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Mes: octubre 2013

John Berkhout: Renacimiento folkie

El potente estreno de esta joven banda de Oiartzun demuestra que nuestras campas folk nada tienen que envidiar a las de EEUU. Este fin de semana actúan en el Festival Jazpana

Era de esperar. La ola revisionista del folk más calmado y embellecedor, ese que cuida casi tanto los arpegios como los juegos vocales, ha llegado a nuestra región. No es el primer caso (Joe La Reina ya anduvieron por explanadas similares), pero si uno de los más bellos. Esta todo inventado, cierto, pero da gusto encontrarse con cosas tan bonitas como este debut homónimo editado esta semana.

Porque este CD abraza la nueva hornada compuesta por Beach House, Fleet Foxes y similares seguidores del creacionismo country, aquel que coloca a Neil Young – Donovan en su subdivisión inglesa- como creador del cielo y la tierra. Las diez canciones contienen trazas de CSNY, requiebros de Josh Rouse y toques del folklore británico setentero. Hay canciones redondas como el primer single “The Path”, “Good Morning”, o “Short Necked Giraffe”. Y mucho mirar al cielo con filtros de Instagram desde las campas de Peñas de Aya.

El vehículo sonoro lo comercializa Insamuel Records, la división discográfica de la promotora Get In, bajo el paraguas de la multinacional Warner Music. Del sonido se han encargado Haritz Harreguy y Pablo Caballero, quienes han llenado las pistas de detalles acústicos preciosistas, capas de armonías y mares de amor calmado. Quien lo iba a decir de una formación que empezó pegándole al metal chandalero bajo el nombre de Instep.

Menudo cambio…

Bueno, ya han pasado cinco años desde aquel último concierto como Instep. Lo dejamos para preparar otro tipo de canciones. Y el nuevo camino nos ha ido convenciendo cada vez más. Nunca nos propusimos estar tanto tiempo parados, pero hay que dejar que las cosas vayan sucediendo.

Un buen retorno: estreno en la casa de Cultura de Intxaurrondo, participación en el Big Festival, telonear a Manel en Bilbo.

Estamos muy contentos con la respuesta que estamos teniendo del público. Y hemos tenido la suerte de tocar con artistas importantes en los sitios mencionados. Por el tipo de música que hacemos es verdad que las salas tienen una atmósfera especial que nos viene muy bien, pero también creemos que el grupo tiene cabida en festivales.

¿Hubo posibilidad de saludar a Neil Young en el Big?

Nos cruzamos con él cuando se preparaba para ir al escenario, aunque no tuvimos la oportunidad de charlar. De todas formas, el Big Festival fue una experiencia muy interesante e intensa.

La gente os comparará con Fleet Foxes

Es una banda que desde el primer disco, y sobre todo con su segundo trabajo «Helplessness Blues», nos ha influenciado. Uno de esos grupos en los que coincidimos todos los miembros del grupo aunque no es nuestra única influencia.

Curioso lo del nombre del grupo. ¿Cómo se os ocurrió?

Es la manera que tenemos en Oiartzun al decir «Joan beharko dut» (“Tendré que ir” en euskera). Uniendo esas tres palabras con nuestras influencias musicales anglosajonas se creó una especie de personificación. Un nombre que aúna lo de aquí con lo de fuera.

¿Recuperaréis el euskera en el futuro?

Ya estamos haciendo algunas pruebas en el local. El euskera es nuestra lengua materna, aunque para estas diez canciones del disco hemos elegido el inglés. Ya veremos en qué queda todo esto.

Tirando del hilo de vuestro nombre, ¿A dónde va la banda?

El tiempo, el público y la suerte lo dirá. Ahora mismo nos toca mover el disco. Este fin de semana nos encontraréis en el Festival Jazpana de Beasain. Más adelante actuaremos en Errenteria, Zarautz y en la sala Moby Dick de Madrid. Las fechas del 2014 las iremos anunciando poco a poco.

Sean Nicholas Savage: La gran vida

Gaztemaniak! estrena temporada con un cantante que enamora a megaestrellas del pop y eternos inquietos

Qué maravillosa granja de “perros verdes” estamos presenciando en los escenarios de nuestra provincia. El friki canadiense que hoy nos visita llega desde Montreal. Un lunático (lo afirma él mismo, “tengo una relación muy sexual con la luna”) que enamora a gente tan dispar como Madonna, Elton John o Trent Reznor. Trasladado a la vida real, le puede gustar a tu prima la treintañera de los shorts y al raro de tu vecino, ese que escucha música tristona siempre.

Savage es un maravilloso hiperactivo. Con solo 26 años ha publicado nueve trabajos en tres años, la mayoría de ellos en casete o CDR. Una media envidiable, sobre todo si mantiene la calidad y avidez salvaje de un eterno recién llegado. “No soy parte de la industria, soy un artista. Y me tomo los conciertos de esa manera tan poco exacta y pulcra. Me encanta improvisar, probar cosas, interrelacionarme”

Tras unos pasos de indie casero y de tanteo por los distintos estilos, ha sido en sus últimos discos cuando el autor ha dejado brotar la pluma creativa más ilimitada. “Other life”, su trabajo del 2013, puede sonar a discoteca ochentera, baladón digno de “Top Gun”, Erasure, Antony & The Johnsons, una orquesta midi de ocarinas, Michael Jackson o el R&B blanco inmaculado. Con ese look a lo John Waters, una androginia creativa más cercana a su compatriota Jobriath que al espacial David Bowie. Y una voz que mezcla a Elvis, Madonna y Mariah Carey sin perder atractivo. Su carisma escénico ya ha sido aplaudido en el pasado festival Primavera Sound.

Las letras anglófilas, cuya comprensión tiende a escaparse por estas tierras, son unas más que bellas alegorías al amor y la soledad que se muestran como espejos de su alma. “Soy un autor solitario, me cuesta colaborar. No es que me dé vergüenza, es que siento la creación como algo muy personal e íntimo”. Y prepárense, que el futuro no se muestra mucho más estándar: “He estado escuchando muchas bandas sonoras. Me encanta la de “Psycho”, obra de Bernard Herman. Es un trabajo increíble porque lo escuches donde lo escuches, andando por la calle o sentado en el sofá de casa, da un miedo atroz”. Esperemos que Savage no gire hacia los terrenos extremos de Xiu Xiu.

Menos mal que la gente de la propuesta foral Gaztemaniak! ha tenido a bien endulzarnos el arranque de su estreno con la presencia de Jan Fol, la dulce eibarresa de suaves cantares y digna heredera de Joni Mitchell, Sandy Denny, Vashti Bunyan y resto del cantoras folk especiales. Merece la pena llegar a tiempo a la cita.

Donostikluba: Tres días en danza

La joven banda bilbaína Zenttric tuvo un mini éxito hace unos años titulado “Solo quiero bailar”, con un estribillo pegadizo que se basaba en la repetición de dicha frase. Y Donostia pareció darle la razón, si nos atenemos al fin de fiesta del Festival Donostikluba que se ha celebrado este fin de semana en la capital guipuzcoana. El sábado fue el día de mayor afluencia de público, con una sala Gasteszena cercana al tope. Bandas nacionales y extranjeras de corte electrónico y brioso encabezaban el cartel, demostrando que la ciudad de espíritu juvenil disfruta con estas actuaciones.

Mendetz y The Whip fueron los grandes triunfadores de la velada. Los primeros, catalanes, demostraron gran coordinación y gusto por los detalles en cada una de las composiciones. Sus maneras sintéticas fueron las más bailadas del Donostikluba. Y mira que tuvieron trabajo el sábado, empezando el día con una sesión DJ en la tienda de uno de los patrocinadores del certamen, y acabando la noche de igual manera en la sala del barrio de Egia.

The Whip, banda sorpresa del primer festival Kutxa Kultur de Igeldo, regresaba a la ciudad para confirmar aquel buen sabor de boca con pegada y canciones. Lo suyo está más cercano a la energía rock que impregnaba los temas de la movida “rave” inglesa. Con subidones a lo Orbital y mucho ritmo entrecortado, el trío se bastó y se sobró para agitar el local, acercándose a Depeche Mode en los mejores temas y cumpliendo con creces en el resto, de corte más “hooligan”.

Baile diario

“Pero eso de que sea el día para bailar es una verdad a medias. Yo también bailé el viernes, y el jueves”, nos espetaba un fiel del certamen, no sin razón, cuando le expusimos esta teoría la noche del sábado. Nadie puede negar que el rock y el pop también hacen mover al cuerpo, aunque la agitación de sus fieles sea menos visual.

Porque uno también se puede cimbrear con los cantares de La Mala Rodriguez, uno de los exponentes del hip hop nacional y protagonista de los micros la tarde del sábado. O con las propuestas de los grandes triunfadores de la noche “indie” del viernes: Wild Honey y Kokoshca.

“El cariño salvaje” madrileño vino con toda la banda a Donostia para presentar su excelente disco “Big Flash” tras una mini gira por Japón. Guillermo Farré, su alma mater, el creador que siempre tendrá cara y alma de niño, hace canciones como soles. Un pop de alto octanaje que se acerca a Brasil cuando la cosa se pone más tierna. Momentos suaves y emocionantes en los que les tocó pelear contra los murmullos de aquellos que esperaban la actuación de Miss Cafeína. Peor lo pasaron los chicos y chicas de Doble Pletina, embajadores del costumbrismo popero que exportamos hace unos años bajo la etiqueta de “Donosti Sound”. A mayor suavidad en las ejecuciones, mayor volumen asistencial.

Donostikluba es un festival barato en sus entradas, dado que nos permite ir a ver a la banda que deseas y “chascarrillear” el resto del tiempo. Una pena que se haya ido perdiendo el afán descubridor de estas reuniones. Con lo bonito que es abandonar el lugar con un disco que no conoces bajo el brazo o un nombre de banda apuntado en un papel o el móvil. Nos sigue faltando un punto en esa cuestión, aunque en el resto de grandes ciudades la cosa anda bastante peor.

Pero sigamos pegando botes con las propuestas. Porque los navarros Kokoshca se doctoraron en nuestra ciudad. Con un CD recién editado en Ayo Silver, una pequeña discográfica donostiarra, arrasaron la sala Gazteszena con la mejor combinación de rock, energía y vitalidad vista en meses. Fusionando los diferentes estilos que suelen presentar en sus canciones, a ratos similares a la Velvet Underground más cabreada y otros embriagadores, caso de los temas “Directo a tu corazón” o “La Fuerza”.

Hubo más maneras de zarandear el cuerpo. Y el alma. Bill Ryder Jones y Deptford Goth ofrecieron conciertos delicados y profundos. Za! lo lanzó todo por los aires con su coctelera imposible. Y los madrileños Cohete sonaron mejor que nunca, con ese pop de trompetas juguetón y vitalista.

Aunque supongo que la mejor de las conclusiones es la de ver al director del festival contoneándose entre el público en algunas actuaciones, siempre con la sonrisa en la cara. Todos los directores culturales creerán en su propia oferta y la defenderán como la mejor. Pero ver a un responsable expresarse corporalmente de esta manera es el mejor ejemplo de su dedicación y convicción. Donostikluba ha vuelto a ser un éxito en sus propuestas. Y que nos quiten lo bailado.

Kokoshca: Iluminados

El grupo navarro acaba de editar un disco estupendo que mezcla lo lírico, la libertad estilística y el sonido popero y crudo. Esta noche lo estrenan en el Donostikluba

En eso que han llamado “underground indie”, la gente de Kokoshca siempre ha ido a su aire. Han publicado discos en sellos que manufacturaban en casa, han registrado un concierto para la iniciativa “Kafea Eta Galletak”. Y ahora llega “Hay una luz” (Ayo Silver, 2013). Un punto y aparte en su carrera. La curva que mejor han tomado hasta la fecha.

El nuevo disco (que se vende en formato inseparable de LP+CD+Descarga) es una fiesta de fin de curso ejecutada por unos musiqueros atrevidos, de esos que chupan ranas mexicanas y abusan de las luces de flash. Un álbum que pone al Lou Reed salvaje a tocar en la Cuesta de Mercaderes (ahí está su tema “El Buho” para demostrarlo). Convirtiendo a El Drogas en el Gainsbourg de La Chantrea. Escuchen su colaboración en la preciosa “Las flores del fin del mundo”. Y no piensen que se les ha olvidado construir hits: “Directo al corazón” es una suerte de Raphael a pecho descubierto en mitad de un after.

“Hay una luz” es el mejor disco de Danelectro, un modelo de guitarra con un sonido característico y muy empleado en composiciones descacharradas, crudas o garajeras, si no fuera por un pequeño detalle: No la han utilizado en la grabación.

La banda juega sin mirar el cronómetro, como bien se disfruta en el tema “Jon y Yo”. Iñaki y Amaia, los miembros fijos del grupo de Iruña, nos cuentan que es ‘una historia de dos personas que entran a un bar a pasar la tarde y mientras beben describen a la gente que está allí. Aprovechando un momento de confusión, otros asistentes narcotizan y utilizan a Jon para hacer un rito. El protagonista le rescata de sus fauces’.

Estamos ante un trabajo abierto y libertino en lo sonoro. ‘A veces pensamos que eso es negativo. Muchos grandes grupos suenan siempre a lo mismo. Los Ramones, Los Cramps. Es cierto que a menudo no hay una cohesión clara. Pero quiero pensar que si se profundiza un poco existe una coherencia sonora y estilística’. La hay, y este luminoso disco es el mejor ejemplo de ello.

Les preguntamos por su ciudad. La respuesta se puede resumir en que es ‘prácticamente lo opuesto a Donostia. Es jodido cómo con tan solo 90 km de distancia y compartiendo culturas, seamos tan diferentes. Hay grupos, pero nulo apoyo institucional, no hay salas, el público no ha desarrollado un hábito de pagar por ver conciertos, los hosteleros denuncian a otros hosteleros por programar música en directo…’. Aprovechemos la ocasión para disfrutar de ellos, ahora que aún se puede.