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Año: 2013

La Bien Querida: Ceremonia digital

Aires electrónicos sobrevolaron el barrio donostiarra de Intxaurrondo el pasado sábado con las actuaciones de los guipuzcoanos Anai Arrebak y la bilbaína afincada en Barcelona Ana Fernández-Villaverde y el conjunto montado a su alrededor, conocido como La Bien Querida. Grupo que acercó a la capital su espíritu más digital.

Los “hermanos” de Pasai Donibane empezaron potentes. Arropados por un montaje escénico que incluía logos y dos discotequeras bolas de espejos, los dos cantantes se desgañitaron entre saltos y movimientos, lanzando y girando los micrófonos en el aire y transmitiendo energía sin descanso. Gran voz la de ella, por cierto.

Menos tirantes que en su anterior cita de Gasteszena, ofrecieron la oferta habitual dirigida al baile guitarrero. Hubo soul, funk, post punk, rock duro, tecno y hasta una curiosa adaptación de una canción típica del salto a la comba, aquella que empezaba con “aita, ama zenbat urtekin ezkonduko naiz”. Con un batería sensacional y un teclista que no paraba ni para beber agua, dejaron muy buen sabor de boca y un deseo de verlos en un horario más tardío, con el cuerpo más movido.

Había ganas de escuchar el nuevo envoltorio de La Bien Querida. La banda se ha reducido bastante, quedando los fijos (Ana y su pareja David Rodriguez, miembro de Beef y La Estrella de David) y la compañía de Frank Rudow (ex Manta Ray) a las máquinas. Y el resultado es el más flojo de los que les vimos. Bien es cierto que no pudimos disfrutar de sus inicios acústicos, pero la óptica electrónica languidece si la comparamos con la formación popera o rockera habitual. Porque no hace brillar unas canciones que son muy buenas.

Porque eso no ha cambiado en “Labienque”. Sus letras, conversaciones de almohada a las que se les ha puesto voz, son muy bonitas. Pero el nuevo sonido no las mejora ni las hace grandes. Aunque, y esto les puede sonar a pirueta, uno las imagine triunfando en escenarios gigantes del Primavera Sound.

Con unos audiovisuales que navegaban entre la genialidad y la vergüenza ajena y una duración británica de poco más de una hora, la banda recuperó algunos viejos éxitos y abandonó el lugar con una canción acústica que no hizo sino reafirmarnos en nuestros pensamientos.

Julieta Venegas: Más tequila, por favor

El Museo Balenciaga volvió a abrir sus puertas para otro multitudinario acto musical (imaginen si había gente que había hasta políticos entre el público) enclavado en la programación del circuito Kutxa Kultur Musika. Más de mil personas se dieron cita en Getaria en esa fecha que celebran como el Día de la Mujer para escuchar las melodías de la guapa mexicana Julieta Venegas.

Y féminas hubo, a cascoporro, sobre y frente al escenario. A la Venegas le acompañaban dos señoritas en el frontal escénico. Atrás quedaban los dos mozos, el animoso batería – sin llegar a ser como el de Maná, ofreció gran movimiento melenudo visual – y otro joven a los teclados. Ella, el foco principal, vestida con un bello vestido blanco, confirmó nuestras sospechas: Lo que en foto es atractivo en carne y hueso es aún más seductor. Pero vayamos atacando lo sonoro ya, que esto no es un texto “de negritas”.

La cosa arrancó dubitativa y bastante floja, con un par de temas de su último trabajo que seguro que en casa suenan muy confortables, pero en el museo bien podían haberse mostrado en formato CD + Karaoke, con una voz murmurada que luego tuvo a bien limpiarse un poco. Y no fue por el enfoque tecno pop, porque a lo largo del concierto ofreció temas de ese estilo con mayor acierto, caso de “No hace falta”.

Afortunadamente, la dama tiene canciones que enganchan con el público, y sabe construir una lista de canciones de menos a más. Ya para la tercera tonada, “Bien o mal”, echó mano de su elemento más característico, el acordeón, y la velada fue en claro ascenso. Tras una ración de flores a Euskadi en “Tiempo suficiente”, la autora de Tijuana reposó sus cantares en un piano antes de atacar un “Eres para mí” algo funky y rapeado. Ya que hablamos de teclados, la adaptación calmada de “Lento” fue tan sorprendente como elegante.

La cosa tornó en concierto de Semana Grande donostiarra con la llegada del archiconocido “Limón y Sal”, momento de gran algarabía asistencial que se repetiría con la interpretación del resto de singles radiados, caso de “Me voy”. La banda tuvo tiempo de ofrecer un par de composiciones de modernos aires rancheros – a juego con la bandera mexicana que alguien agitaba en el museo – que seguro encantaban a Martinez de Irujo y señora en la celebración de su próxima txapela pelotari. Del par, la que más gustó fue la titulada “El Presente” y su bien traído aire popero.

A las once y cuarto, y tras un agradecido bis de cierre, los presentes abandonaron el emplazamiento encantados. No queremos cerrar el texto sin dedicar un sincero aplauso a Napoka Iria, dúo guipuzcoano que tuvo a Iban Urizar como invitado especial a la hora de inaugurar la noche. Su sentido rock con fuerte voz femenina al frente, de creciente predicamento en el magma sonoro vasco, fue un precioso pañuelo melódico que completó con elegancia el refinado conjunto del pasado viernes.

Triz3ps: Soul tiqui-taca y juguetón

Si la idea no estuviera tan manida, diríamos que el trío Triz3ps (Javi P3z, Alberto Bosch y Oriol Flores) es un grupo de alta cocina. De esos que se plantan con pocos alimentos sobre cualquier hornillo de camping y, sin esfuerzo aparente, elaboran platos tan elaborados como gozosos.

También podríamos afirmar que son un equipo que deslumbró en su particular pretemporada, aquella homónima puesta de largo. Y que ahora, más conjuntado y completo – Paul San Martín al teclado y Luis Camino ya tienen ficha del primer equipo, o casi- , se dedican a un “tiqui-taca” melódico más juguetón en sus nuevos partidos sonoros, recogidos en un precioso EP + CD.

No se asusten, hemos dicho “más juguetón” en su acepción más positiva. La base sigue siendo el soul blanco y nervioso. Pero ahora mucho más abierto. ‘Ya no estamos para canciones de tres minutos y otros tantos acordes’, nos cuentan los chicos en la entrevista que mantenemos con ellos con motivo de sus presentaciones donostiarras: el miércoles 13 de marzo en la FNAC y el 15 en el Bukowski del barrio de Egia.

Le pegáis al rock y todo, caso de “Asi Fue (otra vez)”

Es una especie de homenaje a los Who, desde el sonido a la producción. Es una banda que nos apasiona. En los tiempos muertos de los ensayos solemos hablar de música, y un día nos pusimos hablar de Roger Daltrey y compañía y empezamos a jugar sobre ese concepto. Ahí tenéis el resultado.

Con ese órgano tan estiloso…

Hemos trabajado el nuevo disco con Paul San Martín, ha estado muy presente a la hora de la elaboración, ya no es una solo una compañía sobre el escenario.

Unos temas más relajados que los del debut

Son canciones que han ido surgiendo en los ensayos. Preparando los conciertos del anterior disco fueron saliendo los borradores de estas que ahora presentamos. Luego, obviamente, se van madurando, sin fijarnos mucho en los corsés de estilo. También nos ha influido poder grabarlo en cinta magnetofónica y no directamente sobre algo digital, que suele ser lo habitual. Eso nos da más seguridad a la hora de ejecutarlo. Prueba a escuchar el vinilo en casa, a gran volumen. Es una gozada.

Quien quiera también obtiene el CD por el mismo precio. Viene incluido en el cuidado pack.

La cercana discográfica Bidehuts también suele ofrecer sus lanzamientos en este doble formato. Nuestra propuesta inicial era hacer un diez pulgadas, pero la oficina de management también nos invitó a apostar por el CD. Y el incremento en el coste era asumible. Lo ideal sería hacer un lanzamiento de este tipo cada seis meses, pero quizás sea un poco lujo. Y sería ideal si en el futuro se puede contar con cuerdas o vientos. Todo humano, a poder ser. Que sea muscular, como indica el nombre de nuestro grupo.

Además del mencionado arreón fibroso y rockero, en el nuevo disco hay temas como “Bizitza maite”, con trazos de euskera, castellano y francés.

Fue algo espontáneo, es un vals que lo podemos tocar de distintas versiones y formas. En el fondo es un homenaje a la zona en la que vivimos.

El euskera también está presente en “Herrikoiak”, otro de los proyectos de Javi Pez.

Así es, es una idea que se reflota en cuanto existe la más mínima oportunidad. Es una formación compartida con Carles Belda y Jon Lonbera. Cada aparición escénica suele versar sobre un tema, trabajando siempre sobre la tradición de la música popular vasca. Cada una de sus presentaciones suele ser distinta.

¿Y como serán las vuestras en Donostia?

La de FNAC será una reunión de corte acústico. Y lo del Bukowski una fiesta en toda regla, con sesión DJ de P3z al acabar. Una pena que, por distintos compromisos, en ninguna de las dos citas podamos estar el quinteto al completo. Luis Camino fallará el viernes, mientras Paul no puede estar el miércoles dado que anda presentando su propio disco para Hotsak, titulado “Tracks” y lleno de readaptaciones blueseras.

Una suerte que sí han tenido quienes han asistido a otras citas de esta gira a la que solo le quedan Guipúzcoa y Galicia.

Sí, la opción de “Girando Por Salas”, el proyecto del Ministerio de Cultura, nos ha permitido actuar en Madrid, Zaragoza o Huesca. Nos facilita poder viajar a banda completa y llevarnos a Kaki Arkarazo como técnico, que es quien nos ha grabado los dos discos. Te da la oportunidad de tocar fuera de tu circuito habitual, pagándote los gastos y una pequeña retribución por cada una de las actuaciones.

El logo ministerial se cuela, junto con otros, en la contraportada del álbum.

El formato del edición, vinilo+CD, está subvencionado en este caso. Gracias a esas ayudas hemos podido editarlo, y ponerlo a la venta al asequible precio de diez euros. También está en Itunes, para quien lo quiera directamente en digital

Ferreiro & Leiva: Compadreo pop

Tras un breve saludo, sin mediar palabra – luego habría rato entre canciones para jugar a ser colegas picajosos-, el dúo Leiva & Ferreiro atacó el tema “Me toca tirar”del autor gallego. Le seguiría “Nunca hay nadie” del antiguo miembro de Pereza, para continuar, ya a dos voces intercaladas, con el “Ciudadano A” de Ferreiro. Todo muy simple, apenas cuatro luces tenues, un par de guitarras, un teclado. Y una puesta en escena que se apoyó sobre el carisma de los dos autores que más colaboraciones suman (con permiso de Bunbury) en discos ajenos en los últimos años.

A Ferreiro ya lo conocíamos de esta guisa. Hace un año se plantó en solitario en el otro teatro urbano, el Principal. Ahora volvía con su compadre y socio parrandero Leiva, que también sabe lo que es andar sin compañía. Juntos ofrecieron un espectáculo de 90 minutos cercano y amable, donde el personal cantar de Ferreiro hacía todos los temas propios y la dejadez vocal – y la chulesca redacción capitalina- hacía que todas las melodías parecieran de José Miguel Conejo Torres, alias Leiva.

En los musical todo se movió en una franja muy pequeña y tranquila, como si aquello fuera el salón de casa un día de resaca. No por entrega, que la hubo, sino por similitud en las canciones. Los dos poperos, como bien detalló el vigués en un momento de la noche, tuvieron tiempo de homenajear a Deluxe y a Los Ilegales, reírse sobre composiciones propias que se llaman de idéntica manera, presentar temas que saldrán en discos futuros (caso de Ferreiro) y reunir en el bis algunos de sus temas más conocidos: “Lady Madrid”, “Magia” o “Turnedo”, con pequeños recuerdos para El Último de la Fila o los Rolling Stones. Los donostiarras, de corte palmero y poco insurrectos, se vinieron arriba en la zona final del acto y abandonaron el teatro encantados ante la sencilla revisita de sus canciones preferidas.

Wilhelm & The Dancing Animals: Canciones en el zoo alegre

Iruña arde. Peleando contra su bagaje popero, una nueva ola de bandas está despuntando en la capital navarra. A los ya asentados El Columpio Asesino se les está uniendo, de un tiempo a esta parte, bandas como Kokoschka, Reina Republicana o los medio donostiarras Los Nerviosos. Y esquejes futuros como Almanaque Zaragozano.

En la lista, aún creciente, no podemos olvidar a los divertidos y saltarines Wilhelm & The Dancing Animals, quienes pisan hoy Donostia para confirmar que lo que vimos en Igeldo el pasado mes de septiembre será mucho más intenso bajo el techo de un garito como el Bukowksi. Telonea el donostiarra Civil Love, autor de preciosas melodías de corte clásico.

Emparentados con Arcade Fire y Los Campesinos (“si cada vez que nos han comparado con ellos me hubieran dado un euro, ya me había comprado ambos grupos, con sus casas y sus coches”, nos cuenta Helen, la cantante del combo bailarín), el ahora sexteto sigue paseando el aplaudido y refrescante debut titulado “The War of The Species”, mientras preparan un single a editarse Japón.

Sus señales empiezan a encontrar respuesta en el extranjero. El diario británico The Guardian les ha dedicado un espacio, y se han colado en la afamada radio pública norteamericana NPR. Pero no todo vale. Su defensa de los animales les hizo rechazar la creación de una sintonía para una campaña de la multinacional Mcdonald´s.

¿Cómo fue la historia?

Al principio pensábamos que era una broma, porque cuando firmamos el contrato con nuestro sello Origami Records, que fueron quienes nos informaron del tema, dijimos literalmente que no queríamos que nuestra música saliese nunca en un anuncio de Mcdonald’s ni en una campaña del PP. Militamos en asociaciones, pero no podemos decir que lo hacemos de manera activa. Nosotros sólo escribimos letras y damos la brasa con el tema.

¿Dejaríais de tocar en un certamen patrocinado por una marca así?

Eso es lo que acaba de pedir Morrissey en el Staples Center de Los Ángeles, ¿no? Entiendo que lo haga. Si nosotros exigiésemos eso en un festival, supongo que nos caeríamos del cartel ipso facto. Pero bueno, ya veremos si esa situación se da algún día y qué hacemos.

Saioa: Naturaleza imperfecta

Tras un largo parón, la guipuzcoana Saioa Garín regresa con un trabajo grupal lleno de contrastes

Todo indica que los distintos niveles de la silueteada muñeca rusa que ilustraba “Matrioska Heart” (Moonpalace Records, 2008) acabaron por fatigar a esta autora de Legorreta. “Me resultaba imposible inspirarme. Y abandoné la guitarra. Pero me di cuenta de que debía trabajar todos los días. Hace un año me puse a ello, y las canciones de este CD fueron brotando”.

Producido por el inquieto Joseba Irazoki y cantado en euskera, “Natura” presenta varias novedades: Lo primero, el formato banda, en la que participan músicos como el propio Irazoki, Jaime Nieto (WAS) y Felix Buff (Willis Drummond). Como bien supondrán con esta selección, el folk se electrifica con elegancia, pisando terrenos norteamericanos muy atractivos. Y sorprenden gratamente los pasajes más calmados, caso de la preciosa “Espedizio itsua”.

¿Fue una elección ciega (“Itsua”) la de Joseba como productor?

Soy una gran admiradora de su música. Quería que mis canciones “de habitación” tomaran otro camino, que tuvieran un bonito acompañamiento. Le envié unas demos y enseguida lo vio claro. Ha sabido llevar cada canción a sus propias fuentes de creatividad musical. Sin olvidar las fructíferas ideas que fueron surgiendo durante la grabación.

¿No te dio miedo delegar?

Al contrario, quería ver cómo fluía la imaginación de cada músico. Era consciente de que había riesgo de que no me gustara el resultado, cosa que no sucedió. Pero ante todo tenía claro que tenía que dar libertad a cada uno de ellos. Todos quedamos satisfechos con el resultado final.

¿De qué discos hablabais en el estudio a la hora de perfilar este álbum?

Yo le mencioné el grupo Low. También le hablé de mi pasión por la música de Smog. El ritmo de “Higadura”, por ejemplo, me recuerda a Bill Callahan. Muchas veces utilizábamos la expresión de “lo-fi a lo Smog” para referirnos a algunas imperfecciones que tocábamos. Quería transmitirle a Joseba que mi objetivo es la naturalidad, aunque esta sea algo descuidada. Es lo que más me llega de los músicos que me gustan.

De ahí la elección de “Red Apple Falls” de los nebulosos norteamericanos como escucha previa en tu concierto de Kafea Eta Galletak.

Me parece una preciosa colección de melancolías. Delicadas, sutiles, cuidadas, sencillas pero esenciales.

Lorena Álvarez, Manos de Topo: Sonrisa continua

Precioso y extraño el programa doble que el pasado viernes se subió al escenario de la moderna casa de cultura de Intxaurrondo. Lorena Álvarez y Su Banda Municipal por un lado, y Manos de Topo por otro, dos formaciones alejadas de los estándares, sorprendieron a propios y extraños y se ganaron los aplausos con merecimiento.

Lorena llegaba con dos socios a la percusión (ella toca la guitarra y canta) que tocaban, entre otras bombos y tambores, una botella de anís. Bebida que la dicharachera asturiana puso a mano del respetable. En lo melódico, su estilo musical es el folk tradicional de mercados medievales. Dicho así no parece gran cosa, pero maneja la chica un salero que enamora. En las letras se muestra ingeniosa y con buenos requiebros (lástima que las que más nos gustaron no podamos reproducir aquí por decoro). Y entre canciones tiene respuesta para todo. Como la propia autora dijo, afirmando saber euskera, “Gora Lorena Álvarez eta Su Banda”. Un encanto de concierto.

El de Manos de Topo fue algo más serio, que ya cuentan con tres discos y una fórmula bien rodada. La cita donostiarra sorprendió por la belleza de unas canciones pop muy bonitas que ganan sobre un tablado. Un salto guitarrero que ya dieron acertadamente en el recomendable “Escapar con el anticiclón (y volver con la boca roja)”, su última publicación. Repasando ese y anteriores trabajos, el quinteto sonó muy conjuntado. Eso hizo que la histriónica voz de su cantante (su característica más relevante) quedara mejor, más empastada, que en los CDs. Así, con paseos medievales y líricas de enamorados perdedores, nos quedó una noche en la que no nos pudimos quitar la sonrisa de la cara en ningún momento.

Antònia Font: Atractivo endógeno

Exactamente 63 meses después de su última visita a Donostia (14 de noviembre del 2008), la banda mallorquina repitió presencia, enfoque musical y buen regusto final. Y es curioso este último punto, el referido a las papilas musicales.

El recital llegó hasta las dos horas y dejaron la sensación de que se había hecho corto. No hubo nada especialmente destacable. Por no tocar, no tocaron ni un punteo en ninguna canción. Y cantaban en catalán/mallorquín, que es como el castellano pero no. Media sala –de la extrañamente pobre entrada- dominaba dicha lengua, a tenor de los trozos coreados. Menos mal que no hubo partido del Barcelona, porque sino estábamos el camarero y 3 perdidos. Bueno, de esas también veremos en la ametralladora de conciertos que nos agujerea la agenda últimamente.

Descubriremos su secreto: Los temas pop de Antonia Font tienen un precioso atractivo endógeno. Ellos, que ya conseguían aplausos antes del boom “Manel” y, a la espera del segundo disco de los catalanes, seguirán recibiéndolos por muchos años, componen que es un primor.