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Categoría: Entrevistas

Alondra Bentley: “Una debe ingeniárselas para materializar lo que se imagina”

La cantante se ha quitado de un plumazo su pasado tranquilo para entregar un disco más moderno y atractivo. Actúa esta noche en la sala Kutxa de Tabakalera, en Donostia.

Quiso la suerte, la casualidad, los vapores promocionales o la prolongada ausencia de las mujeres autosuficientes en el panorama creativo que en 2008 una ola de cantautoras apareciera en la escena española. Russian Red, Anni B Sweet, La Bien Querida, Zahara o la Alondra Bentley que hoy entrevistamos fueron incluidas en ese pack por su folk dulce y primigenio y un cantar tendente a la languidez.

Alondra fue de rama en rama distinguiéndose del resto hasta llegar en 2015 a publicar el CD “Resolutions”, editado como los anteriores por la discográfica Gran Derby Records. Un sello que pronto mutará su nombre a Mont Ventoux, ampliando su campo a los mundos editoriales. Así, además de editar las nuevas canciones de Elle Belga o los donostiarras AMA publicará libros como el ‘Todo tiene una historia’ de Isaac Pedrouzo.

Para este último trabajo discográfico Bentley contó con la ayuda del productor norteamericano Matthew E. White, colaborador de autores como Justin Vernon, Sharon Van Etten o the Mountain Goats y responsable del aplaudido trabajo de Natalie Prass. Juntos idearon un enfoque abierto, con querencias por clásicos como Fleetwood Mac y otros abanderados del “soft pop” de los años 70.

Mas la cosa no queda en un ejercicio de estilo a lo Josh Rouse. Alondra ha querido sonar moderna, sintética, distinta entre canciones, encantadora cuando toca y experimental si así se lo pide el cuerpo. Hace unos años habría sido imposible escuchar un arranque como el del tema “Pegasus”, con esas voces invertidas como epicentro de la canción.

Pasamos el foco a la autora para que nos cuente cómo se produjo el encuentro transoceánico, sus amores sonoros, las peleas diarias para poder seguir haciendo música y las particularidades de la cita donostiarra, ciudad a la que regresa tras dos años de ausencia.

Confiesa, ¿cuántos jamones hay que mandarle a Matthew E. White para que te produzca un álbum?

Te reirás pero le compré jamón ibérico cuando vino a tocar a Madrid. Me dijo que nunca lo había probado y no lo dudé, igual fue por eso por lo que me produjo el disco. Nos conocimos en Ourense, donde compartimos cartel. El tema del colaborar entre nosotros salió en la cena entre jarretes y pulpo. Fue encantador, estuvimos hablando durante horas. Encontramos que teníamos un montón de cosas en común.

Todas bien ocultas en tu pasado más folk.

Hay muchos sonidos con los que me identifico y me gustaría explorar en el futuro. Pero yo no habría sabido hacer este disco sin Matthew. Tiene una sensibilidad artística enorme, hizo mucho hincapié en que las canciones debían plasmar a lo que yo tenía en la cabeza en ese momento, dejando de lado mi anterior sonido.

LOS BRACCO: «Sin conexión»

“Es una pena que en disco no consigan la fuerza y la frescura que transmiten sobre los escenarios” es una de las frases lapidarias más escuchadas entre los álbumes de los autores noveles – y no tan noveles-. Y así nos pasamos media vida, intentando fusionar ambos mundos, el de la insolencia del garaje y el de la pulcritud de los estudios de grabación.

El sexteto donostiarra Los Bracco parece haber conseguido esa mezcla perfecta en su nueva obra. El CD “Sin conexión” los muestra perfectamente conectados a sus múltiples influencias y frescos cual pan de molde mañanero. Esto último no nos debe sonar extraño. Son el grupo más canalla y trasnochado(r) de nuestro panorama. Y ahora encima hacen discos formidables. “Le hemos dedicado más tiempo y esfuerzo que a nuestro anterior trabajo ‘Bendita esquizofrenia’. Eso se refleja en el resultado”, nos cuenta su cantante Pablo Fernandez. ”Ten en cuenta que el disco se empezó a grabar en agosto del año pasado entre Mecca y Muir Estudio, hemos tenido mucho tiempo para mejorarlo”.

Así que aquello de hacer las canciones en 5 minutos era una trola promocional. “En parte es cierto. Nuestro guitarrista tiene mucha facilidad para hacer canciones en estado resacoso (risas). Luego en el ensayo cada uno aporta sus gustos. A uno le encanta el hard rock, a otro el sonido británico o el flamenco, los hay muy fans de Beatles o Rolling Stones… Puedes ponerle la etiqueta de ‘Rock paranoico’ sin problemas”. En palabras más mundanas el resultado vendría a ser una suerte de rock de tasca por su atrevimiento y descaro, con influencias norteamericanas de los 60-70’s del siglo pasado.

En “Sin conexión” (“el título encaja muy bien con un ‘estado de las cosas’ particular además de ser representativo de nuestro estilo ecléctico”) hay muchas y muy variadas perlas. Por ejemplo, la que da título a este álbum que se distribuirá a la antigua usanza (Bar Iparra, Bar Kaiola, Bar Alboka o en la librería Garoa, todos ellos en la capital guipuzcoana). Un tema que retrata el ADN de esta banda, con calmas bien orquestadas y momentos más épicos, ambientaciones nocturnas y un estribillo arrebatador. Como casi todos los que hacen.

En el Top se pueden colocar también “El último tren” o “Ángeles sin alas”, con esa letra “triste y sombría, de tendencias suicidas, acorde con los tiempos que vivimos. Si bien el tono contrasta con la música que le acompaña, festiva a ritmo de country y rock & roll. En general nuestras líricas son ambiguas o explícitas, según toque. No viene mal un punto de descaro y agresividad en esta ciudad tan pija y ‘buen rollista‘”.

La gira de conciertos de presentación empieza con el estreno mañana sábado en la Sala Kutxa Kultur Kluba situada en Tabakalera (San Sebastián), para más tarde pasearse por Rentería o Madrid. La cita es la las 20:00 horas, con entrada gratuíta.

La nueva sensación

El cuarteto madrileño llega a Donostia tras patearse medio mundo ¡sin disco largo editado!

Tienen 20 años y manejan el pasaporte como usted y yo la Mugi. Tocan en Londres cada pocos meses, a veces en garitos chulos y otras teloneando a The Strokes en Hyde Park. Acaban de llegar de una gira asiática. Bobby Gillespie (Primal Scream) y Patrick Carney (The Black Keys) les lanzan elogiosas flores, el festival South By Southwest las ha aplaudido a rabiar. Y el otrora insigne New Musical Express las ha incluido en la votación de “mejor banda novel del 2016”. Todo ello sin haber publicado aún su disco debut, “Leave me alone”, que sale dentro de un mes. ¿Qué tienen estas chicas de Hinds para que el mundo se rinda a sus pies?

En este punto debemos poner una barrera. Si usted ya gusta de escuchar los vinilos – comprados en el año de edición- con batín y zapatillas de casa, o tiene ese espíritu vital ya calmado y algo quisquilloso, puede caer en el hecho de que afinan a ratos y de que sus cantares ingleses no son de lo más destacable. Si por el contrario se siente joven y disfruta de la energía por encima de la pericia abrazará esta propuesta llena de desparpajo y frescura.

En apellidos eso se suele indicar con las etiquetas “garage pop” y “lo fi”, nombrando también a formaciones con las que pueden tener un parentesco formal o ideológico: Mac DeMarco, The Pastels. Así se ha podido ir confirmando tras la escucha de las maquetas y singles de estas madrileñas.

Pistas que no parecen acicalarse demasiado en el debut a publicar el 8 de enero si nos atenemos a adelantos como “Garden”, un maravilloso paseo por el alambre melódico tan atractivo como arriesgado. Puede que nos encontremos ante la última oportunidad de verlas en Donostia a un precio asequible y una cercanía envidiable. La decisión está en su mano: ¿Son ustedes abuelitos poperos o gentes de inquebrantable espíritu juvenil? Si se decantan por la segunda opción les recomendamos que corran a por su entrada, que la cita huele a “sold out”. La fiesta se completa, cual cabalgata indie, con los también pizpiretos Albert Cavalier y dos pinchadas gamberras a cargo de los pamplonicas Atraco Negrata y el agitador DJ Patru.

McEnroe: ”Nunca he sentido que fuéramos un grupo triste”

Los getxotarras presentan esta noche su disco más luminoso.

“¿Estáis bien? ¡Que os ha salido un álbum casi alegre!”. La pregunta, mezcla de sorpresa y cierta alarma, sale de mi boca de forma atropellada, como cuando uno responde al anuncio de un pequeño accidente. McEnroe, el grupo que mejor ha sabido vestir en castellano las tensiones emocionales en el último decenio, inicia su último trabajo “Rugen las flores” (Subterfuge, 2015) con unos tonos llenos de vitalidad cromática e ímpetu vocal.

El habitual cantar arrastrado suena más resuelto y cercano, se intuye a los The National más concretos y a la Velvet Underground más enérgica, se disfruta del calor del sonido “americana” en “Coney Island” o la ensoñadora “La electricidad”. Poco a poco, según van transcurriendo los cortes, el barco vuelve a tomar los ya conocidos y acertados derroteros: Creaciones de seis minutos a las que no le sobra ni una décima de segundo, y perlas sonoras tituladas en esta ocasión “Como las ballenas” o “El puente”. Sin olvidar el bello contrapunto de Miren Iza en “Esta misma sensación de soledad”. Puro Tindersticks. Las viejas armas, tan bien dispuestas como siempre.

Pero el susto de la felicidad ya ha entrado en nuestro cuerpo. Ricardo Lezón, cantante de la banda vizcaína, me tranquiliza: ‘Ahora te puede sonar así de optimista, pero la verdad es que estas composiciones se gestaron durante una época muy jodida y sin embargo lo que brotó fue precisamente la luz que nos quedaba. Llevábamos tres años en una especie de pausa en la que tocábamos poco y ademas nos habíamos alejado físicamente aún más. Y mira, este es nuestro CD mas luminoso. Hasta “Caballos y Palmeras” me resulta una canción llena de brillo“. Quienes vean felicidad en el barro estarán de acuerdo con la afirmación. “Estamos muy contentos con el resultado y nos encanta tocarlo en directo. Aunque también me gustaría apuntar que, por mucho que nos lo digan, nunca he sentido que McEnroe fuera un grupo triste’.

Lezón, que también ha tenido tiempo para montar el combo Viento Smith y editar su primer libro de poemas, responde desde La Casa Noroeste. Una casa rural situada en la más tranquila Castilla y León de cuya comodidad pueden dar fe algunos ilustres vascos. ‘Por aquí han pasado Luis Benito – Unodos Producciones-, Alfredo Niharra, Miren “Tulsa” y una expedición de rockeros bilbainos comandados por Javier Corral «Jerry». Juanra “Moonpalace” amenazó con visitarnos, pero por ahora nos toca esperarle. La Casa es un lugar muy tranquilo al que venir a relajarse, olvidarse de tecnologías disfrazadas de avances y disfrutar de la compañía de los demás. Desde aquí se ve todo de una manera distinta’.

Lo que no ha cambiado, y le damos las gracias por ello, es el enfoque “amateur” del grupo. Por más que el número de asistentes a sus conciertos no pare de crecer. ‘Llamarnos aficionados es una forma de decir que McEnroe es una parte brillante de nuestras vidas que nos ofrece una satisfacción brutal y nos ayuda a vivir pero sin depender de ello. Supongo que también influirá el hecho de vernos poco, ser amigos antes que compañeros de banda y no habernos puesto jamas mas meta que la de disfrutar y hacer canciones que nos emocionen. Muchas veces el poco tiempo que tenemos lo dedicamos a tocar cosas nuevas que nos van saliendo más que a ensayar los temas de los directos‘. La ventaja de esta forma de enfocar la vida musiquera es que así es más sencillo, y honrado, conmover a todos los demás.

Ricardo nos guiña desde el secano a modo de despedida. Sus palabras traen una brisa de certeza. ‘Me gusta Donostia, esta cerca pero lejos de casa, huele a mar y es preciosa. Hemos tocado allí cuatro veces y todas fueron igual de bonitas’.

Txiki Psych Fest: pequeño pero matón

El festival de sicodelia moderna se doctora en su tercera edición con la presencia del grupo Os Mutantes

Pequeño (de ahí el “txiki” del nombre), concentrado, abierto y gozoso. Así me presenta, un año más, el festival que reúne en Donostia algunas de las propuestas más interesantes de eso que se ha llamado “psicodelia”, estilo que ha ido ampliando sus acepciones hasta convertirse en una etiqueta abierta al rock o lo digital.

De todo eso habrá en el amplio cartel de este certamen que mezclará formaciones consagradas y otras emergentes mañana en la Casa de Cultura de Intxaurrondo. ‘Es como una revista de un genero que vive el momento mas dulce en su historia. Poder ver en directo una representación de las primeras figuras es una suerte que no hay que desaprovechar’. Quien así habla es Borja Martín, uno de los organizadores y socio de la hiperactiva promotora – 250 conciertos en 3 años- Ayo Silver. Persona que nos cuenta porqué en esta edición todo se ha condensado en un único lugar. ‘En el 2014 preparamos unas fiestas de presentación gratuitas en distintas ciudades que eran una versión reducida de nuestro pequeño certamen. Fueron tan espectaculares, y nosotros tan negados para la comunicación, que mucha gente pensó que ese era el festival y no vinieron a la cita oficial’.

Este año han logrado una buena solución para evitar esos despistes: contratar a uno de los nombres más importantes del género, Os Mutantes. ‘Traerlos ha sido un logro excepcional. Es un grupo legendario, amado por rockeros de pedigri, hippies irredentos o acólitos de la modernidad’. Padres fundadores del movimiento Tropicalia junto a Caetano Veloso, Rogerio Duprat o Gilberto Gil, los primeros álbumes de Os Mutantes están considerados obras maestras del género, creadoras de un movimiento que aunó la psicodelia y el rock’n’roll con la música brasileña tradicional, desde la bossanova al fado, junto a ideas políticas revolucionarias y libertarias en plena dictadura militar brasileña.

Formados en 1966 en la ciudad de São Paulo, la banda caló en generaciones posteriores de músicos underground (Kurt Cobain, Beck, David Byrne) y sufrió un repunte de popularidad con la inclusión de su música en algunos anuncios televisivos a principios del decenio pasado. Quien más quien menos ha tarareado “A Minha Menina” sin quizás saber que es una pieza de estos brasileños.

Reunidos en el 2006 en Londres – sin Rita Lee, la vocalista original- , las giras “mutantes” se han ido repitiendo de manera espaciada a lo largo del tiempo hasta llegar a las actuales fechas europeas. Unas citas que, si nos atenemos a las críticas, demuestran que los señores están en plena forma. Y no se preocupen los puristas, que los discos “Jardim Elétrico” y “Os Mutantes” siguen muy presentes en la lista de canciones ejecutadas.

Los promotores del Txiki Psych Fest han dispuesto un menú bien completo para el resto del programa. Empezando por lo más cercano, la formación Polygorn. ‘Llegan de Biarritz, con ese aire jazzero que suena de perlas con la psicodelia que proponen’. Cercanos a los sonidos de la Costa Oeste norteamericana se presentan The Ripe. Los de Austin (EEUU) adoran las directrices de bandas como The Byrds o Love, practicando un delicioso arpegiado guitarrero bien regado de melodías.

Sobre Hölograma, también presentes en el afiche, los promotores sueltan una expresiva perla: ‘Igual que se flipa cuando un extremeño va a la NBA, nosotros flipamos cuando un andaluz ficha por Trouble In Mind Records, discográfica de Ty Segall y Jacco Gardner’. Su música cósmica contiene gotas del maquinismo aleman del Krautrock. Los maños My Expansive Awareness son un valor al alza en estos mundos espaciales y rockeros.

Y acabamos el repaso con quienes cerrarán la noche, los asturianos Fasenouva. Su próximo disco, producido por el histórico Oscar Mulero, se antoja un nuevo paso en el camino de la música industrial no bailonga y bien regada de oscuridad y tormentos que les caracteriza.

Javier Sun: “Necesitaba un disco austero y sencillo”

El cantautor Javier Sun presenta hoy su nuevo álbum en Donostia. Una colección de melodías herederas de Bob Dylan y el pop británico más brillante

Con esta van a ser 39 las veces que he tocado en Le Bukowski”, nos cuenta Javier Sun a propósito de su concierto de esta noche. Llega para presentar “Audiciones Privadas”, su último CD, tras varios años de intermitencia ejecutante. “He estado ordenando mis ideas, oxigenándome. Apareciendo en festivales como Purple Weekend (León) o EbroClub (Miranda de Ebro) y abriendo para bandas como Ocean Colour Scene”.

“Audiciones privadas” se centra más en la vertiente “dylaniana” de sus cantares. Nada nuevo en un tipo que dignificó en nuestro idioma el tema “Like a Rolling Stone” (“Como un canto rodante”) y que suele ofrecer un concierto de versiones del famoso bardo el día del cumpleaños del norteamericano. “En el fondo pienso que Bob Dylan y yo somos parientes lejanos”. Con unas letras que hablan de la superación o el desamor herido. “Es una colección de canciones que esperaban su momento. Este debió haber sido mi primer disco en solitario, pero el público quizás no estaba preparado. Ahora los oyentes están más receptivos a la hora de escuchar sonidos acústicos”.

En este trabajo el autor capitalino ha abandonado el formato banda con el que giró bajo el nombre de Mod Time para volver al origen creativo: guitarra, voz y armónica. Sin olvidar el compadreo ocasional de colegas como Juan Zulaika (teclados), Mundu (guitarra eléctrica) y Fernan Tutti (bajo). “Necesitaba un disco austero y sencillo. Desnudar las canciones, enseñarlas tal y como vienen al mundo”. Ahí está “Volver”, un tema al piano, como mejor ejemplo. “La empecé a componer en Valparaíso, camino del Pacífico, bajo la sombra de Neruda. Tenía ganas de hacer una canción al estilo de los viejos ‘crooners’”. Sus gustos también andan lejos de las urgencias actuales. “Me encanta escuchar bossa nova y jazz. La cultura se ha convertido en algo de “usar y tirar”. Parece que todo debe ser gratuito para poder ser visto y escuchado.”

Acústico se le disfrutará tanto esta noche en el garito de la calle Egia – en cartel compartido con los descarados gazteiztarras Brand New Sinclairs – como en las próximas fechas confirmadas. “Aunque el tema de los conciertos sigue complicado. Muchas veces es mejor quedarte en el salón de casa. Mas no hay que resignarse. El 18 de diciembre estaré en el Dabadaba donostiarra junto a Brighton 64, en navidades pisaré Lasarte y en febrero del 2016 tocaré en la Sala Riviera de Madrid junto a Cooper. Allí celebraremos nuestros treinta años subidos a un escenario y otros tantos de fiel amistad”.

Morodo: luces para el subsuelo

Este año el Kursaal se ha propuesto rejuvenecer sus asientos. O al menos hacer que sus sillas o salas se ocupen con gente menos habitual. Para ello ha abierto ligeramente el abanico de su programación anual ofertando unas músicas poco habituales en su listado de eventos.

La cinta se cortó con el heavy instrumental de Joe Satriani. Una apertura que se repite este sábado 7 de noviembre. La cita principal será con el madrileño Morodo y su banda Okoumé Lions. Su actuación “new roots” (ni reggae ni hip-hop, sino una mezcla de ambos estilos) se enmarcará dentro de una especie de feria que se llevará a cabo en un nuevo espacio polivalente del auditorio capitalino.

No crean que el tema del espacio es baladí. Los organizadores del evento, la asociación local Indaglory Kultur Elkartea, saben que los seguidores de estas rimas suelen recelar de ver los conciertos en postura de oficinista. ‘Mucha gente nos ha preguntado por ello, poniendo cara de disgusto al pensar que el evento era en uno de los “cubos”. Nada de eso, la actuación se realizará sin butacas a la vista‘.

Al madrileño Rubén David “Morodo” Ruiz tampoco de la miedo el continente. A él solo le importa el “flow”. ‘He cantado en todo tipo de espacios. Desde estadios a teatros, plazas o salas’. El escenario donostiarra de Gasteszena puede dar fe de ello. La sala le recibió con un llenazo en el año 2010. ‘Me da igual cómo sea el lugar, yo no estoy pendiente de eso. Mi preocupación se centra en nuestro sonido’.

Unos y otros saben que el suyo es un movimiento “underground” que con el paso del tiempo debería ir tomando espacios más populares. ‘El reggae nunca ha sido una música comercial, exceptuando los típicos intentos veraniegos de las multinacionales’, nos cuenta Morodo al respecto. ‘En nuestro circuito el apoyo de los sound systems, promotores o emisoras es básico para hacer girar la rueda. De alguna manera funcionamos como un gran colectivo. Es posible que ahora gracias a Internet se esté gozando de mayor difusión y que la gente tenga más información sobre este género’.

Desmontando tópicos

La pelea es doble. Mientras se busca mostrar otros aspectos de este estilo musical (habrá stands de peluqueros rastas, marcas de moda y diseñadores gráficos a partir de las 19 horas en el Kursaal), se intentan enterrar tópicos. ‘Me da cierta pena ajena los «entendidos» que no salen de Marley y que viven ajenos de la evolución musical, los atrevidos que afirman que la marihuana y el reggae son inseparables. También me asustan las barbaridades que se muestran en la red sobre el movimiento espiritual “Rastafari”’.

Los usos actuales de internet viajan parejos a los fraseados del creador del disco «Reggae Ambassador» (Mad91, 2014), un trabajo que oferta música jamaicana, actitud hip-hop y lucha social a través de sus letras. Si buscan en Google el título de este último CD verán unas primeras páginas de resultados repletas de links de descarga “alegal”. ‘No es algo que me dé miedo, en absoluto. De hecho fui yo el que puso el disco entero en youtube. Se trata de difusión. Las descargas son los cassettes del siglo XXI. ¿Recuerdas cuando en los 80’s 90’s un amigo se compraba un vinilo y de ahí todo el barrio grababa su cinta? Pues ahora es igual’.

Este “embajador del reggae” -traducción del título que no debe tomarse al pie de la letra. Morodo agrupa bajo esa etiqueta a todos los que difunden el estilo- vive con un pie aquí y otro en Sudamérica, región en la que tiene un gran número de fans. ‘Allá hay mayor cultura musical por su cercanía con El Caribe. Este tipo de sonidos se aprecian de otra forma, están más interiorizados. Y si me tuviera que mudar me iría a vivir a Panamá, por la peña. Es como estar en el barrio. También deseo poder visitar Asia en el futuro. Siempre estoy preparado para viajar a donde la música decida llevarme’.

Sidonie: viviendo en la selva pop

El disco “Sierra y Canada” confirma la eterna buena forma de esta banda catalana

El trío calavera (ahora quinteto en directo con la suma de un guitarrista y un teclista) más festivo del pop nacional retorna a esa Donostia que siempre les ha recibido con salas llenas. ‘Tenemos muchas ganas de ir. Ya hemos cogido sitio para cenar bien, importante para dar un buen concierto‘, nos cuenta el cantante Marc Ros, quien confirma que aún son unos chavales en edad de merecer – acaban de cumplir 18 años como grupo-. ‘Algunas cosas mejoran con la edad como el vino o Leonardo Di Caprio. Ahora disfrutamos mucho más de componer e interpretar música que cuando teníamos veinte años. Entonces nos movía la rabia y todo tenía que ser veloz. Ahora disfutamos de los preliminares‘.

Un amor, y sus dolores, que ha inspirado el último CD, “Sierra y Canada”, una colección de canciones con mucha carne de canción memorable. Ahí está para demostrarlo “Un día de mierda”, que une asincronías, comida quemada y frases a destiempo. O recuerdos a los eternos segundones, caso del tema dedicado a Andrew Ridgeley. ‘Yo me sentía muy identificado con Andrew «El feo de los Wham». De adolescente me sentía lleno de complejos y siempre había un George Michael cerca. Llegó un momento en que transformé mis defectos en virtudes, sólo en ese momento empecé a vivir. Ahora digo con orgullo que soy «El feo de Sidonie»‘.

Un álbum, y esto es novedad, bañado en sonidos sintéticos, una decisión voluntaria que afecta a la hora de componer. ‘Sin duda. Si viviéramos en la selva y sólo tuviéramos flautas de madera nuestras composiciones serían muy diferentes. Como era consciente de esto, guardé la guitarra y me compré un teclado antiguo. Deseaba que mi música sonara diferente y creo que en “Sierra y Canadá” hay canciones que no parecen que las haya compuesto yo’.

Al escucharlo tan sofisticado y acolchado uno se acuerda de AIR, idea que comparte el entrevistado. ‘Son un referente para nosotros más allá de su obra maestra «Moon Safari» (1998) y aunque parece que ya no sean capaces de hacer canciones tan redondas siguen teniendo un gusto exquisito en los arreglos y en la producción’.