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Peace Monkeys:Una provocación muy mona

El sábado de fiestas se pudo ver en el escenario de la Plaza de la Trinidad la actuación más subversiva de todo el programa semanal. Aterrizaban desde Bilbao los Peace Monkeys, con un show-protesta que incluía treinta personas entre músicos, saltimbanquis, actores y poetas.

Ya veo a más de uno colocándole la palabreja de “vanguardia” a esta suerte de avanzadilla cultural crítica que une el show tradicional y la barraca. No corran, los chicos del bocho ya se ríen de su intento. Para ellos, la denominación ideal es “Espectáculo Retaguardia”.

Sobre el escenario ampliado para la ocasión van sucediéndose los diferentes actos preparados por este proyecto del Laboratorio De Ideas, el local de la capital vizcaína donde esta gente realiza sus experimentos de artes escénicas. El de la noche del sábado arranca con la librepoesía como entrante, para en los siguientes platos ir desgranando los ataques contra gran parte de los establecido, lo asentado, lo inmóvil, lo opulento. Ya nos lo avisaba la presentación inicial: “el show muestra la decadencia de la burguesía y la cólera de la fiesta entre el caos y el orden”.

A veces uno lee ese tipo de frases y se queda igual que cuando empezó. Pajaritos mentales en formato de letra que quedan chulos, modernos y peleones. Pero que luego, a la hora de la verdad, uno no consigue verlos por ninguna parte.

Alucinamos con lo superficial, con el ángel femenino situado a pie de escenario, cuasi desnudo, jugando con una tijeras y simulando (¿o no?) empapar con su propia sangre las paredes del habitáculo en el que se encuentra. O con la provocativa dama que sale con una cadena al cuello y nos cuenta sus desventuras con los dólares y las relaciones personales. Y los insultos lanzados al público, buscando instigar a los presentes.

Algo falla, porque la mayoría de veces no conseguimos entender el fondo. Quizás seamos parte de esa burguesía (mental) criticada, o nos falte la mala saña interna para entender sus cóleras y sus provocaciones. Solo nos deslumbramos con la calidad de la banda musical que les acompaña, en la que reconocemos algún inquieto veterano de la escena rockera vizcaína. Tan pronto se cascan un blues como se lanzan a los terrenos del reggae, alcanzando mayor respuesta del público (vertiente okupa) cuando los sones se vuelven punkarras.

Al final, nos quedamos con la idea de haber visto un intento muy saludable de rejuvenecer con nuevas propuestas los estancados campos artísticos. Pero desearíamos mayor claridad en sus planteamientos para una mejor comprensión del mensaje.

Publicado enCríticas de conciertos

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