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Juan Luis Etxeberria Entradas

The Telescopes: impacto sonoro

Intérpretes: The Telescopes. Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 1 de noviembre. Asistencia: unas 50 personas.

Ayer era día de homenajes. Y no hablo sólo de los que se realizan a los difuntos. Quiso la agenda que dos bandas celebraran 30 años en nuestra ciudad. Mientras en Intxaurrondo los británicos Wedding Present soplaban las velas recordando su disco “George Best”, en la sala Dabadaba los también ingleses The Telescopes celebraban sus tres décadas de existencia musical.

El cabeza pensante de estos últimos, Stephen Lawrie, siempre ha construido su propio camino sonoro. Opaco, libre, tortuoso y alejado de los convencionalismos. Este autor compone canciones operando desde los márgenes de la industria. Una fórmula tan buena como cualquier otra para alejarse del éxito masivo o popular.

En Donostia su concierto fue oscuro, ingrato, muy cercano al ruidismo y a la “performance” sonora. Y sin embargo atractivo a rabiar. Diríamos que bien podía ser “música de museo”, si estos no fueran tan estancos y amables en sus propuestas habituales. Porque anoche salir sin un pitido en la oreja fue cosa de algunos elegidos.

Ya desde ese comienzo cercano a la Velvet Underground más opiácea, y con un set montado como una sola canción gracias al uso de los acoples, The Telescopes ofrecieron música enfadada, impactante y desasosegante. Basada en composiciones pétreas de dos notas y con un impacto que llegaba antes al estómago que a los oídos. Un estilo que permitió al cantante principal llegar al stand de venta de discos (estamos a lo que estamos) varios minutos antes de que sus socios acabasen el último tema. No se queden con el detalle, aunque sea curioso. El concierto fue de los que dejan huella. Espero que mi oído no secunde la idea.

The Limboos: calores exóticos

Intérpretes: Roi Fontoira (voz, guitarra), Sergio Alarcón (guitarra, percusión), Daniela Kennedy (batería), Santiago Sacristán (contrabajo), Dani Niño (saxo). Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 27 de octubre. Asistencia: Lleno, unas 150 personas.

La tercera de las visitas a nuestra ciudad del grupo gallego-madrileño The Limboos colgó el cartel de “no hay billetes” en la entrada de la donostiarra Sala Dabadaba. Presentados como una banda de rhythm & blues exótico, lo suyo va más allá de cualquier agradecida etiqueta definitoria como bien se pudo observar y escuchar desde el inicio de concierto hasta su final, transcurridos los balompédicos noventa minutos.

Fue hora y media de música festiva de autor, o al menos no muy precongelada ni sintética. Siempre jaranera y contagiosa, hasta cuando tocaba levantar un poco el pie del acelerador. En estilos que fueron desde el nombrado R&B hasta el dancehall jamaicano más antiguo, la bossanova, unas gotas de gospel, algo de swing y un soul lleno de sentimiento. ¡A nada que se sepan manejar esas cartas es imposible perder!

Vale que no lleguen a la explosividad vital de King Khan y sus Shrines, pero cuando se acercaban al Elvis Presley más cimbreante, se ponían pantanosos, abrazaban lo latino o rompían su voz a lo “bluesman” enfadado (Roi Fontoria está impecable como cantante principal de estos Limboos) la cosa ganaba muchos enteros. Recordaron al gran Fats Domino, el pionero del rock&roll fallecido esta misma semana. Y homenajearon las virtudes de creadores más cercanos como Antonio Machín, de quien recuperaron el tema “El Manisero” para mayor gloria del “cabezafuego” de la formación actuante, el maraquista Sergio Alarcón.

En las primeras filas de los asistentes se notó más nervio y sabrosura, aunque la cosa no pareció llegar a mayores. Flotaba en el ambiente esa tonta sensación de que el respetable no se entregó físicamente del todo a la fiesta que nos proponía el quinteto. Será cosa de nuestra idiosincrasia adulta. Quién sabe si en un escenario de los complementarios del Jazzaldia, al calor de un mes de verano, la música de The Limboos pueda llegar al gran público y explotar de forma más popular. Mimbres, cuerdas, acordes y agitaciones no les faltan.

Luther Russell: preciosa biografía

Intérpretes: Luther Russell (guitarra, voz). Lugar: Sala Dabadaba (Donostia). Día: 17 de octubre. Asistencia: unas 75 personas.

Casi dos años después de pisar nuestro Dabadaba acompañando a Jody Stephens (Big Star) como socios del grupo Those Pretty Wrongs, Luther Russell se plantó ayer en idéntica sala para ofrecer un elegante set acústico. 25 años de carrera le han dado para sacar temas de rock, power-pop, folk o eso que llaman “Americana” (abrigado género basado en la música tradicional de EEUU) y presentarlo de forma deliciosa en esta gira.

Russell repasó su vida – y de alguna manera, la del undergound pop-folk USA- apoyándose en “Selective Memories”, antología de sus perlas ocultas que ha publicado el sello bilbaíno Hanky Panky Records. El cantante habló sobre el origen de las canciones interpretadas, en una suerte de autobiografía existencial sonora. Un paseo que enganchó desde el primer acorde y nos llevó por sus bandas (The Freewheelers o aquellos The Bootheels que montó con Jakob Dylan, hijo del célebre Bob), sus novias, sus divorcios, sus momentos chungos y sus pequeños éxitos.

El norteamericano ofreció un concierto ameno y distinguido. Y divertido entre temas. Supo guiñar a los locales (“En las giras siempre quiero empezar en Donostia, es la mejor ciudad para espabilarse del jet-lag”) y mostrarse feliz a cada momento, cercano como un colega de toda la vida. Pena tener que abandonar los últimos capítulos de esta serie musical por cuestiones de urgencia en la entrega. La serie, que dirían ahora, tenía una enorme calidad en fondo y forma.

Will Johnson: El llanero solitario

Will Johnson: El llanero solitario

Intérpretes: Will Johnson (guitarra, voz). Lugar: Sala Convent Garden (Donostia). Día: 13 de octubre. Asistentes: Unas 100 personas

Hay veces que no es posible conectar. Quizás sea por el mal día del periodista, o por los deseos de un oyente que recuerda su última visita a un sitio más adecuado, o porque esas canciones que escuchas solo en casa de repente suenen descontextualizadas. Nada que criticar a los promotores, que acercan a Donostia un concierto maravilloso como el de Will Johnson, autor con una carrera prolífica y remarcable en cualquiera de sus denominaciones (Centro-Matic, South San Gabriel, Will Johnson).

Will, que acaba de llegar de una “envidiable para el oyente” gira de salones hogareños por los EEUU, agradeció todos y cada uno de los aplausos, y despachó sus canciones con una elegancia fuera de serie. Son temas sentidos, dolientes, impactantes y emocionantes, sobre todo cuando recupera a South San Gabriel o rememora aquel disco que hizo con el malogrado Jason Molina.

Tuvo Johnson tiempo para un par de bises, y vender sus discos al atractivo precio de 10 euros. Su cita donostiarra fue espectacular, sincera y emocionante. De eso no hay duda. Poca gente con tan pocos elementos es capaz de transmitir tantas sensaciones potentes, tantos sentimientos heridos y tantos guitarrazos conmovedores. Pero ese regusto a “presentación en centro comercial” nos pesó demasiado en un concierto que, sea donde sea, intuyo que volveremos a ver encantados.

Will Johnson: El llanero solitario

Intérpretes: Will Johnson (guitarra, voz). Lugar: Sala Convent Garden (Donostia). Día: 13 de octubre. Asistentes: Unas 100 personas

Hay veces que no es posible conectar. Quizás sea por el mal día del periodista, o por los deseos de un oyente que recuerda su última visita a un sitio más adecuado, o porque esas canciones que escuchas solo en casa de repente suenen descontextualizadas. Nada que criticar a los promotores, que acercan a Donostia un concierto maravilloso como el de Will Johnson, autor con una carrera prolífica y remarcable en cualquiera de sus denominaciones (Centro-Matic, South San Gabriel, Will Johnson).

Will, que acaba de llegar de una “envidiable para el oyente” gira de salones hogareños por los EEUU, agradeció todos y cada uno de los aplausos, y despachó sus canciones con una elegancia fuera de serie. Son temas sentidos, dolientes, impactantes y emocionantes, sobre todo cuando recupera a South San Gabriel o rememora aquel disco que hizo con el malogrado Jason Molina.

Tuvo Johnson tiempo para un par de bises, y vender sus discos al atractivo precio de 10 euros. Su cita donostiarra fue espectacular, sincera y emocionante. De eso no hay duda. Poca gente con tan pocos elementos es capaz de transmitir tantas sensaciones potentes, tantos sentimientos heridos y tantos guitarrazos conmovedores. Pero ese regusto a “presentación en centro comercial” nos pesó demasiado en un concierto que, sea donde sea, intuyo que volveremos a ver encantados.

Will Johnson: El antihéroe folk Will Johnson actuará esta noche en Donostia

Will Johnson: El antihéroe folk Will Johnson actuará esta noche en Donostia.

A algunos el arte se les queda pequeño. Tan pronto cantan canciones increíbles como actúan en películas o realizan exposiciones de sus pinturas. El norteamericano Will Johnson, que visita hoy el Convent Garden donostiarra, es uno de estos “hombres del renacimiento”. La excusa es la presentación de “Hatteras Night, A Good Luck Charm”, su quinto álbum en solitario tras las distintas publicaciones bajo el nombre de Centro-matic y South San Gabriel o las colaboraciones con el difunto Jason Molina. Por si la lista se les queda corta, apuntar que también montó Undertow Orchestra con David Bazan, Vic Chesnutt y Mark Eitzel.

En “Hatteras Night…” la melancólica expresividad de Johnson vuelve a cantarle a los antihéroes con una narrativa tensa decorada de artificios (“Heresy and snakes”), fondos de folk norteamericano sentido (“Predator”) y otros tormentos modernos (“Every Single Day Of Late”) similares a los de aquellos Monsters Of Folk con los que este Will se fue de gira a la batería.

El nuevo CD – disponible en willjohnson.bandcamp.com – cuenta con una producción intimista tendiente a la “crudité” que conjuga coros y ”steel guitars” con ese entonar emocionante y maravilloso que podremos degustar en esta actuación en solitario, algo habitual en sus giras. “Me encantaría poder actuar con banda por aquí, pero no puedo financiarlo”, dijo en el concierto del 2015 celebrado en el capitalino Bar Bukowski. La emoción vivida aquel día invita a seguir acudiendo a sus citas con gustosa devoción.

Laetitia Sadier: pop de filmoteca

Intérpretes: Laetitia Sadier Source Ensemble. Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 12 de octubre. Asistencia: unas 150 personas.

Nada era del todo normal en la banda Stereolab, y nada puede serlo en los retoños que salieran de su disolución. Mientras Tim Gane sigue en Berlín haciendo marcianadas que no puedes poner en cenas sociales, su antigua compañera Laetitia Sadier continúa por el camino más amable del pop de aquella banda afincada en Gran Bretaña.

Lo de “amable” es una forma de hablar: Sadier toca la guitarra literalmente al revés (sin cambiarle las cuerdas para su uso como zurda), viajan con un guitarrista que hace las veces de bajista, paran para hacer un trozo a capela o tocan palmas como parte básica de una canción -y no para buscar el acompañamiento del público, que suele ser lo habitual-. Sus estructuras, sin ser la extenuación del metrónomo que eran antaño, siguen siendo arena de otro costal, con la lírica como foco principal.

Pueden llamarlo pop, porque es una etiqueta abierta. Pero el fondo, el mensaje, el enfoque, sigue siendo muy avanzado. Como en esas películas de cineclub. Con profundos valores sociales o políticos – en eso no ha cambiado mucho esta cantante- , pero expresado de formas poco convencionales.

Laetitia Sadier y su Ensemble (el grupo Astroball, quienes amenizaron el arranque del evento con varios temas propios) sonaron calmados, ante un buen número de oyentes afrancesados o directamente de Iparralde. Picaron de Brasil, quisimos que sonaran a Stereolab y los imaginamos en los años 70 franceses o sonando al cierre de una boîte. Avanzados, distinguidos y originales. ¿Recomendables? Mucho, pero no si quieres luego salir de parranda.

Laetitia Sadier: Pop de filmoteca

Intérpretes: Laetitia Sadier Source Ensemble. Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 12 de octubre. Asistencia: unas 150 personas.

Nada era del todo normal en la banda Stereolab, y nada puede serlo en los retoños que salieran de su disolución. Mientras Tim Gane sigue en Berlín haciendo marcianadas que no puedes poner en cenas sociales, su antigua compañera Laetitia Sadier continúa por el camino más amable del pop de aquella banda afincada en Gran Bretaña.

Lo de “amable” es una forma de hablar: Sadier toca la guitarra literalmente al revés (sin cambiarle las cuerdas para su uso como zurda), viajan con un guitarrista que hace las veces de bajista, paran para hacer un trozo a capela o tocan palmas como parte básica de una canción -y no para buscar el acompañamiento del público, que suele ser lo habitual-. Sus estructuras, sin ser la extenuación del metrónomo que eran antaño, siguen siendo arena de otro costal, con la lírica como foco principal.

Pueden llamarlo pop, porque es una etiqueta abierta. Pero el fondo, el mensaje, el enfoque, sigue siendo muy avanzado. Como en esas películas de cineclub. Con profundos valores sociales o políticos – en eso no ha cambiado mucho esta cantante- , pero expresado de formas poco convencionales.

Laetitia Sadier y su Ensemble (el grupo Astroball, quienes amenizaron el arranque del evento con varios temas propios) sonaron calmados, ante un buen número de oyentes afrancesados o directamente de Iparralde. Picaron de Brasil, quisimos que sonaran a Stereolab y los imaginamos en los años 70 franceses o sonando al cierre de una boîte. Avanzados, distinguidos y originales. ¿Recomendables? Mucho, pero no si quieres luego salir de parranda.