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Etiqueta: Rafael Berrio

Mikel Erentxun: un nuevo clásico

Intérpretes: Mikel Erentxun (guitarra, voz), Karlos Arancegui (bateria), Fernando Neira (bajo), Rubén Caballero (guitarra), Marina Iñesta (guitarra), Mikel Azpiroz (teclado). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 27/02/2022. Asistencia: lunas 1500 personas.

Acaba de cumplir 57 años y sigue hecho un chaval. Lejos queda ya el susto a la patata que le dio hace unos años. Erentxun lleva tiempo celebrando la vida. Escuchar en la sala ‘Tomorrow Never knows’ de The Beatles antes de su actuación fue una buena pista de ello. Y de sus gustos musicales.

Amores que ahora andan asentados en el folk-rock estadounidense. Ese océano que abarca desde Bob Dylan hasta Wilco. ‘Amigos de guardia’, el disco de duetos en el que repasa algunos grandes títulos de su discografía, era la excusa de una visita casera que presentó once guitarras sobre el tablado, una escenografía sencilla y una iluminación que a ratos despistaba.

La noche empezó impetuosa (‘Si te vas’) y llena de un clasicismo guitarrero que no abandonaría en todo el set (‘A tu lado’ fue tan solo uno de los numerosos ejemplos certeros). Una etiqueta agradecida que supo ondularse con acierto gracias a una banda soberbia. Con piezas sobrias (‘Llamas de hielo’) y sutiles (‘Rozando la eternidad’). ‘Se libre, sé mía’ se arrimó al eurobeat costero, ‘El hombre que hay en mí’ fue puro T-Rex. La versión acústica del ‘Veneno’ del fallecido Rafael Berrio nos mojó la cara de lágrimas. ‘Una calle de Paris’ aterrizó campestre, ‘Esos ojos negros’ abrazó el country y ‘Entre salitre y sudor’ sonó ácida. A veces no hay que cambiar lo que funciona, como lo confirmaron la chulesca ‘Cartas de amor’, la acelerada ‘A un minuto de ti’ y ‘Cien Gaviotas’. Por cierto, creo que es la vez que mejor hemos visto cantar a Mikel Erentxun.

De los invitados en su último CD aparecieron por la capital guipuzcoana Anni B Sweet (que entonó bajito en ‘Angel en llamas’), una Maika Makovski que acercó ‘Cicatrices’ al pop festivalero y ese Diego Vasallo que se apropió de ‘¿Quién se acuerda de tí?’. Aunque la mejor colaboración la tiene el autor en su propia furgoneta, con la guitarrista Marina Iñesta que canta de rechupete. El concierto llegó a las dos horas y la gente se puso en pie en los últimos temas confirmando que Mikel Erentxun está en un excelente momento de forma.

Texto publicado en El Diario Vasco

Rafael Berrio: fabulosa despedida

Intérpretes: Joserra Senperena (teclado), Fernando Neira (Bajo), Karlos Aranzegi (batería), Joseba Irazoki (guitarra) y 15 invitados más. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 19/05/2021. Asistencia: Unas 250 personas.

Los homenajes que Donostia le está ofreciendo a Rafael Berrio, compositor fallecido hace un año, se cerraban con este concierto – que esta noche repite el pase- en el Teatro Victoria Eugenia. Un espacio que contó con un escenario sobrio bien acompañado de imágenes y muchos amigos y amigas recordando la obra del honrado.

Sobre una banda de apoyo de auténtico lujo desplegaron todos y todas su calidad y elegancia. De la lista de distinguidos invitados nos quedamos con el acierto de Abraham Boba escupiendo “Niño Futuro”, la gozada de la voz de Petti cantando en euskera “Simulacro”, la elegante versión de “Dadme la vida que amo” a cargo de Tulsa, la energía de Mikel Erentxun en “Tu nombre en los labios”, el precioso aire blues de Paul San Martin (“Una canción de mala muerte“) y la bohemia que ya no existe de Diego Vasallo (“Cómo iba yo a saber”). Al cierre la banda tocó una aún más afrancesada “Mis Amigos”. Broche fenomenal de un concierto al que le lloraron las melodías.

Publicado en El Diario Vasco

Donostikluba: Un cumpleaños redondo, de diez

El certamen donostiarra ofreció un sinfín de actividades culturales en su décimo aniversario

Parece que fue ayer, demonios. Y ya han pasado diez años. Donostikluba, el festival que busca acercar a nuestra capital lo más interesante de la música “indie” , cumplía dos lustros de vida en la sala Gaszteszena del barrio donostiarra de Egia. Un certamen -afortunadamente- no muy normal. Los organizadores afirman que este evento “nació reivindicando en todas las ruedas de prensa que jamás haría ningún balance basado en los números y las asistencias sino valorando el lado artístico” . Y todo eso juntando electrónica y grupos analógicos, música ejecutada y pinchada, nombres con cierta estrella y supernovas que están naciendo.

Como sucedió el pasado jueves, cuando Rafael Berrio y Eraul compartieron cartel. El donostiarra Berrio llegaba con toda su troupe rockera (Joseba B. Lenoir, Rafa Rueda, Fernando Neira, Felix Buff) para desquitarse de la exclusividad de su anterior fecha, la realizada en el pequeño teatro del Kutxa Kultur Festibala, ofreciendo un concierto pleno de energía y elegancia vocalista. Juntos atacaron los bríos de guitarras de su último disco y adaptaron a los nuevos tiempos las elegancias de temas pretéritos (primorosa la revisita al tema “No pienso bajar más al centro”), dejando buen minutaje para que la voz principal se expresara como más le conocemos, con la sola compañía de su guitarra eléctrica. La noche había arrancado con Eraul, formación local encabezada por Asier Beramendi. Una gozada que hizo morir de envidia a más de un músico presente. Porque además de hacerlo mejor que bien son insultantemente jóvenes. Puñeteras nuevas generaciones creativas….

Una chavaleria que ha empezado a cambiar el folk, el pop y el rock por otros sonidos más urbanos. La demostración se pudo disfrutar el viernes en Gasteszena, con el hip hop como bandera. Quizás a los lectores más tradicionales les sorprenda, pero los conciertos de este estilo calan como un chaparrón entre la juventud. Y este, capitaneado por Nach y Gallinero All Stars, no fue una excepción.

Exposición de fotos

El sábado fue el día fuerte del certamen. La Casa de Cultura de Egia abrió sus salas y pasillos para que la cultura se colará en ellos. En las paredes del segundo piso pudimos disfrutar de la maravillosa exposición fotográfica de Juan G. Andrés. Un repaso por los diez años del certamen, una guía fantástica de retratos musicales en el que no pudimos destacar solo una foto. Todas eran fantásticas. Algunas muy emotivas (Pedro San Martín), otras muy potentes (Kokoshca). Y había casos, como el de Josh Rouse, que contaban con una versión en movimiento. En una de las aulas del lugar se emitían conciertos del Donostikluba grabados. Nosotros vimos y disfrutamos un rato del de este norteamericano afincado en Valencia.

Pero la actualidad obligaba, y subimos a la terraza para rocanrolear un buen rato. Primero con los descarados Sexy Zebras, músicos descamisados que supieron superar el apagón sufrido. “Es un bolo clandestino fantástico”, dijo uno de sus integrantes. Y cierto era. Fue una gozada más tarde secundada por los Layabouts (el grupo del hijo de Imanol Arias), quienes tocaron de inicio a fin el clásico de los Ramones “It´s alive”. Lo mejor en estos casos es dejarse llevar y pegar unos brincos, sin detenerse mucho en el concepto. Y así lo hicimos.

Exito de Delorean

La noche estaba preparada para el triunfo de Delorean, el grupo que cerraba el cartel. Y la gente respondió en masa a la llamada, llenando la sala de conciertos y gozando de las fantásticas creaciones de este grupo vasco afincado en Barcelona. Asistentes que no hicieron mucho caso a conciertos tan maravillosos como el de los ingleses Delorentos, una de las sorpresas del festival. Como destacables fueron también las dulzuras tecnopoperas de Dual Split. Una pena que problemas en el equipaje (una maleta muy necesaria no llegó a Donostia) obligaran a suspender la actuación del británico Ghost Culture.

Finalizada la celebración, Donostikluba ahora se integrará en la ciudad programando conciertos durante el resto del año. Con visitas ilustres como la de Steve Wynn (Le Bukowki, 16 octubre), Alela Diane, Black Yaya o Will Johnson.

Kutxa Kultur, tú siempre molas

El día en el que Yo La Tengo vino para encantar a propios y extraños nuestro paseo se fijó en otros grandes momentos del festical donostiarra.

Los festivales de música son una reunión poliédrica de gustos y enfoques. Son espacios para la parranda, en este caso con un marco casi imbatible. Aunque a veces esa celebración choque con quienes desean escuchar con nitidez las canciones de la banda de turno. Los “festis” también se presentan como un espacio para comulgar con otros fans. Lo de comulgar debió llegar a momentos casi purificadores en el caso de Vetusta Morla el viernes, con todo el mundo cantando a todas y cada una de las frases entonadas por su micrófono principal.

Y estas reuniones también son los sitios perfectos para sufrir el “Efecto Messi”, que no es otra cosa que ver a chavales casi sin permiso para acceder a estos recintos tocando a las mil maravillas. Esta sensación brotó viendo a Mourn. tres chicas y un chico que solo podrían pisar las discotecas sin alcohol y que mostraban un empaque que ni una banda de blues, amigos. Por allá andaba el padre de las dos cantantes, el también creador The New Raemon. “¿Las tendrá en el trastero de casa día y noche tocando el tío? Porque sino no me explico cómo es posible que lo borden de esa manera”, nos decía un sorprendido asistente de nombre Oriol.

Más que ese toque de esclavitud, lo que sí es el Nuevo Ramón es un buen entrenador. Por algo a Mourn, que saca sus temas en el sello catalán Sones, les editan también en EEUU. ¿La razón? Su fórmula camina entre el pop cabreado con toques “grunge” y melodías sucias que no desentonarían en el mejor disco de Hole. El último tema interpretado, mucho más abierto, parece dibujarles un futuro mucho más inquieto y experimental.

En una categoría similar pusimos a los locales Albert Cavalier, aunque lo suyo sea más garajero. Su cancionero toca muchos palos. Es normal, aún están echando a andar. Por eso hay momentos más melódicos que otros, aunque casi todos sean bien “farreros”. Se lo pasan pipa tocando, y eso se contagia.

Los festivales también dan lugar a pequeños dramas (del primer mundo, claro) porque dos de las mejores bandas del cartel comparten horario de actuación. Fue lo que nos pasó con los donostiarras AMA y la banda anglovasca Pet Fennec. Como el teletransporte aún no está en nuestras manos, tuvimos que picar aquí y allá para poder disfrutar de ambas citas. Y vaya si disfrutamos.

El trío AMA ofreció un concierto fantástico en el a veces ingrato autobús de Red Bull, ese espacio que cumple con la función de ampliar la oferta y quien sabe si peca de incomodidad para actuantes y oyentes. Nada de eso importó a los chicos, que no se dejaron ni una perla en casa. Algunas de ellas con un elegante toque soul, o de “soul blando”, como afirmaba divertido uno de sus integrantes.

Y qué decir de Pet Fennec. Alucinante, soberbio, maravilloso. El grupo está comandado por Urko, un donostiarra residente en Londres que se ha traído a sus colegas británicos. Juntos estrenaron en la ciudad una serie de melodías que nos evocaron muchos grandes recuerdos y un futuro, el suyo, bien prometedor. Sus tonos “soft” nos llevaban al Neil Young de los años sesenta. Y sus arrebatos le emparentaban con los mejores The Posies. En medio, unos juegos vocales de aúpa y mucho gusto por las melodías. Algunos musiqueros locales llaman a Urko “el mejor creador de melodías de la ciudad”. Lo de ayer solo confirma que no andan muy desencaminados.

Y tras la calma, la tempestad. Porque estos eventos populares tienen una oferta que va desde los terso a lo árido. Por ahí podríamos colocar a Niña Tornado y Chico Coyote, un dúo que suena como una banda de hard rock. Increíble la tangana que pueden montar siendo tan poca gente. Las canciones ayudan, claro. Una especie de rock cada vez más “hard” que llena cualquier escenario. En idéntica categoría colocaremos a Black Box Red, aunque en este caso cambian los papeles. Ella canta y guitarrea y él le pega a la batería como si ésta le debiera dinero.

Los festivales, los buenos, también tienen un reservado en el que se pueden escuchar cosas más especiales. El viernes fue el turno de Dotore y House Of Wolves, quienes llenaron de tonos tersos el Teatro Escondido para disfrute de cincuenta elegidos. Claro que a veces esa coquetería y ese mimo parezca jugar contra el estilo. Rafael Berrio con banda, que era la oferta de ayer, podría haber puesto boca abajo cualquiera de los emplazamientos del Kutxa kultur. Pero parece que fue exigencia del autor, quien desea mantener el personaje en términos de fama controlada. Una pena, esperemos que se lance con esta estos socios (Joseba Lenoir y Rafa Rueda, entre otros) a tocar en sitios más accesibles. El concierto del sábado fue la repera, como bien suponen. Parecía la Factory de su adorado Lou Reed. Sus cantares repletos de ironía y alambicados juegos de palabras casaron de maravilla con este envoltorio rockero.

Los festivales son también sitios en los que puedes ver de un vistazo un montón de propuestas distintas. Impactante fue la actuación de John Grvy, joven madrileño que sigue los caminos de Frank Ocean, The Weeknd y James Blake. Costó un poco bajar al adrenalina, pero una vez en la tierra nuestra alma se contorsionó al ritmo de ese soul elegante y actual. No se preocupen si no lo escucharon, tiene pinta de que va a sonar hasta en los autobuses de línea.

Y una vez ahí, sintiendo el “flow”, vuelta a la parranda con Novedades Carminha. Que la montaña suiza también es de emociones. El trío gallego practica un rock bien cachondo, con temas como “Tu antes molabas” y “Antigua pero moderna”. Un tono muy festivalero que hizo disfrutar a los asistentes. Sensación que compartieron los cientos de seguidores de La Habitación Roja, que para deleite de fans andan presentado un disco de grandes éxitos. Escuchando su estrofa de “hoy es un día perfecto” uno no podía pensar en este certamen que mima a las formaciones de la región, apuesta por los consagrados y siempre intenta ofrecer una muy dichosa pluralidad. Seguro que el año que viene sigue manteniendo el mismo enfoque. Y con eso ya nos vale.

Kutxa Kultur festibala: Un parque de sonidos atractivos

El Festival Kutxa Kultur del románticamente vestusto Parque de Igeldo ofreció una gran jornada inaugural capitaneada por la actuación de Vetusta Morla

“Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”. Si nos hubieran dado un euro cada vez que escuchamos ese nombre al preguntar a los asistentes por su banda preferida del cartel habríamos pagado rondas y rondas en los bares turísticos sin siquiera mirar la cuenta. O subido en helicóptero al monte Igeldo. Mas lo hicimos en uno de los buses lanzadera dispuestos por la organización. Partiendo de la céntrica calle Zubieta cada seis minutos, la respuesta a la prohibición de subir en vehículos particulares al parque siendo una gran idea por más que pasan los años.

En el viaje nos topamos con Gorka e Iratxe, una pareja que sube pronto “para disfrutar de todo el evento”. No es lo habitual. En el bus solo viajamos tres personas a esta hora, las cinco de la tarde. Las explanadas del recinto andan lejos de los miles de festivaleros que pisarán estos pavimentos dentro de unas horas. A nuestra primera entrevistada también le gustan (atención, spoiler) “Vetusta Morla. Y tenemos muchas ganas de Annie B Sweet”.

Inglés y euskera juntos

Eraul es el grupo que tuvo el honor de cortar cortar la cinta actuante en esta edición del 2015. El grupo comandado Asier Beramendi, un donostiarra de 24 años, fue la gran sorpresa del evento. Su biografía dice que practica el “indie folk”, pero la etiqueta se le queda corta. Junta inglés y euskera en una misma canción, lee poemas en castellano entre tema y tema. Tan pronto se casca un tema soul como evoca los momentos más alegres de Mumford And Sons. Ayudado por una numerosa banda, sus tonos andan lejos del amateurismo que se le puede suponer a alguien que acaba de publicar sus primeras canciones.

El espacio comenzó llenarse poco a poco de gente, quienes descubrieron a última hora que la banda donostiarra Dotore ha cambiado su emplazamiento inicial por un pase en el pequeño Teatro Escondido. Dado que sobre el mismo encontrarán más detalles en el texto de apoyo, nos permitimos segur paseando por una zona que se preparó para la actuación de Typsy Gipsy & The Ghost Numbers. Otra banda donostiarra que dio lustre y elegancia al escenario pequeño del festival. Salieron vestidos como un pincel. Si hubiera un premio a los mejores vestidos, el galardón ya tenía dueño. Pero centrémonos en lo musical, que los muchachos (y muchacha) tiene mucha miga.

Tienen hechuras de banda de Emir Kusturika, y sus tonos podrían sonar en cualquiera de esos funerales que suelen capitalizar las películas de dicho director. También tienen un rollo country bien pegajoso, con melodías dignas de Johnny Cash pasadas por ese tamiz festivo. Resumiendo, si quieren escuchar música alegre apuesten por esta formación local. Si no te sacan una sonrisa es que eres digno de un Museo De Cera.

Y qué decir de Los Bracco. Lo suyo es la parranda popera, ese toque canalla del rock unido con letras bien curiosas y un cantante principal que contagia toda su energía al personal. Consiguieron convertir la explanada en un pub gigante, con la gente entregada a esas canciones que esta misma noche estarán tocando en Barcelona.
Porque al festival donostiarra le ha salido un hermano catalán. En el Tibidabo, para más señas. Algunos de los locales viajan para allá, caso de Rafael Berrio, Pet Fennec o estos Bracco. “Me encantan estos chavales” nos cuenta el guipuzcoano Pablo Guerrero a propósito de esta banda. También ha subido a ver a los Vetustos, cómo no. “Aunque me he pegado un repaso a la lista de spotify que ha hecho el festival y he descubierto cosas muy chulas. Es una gozada venir a salsear a este evento”.

A su vera Ana Imaz tiene el morro más fino. “Del programa de hoy me encanta House Of Wolves. Y mañana no me pierdo por nada del mundo a Niña Coyote y Chico Tornado ni a Yo La Tengo. La pena es que quería subir con mi hijo, pero hoy tenía fiebre. Mañana a ver si está mejor y se puede venir”. Porque el Kutxa Kultur monta talleres para los más peques desde primera hora de la tarde. Otro puntazo para quienes tienen retoños y quieren ir metiéndoles en gusanillo musical. O quieren ver conciertos y la paternidad o maternidad les ha frenado el ímpetu.

Paseamos por la zona de restauración, que debe tomar ese nombre porque vuelve a poner en su sitio a los estómagos más hambrientos. Este año hay hasta sushi, que comparten pasillo alimentario con crepes y carnes más grasientas.

En el elevado escenario Red Bull suena el chaston entrecortado de Pull My Strings. El grupo que toma el nombre de una canción de Dead Kennedys elabora ese pop agitado y nervioso que haría buenas migas con los donostiarras Correos. Allá nos topamos a Iñigo Eraso, a quien lanzamos la pregunta de turno. “Vetusta no Morla”, nos dice con sorna. “Una pena no haber llegado al teatro a ver a Dotore, pero qué se le va a hacer”. No le imaginen disgustado. La conversación que mantenía con sus amigos estaba llena de carcajadas. Porque a un festi, perdóneme usted, se viene a disfrutar. Y ellos, como la mayoría de los presentes, llevaban la máxima al máximo.

Donostikluba 2015: Una montaña suiza de sonidos


Además de Yo La Tengo la oferta del Kutxa Kultur es amplia y muy variada, con muchos atractivos en su cartel

Como sucede con los niños cuando visitan este tipo de parques, la programación del kutxa Kultur tiene tantas atracciones sonoras que no podríamos quedarnos con una sola. Allá van algunos de los puntos más destacados del programa.

En la zona alta Vetusta Morla no tiene muchos competidores este año. Sus conciertos de pop intenso calan entre amplios espectros de público. Serán uno de los reventones de la cita. Los valencianos La Habitación Roja andan celebrando su 20 aniversario con un disco “ad hoc” que reúne todos esos temas tarareados hasta la saciedad.

La norteamericana Angel Olsen tiene pop y energía como para que sus melodías empapen al personal cual sirimiri de primavera. The Strypes tienen pinta de ser el próximo elemento a exportar de la industria británica, con esa mezcla de pop mod y agradables tonos sesenteros que puede pintarles como hijos enérgicos de Ocean Colour Scene. Gustará a farreros y padres presentes.

Paremos un momento en una de las mayores virtudes de este evento, el de retratar la actualidad local en sus escenarios. Están los Bracco en su año de despegue, un Dotore siempre popero e investigador o la banda AMA, cuyo excelente último trabajo sobrevuela nuestras ideas desde que se editó. Sin olvidar a Pet Tennec, donostiarra afincado en Londres que ha masticado todos los discos de The Posies y Beach Boys como si fueran pintxos de lo viejo. O esos Tipsy Gipsies que han acercado el swing a una ciudad a la que acusan de no tenerlo. En el lado más fiero Niña Coyote eta Chica Tornado atronarán su rock como si fueran más que el dúo que son. Y atentos a Ainara Legardon, cuya particular creatividad sorprenderá a más de uno.

En “lo indie” los pamplonicas Tremenda Trementina juntarán vapor y guitarras como nadie. Mourn ya comienzan a ser más conocidas fuera que dentro de nuestras fronteras. Novedades Carminha enamorarán a los seguidores canallas de Los Nikis. Los recién llegados Albert Cavalier demostrarán que hay futuro en Donostialdea. Y como detalle para exigentes, los conciertos en el Teatro Escondido. Rafael Berrio y House of Wolves harán las delicias de quienes prefieren músicas más sentidas e íntimas.

Mikel Erentxun: aires de clásico

Intérpretes: Mikel Erentxun (guitarra, voz) , Joseba Irazoki (guitarra), Fernando Macaya (bajo), Karlos Aranzegi (batería). Lugar: C.C. Intxaurrondo (Donostia). Día: 16 de mayo del 2015. Asistencia: unas 300 personas.

A grandes males, pequeñas alegrías. Tras un pequeño (gran) susto de salud el donostiarra Mikel Erentxun ha publicado uno de sus mejores discos, “Corazones”. No lo decimos sólo nosotros. Buena parte de los medios musicales más relevantes han aplaudido esta nueva colección de melodías, escritas de su puño y letra y que se adentran en el mundo de los creadores de canciones norteamericanos.

Siempre fue Mikel buen amigo de aquellos sonidos. No hay más que recordar su CD “Te dejas ver”. Pero ahora todo es distinto. Mejor, se entiende. El guipuzcoano entrega unas creaciones con cierto olor a clásico. Hay mucho de Neil Young y buena pizca de Wilco o Calexico. Pero sin dejar de ser uno mismo. Un ejemplo: “Vas a cansarte de mí”.

Pero en las dos hora de concierto hubo espacio para muchos momentos reseñables. En “Ojos de miel” se acercan a los Pulp del “Common People”. En “Corazón de huesos” todo se torna oscuro y atractivo. Recupera “Tu nombre en los labios” del local Rafael Berrio y la lleva al Nueva York de Lou Reed. Tira de oficio Beatle en “Quién se acuerda de ti”, se viste acústico en “Veneno”, enfada la clásica “A un minuto de ti” hasta hacerla irreconocible…

La banda, que suena más compacta que nunca, sigue siendo un alarde sonoro y visual. A la fiesta se unieron dos invitados especiales. Leire, hermana del artista principal, que subió a cantar “Ahora sé que estás”, y el productor Paco Loco. El asturiano “guitarreó” como un animal salvaje tirando de las cuerdas con rabia juvenil y añadiendo unos elegantes teclados allá donde convenía.

Rafael Berrio, Clem Snide: Borrachos distinguidos

Dicen que el primer paso para ser un buen artista, ya sea músico o ceramista, es poder disfrutar con lo que hacen tus compañeros. Demuestra sana envidia y humildad, y suele empujar a crear de manera más instintiva y libre. Si esa teoría es cierta (sapos más grandes hemos tragado), del concierto del pasado viernes en Intxaurrondo deberían salir al menos un par de singles bien bonitos. Porque Rafael Berrio y Clem Snide ofrecieron, como parte de esa gira conjunta que están llevando a cabo, dos grandes conciertos.

El donostiarra jugaba en casa. Guitarra eléctrica de quemado sonido en ristre, Berrio sacó su lado más despreocupado y canalla. Pocas veces le hemos visto tan suelto y a la vez tan propio. Si sus letras no jugaran a ser losas de mármol sobre nuestras almas, casi les diría que fue hasta divertido. Con ese aire Gainsbourg al que solo le faltaba el prohibido Gitanes en la mano, provocando y declamando, jugando con las intensidades dentro de las canciones.

Fue solo media hora, relajada por el teórico rol de teloneo, que arrancó con un “Simulacro” que retorcería el espíritu del oyente hasta interpretado por una jauría de niños tocando el txistu. Le siguieron dos temas pretéritos, “Mis amigos” (y esa letra que canta “borrachos distinguidos…”) y “Oh, verdad desnuda” para llegar a la genial oda al vino titulada “Saturno” y, tras varios pasajes y un intento tan fallido como guionizado, acabar con “La alegría de vivir”.

Y para alegrías, las que demostró Eef Barzelay, el alma mater de Clem Snide. Parecía llegar de un curso amateur de catadores de vino. Ya saben, uno de esos en los que el profesor te dice que escupas y fruto de la inexperiencia acabas medio piripi. Claro que cuando tienes esa voz todo irá sobre ruedas siempre. ¿Quién dijo que el autor estaba acatarrado? No puede ser cierto, envidiosos.

Con una formación navarro-norteamericana completada con dos grandes músicos, Ben Martin a la batería y Edu Martínez a los teclados, el zurdo Barzelay brilló sobremanera cuando de sus cuerdas vocales y de nailon salieron temas folk. Imposible no quedarse embelesado escuchándole ejecutar esos medios tiempos preciosos y bien entonados.

Pero la noche no se cerró en cuestiones estilísticas. Porque hasta la versión de la Velvet Underground, grupo venerado en su furgoneta de viaje según hemos podido leer en las redes sociales, hubo tiempo para tonos más sabrosos y vivarachos, con la diversión como bandera y sin olvidar nunca el aire pop. Una noche lírica y anglófila, solitaria y saltarina, íntimista y jovial, en la que destacaron los tonos elegantes de dos grandes creadores.