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Año: 2013

Manos de Topo: Divertidos perdedores

La portada de Diciembre del 2011 de la publicación musical Mondo Sonoro es uno de los momentos más originales y divertidos que recuerdo de los últimos años. En ella los poperos Manos de Topo salían vestidos de ¿tipos duros?¿rockeros?. Como en los buenos gags, no era hasta pasados unos segundos cuando te dabas cuenta de que estaban homenajeando la portada del disco “Senderos de Traición” de Héroes del Silencio.

Fue un honor para nosotros‘, nos cuenta el batería de la banda catalana, Rafa de los Arcos. ‘Recuerdo que cuando empezamos nos pidieron que eligiéramos una portada en la que nos gustaría aparecer. Yo respondí (irónicamente) que en la «Muy Interesante”, porque nunca pensé que fuésemos a aparecer en la tapa de ningún medio‘.

Mucho ha llovido desde entonces, y su “Escapar con el anticiclón (y volver con la boca roja)” , título de su último trabajo, está dando ahora sus últimos coletazos en directo. ‘Hemos estado paseando el anticiclón por la península y México durante el 2012. Ahora mismo la cola del fenómeno meteorológico traerá buen tiempo a Donosti este viernes, a Lleida el 2 de marzo y Barcelona el 29 de ese mes. Después la oscuridad se cernirá sobre el mundo y será el fin‘.

Como España la tenemos más o menos controlada, les preguntamos por América. ‘Muchas veces pienso que el ser humano no necesita salir del planeta para visitar otros mundos. México es un planeta impresionante y sorprendente, allí todo se vive desde una óptica diferente. El Vive Latino, el festival en el que estuvimos, es una macro reunión de música y actos pasionales varios, un mastodonte dantesco con ganas de morirse de diversión‘.

Como la que ellos ofertan. No hay más que ver la alegría que hay que tener para titular tu segundo disco como “El primero era mejor”, una frase típica de los corrillos más modernos. ‘Era un doble sentido, aunque todo el mundo se quedó con la primera (y evidente) lectura. En realidad, para los músicos su mejor disco siempre es el último‘. Y, aunque suene a tópico, en este caso llevan razón.

Neil Halstead: Desarmados

Si el arranque de la temporada del Kutxa Kultur Zirkuitua va a ser como este pistoletazo inicial, vayan comprando el abono completo. El triple cartel fue una maravilla para quienes ven en las cosas pequeñas la mayor de las felicidades.

El corte de cinta le correspondió a la eibarrera Jojo Acha. La dama, aún plena de belleza amateur, desprendió unos amores por el folk de los años 60 a prueba de cualquier artilugio de las armerías de su localidad. Síganle la pista, será una fuente de alegrías futuras.

Tras ella llegó Matthew P. Un tipo divertido y con buena técnica a la guitarra que logró llevar con éxito el concepto de “concierto de pub” a una imaginaria playa. Mostró canciones arrebatadoras (“End of the world”) y otras de abrir la botella con los dientes.

Y llegó el exquisito Neil Halstead. Tras un accidentado día que incluyó robos de pasaportes, llegando sobre la bocina y sin hacer prueba de sonido, el británico y sus dos socios se sentaron en los taburetes y arrancaron su actuación. Lo que pasó a partir de ese momento fue mágico.

Tiene Halstead la habilidad de transmitir como pocos. Una voz (y un tono) tan simple como conmovedor. Con unas canciones preciosas y emocionantes, tan celestiales que la comparación con Nick Drake no suena excesiva. El cantante de Mojave 3 desprende una calidez que desarma, sin un estribillo más alto que el otro. Todo ello con una envidiable naturalidad, pidiendo a la gente que eligiera temas en cualquier momento de la velada.

Al final del concierto y su posterior bis una frase se escuchaba entre los asistentes: “¿Ya?”. Pareció un show corto, de pocas canciones. Pero no era cierto. Fueron 90 minutos de actuación. No se me ocurre ejemplo más claro para resumir la grandeza del momento tan especial que vivimos.

Lurrazpiko Festa: Vive el underground

Sin ánimo de sentar cátedra, que me faltan kilómetros e ínfulas. Y con todo el respeto a los eternos combatientes de garitos como el sonoro Mogambo, el de Trintxerpe. Pero lo que el sábado discurrió en la sala Gazteszena de Egia, el llamado Lurrazpiko Festa, ese vendaval de bandas que nos resguardaba del temporal climático que sucedía en el exterior, fue todo un ejemplo de lo que es o debería ser la independencia. Creativa, se entiende.

Porque indie es dejarte las manos aplaudiendo a una de las propuestas más cercanas. Violeta Vil, afincados en Logroño, ofrecieron un concierto sublime. En su tercera visita actuante a la ciudad (su estreno como banda se realizó un Jazzaldia ¡en una de las tiendas del Kursaal!), sus nuevas canciones suenan a gloria. Si como tal consideras la música oscura, las voces bien regadas de reverb y delay, la electrónica con gran peso de la percusión – y a la vez poco discotequera- o los guitarrazos a lo Jesus And Mary Chain. Han conseguido un sonido compacto y certero. Una pena que por problema ajenos su disco de debut aún no exista físicamente, porque hubieran aligerado la furgoneta de vuelta a La Rioja.

Disfrutamos mucho de la sesión rockera de Sonic Trash. Los bilbainos llevaron a su terreno el cancionero de otros ilustres del underground, Cancer Moon, dotándolo de una vida “noisy” melódica. A ratos parecíamos volver a los 90, cuando Sonic Youth y los suyos nos enseñaban cómo unir suciedad y tonos bonitos. Pero el viaje sónico no tuve ningún achaque nostálgico. Fue puro gozo guitarrero.

Lurrazpiko Festa: Zombies indies

Arrancamos con una anécdota de la banda principal del sábado, una historia tan de ultratumba como el nombre del festival donostiarra. ‘Tocamos en Brixton la noche en la que Michael Jackson pasó a mejor vida. Justo antes de saltar al escenario recibimos un mensaje que nos informaba de eso. Y lo soltamos por el micro, pensando que era una coña. La atmósfera de la sala cambió de repente. Quien sabe, igual conectamos con su espíritu o algo así. Pero podemos jurar que el concierto no fue de los normales’. Esperemos que no haya que recordar la noche de mañana por algún deceso famoso, y que el Lurrazpiko Festa sea memorable por otras razones más culturales y sociales.

Mimbres tiene para ello. Lo primero, la entrada. Nueve horas de atractiva música, acabando a las cinco de la mañana, por solo doce euros en anticipada (corre, hoy aún llegas) es un precio de muerte. Y, por supuesto, las bandas y DJ que completan el cartel

La lista la encabezan los potentes Verónica Falls, plenos de actualidad con la publicación el próximo lunes del soberbio “Waiting For Something To Happen”. Ya esta semana pudimos escucharlo en streaming en la red, confirmando que es una brillante – en todos los sentidos- continuación de su aplaudido debut y en el que ya podemos confirmar pelotazos del calibre de “Teenage”.

El título del disco recoge el sentimiento colectivo de banda respecto a estas canciones’, nos cuenta Roxanne Clifford, guitarrista y cantante de la banda, mientras recordamos que su primer CD tuvo que volver a grabarse porque la primera sesión no les convenció, ya que les sonaba “demasiado profesional”. ‘Nos dimos cuenta que muchas de estas nuevas melodías hablaban de deseos, de la búsqueda de esa idea invisible que puede que no llegue nunca’.

PLV Havoc, HATEM: Reconversión

Intérpretes: PLV Havoc, Hola A Todo El Mundo. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Asistencia: unas 250 personas. Fecha: 26 de enero del 2013.

La nueva Casa de Cultura de Intxaurrondo juntó la noche del pasado sábado a dos formaciones que bien podrían caracterizarse por la mutación que han sufrido sus propuestas. PLV Havoc y Hola A Todo El Mundo ofrecieron nuevos matices a su cancionero, ya sea por el lado de la interpretación (caso del donostiarra) o de la composición.

Havoc, ya completamente entregado al cantar en castellano y tan tremebundo como siempre, salió acompañado de un teclista que también le echaba una mano en los coros reverberados. Juntos ofrecieron momentos cercanos a la oscuridad de los años 80, alguna base más potente y muchas ganas de ofrecer una velada diferente y seductora. La aventura será temporal -pronto grabará nuevo disco a banda completa-, pero el momento fue atractivo por el repertorio y, en líneas generales, por la ejecución.

Tras ellos, la banda madrileña HATEM pisaba de nuevo nuestra capital, aunque algún despistado bien podría haber afirmado que estos no eran sus melenudos. La mutación que han sufrido con “Ultraviolet Catastrophe”, su último CD, les ha llevado a terrenos más vaporosos, menos hippies.

Aunque sigan tirando de épica casi post-rockera en algunos pasajes, el ahora cuarteto, con un juego de luces simplemente espectacular, navega ahora por mares más electrónicos y comedidos, cercanos a Cut Copy pero sin llegar a desparramarse, ofreciendo sobre el escenario donostiarra el lado conciso de un disco que presenta mil capas. Y tras una hora y sus bises de rigor se fueron dejando un buen sabor de boca.