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Gregor Samsa + Saioa: Elegancia sonora

Intensa la semana de Donostikluba, la propuesta que busca presentar en nuestra ciudad de grandes actos pequeñas pero interesantes ofertas musicales.

Si el fin de semana pasado acercó a la ciudad los DJs nacionales más potentes en temas de soul y funk, ayer a la tarde le tocó el turno al pop local más íntimo (Saioa) y a los barroquismos melódicos de origen norteamericano (Gregor Samsa).

Con cierto retraso que no movió la aguja más allá de las 1920 horas, la cantante de Legorreta inauguró la velada. Presentaba el bello Matrioska heart, CD recién salido del horno que ganó muchos enteros en su puesta en escena.

Arropada por una única guitarra, la guipuzcoana practica, a grandes rasgos, el folk USA que lleva 40 años poniéndonos los pelos de punta. Estilo que tan buenos momentos nos ha dado de la mano de Bob Dylan, Leonard Cohen (homenajeado con una versión en directo) o los más modernos Sufjan Stevens o Bright Eyes. Gentes que no siempre han entregado canciones perfectas pero que mantienen una capacidad de transmisión envidiable, un no se qué que hace que te enganches a ellos sin remisión.

En esa suerte de franquicia de neblinas emocionales, Saioa es la delegada provincial. Quizás sus rasgados no sean perfectos, que en ocasiones se le tape un acorde. Pero su voz brota sin freno desde lo más íntimo de su alma. Es una creadora en apariencia intuitiva, que parece dejarse llevar por la emoción de la canción saltando de tonos elevados a pasajes pausados. Una voz envidiable tanto por la emoción transmitida como por el juego tonal.
Tras ella llegó el turno de Gregor Samsa.

El septeto norteamericano practica un post-rock que ha echado el freno sónico en sus últimos trabajos. Fruto de una evolución natural, las explosiones sónicas casi han desaparecido de la lista de temas, quedando pequeños resquicios de las mismas al final de las actuaciones. Si antes eran Mogwai o Tortoise las bandas que podían definir sus trabajos sonoros, ahora deberíamos también nombrar la calma de Lambchop, el vacío existencial de Low o el juego vocal de The Delgados.

En el presente todo está más elaborado, demostrando que contar con muchos elementos sobre el escenario (2 teclados, violín y vientos además de la formación estándar de rock) y usarlos de manera elegante es una virtud al alcance de pocos autores.

Publicado enCríticas de conciertos

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