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Bill Callahan: Tablas de emoción

Primera salva de aplausos para el Teatro Principal donostiarra, que no acoge muchos eventos musicales. La actuación de Bill Callahan (de la telonera ni hablamos) aumentó el clamor popular para recuperar la olvidada costumbre. El norteamericano paró el mundo con esa voz tan recia, palpitante, cavernosa y melódica. Maldito puñetero, ahora sé cómo enamoraste a Joanna Newson o Chan Marshall (CatPower). Con esas preciosas letanías folk y ese timbre tan acongojante.

A su vera, un guitarrista que contrapunteaba eléctricamente los rasgados principales. Y cómo olvidar al mejor batería – de estos palos- que jamás haya pisado Donostia. Descalzo, tocando con los dedos, masajeando las maderas, poniendo paños específicos en cada canción. Cuando los tres se convirtieron en una unidad sonora, la emoción recorrió telones, pasillos, asientos y las dermis de sus ocupantes instalando en las mentes una sola idea: «Qué maravilla de concierto».

Publicado enCríticas de conciertos

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