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Juan Luis Etxeberria Entradas

Ben Howard: El cantautor surfero

El británico presenta en Donostia y con su banda un EP y futuro disco largo

Segundo intento donostiarra de Ben Howard, “songwriter” británico de cálidez optimista y fama creciente. El primero quedó abortado por aquel volcán islandés que dejó los aviones en tierra. Esperemos no ser tan cenizos en esta ocasión y poder disfrutar de sus canciones el jueves que viene en el Bukowski. Cita que también contará con la actuación de la siempre sorprendente Mursego.

Los surferos de la región ya han tenido oportunidad de dar cuenta del delicado arpegiado de Howard. El autor es un apasionado del mar y sus tablas y, como tal, se deja ver y escuchar en innumerables competiciones francesas. ‘Espero que tengamos tiempo para pasear por la ciudad en busca de olas. He escuchado maravillas de los spots locales’. Mares que ya pisó en su juventud, cuando el retoño nacido en la costera South Devon (Gran Bretaña) se asentó en Ibiza con sus padres. ‘Recuerdo haber visitado el Cantábrico con 15 años. Me alucinó la mezcla entre playas preciosas y montañas elevadas’

Centrémonos en sus canciones. Las últimas publicadas hasta la fecha, que están levantando una bonita marejada en Europa llegando a colarse en discos promocionales como los que edita la revista Mojo (mayo 2011), se encuentran apiñadas en el EP “Old Pine”, paso previo al disco entero (“Every Kingdom”) que saldrá tras el verano. También viaja con un precioso single de 7 pulgadas. Unas fechas realizadas con banda. ¡Chris toca el el bajo y la batería. E India el cello. Creo que ya hemos superado el punto de “guitarrista en solitario que canta”’

Lo normal sería meter a Howard en la misma licra que Jack Johnson, el surfero meloso que hace canciones para niños hasta cuando no quiere. Error en el parentesco musical. ‘Prefiero Nick Drake, era un maldito genio”. Una manera de tocar que define, bajo luces más alegres que las del finado, la mayoría de las canciones del británico. “Old Pine habla de la memoria y los subidones y bajones de la vida. La que da nombre a la publicación, por ejemplo, es un canto a la juventud y a los cambios de la gente que te rodea”.

CONCIERTO
Intérpretes: Mursego, Ben Howard grupo.
Lugar: Le Bukowski (Donostia).
Fecha: Jueves, 16.
Hora: 20.30.
Precio: 10-12 €.

David Bisbal: Comunión total

Pocos autores encontrarán de paseo por nuestra ciudad que consigan lo que David Bisbal logra con su sola presencia. En un auditorio abarrotado en su zona abierta (la última platea estaba cerrada), el andaluz se presentó sentado en un sillón y todo el publico se levantó de sus asientos aplaudiendo como si no hubiera un mañana. Un respetable entre el que destacaremos una abrumadora mayoría femenina y que repitió la efusiva jugada varias veces a lo largo de la velada.

Porque Bisbal sigue teniendo tirón. Ayer, en el día de su 32 cumpleaños, recibió innumerables ofrendas de los espectadores: Un peluche, ramos de flores, una visera con la ikurriña y un «Gora Euskadi» escrita en ella. El autor, jovial y cercano, con un recuerdo muy especial a la ciudad de Lorca -a la que donaba los beneficios de su cita donostiarra-, continúa emocionando con sus cantares enérgicos, presentados ahora bajo la sorprendente etiqueta de gira acústica.

Singular porque en el escenario había electricidad como para mover un AVE: Guitarras y bajos eléctricos, órganos y baterías a pleno rendimiento. La definición «acústica» se podría aceptar si buscaba referirse al hecho de decorar el espacio con lámparas de lágrima para ejecutar temas propios y ajenos con un enfoque más pausado y terso. Un lirismo pop sin patadas al aire ni giros (bueno, alguno se le escapó) y con cierto aire jazz.

Elegante como su admirado Luis Miguel, a quien tiende a parecerse musicalmente en estos momentos, su vestimenta era imitada por el resto de compinches, entre los que destacaremos el arranque flamenco del guitarrista en el tema ‘Almería’ y un cuarteto de cuerda que hubiéramos deseado escuchar más veces. Al resto, sobre todo guitarrista eléctrico y batería, les daba igual estar en una capilla que en el Maracaná.

De entre las canciones propias subrayaremos el swing orquestal de ‘Dígale’, el arrebato jazzero de un ‘Ave María’ que irremediablemente debía acabar con formas pop más estandar, y muchas canciones instaladas ya para siempre en nuestros cerebros. También despuntaron las versiones: ‘Adoro’ (Armando Manzanero), ‘Te quiero, dijiste’ (María Grever) y ‘Luna’ (Alameda).

Abandonamos el auditorio antes de tiempo para redactar esta crónica de urgencia dejando el recinto tal y como lo encontramos. Con todo el mundo de pie jaleando al afamado autor. Supongo que eso es el éxito popular.

Bill Callahan: Tablas de emoción

Primera salva de aplausos para el Teatro Principal donostiarra, que no acoge muchos eventos musicales. La actuación de Bill Callahan (de la telonera ni hablamos) aumentó el clamor popular para recuperar la olvidada costumbre. El norteamericano paró el mundo con esa voz tan recia, palpitante, cavernosa y melódica. Maldito puñetero, ahora sé cómo enamoraste a Joanna Newson o Chan Marshall (CatPower). Con esas preciosas letanías folk y ese timbre tan acongojante.

A su vera, un guitarrista que contrapunteaba eléctricamente los rasgados principales. Y cómo olvidar al mejor batería – de estos palos- que jamás haya pisado Donostia. Descalzo, tocando con los dedos, masajeando las maderas, poniendo paños específicos en cada canción. Cuando los tres se convirtieron en una unidad sonora, la emoción recorrió telones, pasillos, asientos y las dermis de sus ocupantes instalando en las mentes una sola idea: «Qué maravilla de concierto».

Manett: «Suburbia»

MANETT
“Suburbia”
Moonpalace Records

Deliciosa la nueva muesca de esta banda vizcaína, a situar entre la Velvet Undergound, los posteriores Luna, Yo La Tengo y, a veces, con cierto aire 50´s.

Una decena de canciones de amores acústicos que navegan siempre con el nuevo folk USA como envoltorio general que hace que todo brille y dé esplendor. Actúan hoy en la Sala Lugaritz (Donostia), teloneando a Pony Bravo. Vayan cenados, no se los pierdan.

Lolas Club: Es sólo Rock & Roll

Ganadores del certamen poprockero donostiarra en 2007, presentan un primer CD repleto de rock clásico

Con un sonido impoluto, que no aguado, bien ecualizado y de sólida voz («aunque el directo debe ser potente y contundente. Caliente y ardiente»), el debut autoeditado de la banda guipuzcoana Lolas Club llega a los reproductores repleto de ese ‘rock’ guitarrero que tanto gusta por estos lares.

‘Uno’ recopila una decena de canciones que saltan del ‘blues’ de los Black Crowes al acelere de Fito o los saltimbanquis Tequila. Y los Stones, claro, los padres de todos estos churumbeles posteriores entre los que podemos incluir sin rubor a este cuarteto vasco.

Las canciones de Jon Lolas (voz y guitarra), Berny (batería), Luiyi (guitarra) y Manu (bajo) se pasean el rasgado más actual (‘Rock&Roll no has muerto’) y el más clásico (‘Es sólo rock&roll’), dejando espacio para las baladas arpegiadas ‘Dónde iremos a parar’, ‘Dime’). Y un single bien definitorio, ‘Club de los Lolas’, que cuenta con un videoclip tabernario al uso. Charlamos con ellos sobre el disco, su gira, los locales en los que ensayan y esas letras canallas de nocturnidad y alevosía.

Hablando de temas noctámbulos, las fotos del CD están sacadas en el donostiarra bar Bukowski.
– Es uno de nuestros bares de marcha. Nos encanta la estética y hemos pasado muchas horas dentro.

– ¿Qué os inspira a la hora de escribirlas?
– Sexo, drogas y ‘rock and roll’. La inspiración no viene por sí sola. Dependes de muchos factores y estados emocionales. Luego llega el rompecabezas de grabarlo. Pero al final del camino llegas a tu destino. Satisfecho del trabajo bien hecho.

– Diez canciones se pueden encontrar en vuestro debut de título unitario. ¿Por qué ese título? ¿Van a ser volúmenes numerados?
– Para saberlo deberéis esperar al ‘Dos’. Pero nuestra idea es clara: sacar disco tras disco. Tenemos muchísimos temas nuevos ya grabados.

– ¿Por qué elegisteis ‘Club de los Lolas’ como primer ‘single’ y vídeo?
– Por el título del disco (‘Uno’), referido al paso inicial. Y por nuestro nombre. Es una presentación de la banda, tanto en imagen como referente al sonido. También te invitamos, por el mismo precio, a que te unas al club.

Jay-Jay Johanson: Triste y desesperanzado

Los donostiarras Polaroid y el artista sueco Jay-Jay Johanson ofrecieron una velada de intensidades contrastadas pero bien gozosa para los asistentes. Arrancó el cuarteto local con algunas vaporosidades que, viendo el resto de la noche, probablemente pronto caigan de la lista de canciones por su propio peso.

Desperezado el cuerpo, el cuarteto ofreció pop anglófilo y oscuro, a las manera de Editors o Interpol. Les perdonaremos los pequeños despistes vocales y guitarreros – se formaron en octubre del 2010- porque el escenario y los nervios se van templando con el paso de las canciones.

Y tras la rabieta de aires juveniles llegaron el señor de la casa, Jay-Jay Johanson, y su socio Erik Jansson al piano y órgano. Con una proyección sobre el mundo de ballet como fondo visual y, en ocasiones, con un ligero y dulce apoyo de bases electrónicas que recordaban la época más trip-hop del alto y delgado cantante europeo.

Un intérprete que maneja un tono vocal realmente atractivo, tan afligido como una plañidera pop. Se eleva por los timbres agudos, pero como si los susurrara, soltando las letras de sus canciones de manera tan exquisita que uno no puede dejar de escucharlas. Hasta el tema ‘Suicide is painless’ sonó tan triste como esperanzado.

En algunos pasajes era relativamente sencillo caer en los brazos de cierta monotonía compositiva, momentos que pronto eran resueltos por alguno de los innumerables éxitos que Jay Jay tiene en su taciturna discografía: ‘So Tell The Girls That I Am Back In Town’, ‘She’s Mine But I’m Not Hers’, ‘The Girl I Love Is Gone’ o ese ensoñador ‘Milan, Madrid, Chicago, Paris’ que cerró la noche por todo lo alto. Aunque quizás, si hacemos caso a la animosidad emocional, sería más adecuado decir «por todo lo bajo».

Krell: Dibujo orgánico.

Dios (o su equivalente electrónico) los cría y ellos se juntan. Las formaciones Fairlight, Munlet y Krell coinciden mañana en el Guardetxea donostiarra. Los últimos presentarán su novísimo trabajo “Perfect Drawing”.

Una colección de composiciones de tradición digital y ejecución orgánica. ‘Antes nuestros temas nacían en el secuenciador y añadíamos después la parte «acústica». Desde que añadimos batería y bajo a la banda componemos las canciones de manera cruda y contundente. Es una manera más natural y se nota en el resultado’.

Las escuchas confirman dichas impresiones. Se alejan de Front 242 para acercarse a formaciones como Sisters Of Mercy. Gente que, sin abandonar la fiereza y la oscuridad, trabajaban sobre el formato canción. ‘El nuevo CD es menos machacón. Más roquero, menos industrial, con más detalles’.

Un cambio que rezuma guitarras predominantes y melodías que harían agitarse de alegría al emo más depresivo, como es el caso de “Rock n Bot”: ‘Nuestra intención era darle ese toque de baile, aunque sea una canción punk-rock. Habla de un robot que renace librándose de la cadena de montaje a la que ha pertenecido y quiere irse de marcha a ritmo funky post-punk’.

Dream Diary: «You´re the beat»

Dream Diary
You´re the beat
Kanine

Las excesivas similitudes con The Pains Of Being Pure At Heart –quienes los recomendaban no hace tanto tiempo- hacen que no te tomes del todo en serio este debut de los chicos de, casualidad, Brooklyn.

Pero tienen canciones absolutamente arrebatadoras entre el twee y el shoegaze (“Is he really mine?”, “Something tells her”) , llenas de vapor sonoro y vocal, con guitarras heredadas de los primeros Primal Scream.