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Etiqueta: Donostikluba

Donostikluba 2008: Rock celestial

Al final todo se resume en una sola cosa: tener canciones. Puedes ser un recién llegado, como los donostiarras Thee Brandy Hips, o tener más sellos en tu pasaporte que El Chacal (caso de The Posies), pero si tienes buenas melodías tienes el futuro asegurado más allá de que tu disco se venda o se descargue de maneras legales o no.

Y la noche del viernes estuvo bastante acertada a ese nivel. Thee Brandy Hips se doctoraron ante su público con lo único que les hacía falta para triunfar: potencia. Curtidos en garitos donde todo aparato se conecta directamente al enchufe, la cita de Gazteszena les sirvió para desmelenarse. Consiguieron que el público que no les tanteaba apuntara en la libreta la dirección de su web, presente en varios carteles.

Los maños Big City apuntaron maneras de pop británico, bastante dulce pero sin pasarse con el azúcar. Los más optimistas conseguían emparentarlos con Syd Matters o las bandas suecas más briosas de la nueva hornada. Los demás llegaban a conclusiones similares desde la barra del bar.

Half Foot Outside venían a la capital guipuzcoana con un disco nuevo bajo el brazo, el soberbio Heavenly. Lástima que sobre el tablado no consiguieran sacar punta a sus celestiales composiciones de rock indie, elaborando un concierto muy elegante y potente pero algo monótono.

Algo similar le pasó al nombre fuerte del cartel, The Posies. Los norteamericanos se apuntaron a esa moda de tocar un disco viejo enterito. En su caso la obra elegida fue Frosting On The Beater, un CD que en su primera mitad es simplemente insuperable en los cascos y sobre un escenario.

Lástima que su segunda parte sea un poco tostón, demasiado relajada. Sobre todo si tu formación se caracteriza por mezclar rabia y melodía power pop. Su concierto decayó hasta la llegada de unos bises que nos volvieron a mostrar la fortaleza de la banda, con Please return it, Ontario y el enrabietado Everybody is a fucking liar como puñetazo final. Se demostró que había mejores propuestas en su propia discografía si lo que deseaban era tocar todo un álbum.

La fiesta se cerró con dos de los mejores pinchadiscos de la ciudad (El Nota y Turko), que consiguieron hipnotizar a los presentes con las imagenes de fondo y su música bailonga no machachona, evitando la habitual estampida animal hacia otros garitos.

Donostikluba 2008: Músicas enérgicas

Interpretes: El Columpio Asesino, 16th Solid Spread, We Are Standard, Andy Rourke. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Día: 4 Octubre 2008. Asistencia: Lleno, unas 600 personas.

El rock parece haberle ganado la partida a la música pinchada. La presencia de los músicos y la ejecución de las canciones supera la presencia de los grandes nombres tras los tocadiscos.

Se vio el viernes en Donostikluba, cuando los creadores locales ocuparon la última franja horaria y la gente, en pequeño goteo, iba abandonando el lugar.

Y la fórmula se confirmó el sábado con Andy Rourke, el que fuera bajista de los Smiths. Los cientos de personas que habían asistido a los conciertos previos se quedaron en unas cuantas decenas en la franja final de la noche, cuando las melodías venían guardadas en un ordenador.

Claro que había sido una noche con un gasto importante de energía desde la apertura de puertas. El Columpio Asesino se olvidó de los pasajes reflexivos y vaporosos de su último disco “La Gallina” y despachó un concierto repleto de potencia y ardor.

Los navarros recuperaron esa fuerza que se basaba en Los Pixies. Con una formación más que numerosa sobre el escenario, consiguieron electrizar el vello de los asistentes a base de guitarrazos, voces elevadas y mucha fuerza percutiva. Su actuación se cerró con una personalísima mirada al “All Tomorrow Parties” de la Velvet Underground.

El vigor disminuyó ligeramente con la actuación de los catalanes 16th Solid Spread, quienes ofrecieron un concierto correcto, digno de un programa televisivo de la MTV. Si tamaña pulcritud es buena o mala lo dejaremos al gusto del lector. Su repeinado rock sonó impoluto, con grandes influencias de bandas como Smashing Pumpkins o Foo Fighters y movimientos actuales como el post-punk. Claro que si comparas lo escuchado con los zarauztarras Delorean la propuesta se diluye como un tenista norteamericano sobre la tierra batida.

Aunque para raquetazos, los de los vizcaínos We Are Standard. Con el motor a tope de revoluciones durante toda la velada, los getxotarras demostraron que su segundo disco confirmará las virtudes del primero. También tuvieron tiempo de homenajear a la Velvet con la versión de “Waiting For My Man”, acabando su poderosa actuación con todo El Columpio Asesino sobre el escenario, en compañía de algunos espectadores que decidieron subirse a la tarima.

El mancuniano Andy Rourke tiró lo justo de nostalgia (tan sólo sonaron 3 canciones de los Smiths) y recuperó la imagen del pinchadiscos más clásico, el que ponía un temazo después de otro. Hubo espacio para el rock de los Who, la alegría melódica de The La´s y su “There she goes” y mucha música actual, esa que se rebusca en las cubetas de vinilos o se escucha en emisoras alternativas como la XFM británica, donde el músico inglés cuenta con un programa radiofónico.

Donostikluba 2008: Así me gusta a mí

Intérpretes: Russian Red, The Mary Onettes y 11 creadores locales de música electrónica. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Día: 3 octubre 2008. Asistencia: unas 500 personas

Los designios de la gente son siempre inexplicables. En un festival teóricamente chiquitín como el Donostikluba, con músicos foráneos a los que se les supone un tirón de asistencia, el día con mayor venta anticipada de entradas fue el pasado viernes.

Una jornada en el que 11 músicos locales de corte electrónico ofrecieron sus composiciones. Una noche en la que un grupo escandinavo desconocido más allá del Puente de Oresund, el que une Suecia y Dinamarca, presentó sus energías poperas. Una velada en la que una pequeñita y bella creadora roja mostró unas composiciones íntimas a punto de romperse. ¿Otros mundos son posibles, la gente está cambiando? Bueno, no corramos tanto, pero sí que destacaremos el hecho.

Y fue precisamente Russian Red, la madrileña Lourdes Hernandez, el principal reclamo la noche de autos. En compañía de dos multiinstrumentistas, la creadora enamoró a los presentes con ese folk tan sentido y sencillo, con esa voz tan dulcemente cercana. Su propuesta, que ya empieza a colarse en anuncios y reportajes televisivos varios, fue escuchada con mucha atención y muy aplaudida por los presentes.

Tras ella llegó la esquizofrenia creadora de The Mary Onettes. En una suerte de Joaquín Reyes en sus Muchachadas Nuis, la banda sueca tan pronto parecía Keane como jugaba a clonar a The Cure como se tornaba en banda de apoyo de Chris Martin o defendía las frescuras del C-86 (un movimiento musical británico, no una proteína corporal) y las alegrías bailarinas de New Order. El resultado tuvo más aspectos positivos que negativos, aunque más de un asistente acabara jugando al trivial musical ante tantas similitudes.

La oferta local ocupó el resto de la programación de la noche, con los músicos y DJs que se han agrupado alrededor del CD “Donostia Underground volumen 1” ofreciendo sus creaciones en las dos salas habilitadas para ello, a modo de inmensa discoteca.

El trío donostiarra Krell fue el encargado de abrir el fuego, con unas canciones que deben mucho a la Alemania más gótica y fiera, la de bandas como Sisters of Mercy o Front 242. Con un cantante sencillamente espectacular en su labor como frontman, arrancaron más de una sonrisa y un baile con su versión del “Así me gusta a mí” de Chimo Bayo.

Después los gatos se volvieron pardos, se bajó la luz y los discotequeros se entregaron al baile más charlatán hasta el cierre tardío de la sala. Si aquello que sonaba era Breakbeat, Deep House, Electro, Big Beat o clicks n´cuts poco importó a los presentes, encantados a rabiar conque esa oferta musical local, normalmente escondida en las agendas de fin de semana, contara con un espacio tan lustroso para su presentación.

Donostikluba 2008: Presente y futuro

La segunda edición del Festival Donostikluba sigue fiel a sus principios: Unir grandes nombres de la escena nacional e internacional con bandas de sonidos aún no muy conocidos.

En el lado de las estrellas, varios nombres con propuestas alejadas de lo habitual relucen en el bonito y expresivo cartel diseñado para la ocasión. Andy Rourke, el que fuera bajista de los seminales The Smiths, aterriza en Donostia este mismo fin de semana con su maleta llena de discos.

El hombre, al que aún no se le ha reconocido suficientemente su labor como completo músico al servicio de los dibujos guitarreros de Johnny Marr y las expresivas melodías de Morrissey, presenta ahora un programa en la XFM inglesa. Para su sesión promete una fiesta con muchas canciones de su antigua formación, el pop británico de los 90 y algunos pelotazos británicos actuales.

El otro gran fogonazo de atención está colocado en The Posies. La banda norteamericana parará en la sala Gazteszena para hacer esa cosa que tan de moda está últimamente: Tocar uno de sus discos más afamados, “Frosting on the beater”. La mayor diferencia con el resto de formaciones que suelen atender a estos repasos de corte nostálgico y económico es que el cuarteto sigue en un estado de forma envidiable, como una apisonadora de power pop de bellas melodías.

También tendrá su puntito ver a los platos al bailarín de los Happy Mondays, el esquelético Bez. Aseguran que mantiene la energía (y las ojeras) de sus comienzos, y que la diversión sonará en formato indie, dance y funk, con muchos clásicos de su época.

Siguiendo por el lado bailongo, habrá que ir bien entrenado para aguantar el tirón de los bilbaínos Standard (ahora llamados We Are Standard). Presentan nuevo disco, y regalaban en Internet su single “The Last time”, un auténtico pelotazo de energía.

La marcha también esta presente con los catalanes 16th Solid Spread y su indie rock de maneras post punk. Atención especial a otros catalanes, Gentle Music Men. Su pop elaborado y melancólico se apunta como una de las sorpresas del Donostikluba. También podíamos meter en esa categoría a los maños (que bien podían ser suecos) Big City o a Half Foot Outside. Los navarros no paran de crecer, asentándose siempre en el pop guitarrero. Y la bella Russian Red encandilará a los presentes como ya hizo hace unos meses en la capital guipuzcoana, con su folk a punto de romperse y esa voz que sugiere y emociona.

Sin olvidar la siempre efectiva labor de bandas ya asentadas en nuestro panorama como Sidonie y los pulcros e impetuosos pop rockeros de La Habitación Roja.

En la aportación vasca, destacan las siempre enérgicas composiciones de new wave garajero de Thee Brandy Hips -una de las sorpresas musicales más agradables de los últimos tiempos- o la alegría y elegancia que DJs como Turko y el Nota siempre imprimen a sus sesiones. Y la refrescante inclusión del hip hop en la programación del festival, en el que los locales Rude Kanka calentarán el ambiente antes de la sesión de Flowklorikos.

Gregor Samsa + Saioa: Elegancia sonora

Intensa la semana de Donostikluba, la propuesta que busca presentar en nuestra ciudad de grandes actos pequeñas pero interesantes ofertas musicales.

Si el fin de semana pasado acercó a la ciudad los DJs nacionales más potentes en temas de soul y funk, ayer a la tarde le tocó el turno al pop local más íntimo (Saioa) y a los barroquismos melódicos de origen norteamericano (Gregor Samsa).

Con cierto retraso que no movió la aguja más allá de las 1920 horas, la cantante de Legorreta inauguró la velada. Presentaba el bello Matrioska heart, CD recién salido del horno que ganó muchos enteros en su puesta en escena.

Arropada por una única guitarra, la guipuzcoana practica, a grandes rasgos, el folk USA que lleva 40 años poniéndonos los pelos de punta. Estilo que tan buenos momentos nos ha dado de la mano de Bob Dylan, Leonard Cohen (homenajeado con una versión en directo) o los más modernos Sufjan Stevens o Bright Eyes. Gentes que no siempre han entregado canciones perfectas pero que mantienen una capacidad de transmisión envidiable, un no se qué que hace que te enganches a ellos sin remisión.

El Inquilino Comunista: Fresco regreso

El Inquilino Comunista: Fresco regreso

Intérpretes: Krell, Fairlight, El Inquilino Comunista, DJ El Nota. Día: 22/12/2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 350 personas.

Nostalgia juvenil la que se respiraba en el ambiente de la cita donostiarra de El Inquilino Comunista la noche del pasado sábado. Una banda que encabezó el pop ruidista patrio de los primeros años 90 del siglo pasado y ahora vuelve a los escenarios de forma escalonada y selecta. Su cita fue bastante completa en compañía, con 2 grupos locales y un DJ flanqueando el cartel.

La furia la desataron los chicos de Krell. Teclados oscuros, guitarrazos potentes (aunque algo bajos de volumen) y un cantante estiloso que hicieron las delicias de los amantes de la música electrónica más rabiosa y fiera. Front 242, Bauhaus, Nine Inch Nails y Joy Division encabezan la lista de amores de los ejecutantes, quienes desplegaron en 45 minutos su repertorio más impactante siempre con el inglés como idioma expresivo.

Lengua que también emplean los miembros de Fairlight, quienes se vieron lastrados por la rabia de la banda inicial. Juguetones hasta la sicodelia, su electrónica de amplias miras tuvo sobre el escenario de Gasteszena muchos momentos elegantes. Animosos y entregados, se merecen otra visita en escenarios más acogedores. Y sin nombres a posteriori que aumenten el nerviosismo de los asistentes.

Porque el regreso de El Inquilino Comunista a Guipúzcoa fue inicialmente extraño. No es habitual ver un revival de una banda en la que sus miembros no llegan a las 40 primaveras. Ni es común pensar que eres un abuelete deseando escuchar canciones de hace apenas diez años. Pero superada la impresión inicial y olvidada la melancolía, el cuarteto getxotarra encandiló y se divirtió con lo único que no pasa de moda: sus canciones.

Puede que aquella etiqueta noise-pop que encabezaron no haya sabido envejecer, o que ahora estemos a otros cuentos, pero es innegable que pocas formaciones mezclaron (y mezclan. Los temas nuevos no desmerecen) las guitarras distorsionadas y las melodías vocales como El Inquilino. Sobre todo si seleccionan para sus conciertos lo más inmediato y directo de su discografía.

Con un bajista que no dudaba en tirarse al público o subirse a los altavoces y un batería que colaba guiños a su nueva formación (de nombre Standard) con sus golpeos entrecortados, la banda vizcaína se presentó como vigente heredera de los postulados de formaciones como Pavement, The Pixies o Sonic Youth.

Y esa es la mayor virtud de esta reunión pública: Interpretar su pasado y colocarlo en el presente, haciendo que las emociones sentidas sean actuales, sin apoyarse demasiado en un tiempo en el que nuestra barriga era inexistente y nuestro pelo frondoso. El Inquilino sigue a lo suyo, emocionando con unas canciones que muchos disfrutaron en la cita donostiarra.

El pinchadiscos local El Nota cerraba la velada, y consiguió enganchar a los viejos rockeros presentes con esa elegante selección que suele abrillantar los sonidos de muchos clubs de baile locales.

Delco, The Sunday Drivers: Caballeros del buen gusto

Festival Donostikluba. Delco y The Sunday Drivers
Intérpretes: Delco, The Sunday Drivers. Día: 5-10-2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 550 personas

El Humilde Fotero del PánicoFuera llovía a mares. Un chaparrón tremendo, agua constante que desde la noche anterior había sido la tónica climática. Dentro, en la sala Gazteszena, había otras tónicas. Y otros chaparrones, los melódicos. Los grupos castellanos Delco y The Sunday Drivers protagonizaron el pasado viernes a noche roquera y muy melódica del Festival Donostikluba.

Bueno, eso de castellana se refiere al origen de las formaciones, porque ambas eligieron en su día el inglés para expresar sus emociones sobre el escenario. Los chicos del nombre de la famosa pieza del coche que sólo existe para los mecánicos venían de Madrid.

Y nos recordaron a los alegres rasgados de Hefner, la simpatía indie-rock de Clap Your Hands Say Yeah, la simpleza embriagadora de Band Of Horses. Bandas de tensiones pop contenidas y contagiosas que en caso de estos jóvenes venía con un envoltorio amateur del que pronto emergerán golosinas más personales. Una agradable sorpresa.

Los Sunday Drivers venían de Toledo, por más que una asistente al concierto colocara su partida de nacimiento en alguna ciudad remota. “Yo sólo vi un video de ellos en la tele. ¿De donde son, norteamericanos o ingleses?”.

Y es que la idea podría colar sin mayores esfuerzos. Sunday Drivers hablan poco por el micro en sus conciertos, y la calidad que atesoran sobre el escenario les coloca a un nivel claramente exportable. Su pop rockero de influencias tradicionales ha crecido mucho en los últimos años.

Hace tres años nos dejaron con la boca abierta en el viejo Teatro Principal donostiarra. Ayer pisaron Donostia como un grupo completo, perfecto. Eso que en Estados Unidos exporta como “banda clásica” y que poco tiene que ver con orquestas de cuerda y mucho con el folk-rock del país exportador. Sunday Drivers sería nuestra banda clásica castellano-manchega.

Lo que la semana pasada con Deluxe fue un despliegue de potencia, lo de ayer era hilo fino compositivo. Composiciones muy distinguidas que en la primera parte miraron a los norteamericanos años sesenta-setenta, con la maña, fiereza guitarrera y docilidad melódica que caracteriza a artistas como Josh Rouse, The Byrds y resto de esas bandas que nos hacen parecer abueletes o tipos raros cuando empezamos a mentarlas ante sobrinos más jóvenes.

Los “domingueros”, que realizan la selección de canciones según criterios internos (el televisivo “Do it” sonó a mitad de actuación. Nada de dejarlo para el final como se acostumbra), empezaron a virar a mitad de velada hacia la Gran Bretaña más contagiosa.

Algunos de los temas ejecutados no hubieran desentonado en la mejor época de The Charlatans. Así, entre guitarrazos y melodías, con la impecable voz del cantante Jero, sacamos la espada toledana de nuestro reino y encumbramos a The Sunday Drivers como caballeros del buen gusto melódico.

Daddy G, Revolutionary Brothers: Un partido disputado

FESTIVAL DONOSTIKLUBA: REVOLUTIONARY BROTHERS, DADDY G
Interpretes: Revolutionary Brothers, Daddy G. Día: 04-10-2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 350 personas.

Hoy tiraremos por los caminos del fútbol y su comprensible lenguaje. Porque a veces eso de que “cada parte del partido le ha correspondido a un equipo”, “Ningún club es pequeño, sobre todo en casa” y “los grandes te pueden ganar el partido en un periquete con la calidad que atesoran” es fácilmente extrapolable a otros ámbitos de la vida. Por ejemplo, a la música.

El pasado jueves la programación del Festival Donostikluba presentaba la sesión DJ de Daddy G, uno de los integrantes del afamado grupo británico Massive Attack. El espigado artista era el delantero matador de la noche. Pero pocos asistentes contaban con un “contrincante” tan ordenado y peleón: Revolutionary Brothers.

La pareja de pinchadiscos donostiarras inauguró la velada desplegando reggae clásico (ya saben, lo que para unos es “patapum y palante” para otros es “jogo bonito”) en una zona de creación por donde pasaban todos los balones sónicos con criterio y elegancia.

De las bandas de ataque salían buenos ataques de soul y hip hop. con varios trallazos en forma de una música más negra que la punta de un lápiz. Si olvidamos el par de deslices defensivos (algún reggae-town que estuvo a punto de convertirse en Reggae-ton), poca tacha le podemos poner a la entrega y el empuje de la pareja de DJs.

En la actuación despuntaron dos fichajes que los expertos en la categoría ya conocen: El rapero Maese Trucco y King Konsul, persona encargada de poner el contrapunto vocal agudo a los sonidos más entrecortados y calmosos.

El partido parecía decantarse hacia el equipo de casa. Sobre todo tras haber leído en internet las heterogéneas críticas de las últimas apariciones de Daddy G a los platos. El británico parecía haber llevado hasta el límite su amor por la densidad sonora, trasladando la oscuridad de Massive Attack a los mundos del dub más pesado.

Pero la capacidad de regate y sorpresa (positiva) es innata si uno forma parte de la lista de inventores de la etiqueta trip-hop. Atento durante toda la sesión a la respuesta de la gente, Daddy empezó muy potente lanzando temas de ragga británico. Ese estilo de cantares jamaicanos con un fondo sonoro abierto y de raíz oscura: Soul, R´N´B moderno, hip-hop, electrónica.

Hubo momentos puristas, por supuesto. Y algún que otro tempo excesivamente aburrido. Pero la mayoría de jugadas que el artista planteaba estaban muy lejos de sacar un vinilo del que sólo quedan 2 copias en el mundo, manipularlo con los guantes de CSI y dejarse llevar por la aureola de reconocimientos pasados.

El mayor éxito del visitante fue la atinada indefinición mostrada sobre el terreno de juego. Los quilates de la noche estaban en la fusión de elementos. En ocasiones uno empezaba a escuchar un extracto de una canción del grupo Kraftwerk para continuar con pasajes acelerados de frescura casi discotequera. Lo que Daddy G ofreció en Donostia es, echando el cierre a nuestra crítica balompédica, digno de “otra liga”. La Liga de las Estrellas.