Jah Wobble tiene prisa, pero nos atiende educado con su cerrado acento cockney londinense. Esta es la única entrevista que va a dar a un medio peninsular con motivo de su concierto mañana lunes en el Teatro Principal donostiarra. El plato fuerte de la XI edición del Festival de Nuevas Músicas esta encerrado en el estudio de grabación, prácticamente su segunda casa desde que huyera voluntariamente de los acelerados años juveniles. Aquellos tiempos en los que su cuadrilla de amigos estaba formada por miembros de los Sex Pistols.
Desde entonces solo se ha preocupado en mostrar sus amores renovadores por las músicas del mundo, parando especialmente en los sonidos de África y Asia. Y en el Dub, esa vertiente moderna del clásico reggae a la que John Wardle (nombre real de Jah Wobble) ha sabido dotar de nuevos bríos y enfoques. Pero no piensen los asistentes a su cita donostiarra que van a disfrutar de un concierto purista y tradicionalista. Para Mr Wobble, esas palabras no existen.
Crítico con el sistema de grandes empresas culturales que dominan la sociedad actual, nuestro entrevistado es un recurrido productor, remezclador (grupos como Madredeus o Primal Scream han pasado por sus manos) y, sobre todo, creador de músicas repletas de personalidad y frescura. Siempre tiene un hueco en la agenda para grabar con los antiguos miembros del grupo germano CAN o con el norteamericano Bill Laswell, su socio en mil aventuras. Ahora, sin embargo, le pillamos ocupado en cuestiones más fílmicas.
¿Que te atrapa en estos momentos en el estudio?
Estoy haciendo la Banda Sonora Original de dos películas. Una de ellas es para una compañía francesa y otra me la han pedido desde Hollywood.
Vaya, en ese campo no te teníamos muy fichado aún. ¿Que tal la experiencia?
Estoy grabando con Harry Beckett (uno de los músicos que tocará en el concierto de Donostia) y me está gustando mucho. Ya sabes, muchos arreglos de cuerda y esas cosas. Adoro todo lo que tenga que ver con la creación musical, me lo estoy pasando muy bien. Aunque algunos aspectos me sigan sorprendiendo negativamente.
¿Por qué?
Los norteamericanos que dirigen esas grandes compañías cinematográficas son unos maleducados. Te llaman, te ofrecen grandes cantidades de dinero y lo quieren todo muy rápido, como si esto fuera una producción industrial. Se creen que te pueden comprar con dinero y manejarte a su antojo.