el año pasado sucedió los mismo con la banda Discípulos De Dionisos-, en un set que fue de menos a más. También navarro, pero con un trueno cósmico, era Joseba Irazoki. El afable autor que cuando se calza una guitarra parece un endemoniado Mr Hyde presentaba nuevas canciones en las que vuelve a su época experimental, abandonando un poco las estructuras cuadradas y manidas.

Tampoco es malo basarse en esas cosas de estrofas y estribillos. Grupos como Les Grys Grys – y su potente rollo beat- o los tensos Betunizer lo cuadraron en esa embarrada categoría. Mención especial merece la banda Sauna Youth. Un auténtico terremoto sonoro que parecía provenir directamente de las bandas que había en el Berlin inmediatamente posterior a la caída del Telón de Acero. ¡Qué frescura!¡Qué potencia!¡Cuánta rabia!¡Que libertad compositiva! Frases exclamativas que Ayo Silver, la promotora de este certamen, ha hecho suyas. Como bien podremos seguir comprobando en las programaciones semanales. Ahora toca aplaudir muy fuerte por la edición del 2016, y saber que el año que viene será igual. O mejor.

Lurrazpiko Festa 2016: Maravilloso subsuelo

El festival “indie” donostiarra presenta su mejor y más diverso cartel hasta la fecha.

En el Lurrazpiko 2016 no hay una ranura por la que pueda colarse el aire. Solo algunos megaeventos “primaverales”, esos que cuentan sus asistentes por decenas de millar, pueden permitirse esta diversidad, calidad y acierto en la selección de las formaciones. Ese riesgo controlado, esa sorpresa que brota de la lista de formaciones, esa foto casi perfecta de por dónde se mueve el underground nacional.

Con la virtud de que los nombres grandes del cartel pueden variar si lo tuyo es el pop de guitarras, el rock embarrado, la distinción melódica, la parranda digital o ese hip hop que se estrena en el festival. Todo programado en salas donostiarras de pequeño y mediano aforo (Dabadaba y Gasteszena). Y a un precio más que asequible. Con el bono VIP de 50 euros accedes a todos los conciertos y -aquí está el guiño musical- te regalan 5 vinilos de la rama discográfica de los promotores (Ayo Silver). Normal que este año gentes de todas las provincias españolas hayan hecho un hueco en sus agendas vacacionales para visitar la Capital Cultural Europea con motivo de esta muestra musical independiente.

Estas últimas semanas el foco se ha dirigido precisamente al estilo que debuta en la cita guipuzcoana. C Tangana, el imberbe rapero nacional que actúa en el Lurrazpiko, ha publicado una “mixtape” (recopilación que define tus gustos y suele incluir temas propios) que lleva un millón de escuchas en un mes. Números que ya querrían para sí nombres más establecidos en la música actual. No es la única cita rimada del evento. Ahí tenemos a El Coleta, desvergonzado autor de Moratalaz y abanderado del “rap kinki”, que tan pronto se casca un homenaje al heavy como reverencia a los ídolos del flamenco o inunda sus composiciones de referencias al cine clásico.

Los guitarreros también tendrán su espacio, capitaneados por los valencianos Star Trip, autores del mejor disco de power pop nacional en el 2015 con su mezcla (¡y mejora!) de las canciones de autores como Teenage Fanclub, Velvet Crush o Matthew Sweet. Algo más sucios pero igual de atractivos se presentan Night Beats. Su rhythm’n’blues lleno de psicodelia es otro de los puntos fuertes del fin de semana. Los texanos Heaters ahondarán en la rabia con sacudidas de rock’n’roll garajero, mientras los ingleses Sauna Youth nos harán sudar los poros con esas tonadas dignas de bandas como Thee Oh Sees y Buzzcocks.

Y como desparrame total, las actuaciones de Betunizer y Siesta. Los segundos son viejos conocidos de los seguidores de Ayo Silver. Su actuación de hace un par de años en Gasteszena dejó a todos boquiabiertos tanto a nivel sonoro como escénico, con dos muchachos dejándose la piel en cada golpeo de batería y teclado.

Si hay una “nueva-nueva ola” en Madrid, ésta estará bien representada en el Lurrazpiko Festa. Por ejemplo, con la formación Sierra, proyecto que remite a Pegamoides y The Cure. O los chicos de Tigres Leones, los del videoclip cachondo sobre el famoso anuncio hostelero de Mahou. Sin olvidar la merendola -toca el sábado a primera hora de la tarde- de Betacam, banda tecnopop heredera de Parade o La Casa Azul.

Como ya es tradicional, los organizadores le dedican espacio a los grupos del país vecino. Este año vienen las parisinas Juniore (hijas de Françoise Hardy y el ye-ye) y Les Grys-Grys, una de las grandes atracciones del festival gracias a su infeccioso blues rítmico. Y de Euskadi y alrededores se vuelve a realizar una selección exquisita: Los pamploneses Kokoshca y el autor más interesante del panorama, Joseba Irazoki, en formato banda.

Es tal la abundancia de cosas frescas y sorprendentes que nos hemos permitido la osadía de dejar para el final las apariciones de las bandas más consagradas en este mundillo. En esta categoría podemos colocar al inglés DJ Food , fundador del sello Ninja Tune. A su vera, desbordantes de elegancia, Hidrogenesse y los donostiarras Single. Curiosamente, estas dos formaciones acaban de revisitar en formato “canción para película” el «No hay nada más triste que lo tuyo» de los primeros con resultados espectaculares.

El dúo catalán Hidrogenesse mezcla diversión e ironía con irrepetible estilo y sencillez instrumental. Imposible abandonar uno de sus conciertos sin una sonrisa en la cara. Single, por su parte, es un conjunto de feliz libertad creativa que cuenta con la hipnótica presencia escénica de Teresa Iturrioz y la finura de las composiciones que la dama e Ibon Errazkin realizan sin más ataduras que las de los cinturones de sus abrigos.