Saltar al contenido

Morodo: luces para el subsuelo

Este año el Kursaal se ha propuesto rejuvenecer sus asientos. O al menos hacer que sus sillas o salas se ocupen con gente menos habitual. Para ello ha abierto ligeramente el abanico de su programación anual ofertando unas músicas poco habituales en su listado de eventos.

La cinta se cortó con el heavy instrumental de Joe Satriani. Una apertura que se repite este sábado 7 de noviembre. La cita principal será con el madrileño Morodo y su banda Okoumé Lions. Su actuación “new roots” (ni reggae ni hip-hop, sino una mezcla de ambos estilos) se enmarcará dentro de una especie de feria que se llevará a cabo en un nuevo espacio polivalente del auditorio capitalino.

No crean que el tema del espacio es baladí. Los organizadores del evento, la asociación local Indaglory Kultur Elkartea, saben que los seguidores de estas rimas suelen recelar de ver los conciertos en postura de oficinista. ‘Mucha gente nos ha preguntado por ello, poniendo cara de disgusto al pensar que el evento era en uno de los “cubos”. Nada de eso, la actuación se realizará sin butacas a la vista‘.

Al madrileño Rubén David “Morodo” Ruiz tampoco de la miedo el continente. A él solo le importa el “flow”. ‘He cantado en todo tipo de espacios. Desde estadios a teatros, plazas o salas’. El escenario donostiarra de Gasteszena puede dar fe de ello. La sala le recibió con un llenazo en el año 2010. ‘Me da igual cómo sea el lugar, yo no estoy pendiente de eso. Mi preocupación se centra en nuestro sonido’.

Unos y otros saben que el suyo es un movimiento “underground” que con el paso del tiempo debería ir tomando espacios más populares. ‘El reggae nunca ha sido una música comercial, exceptuando los típicos intentos veraniegos de las multinacionales’, nos cuenta Morodo al respecto. ‘En nuestro circuito el apoyo de los sound systems, promotores o emisoras es básico para hacer girar la rueda. De alguna manera funcionamos como un gran colectivo. Es posible que ahora gracias a Internet se esté gozando de mayor difusión y que la gente tenga más información sobre este género’.

Desmontando tópicos

La pelea es doble. Mientras se busca mostrar otros aspectos de este estilo musical (habrá stands de peluqueros rastas, marcas de moda y diseñadores gráficos a partir de las 19 horas en el Kursaal), se intentan enterrar tópicos. ‘Me da cierta pena ajena los «entendidos» que no salen de Marley y que viven ajenos de la evolución musical, los atrevidos que afirman que la marihuana y el reggae son inseparables. También me asustan las barbaridades que se muestran en la red sobre el movimiento espiritual “Rastafari”’.

Los usos actuales de internet viajan parejos a los fraseados del creador del disco «Reggae Ambassador» (Mad91, 2014), un trabajo que oferta música jamaicana, actitud hip-hop y lucha social a través de sus letras. Si buscan en Google el título de este último CD verán unas primeras páginas de resultados repletas de links de descarga “alegal”. ‘No es algo que me dé miedo, en absoluto. De hecho fui yo el que puso el disco entero en youtube. Se trata de difusión. Las descargas son los cassettes del siglo XXI. ¿Recuerdas cuando en los 80’s 90’s un amigo se compraba un vinilo y de ahí todo el barrio grababa su cinta? Pues ahora es igual’.

Este “embajador del reggae” -traducción del título que no debe tomarse al pie de la letra. Morodo agrupa bajo esa etiqueta a todos los que difunden el estilo- vive con un pie aquí y otro en Sudamérica, región en la que tiene un gran número de fans. ‘Allá hay mayor cultura musical por su cercanía con El Caribe. Este tipo de sonidos se aprecian de otra forma, están más interiorizados. Y si me tuviera que mudar me iría a vivir a Panamá, por la peña. Es como estar en el barrio. También deseo poder visitar Asia en el futuro. Siempre estoy preparado para viajar a donde la música decida llevarme’.

Publicado enEntrevistas

Sé el primero en comentar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *