Adjuntamos crónica de un tribulete allí destacado, sir Marlon Brandy. Hip. Hip. Hurrah!
El resultado aún no es público, creo. Yo al menos no lo sé.
- Actualización: Telegrama urgente: Podio final, en el orden expuesto en nuestro artículo
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Correos se convirtieron ayer, de golpe y porrazo, en el fenómeno musical del verano en Donostia, con la extrañeza propia con la que recibe cualquier bar de pachanga de lo Viejo a las personas normales.
En una escena musical, la donostiarra, que remite a conceptos como “solar” y cuyo nivel de novedad y creatividad evoca al desierto del Gobi, encontrarnos con un grupo de influencias tan nítidas, con una paleta de colores perfectamente elegida ha parecido hasta revelador.
Quizá sea que esas influencias nos molan, pero todavía estoy en el punto de inmadurez necesario para seguir defendiendo que no todos los gustos son iguales, y puestos a tomar referentes, siempre será mejor poner a los Smiths en el horizonte que no a El Canto del Loco.
Y tan escuálido está el panorama que con sólo eso habría bastado, pero lo de Correos ayer estuvo más cerca del recital de aptitudes que del concierto esperable de cualquier grupo maquetero, exhibiendo una seguridad en ellos mismos propia del que pilla cada noche y que, llegado el caso, se pondrá tierno con la chavala sin espantarla.
Porque Correos gustan por la directa, cuando se ponen a lo Bloc Party, pero te llevan al catre en las canciones de pulso más contenido, sostenidas con maestría por la voz de su cantante y guitarrista, del que Xoel Deluxe podría estar orgulloso. Pasen por su myspace a la voz de ya, y luego proclamen que ya les gustaban desde la maqueta.