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Antònia Font: Atractivo endógeno

Exactamente 63 meses después de su última visita a Donostia (14 de noviembre del 2008), la banda mallorquina repitió presencia, enfoque musical y buen regusto final. Y es curioso este último punto, el referido a las papilas musicales.

El recital llegó hasta las dos horas y dejaron la sensación de que se había hecho corto. No hubo nada especialmente destacable. Por no tocar, no tocaron ni un punteo en ninguna canción. Y cantaban en catalán/mallorquín, que es como el castellano pero no. Media sala –de la extrañamente pobre entrada- dominaba dicha lengua, a tenor de los trozos coreados. Menos mal que no hubo partido del Barcelona, porque sino estábamos el camarero y 3 perdidos. Bueno, de esas también veremos en la ametralladora de conciertos que nos agujerea la agenda últimamente.

Descubriremos su secreto: Los temas pop de Antonia Font tienen un precioso atractivo endógeno. Ellos, que ya conseguían aplausos antes del boom “Manel” y, a la espera del segundo disco de los catalanes, seguirán recibiéndolos por muchos años, componen que es un primor.

El pasado jueves hubo espacio para extractos de todos sus álbumes, o casi. Las preciosas “Robot”, “Clint Eastwood”, “Armando Rampas”, “Wa Yeah”, “Portavions”, la sencillamente espectacular “Calgary 88” que se encargó de cerrar con honores la cita…Era divertido ver como presentaban las tacadas de su último disco, como pidiendo perdón o avisando de que venían curvas.

Porque “Vostè és aquí”, su más reciente publicación, son 40 canciones breves que piden a gritos una mayor duración y elaboración, una mayor cercanía a la estructura de composición pop. Pero oye, que ahora les ha dado por ahí. Y lo de Antònia Font es viajar sin muchas obligaciones externas, con un neceser ligero y completo. A veces derrapan hacia lo latino o la salsa, llegando a tocar con los dedos el hard-rap de Rage Against The Machine en un tema. Nada especialmente denunciable más allá de la sorpresa y el refresco en la sonoridad de la velada.

En lo musical el frente le gana a la defensa. No vamos a descubrir ahora la habilidad del guitarrista Joan Miquel Oliver, destacable más por su forma de componer que por su equilibrismo sobre los trastes. Fue una maravilla escuchar al bajista, acolchándolo todo para que sonara bien mullido. Y en medio de ambos, el eternamente risueño cantor Pau Debon.

No es tampoco su voz una de las mejores características de la formación balear. Nervioso con el sistema de monitores pegado a su oído, cascos que se quitaba y ponía a cada rato, su natural forma de entonar es tan abrigada y cercana que convence y emociona.Su memoria lírica se presente a prueba de bombas. Las particulares letras reflejan en muchos momentos, con sorna e ingenio, una gran creatividad e imaginería costumbrista, a veces centrada en la turística idiosincrasia isleña. Sumen todo lo arriba descrito, y obtendrán un concierto más que recomendable.

Publicado enCríticas de conciertos

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