La cantante se ha quitado de un plumazo su pasado tranquilo para entregar un disco más moderno y atractivo. Actúa esta noche en la sala Kutxa de Tabakalera, en Donostia.
Quiso la suerte, la casualidad, los vapores promocionales o la prolongada ausencia de las mujeres autosuficientes en el panorama creativo que en 2008 una ola de cantautoras apareciera en la escena española. Russian Red, Anni B Sweet, La Bien Querida, Zahara o la Alondra Bentley que hoy entrevistamos fueron incluidas en ese pack por su folk dulce y primigenio y un cantar tendente a la languidez.
Alondra fue de rama en rama distinguiéndose del resto hasta llegar en 2015 a publicar el CD “Resolutions”, editado como los anteriores por la discográfica Gran Derby Records. Un sello que pronto mutará su nombre a Mont Ventoux, ampliando su campo a los mundos editoriales. Así, además de editar las nuevas canciones de Elle Belga o los donostiarras AMA publicará libros como el ‘Todo tiene una historia’ de Isaac Pedrouzo.
Para este último trabajo discográfico Bentley contó con la ayuda del productor norteamericano Matthew E. White, colaborador de autores como Justin Vernon, Sharon Van Etten o the Mountain Goats y responsable del aplaudido trabajo de Natalie Prass. Juntos idearon un enfoque abierto, con querencias por clásicos como Fleetwood Mac y otros abanderados del “soft pop” de los años 70.
Mas la cosa no queda en un ejercicio de estilo a lo Josh Rouse. Alondra ha querido sonar moderna, sintética, distinta entre canciones, encantadora cuando toca y experimental si así se lo pide el cuerpo. Hace unos años habría sido imposible escuchar un arranque como el del tema “Pegasus”, con esas voces invertidas como epicentro de la canción.
Pasamos el foco a la autora para que nos cuente cómo se produjo el encuentro transoceánico, sus amores sonoros, las peleas diarias para poder seguir haciendo música y las particularidades de la cita donostiarra, ciudad a la que regresa tras dos años de ausencia.
Confiesa, ¿cuántos jamones hay que mandarle a Matthew E. White para que te produzca un álbum?
Te reirás pero le compré jamón ibérico cuando vino a tocar a Madrid. Me dijo que nunca lo había probado y no lo dudé, igual fue por eso por lo que me produjo el disco. Nos conocimos en Ourense, donde compartimos cartel. El tema del colaborar entre nosotros salió en la cena entre jarretes y pulpo. Fue encantador, estuvimos hablando durante horas. Encontramos que teníamos un montón de cosas en común.
Todas bien ocultas en tu pasado más folk.
Hay muchos sonidos con los que me identifico y me gustaría explorar en el futuro. Pero yo no habría sabido hacer este disco sin Matthew. Tiene una sensibilidad artística enorme, hizo mucho hincapié en que las canciones debían plasmar a lo que yo tenía en la cabeza en ese momento, dejando de lado mi anterior sonido.