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Wilhelm & The Dancing Animals: Canciones en el zoo alegre

Iruña arde. Peleando contra su bagaje popero, una nueva ola de bandas está despuntando en la capital navarra. A los ya asentados El Columpio Asesino se les está uniendo, de un tiempo a esta parte, bandas como Kokoschka, Reina Republicana o los medio donostiarras Los Nerviosos. Y esquejes futuros como Almanaque Zaragozano.

En la lista, aún creciente, no podemos olvidar a los divertidos y saltarines Wilhelm & The Dancing Animals, quienes pisan hoy Donostia para confirmar que lo que vimos en Igeldo el pasado mes de septiembre será mucho más intenso bajo el techo de un garito como el Bukowksi. Telonea el donostiarra Civil Love, autor de preciosas melodías de corte clásico.

Emparentados con Arcade Fire y Los Campesinos (“si cada vez que nos han comparado con ellos me hubieran dado un euro, ya me había comprado ambos grupos, con sus casas y sus coches”, nos cuenta Helen, la cantante del combo bailarín), el ahora sexteto sigue paseando el aplaudido y refrescante debut titulado “The War of The Species”, mientras preparan un single a editarse Japón.

Sus señales empiezan a encontrar respuesta en el extranjero. El diario británico The Guardian les ha dedicado un espacio, y se han colado en la afamada radio pública norteamericana NPR. Pero no todo vale. Su defensa de los animales les hizo rechazar la creación de una sintonía para una campaña de la multinacional Mcdonald´s.

¿Cómo fue la historia?

Al principio pensábamos que era una broma, porque cuando firmamos el contrato con nuestro sello Origami Records, que fueron quienes nos informaron del tema, dijimos literalmente que no queríamos que nuestra música saliese nunca en un anuncio de Mcdonald’s ni en una campaña del PP. Militamos en asociaciones, pero no podemos decir que lo hacemos de manera activa. Nosotros sólo escribimos letras y damos la brasa con el tema.

¿Dejaríais de tocar en un certamen patrocinado por una marca así?

Eso es lo que acaba de pedir Morrissey en el Staples Center de Los Ángeles, ¿no? Entiendo que lo haga. Si nosotros exigiésemos eso en un festival, supongo que nos caeríamos del cartel ipso facto. Pero bueno, ya veremos si esa situación se da algún día y qué hacemos.

Y todo eso en Pamplona, capital de los encierros

¡Tss! ¡Eso es tradición y las tradiciones no se tocan! Que la gente vea el encierro como algo inofensivo para el animal es la muestra de que aún hay un largo camino por recorrer. Yo aún no he conseguido entenderlo, pero hay antitaurinos que van a la plaza a merendar, como cantaban Bizardunak.

Y llegasteis al folk por casualidad

Una bandurria es lo que había en el trastero y eso es lo único que tiene nuestra música de folk. Aunque quisiéramos, no podríamos hacer folk, no tenemos ni idea.

“Jungle Army”, el tema que editáis en oriente, es más vaporoso, africano y electrónico que los anteriores.

A nosotros lo que se nos da muy bien es el caos. La prueba está en que en sólo una pregunta ya hacemos folk con electrónica y toque africano (risas). Creo que las canciones que van a formar parte de nuestro próximo disco son más elaboradas que las del primero; menos acústicas, más electrónicas, más filtros, más efectos. Pero si de repente suena un poco africano, pues mejor. En la variedad está el gusto.

Si algo puede definir vuestros conciertos es la palabra “alegría”.

Nos toca dormir juntos de vez en cuando, viajar casi todos los fines de semana, ensayamos cada tres días, y el otro día los seis nos quedamos encerrados en un ascensor muy pequeño. Un porcentaje alto de todo ese tiempo lo pasamos riéndonos. Y es una suerte.

¿De donde habéis sacado a la perla del bajista? Qué vitalidad.

Josh, que así se llama, apareció en Pamplona a través del British Council. Es el más joven del grupo y jamás pasa desapercibido. La mayor parte del día es como lo veis en el escenario.

El disco está a 10 euros en bandcamp. ¿Se gana pasta?

La compra es más un gesto de caridad del comprador que un negocio del vendedor. “The War of The Species” está gratis en streaming. ¿Quién se lo va a descargar pagando? Yo por lo menos no lo he hecho en mi vida. Para eso te lo compras en formato físico.

¿Y qué pasa en Iruña que sale tanto grupo bueno últimamente?

Que nunca abrieron el Museo del Encierro, y los jóvenes no sabíamos qué hacer. En serio, quizás el hecho de que tu colega tenga una banda te mueve a ti a montar una. Puede que sea una epidemia. Y eso solo puede ser bueno. Lo increíble de todo esto es que todas estas bandas han surgido sin contar con las ayudas y los espacios con los que se cuenta en otras ciudades. Eso es importante.

Publicado enEntrevistas

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