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Etiqueta: León Benavente

León Benavente: Un exitoso rugido

Intérpretes: Indian Feathers, Leon Benavente. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 26/10/2019. Asistencia: lleno, unas 500 personas.

“No son leones pero saben rugir”, dice el reflexivo tema “Cuatro monos” con el que el cuarteto León Benavente quiso empezar su abarrotado concierto de Donostia. Un evento que llevaba más de un mes con todo el papel vendido y que se presentó repleto de cuarentones dispuestos a disfrutar de una noche sin niños – “Acabo de dejar a mis hijos con su abuela y he venido volando”, dijo uno a nuestro lado- o de reverdecer pasiones festivaleras pasadas. A ellos, los “viejóvenes”, van dirigidos los nuevos guiños musiqueros: “¿Recuerdas cuando fue la ultima vez que escuchaste a los Smiths, a la Velvet o a los Can?”, del corte “Aún no ha salido el sol”. Y, si me apuran, ese cruento “Ayer salí” que le dedican a la resaca.

La fórmula de León Benavente, esos sonidos motorizados y repetitivos que permiten la expresividad de su voz principal, ha ido variando pero sin alejarse de los aciertos iniciales. En Intxaurrondo se aplaudieron los viejos éxitos “Ánimo valiente” o “Estado Provisional”. Vítores que se extendieron a piezas como “Volando alto” y su fusión de rap y música de baile. “Disparando a los caballos” pareció un tema franco en su carga política y social. Y siguiendo con Franco, pero Battiato, apuntaremos su influencia y la de los Pixies en el fenomenal “La canción del daño”. La elogiada “Como la piedra que flota” reverdeció los sonidos sintéticos. “La Ribera” sonó a Depeche Mode mientras confirmaba al cantante Abraham Boba como dueño y señor del escenario. Y hubo más obras, pero no más espacio para alabarlas. Así que con la mención a la vitalista “Gloria” cerramos la crónica de una cita tan dorada como el telón que recubría el tablado.

Leon Benavente: El retorno de la apisonadora pop

A nadie se le escapa que León Benavente es una de las bandas del momento. Llenan salas, están presentes en casi todos los festivales musicales – en total sumaran unos 150 conciertos este año- y consiguen congregar el aplauso de la crítica y el público.

Los primeros pudimos fijarnos en el currículo de los autores para el primer aplauso, dado que cuentan o contaban con carreras en solitario (Abraham Boba, el cantante), o son miembros de conjuntos relevantes en el mundo independiente (Schwarz, Tachenko, o ese Nacho Vegas que hizo de elemento adhesivo entre ellos). Pero al plumilla hay que darle carnaza, y León Benavente lo ha conseguido.

Tras la sorpresa del debut la formación ha publicado el disco “2” (y un EP llamado “En la selva”). Ambos son la continuación natural a aquel primer paso. Porque donde aquél sorprendía, este reafirma. “Comenzamos esta andadura sin tener ningún tipo de bagaje como grupo”, nos cuenta el guitarrista Luis Rodríguez. “Tras una extensa gira nos nutrimos de toda esa experiencia e hizo que lo tuviésemos un poco más claro a la hora de afrontar la composición de “2”. Creemos que ahí reside una de las claves”.

La nueva colección cuenta con muchos aciertos, sin perder nunca de vista la apisonadora propia del kraut-rock que les caracteriza, ya sea por lo martillador (el single “Tipo D”) o por lo espacial (Spacemen 3 se manifiestan en varios momentos de “Nuevas Tierras”). También llama la atención momentos como la “metacanción” titulada “Habitación 615” o la historia de ”Aún no ha salido el sol”, una letra que viaja entre la melancolía y el esperanzador futuro. “¿Recuerdas cuándo fue la última vez que escuchaste a los Smiths, a la Velvet o a los Can? ¿Sigues sintiendo algo así de grande? ¿Sigues sintiendo algo de verdad?”, cantan en dicho tema. Un ejemplo del terreno en el que se mueven sus líricas, en algún lugar entre la ironía, el retrato certero de la escena o la crítica social.

El indie ha muerto

Estos días el underground cultural, ese espacio habitable situado entre los likes del Facebook y las menciones de Twitter, anda algo revuelto. La razón: la publicación de un libro de Victor Lenore titulado “Indies, hipsters y gafapastas”, una especie de retrato de nuestra modernidad más consumista. Filias y fobias vuelan a golpe de click hablando de un autor que ha demostrado mucho tino con la capacidad de enganche de los titulares. Suyo es otro texto que tenía como encabezado el impactante “Españoles: El indie ha muerto” que hemos homenajeado en este artículo.

No soy capaz de aventurar si la dichosa etiqueta, el indie de marras, aún tiene algo de poso creativo o si realmente se ha quedado en eso, en el pespunte de una camiseta. Pero si lo que hay en el Más Allá (del indie, se entiende) es el grupo León Benavente, denme una pala que ya me encargo yo de echar la tierra que le falta al finado.

Capaces de gustar a estrictos y laxos, no es de extrañar que este cuarteto haya ofrecido más de 120 conciertos en un año. Una aventura que comenzó “entre León y Benavente, que es como decir en medio de ninguna parte”. En dicho punto colocaba Nacho Vegas, redactor de la nota de prensa de este grupo, el nacimiento de la banda. Tendrá más difícil situar en el mapa el local de ensayos de estos mozos. Con tanta actuación no hace falta mucho repaso.

Ese trabajo se nota en el escenario. Más allá de ser músicos curtidos en mil aventuras, su lista de canciones es una fiesta de sonidos impactantes y bien oscuros. Sin espacio para las baladas ni el ensoñamiento. Desencantados en las líricas y férreos en la ejecución – toda la casa se sostiene en el marcial trabajo de Cesar Verdú a la batería. Qué maravilla de simplicidad y pegada- . Con melodías que redescubres en vivo. Ahí tenemos “La Palabra”, una letra ácida que en Intxaurrondo ganó en cabreo emocional. Frase que podemos extender a la fantástica “Ser Brigada”. Un tema que no echó en falta la voz original de Cristina Martínez, componente del grupo El Columpio Asesino. Lástima que la otra colaboración del CD, la de la donostiarra Irantzu Valencia (La Buena Vida) no pudiera disfrutarse en la cita. Hubiera sido un broche perfecto para una de las actuaciones que recordaremos al hacer balance del año.

León Benavente: El desencanto ya tiene quien le escriba  

Este año no ha habido festival de música, fiesta relevante, tablado esponsorizado o parranda radiante que no haya contado con la presencia de este cuarteto. Bueno, mentimos. Nuestra capital se había quedado inexplicablemente fuera de ese paseo triunfal que comenzó en primavera del año pasado. “Es de las pocas ciudades que aún no pisamos como León Benavente, cierto. Todos hemos estado tocando alguna que otra vez en Donostia con otras formaciones. Quizá es César Verdú -batería de León Benavente. – el que más ligado está a la ciudad, ya que durante años fue el encargado de la mesa de sonido en las actuaciones de La Buena Vida”.

Quien así habla es Abraham Boba. El teclista, cantante (cuenta con dos interesantes discos en solitario) y principal compositor de esta banda creada alrededor de Nacho Vegas. Abraham y Luis Rodríguez -bajista- son miembros de la banda del asturiano. El mencionado Verdú y el bajista Eduardo Baos (también en Tachenko) forman parte de su equipo técnico durante las giras. “Está claro que no empezábamos de cero. Y supongo que unos cuantos años dedicándose a esto tienen su recompensa. Aún así el proyecto ha funcionado por sí mismo. Mucha gente ni siquiera sabe de dónde venimos”, aclara Boba. Y con razón, porque aunque Vegas tenga cierto poso en el enfoque lírico los músicos no comparten directrices sonoras.

En León Benavente predominan los ritmos sencillos y contundentes. “Damos la misma importancia a la música que a los textos, pero el hecho de desnudar las composiciones tiene más que ver con la forma de interpretarlas en directo. Queríamos un disco sin adornos, melodías que pudiesen ganar en directo y no al revés”. Las líricas brotan con justicia a la superficie. Unas letras que para unos son políticas y para otros simplemente reflejan el desencanto actual, sin caer en lo plañidero. “Hay que tener cuidado con el posicionamiento político. Nos gusta reflejar lo que estamos viendo, ofreciendo un conjunto bonito. Si encima sirve para protestar y mostrar lo que está pasando, mejor que mejor. Pero nunca escribiría sobre un hecho reciente. Es bueno distanciarse de las cosas para escribir sobre ellas, si no corres el riesgo de hacer una canción que no perdure en el tiempo”.

Su disco de debut, homónimo CD de diez cortes publicado por Marxophone, tiene en el tema “Ánimo, Valiente” su bandera más ondeada. Pero esconde muchas más joyas, como el piñón fijo del impacto lírico de “La Palabra”, la nerviosa “El Rey Ricardo” o la emocionante y casi hablada “Ser Brigada” que cierra el disco, tan cercana a Pulp como a El Columpio Asesino (no es casualidad que Cristina Martínez, cantante de la banda navarra, meta su voz en este pasaje).

No es la invitación más sorprendente. Irantzu Valencia, la que fuera voz principal de los donostiarras La Buena Vida, canta en una “La Gran Desilusión” que parece haber sido escrita para ella. “Sabíamos que llevaba tiempo retirada de la música, pero la colaboración que le propusimos nos parecía muy cercana y acertada. En realidad no accedió hasta escuchar la canción y ver que le gustaba. Para nosotros ha sido un honor”.

Como honorable es que alguien como Sr. Chinarro coja un tema tuyo, “Todos contra todos”, y la haga suya. Porque ese es uno de los mayores logros de esta banda: Gustar a estrictos y a laxos, grandes y chicos, indies y gentes de gustos más populares, farreros y amantes del pop hogareño. “Solo podemos darle las gracias a Antonio Luque. Chinarro es uno de los mejores escritores de canciones que han salido de este país y nos alegró mucho que nos eligiese para estas lides. Esperamos poder hacer lo mismo con alguna suya en el futuro”. Un porvenir, el de León Benavente, que pasa por encerrarse en el estudio tras abrir por última vez la maleta de viaje a finales de este año. Ánimo, valientes.