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Etiqueta: Kokoshca

Jupiter Jon: Pop extraterrestre.

Intérpretes: Bihotx, DJ Beirut, Jupier Jon, Kokoshca. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 27 de mayo. Asistentes: unas 100 personas.

Dios los cría…y Donostia los programa. Algunas de las más interesantes esquinas del pop independiente se dieron cita el pasado viernes en una cita que unió lo tradicional y lo moderno. Como mejor ejemplo, el primero de los combos de aquella noche, las txalapartaris “Bihotx”. Un dúo que tras interpretar sobre el formato habitual de los tablones no dudó en golpear sus palos sobre un bidón de plástico o emular a Tito Puente en un pregrabado salsero.

DJ Beirut amenizó con gusto los espacios entre actuaciones. De su maleta salieron temas de Fela Kuti, Orchestre Baobab, The Raincoats o Mulatu Astatke, en una selección obtenida en las tiendas de discos más recónditas. Un lugar que, al paso que vamos, acabará limitándose a las pujas de Ebay o los pagos inflados de Discogs, dos relevantes webs a la hora de conseguir antiguallas musicales.

Y ligeramente apartados, en este caso de los aplausos masivos, se encuentran los sonidos de los irundarras Jupiter Jon. Es una pena, porque es uno de nuestros mejores grupos. Sus letras son ingeniosas y su ejecución es impecable: Unen el nerviosismo del post-punk con otros juegos más jamaicanos o rockabillies. Tras alucinar con la excitación guitarrera de Baxi Ubeda y el trabajo a las baquetas de la también cantante Aida Torres, el fin de su fiesta de estos “extraterrestres” incluyó la interpretación de “Satanak” con algunos miembros de Kokoshca, la banda que cerraba el cartel.

Estos navarros ofrecieron un concierto que fue de menos a más. El camino inverso al de la voz de su cantor masculino, cuya ronquera fue ganando notoriedad con el paso de los minutos. Puede que no fuera su mejor noche, pero hubo muchas cosas buenas en la visita “kokoshca”: Temas antiguos como “La Fuerza” o “Mi chica preferida” han encontrado buena compañía en “Corazón caliente”, la última de sus canciones extraordinarias. Si a esto le añadimos otros estrenos de corte experimental y la vitalidad habitual, la suma total nos sigue ofreciendo un conjunto excitante que tan pronto chapotea en el barro como entrega estribillos de gran belleza.

El festival que te reconcilia con la música

Grupos: Single, Hidrogenesse, C Tangana…y hasta 21 formaciones musicales. Día: 29 y 30 de enero. Lugar: Salas Dabadaba y Gasteszena (Donostia). Asistencia: En total, unas mil personas

“Un Lurrazpiko Festa que hay que defender con los puños si hace falta”. Así se elevaba apasionado un conocido musiquero local en las redes sociales ayer. Y no se me ocurre mejor resumen de este certamen que, en ese peligroso balance entre arte y parranda que son los macrofestivales, nos reconforta con la zona más idílica de la creación sonora. Una “Festa” coqueta – es un puntazo que se realice en salas de aforo medio- pero peleona y admirable. Un autentico espejismo en el panorama nacional.

Quizás por eso gente de media España se ha acercado este fin de semana a nuestra pequeña urbe. Algo especialmente reseñable la jornada del viernes, donde era realmente difícil toparse con los nativos habituales en estas citas. Pero los turistas sonoros no vinieron solo a ponerse tibios a pintxos, que también. Su motivo principal era el de emocionarse con las actuaciones de alguna de las veintiún formaciones del Lurrazpiko Festa 2016.

Siempre hay sorpresas en los carteles de estas festividades, pero en este caso se conviertieron en iluminaciones (Sauna Youth). No faltaron las visitas acertadas de viejos conocidos que mantienen un eterno estado de forma y a los que, inexplicablemente, no les acompaña la popularidad (Single, Hidrogenesse). No nos referimos a esa fama de saludar en la barra del bar tras tu concierto, que eso Teresa Iturrioz e Ibon Errazkin (el dúo donostiarra que forma Single) lo hacen mejor que nadie. Ver la cara de felicidad suprema de una muchacha manchega tras cumplir su sueño de hablar con la siempre divina Teresa transmitía más alegría que cualquier regalo de cumpleaños.

Lo mejor de este festival es que no existe esa sensación de “yo iría, pero solo me gustan dos cosas”. Lurrazpiko consigue, porque se la ha ido labrando a razón de dos citas musicales a la semana durante los últimos dos años, una confianza casi ciega en su oferta. Unos levitaron con las divertidas e irónicas composiciones de Hidrogenesse y otros compraron el abono para no perderse a raperos como El Coleta o C Tangana. El primero bordó el rap “quinqui”, con unas letras magníficas para retratar el pensamiento cultural y social. Lo de C Tangana es un pelotazo a la vista. Suave R&B bien hilvanado que pronto sonará hasta en los tonos predeterminados de los móviles.

La escena vasca estuvo muy bien representada. Los pamplonicas Kokoshca metieron a medio público en el escenario, algo que empieza a ser costumbre en el Lurrazpiko – el año pasado sucedió los mismo con la banda Discípulos De Dionisos-, en un set que fue de menos a más. También navarro, pero con un trueno cósmico, era Joseba Irazoki. El afable autor que cuando se calza una guitarra parece un endemoniado Mr Hyde presentaba nuevas canciones en las que vuelve a su época experimental, abandonando un poco las estructuras cuadradas y manidas.

Tampoco es malo basarse en esas cosas de estrofas y estribillos. Grupos como Les Grys Grys – y su potente rollo beat- o los tensos Betunizer lo cuadraron en esa embarrada categoría. Mención especial merece la banda Sauna Youth. Un auténtico terremoto sonoro que parecía provenir directamente de las bandas que había en el Berlin inmediatamente posterior a la caída del Telón de Acero. ¡Qué frescura!¡Qué potencia!¡Cuánta rabia!¡Que libertad compositiva! Frases exclamativas que Ayo Silver, la promotora de este certamen, ha hecho suyas. Como bien podremos seguir comprobando en las programaciones semanales. Ahora toca aplaudir muy fuerte por la edición del 2016, y saber que el año que viene será igual. O mejor.

Lurrazpiko Festa 2016: Maravilloso subsuelo

El festival “indie” donostiarra presenta su mejor y más diverso cartel hasta la fecha.

En el Lurrazpiko 2016 no hay una ranura por la que pueda colarse el aire. Solo algunos megaeventos “primaverales”, esos que cuentan sus asistentes por decenas de millar, pueden permitirse esta diversidad, calidad y acierto en la selección de las formaciones. Ese riesgo controlado, esa sorpresa que brota de la lista de formaciones, esa foto casi perfecta de por dónde se mueve el underground nacional.

Con la virtud de que los nombres grandes del cartel pueden variar si lo tuyo es el pop de guitarras, el rock embarrado, la distinción melódica, la parranda digital o ese hip hop que se estrena en el festival. Todo programado en salas donostiarras de pequeño y mediano aforo (Dabadaba y Gasteszena). Y a un precio más que asequible. Con el bono VIP de 50 euros accedes a todos los conciertos y -aquí está el guiño musical- te regalan 5 vinilos de la rama discográfica de los promotores (Ayo Silver). Normal que este año gentes de todas las provincias españolas hayan hecho un hueco en sus agendas vacacionales para visitar la Capital Cultural Europea con motivo de esta muestra musical independiente.

Estas últimas semanas el foco se ha dirigido precisamente al estilo que debuta en la cita guipuzcoana. C Tangana, el imberbe rapero nacional que actúa en el Lurrazpiko, ha publicado una “mixtape” (recopilación que define tus gustos y suele incluir temas propios) que lleva un millón de escuchas en un mes. Números que ya querrían para sí nombres más establecidos en la música actual. No es la única cita rimada del evento. Ahí tenemos a El Coleta, desvergonzado autor de Moratalaz y abanderado del “rap kinki”, que tan pronto se casca un homenaje al heavy como reverencia a los ídolos del flamenco o inunda sus composiciones de referencias al cine clásico.

Los guitarreros también tendrán su espacio, capitaneados por los valencianos Star Trip, autores del mejor disco de power pop nacional en el 2015 con su mezcla (¡y mejora!) de las canciones de autores como Teenage Fanclub, Velvet Crush o Matthew Sweet. Algo más sucios pero igual de atractivos se presentan Night Beats. Su rhythm’n’blues lleno de psicodelia es otro de los puntos fuertes del fin de semana. Los texanos Heaters ahondarán en la rabia con sacudidas de rock’n’roll garajero, mientras los ingleses Sauna Youth nos harán sudar los poros con esas tonadas dignas de bandas como Thee Oh Sees y Buzzcocks.

Y como desparrame total, las actuaciones de Betunizer y Siesta. Los segundos son viejos conocidos de los seguidores de Ayo Silver. Su actuación de hace un par de años en Gasteszena dejó a todos boquiabiertos tanto a nivel sonoro como escénico, con dos muchachos dejándose la piel en cada golpeo de batería y teclado.

Si hay una “nueva-nueva ola” en Madrid, ésta estará bien representada en el Lurrazpiko Festa. Por ejemplo, con la formación Sierra, proyecto que remite a Pegamoides y The Cure. O los chicos de Tigres Leones, los del videoclip cachondo sobre el famoso anuncio hostelero de Mahou. Sin olvidar la merendola -toca el sábado a primera hora de la tarde- de Betacam, banda tecnopop heredera de Parade o La Casa Azul.

Como ya es tradicional, los organizadores le dedican espacio a los grupos del país vecino. Este año vienen las parisinas Juniore (hijas de Françoise Hardy y el ye-ye) y Les Grys-Grys, una de las grandes atracciones del festival gracias a su infeccioso blues rítmico. Y de Euskadi y alrededores se vuelve a realizar una selección exquisita: Los pamploneses Kokoshca y el autor más interesante del panorama, Joseba Irazoki, en formato banda.

Es tal la abundancia de cosas frescas y sorprendentes que nos hemos permitido la osadía de dejar para el final las apariciones de las bandas más consagradas en este mundillo. En esta categoría podemos colocar al inglés DJ Food , fundador del sello Ninja Tune. A su vera, desbordantes de elegancia, Hidrogenesse y los donostiarras Single. Curiosamente, estas dos formaciones acaban de revisitar en formato “canción para película” el «No hay nada más triste que lo tuyo» de los primeros con resultados espectaculares.

El dúo catalán Hidrogenesse mezcla diversión e ironía con irrepetible estilo y sencillez instrumental. Imposible abandonar uno de sus conciertos sin una sonrisa en la cara. Single, por su parte, es un conjunto de feliz libertad creativa que cuenta con la hipnótica presencia escénica de Teresa Iturrioz y la finura de las composiciones que la dama e Ibon Errazkin realizan sin más ataduras que las de los cinturones de sus abrigos.

Musik & txotx: Manzanas festivas

Ida y vuelta en autobús. Picoteo y sidra al gusto. Y los conciertos de Bigott y Kokoshca. Si lo del lunes en Petritegi no es un regalo de los Reyes Magos, poco le falta.

Lo que antes era una parranda discotequera mayúscula la víspera de Reyes ahora es una fiesta de licores locales y sonidos alegres. Hemos pasado del “Young Play” al “Young Cider”. O “The Sound of the Young Cider”, que la temporada aún no ha comenzado y los caldos suelen andar algo faltos de maceración. Sergio Cruzado, promotor musical de esta aventura, ríe con la comparación con la antigua discoteca de Hernani. “Siempre se ha salido ese día. Yo mismo solía volver muy tarde para no cruzarme con los Reyes Magos al llegar a casa. Y me gustaba la idea de recuperar esa noche“.

Este “Musik & Txotx”, que comenzó como una etapa más en aquel proyecto Homeless que ofertaba “originales conciertos en lugares poco habituales”, ha acabado siendo él único evento de este tipo que mantiene su oferta año tras año. “Si ha quedado Petritegi es porque la empresa ha apostado por ello. Es una de las sidrerías que más actividades está haciendo para innovar el modelo tradicional. Y nosotros estamos encantados de participar en esa renovación”.

No hay que olvidar que formaciones como The Pains Of Being Pure at Heart, El Columpio Asesino o Cápsula han pasado por el lugar en anteriores ediciones. La elección de Bigott para este año parece acertada. De ello pueden dar fe los asistentes que han acabado con el billetaje en sus conciertos donostiarras. “Bigott es sinónimo de gran fiesta y de baile asegurado”, nos cuenta el promotor local. “Me lo imagino haciendo cola para el txotx y charlando con la gente para más tarde ofrecer un concierto cercano, divertido, con una sonrisa de niño malo”.

La desbordante personalidad creativa de Borja Laudo (nombre original de Bigott) le ha llevado a cambiar de hábitos. Para grabar “Pavement Tree”, su último trabajo, ha abandonado la compañía habitual de Paco Loco para contar con la producción de Jeremy Jay. En palabras del cantante maño, “había ganas de probar cosas nuevas, otros sonidos. Y currar con Jay fue un acierto. Vino a Zaragoza a tocar, lo engañé para venir a mi local y ya nunca más salió”. Tampoco es que se pasara mucho tiempo por los reinos de la jota aragonesa. El disco de 14 canciones se grabó en otros tantos días. En eso Bigott no ha cambiado un pelo de su barba.

El nuevo CD, muy atractivo en su calma y ensoñación, nos presenta a un cantante centrado en hacer canciones pop, con temas de la escuela sicodélica folk o cercanas a las enseñanzas de The Go Betweens. “Sí, es muy sencillo acordarse de los australianos”, afirma Bigott. “Yo escucho, cojo de aquí y de allá, tampoco me planteo nada de sonidos ni estilos. La cosa sale así”. Nosotros os damos más pistas. “Echo Valium” podría venir firmada por los Wooden Shjips más poperos. Sin olvidar la maravillosa “Baby Lemonade”. Pura delicia de la Costa Este norteamericana.

Y desde nuestro Este llegan los otros músicos de la noche, Kokoshca. Los navarros son los enfants terribles más encantadores de la escena popera independiente. Juntan estilos con alegría y acierto. Pueden pasar del dardo pop al aire garagero, los boleros o el desvarío velvetiano sin mayores esfuerzos. Quedando todo más ligado que la mayonesa a la ensaladilla rusa.

De esa puntería pueden dar fe los asistentes al pasado Kutxa Kultur de igeldo. Sus actuaciones fueron de las más destacadas en el análisis final, más allá de nacionalidades y número de seguidores. Tocamos la puerta de los de Iruña. “Fueron dos conciertos bonitos, nos alegra que gustasen. A nosotros, y a cualquier artista, le gusta la cercanía con el público. Es fundamental para mantener una relación recíproca”. Pues en Petritegi os vais a enamorar de la mitad de los asistentes. “Nos parece adecuado el plan. Nos encanta el pimple”.

Mientras planes futuros quedan para una mayor concreción en entrevistas futuras, su mejor respuesta llega cuando se les pregunta por Bigott. “Somos fans de la elección de un maño como arquetipo de una persona que tiene buen corazón. George Brassens compuso “Chanson pour l’auvergnat”, que hablaba de una persona benevolente de la región de Auvergne, donde el queso azul. Paco Ibañez la adaptó al castellano titulándola “Canción para un maño”. Bigott nos parece que tiene una bonita voz y que tiene un rollo Peanuts. Se parece un poco a Woodstock, el pajarillo que acompañaba a Snoopy”. ¿Tienen o no tienen arte?

Cerramos el texto con noticias importantes. Con los 30 euros de entrada la organización incluye el viaje en autobús – si se viaja por cuenta propia el precio se reduce cinco euros-. Sale del Buen Pastor donostiarra a las ocho de la tarde, volviendo al mismo punto a la finalización del concierto. Y antes de las actuaciones habrá un lunch. Diversas viandas que ligan bien con la sidra, amparadas todas ellas por la etiqueta de Eusko Label. Recomendamos no dejar la compra de tickets para última hora. “El ritmo de venta es muy bueno”, nos avisa Sergio Cruzado. “Y si la gente quiere comprar la entrada con bus, que se dé más prisa todavía”.

Donostikluba: Tres días en danza

La joven banda bilbaína Zenttric tuvo un mini éxito hace unos años titulado “Solo quiero bailar”, con un estribillo pegadizo que se basaba en la repetición de dicha frase. Y Donostia pareció darle la razón, si nos atenemos al fin de fiesta del Festival Donostikluba que se ha celebrado este fin de semana en la capital guipuzcoana. El sábado fue el día de mayor afluencia de público, con una sala Gasteszena cercana al tope. Bandas nacionales y extranjeras de corte electrónico y brioso encabezaban el cartel, demostrando que la ciudad de espíritu juvenil disfruta con estas actuaciones.

Mendetz y The Whip fueron los grandes triunfadores de la velada. Los primeros, catalanes, demostraron gran coordinación y gusto por los detalles en cada una de las composiciones. Sus maneras sintéticas fueron las más bailadas del Donostikluba. Y mira que tuvieron trabajo el sábado, empezando el día con una sesión DJ en la tienda de uno de los patrocinadores del certamen, y acabando la noche de igual manera en la sala del barrio de Egia.

The Whip, banda sorpresa del primer festival Kutxa Kultur de Igeldo, regresaba a la ciudad para confirmar aquel buen sabor de boca con pegada y canciones. Lo suyo está más cercano a la energía rock que impregnaba los temas de la movida “rave” inglesa. Con subidones a lo Orbital y mucho ritmo entrecortado, el trío se bastó y se sobró para agitar el local, acercándose a Depeche Mode en los mejores temas y cumpliendo con creces en el resto, de corte más “hooligan”.

Baile diario

“Pero eso de que sea el día para bailar es una verdad a medias. Yo también bailé el viernes, y el jueves”, nos espetaba un fiel del certamen, no sin razón, cuando le expusimos esta teoría la noche del sábado. Nadie puede negar que el rock y el pop también hacen mover al cuerpo, aunque la agitación de sus fieles sea menos visual.

Porque uno también se puede cimbrear con los cantares de La Mala Rodriguez, uno de los exponentes del hip hop nacional y protagonista de los micros la tarde del sábado. O con las propuestas de los grandes triunfadores de la noche “indie” del viernes: Wild Honey y Kokoshca.

“El cariño salvaje” madrileño vino con toda la banda a Donostia para presentar su excelente disco “Big Flash” tras una mini gira por Japón. Guillermo Farré, su alma mater, el creador que siempre tendrá cara y alma de niño, hace canciones como soles. Un pop de alto octanaje que se acerca a Brasil cuando la cosa se pone más tierna. Momentos suaves y emocionantes en los que les tocó pelear contra los murmullos de aquellos que esperaban la actuación de Miss Cafeína. Peor lo pasaron los chicos y chicas de Doble Pletina, embajadores del costumbrismo popero que exportamos hace unos años bajo la etiqueta de “Donosti Sound”. A mayor suavidad en las ejecuciones, mayor volumen asistencial.

Donostikluba es un festival barato en sus entradas, dado que nos permite ir a ver a la banda que deseas y “chascarrillear” el resto del tiempo. Una pena que se haya ido perdiendo el afán descubridor de estas reuniones. Con lo bonito que es abandonar el lugar con un disco que no conoces bajo el brazo o un nombre de banda apuntado en un papel o el móvil. Nos sigue faltando un punto en esa cuestión, aunque en el resto de grandes ciudades la cosa anda bastante peor.

Pero sigamos pegando botes con las propuestas. Porque los navarros Kokoshca se doctoraron en nuestra ciudad. Con un CD recién editado en Ayo Silver, una pequeña discográfica donostiarra, arrasaron la sala Gazteszena con la mejor combinación de rock, energía y vitalidad vista en meses. Fusionando los diferentes estilos que suelen presentar en sus canciones, a ratos similares a la Velvet Underground más cabreada y otros embriagadores, caso de los temas “Directo a tu corazón” o “La Fuerza”.

Hubo más maneras de zarandear el cuerpo. Y el alma. Bill Ryder Jones y Deptford Goth ofrecieron conciertos delicados y profundos. Za! lo lanzó todo por los aires con su coctelera imposible. Y los madrileños Cohete sonaron mejor que nunca, con ese pop de trompetas juguetón y vitalista.

Aunque supongo que la mejor de las conclusiones es la de ver al director del festival contoneándose entre el público en algunas actuaciones, siempre con la sonrisa en la cara. Todos los directores culturales creerán en su propia oferta y la defenderán como la mejor. Pero ver a un responsable expresarse corporalmente de esta manera es el mejor ejemplo de su dedicación y convicción. Donostikluba ha vuelto a ser un éxito en sus propuestas. Y que nos quiten lo bailado.

Kokoshca: Iluminados

El grupo navarro acaba de editar un disco estupendo que mezcla lo lírico, la libertad estilística y el sonido popero y crudo. Esta noche lo estrenan en el Donostikluba

En eso que han llamado “underground indie”, la gente de Kokoshca siempre ha ido a su aire. Han publicado discos en sellos que manufacturaban en casa, han registrado un concierto para la iniciativa “Kafea Eta Galletak”. Y ahora llega “Hay una luz” (Ayo Silver, 2013). Un punto y aparte en su carrera. La curva que mejor han tomado hasta la fecha.

El nuevo disco (que se vende en formato inseparable de LP+CD+Descarga) es una fiesta de fin de curso ejecutada por unos musiqueros atrevidos, de esos que chupan ranas mexicanas y abusan de las luces de flash. Un álbum que pone al Lou Reed salvaje a tocar en la Cuesta de Mercaderes (ahí está su tema “El Buho” para demostrarlo). Convirtiendo a El Drogas en el Gainsbourg de La Chantrea. Escuchen su colaboración en la preciosa “Las flores del fin del mundo”. Y no piensen que se les ha olvidado construir hits: “Directo al corazón” es una suerte de Raphael a pecho descubierto en mitad de un after.

“Hay una luz” es el mejor disco de Danelectro, un modelo de guitarra con un sonido característico y muy empleado en composiciones descacharradas, crudas o garajeras, si no fuera por un pequeño detalle: No la han utilizado en la grabación.

La banda juega sin mirar el cronómetro, como bien se disfruta en el tema “Jon y Yo”. Iñaki y Amaia, los miembros fijos del grupo de Iruña, nos cuentan que es ‘una historia de dos personas que entran a un bar a pasar la tarde y mientras beben describen a la gente que está allí. Aprovechando un momento de confusión, otros asistentes narcotizan y utilizan a Jon para hacer un rito. El protagonista le rescata de sus fauces’.

Estamos ante un trabajo abierto y libertino en lo sonoro. ‘A veces pensamos que eso es negativo. Muchos grandes grupos suenan siempre a lo mismo. Los Ramones, Los Cramps. Es cierto que a menudo no hay una cohesión clara. Pero quiero pensar que si se profundiza un poco existe una coherencia sonora y estilística’. La hay, y este luminoso disco es el mejor ejemplo de ello.

Les preguntamos por su ciudad. La respuesta se puede resumir en que es ‘prácticamente lo opuesto a Donostia. Es jodido cómo con tan solo 90 km de distancia y compartiendo culturas, seamos tan diferentes. Hay grupos, pero nulo apoyo institucional, no hay salas, el público no ha desarrollado un hábito de pagar por ver conciertos, los hosteleros denuncian a otros hosteleros por programar música en directo…’. Aprovechemos la ocasión para disfrutar de ellos, ahora que aún se puede.