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Juan Luis Etxeberria Entradas

YMCK: «Family Genesis»

YMCK
«Family Genesis»
AVEX.
http://www.ymck.net

La última chaladura japonesa es un trío haciendo música con el «Magical 8bit plug», complemento que emula los sonidos de las viejas videoconsolas.

Lo llaman 8BitPop o Nintendo Pop y este tercer disco no deja de ser un divertido y pizpireto electro-pop que en pequeñas dosis instala la sonrisa en nuestros paseos musicales.

Baby Blonde and the Downs: «Hope is Dope»

Baby Blonde and the Downs
«Hope is Dope»
Moonpalace Records

Hasta Malmö se fue el responsable del sello guipuzcoano Moonpalace Records para fichar a este «niño rubio» que defiende en lo vocal las alegrías menos chillonas de Will Oldham y la tersura de Leonard Cohen. Todo se complementa con bellas armonías femeninas sobre un fondo folk melancólico, electrónico y bastante oscuro.

Los Secretos: Pop textil

Intérpretes: Los Secretos. Lugar: Sala Rock Star (Donostia). Día: 08-02-2008. Asistencia: unas 750 personas.

Tras el concierto donostiarra de la banda madrileña vuelvo a casa en coche. En la radio una locutora habla sobre las nuevas categorizaciones textiles presentadas por el Gobierno. Y pienso que esas nuevas medidas podrían valer para comentar el concierto que Urquijo y los suyos dieron en una “hacía-tiempo-que-no-la-veía-tan-llena” sala Rock Star de la capital guipuzcoana.

Lo suyo puede caber en una definición de tipo diábolo, con un estrechamiento (de popularidad) en la zona central para abrir de nuevo el cuello en la franja final. Pocas bandas en activo con tantas paradas en restop de carretera pueden doblar la asistencia a sus conciertos de un año para otro sin haber sacado nuevo disco.

Bueno, miento, que su compañía ha publicado un recopilatorio de sus últimos 30 años que los autores critican por lo bajini a través del micro pero que aplauden a rabiar viendo la congregación de gente que no va a volver a ver un concierto de pie en lo que queda de 2008.

Porque gran número de ellos y ellas, que en las anteriores Olimpiadas ya habían cumplido los 40 tacos y que hace tiempo que adoptaron el modelo campana (o barril, en el caso de ellos) a la hora de mirar los estantes de las rebajas, se acercan a la cita con ansias de rememorar el romanticismo juvenil de sus años más locuelos. Así, mientras unos aprenden en el Expoerotikus del Kursaal nuevas maneras de menear sus carnes, otros ya bastante asentados deciden darse un baño de amores y desamores y miradas lacrimosas tras la ventana.

Y en eso Los Secretos no fallan. La fórmula que mezcla tonos country (salvo cuando las canta el bajista, que parecen narcocorridos) y melancolías poperas patrias sigue firme y sin apenas variaciones. Así no hay capacidad de sorpresa entre los viejos fans que pueblan la sala, personas que jalean y corean casi todas las canciones.

Podríamos decir que su estilo musical es, según las nuevas maneras textiles, del modelo cilindro, con una total simetría entre el inicio y el final. Aunque se agradece que recuperen los temas más concisos y directos de su discografía frente a los estiramientos guitarreros de los últimos años, uno no puede quitarse la cabeza la idea de si la máquina no emplea nuevos patrones es porque no quiere o porque ya está mayor para cambiar.

Poco importa el comentario. Tras 90 minutos de tiempo real disputado sobre el escenario Los Secretos se despiden repitiendo una de sus más afamadas canciones a capella mientras a la gente le hacen chiribitas los ojos y la voz. Los Secretos siguen rezumando dignidad en cada rasgado de su colección de melancolías. Aplaudamos que en el panorama popular musical haya esta suerte de bichos raros que dignifican el trabajo de crear canciones, porque las grandes marcas seguirán intentando hacernos entrar en tallas, modelos y envases que ni nos gustan ni queremos tener.

Yosigo: Cine instantáneo

Cada ciudad es un mundo. El local comparte su desidia interna con ella, pero muestra un gran orgullo turístico. El visitante la fotografía y, en el caso de Donostia, se la come y se la bebe. Millones de estampas de las playas, los cubos y resto de lugares «emblemáticos» de nuestra capital ilustran marcos y pantallas de ordenador. Es lo habitual, lo que hay que hacer. Pero ninguna de esas imágenes podría haber venido de la cámara de Yosigo.

Autodidacta, con ese arte que sólo la inquietud enseña, con la ausencia de vergüenza y vulgaridad impresa en cada click y en cada tratamiento photoshopero posterior, el donostiarra José Javier Serrano (Donostia, 1981) consigue una abstracción total. El autor nos muestra una Donostia única, no ya por los brillos o los encuadres ni por unos preciosos fondos que en el caso que nos ocupa suelen venir brumosos, sino por conseguir lo que nadie más hace: hacernos invisibles en el momento de la instantánea.

El autor que ahora expone en la Casa de Cultura Ernest Lluch de amara consigue que veamos sus imágenes como un secreto, como esa mirada perdida desde la mirilla de la puerta en el que el lado cerrado y prohibido no sabe que está siendo descubierto.

Sin malicias ni voyeurismos incómodos, dejando los morbos para el resto de nuestra vida visual/televisiva, el autor espera, paciente, a que se dé el momento, y retrata elegante y de manera exclusiva una ciudad y unas gentes anónimas cuya belleza y espontaneidad vienen de su propio ensimismamiento.

Su reconocimiento es tan real como intangible. Ahí están las miles de personas que aplauden su buen ojo en su cuenta Flickr.com a diario. Acto que extiende la paradoja actual entre el éxito en los mundos virtuales y los pequeños o primerizos pasos de los mundos reales de exposiciones y visitantes físicos.

Goddard decía que «La fotografía es verdad. Y el cine es verdad 24 veces por segundo». En el caso de Yosigo, es cine instantáneo de un solo flash.

Yosigo: Primera exposición en Donostia

Tras su éxito en internet, el artista donostiarra Yosigo expone por primera vez en los mundos físicos.

El espíritu libre de Yosigo y la perfección de sus magnéticas imágenes nos muestra una Donostia conocida y reconocible pero extrañamente retratada, repleta de soledad y colores fríos.

Sensaciones potenciadas con los distintos retoques fotográficos, efectos que no buscan estilizar las figuras sino imprimir más contundencia a las estampas.

Como el propio autor nos indica, “Lo mejor de la opción digital es que te permite ver al momento el resultado, manipularlo a tu gusto, jugar con los colores, dar a las fotos tonos más suaves. Es una herramienta como otra cualquiera para poder expresarte. Entiendo la fotografía como un lenguaje visual con multitud de aplicaciones. Puedes conseguir transmitir frío, calor, orden, caos, misterio“.

Frialdad, palabra manida para definir las bellas y singulares estampas que este estudiante y diseñador gráfico de gustos autodidactas (“En el Instituto Vasco de Fotografía me enseñaron que las reglas de la fotografía hay que conocerlas para poder saltártelas”) toma de los sitios por los que viaja y en los txokos de su ciudad de origen. “Donostia es preciosa. Soy un enamorado de esta ciudad, que tiene muchas cosas buenas y malas. Pero es que hasta las malas tienen su encanto por ser tan ñoñostiarras. Yo intento retratarla como la siento, a veces gris, a veces azul”.

Un estilo que se adapta mejor a la dureza de las zonas más alejadas del centro. “Me pone más retratar esa aspereza de la que me hablas pero a la gente por lo general le resulta más agradable ver fotos más “bonitas”. Para mí es igual de bonita La Concha que, pero seguramente me pueda transmitir más lo segundo”.

Silikonay: Fuego Urbano

La banda vasca se acerca por primera vez a Donostia para enseñar la rabia de su segundo disco “Piztu Sua”

Con mayor poso rockero que en su debut y con idéntico acierto a la hora de juntar parranda y denuncia punk, el quinteto “alavés” Silikonay se acercan a la FNAC de la capital guipuzcoana para presentar su nuevo CD “Piztu Sua”, editado en la discográfica hondarribitarra Hirusta Records.

Y le ponemos las comillas a la provincia vasca más extensa porque entre los miembros de Silikonay hay dos guipuzcoanos, dos vizcaínos y un vitoriano, habiendo parado en el pequeño pueblo de Zurbano, en plena llanada alavesa, para los ensayos de sus rabiosas canciones. ”En este local ensayaban Txema y Jokin (los guitarristas del grupo, que se completa con la voz de Arango, la batería de) con sus grupos anteriores Ziur? y Kaos Etíliko. Luego la suerte ha querido que sea más o menos el centro geográfico para los cinco”.

Con una demo inicial que llegó a vender mil copias en una bien organizada red de tabernas, los chicos del nombre de las mil acepciones (“pretendemos hacer un juego de palabras y que cada cual lo interprete a su manera. Puede venir del inglés “Silicon eye”, del euskara “isilik egon hadi”, o incluso en castellano “silicona hay”) se colaron con fuerza en el certamen maquetero de la emisora pública vasca que más atención le presta al rock potente y metalero, llamando la atención de la hasta ahora dulce discográfica Hirusta Records.

Tras un satisfactorio primer disco denominado “Gorrotoaren Indarra” llega ahora de la mano de idéntica empresa el álbum “Piztu Sua”. El aumento de popularidad y su predisposición a subirse a un tablado (han dado más de 80 conciertos) no les ha planteado ningún problema a la hora de renovar contrato.

“Cuándo acudimos a Hirusta nos atendieron bien y como mostraron interés por nosotros decidimos firmar con ellos. La mayoría de nosotros llevamos varios años en el mundo de la música, y sabemos que está lleno de buitres. Y como no nos han defraudado, hemos decidido publicar “Piztu Sua” también con ellos”.

El Inquilino Comunista: Fresco regreso

El Inquilino Comunista: Fresco regreso

Intérpretes: Krell, Fairlight, El Inquilino Comunista, DJ El Nota. Día: 22/12/2007. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Asistencia: unas 350 personas.

Nostalgia juvenil la que se respiraba en el ambiente de la cita donostiarra de El Inquilino Comunista la noche del pasado sábado. Una banda que encabezó el pop ruidista patrio de los primeros años 90 del siglo pasado y ahora vuelve a los escenarios de forma escalonada y selecta. Su cita fue bastante completa en compañía, con 2 grupos locales y un DJ flanqueando el cartel.

La furia la desataron los chicos de Krell. Teclados oscuros, guitarrazos potentes (aunque algo bajos de volumen) y un cantante estiloso que hicieron las delicias de los amantes de la música electrónica más rabiosa y fiera. Front 242, Bauhaus, Nine Inch Nails y Joy Division encabezan la lista de amores de los ejecutantes, quienes desplegaron en 45 minutos su repertorio más impactante siempre con el inglés como idioma expresivo.

Lengua que también emplean los miembros de Fairlight, quienes se vieron lastrados por la rabia de la banda inicial. Juguetones hasta la sicodelia, su electrónica de amplias miras tuvo sobre el escenario de Gasteszena muchos momentos elegantes. Animosos y entregados, se merecen otra visita en escenarios más acogedores. Y sin nombres a posteriori que aumenten el nerviosismo de los asistentes.

Porque el regreso de El Inquilino Comunista a Guipúzcoa fue inicialmente extraño. No es habitual ver un revival de una banda en la que sus miembros no llegan a las 40 primaveras. Ni es común pensar que eres un abuelete deseando escuchar canciones de hace apenas diez años. Pero superada la impresión inicial y olvidada la melancolía, el cuarteto getxotarra encandiló y se divirtió con lo único que no pasa de moda: sus canciones.

Puede que aquella etiqueta noise-pop que encabezaron no haya sabido envejecer, o que ahora estemos a otros cuentos, pero es innegable que pocas formaciones mezclaron (y mezclan. Los temas nuevos no desmerecen) las guitarras distorsionadas y las melodías vocales como El Inquilino. Sobre todo si seleccionan para sus conciertos lo más inmediato y directo de su discografía.

Con un bajista que no dudaba en tirarse al público o subirse a los altavoces y un batería que colaba guiños a su nueva formación (de nombre Standard) con sus golpeos entrecortados, la banda vizcaína se presentó como vigente heredera de los postulados de formaciones como Pavement, The Pixies o Sonic Youth.

Y esa es la mayor virtud de esta reunión pública: Interpretar su pasado y colocarlo en el presente, haciendo que las emociones sentidas sean actuales, sin apoyarse demasiado en un tiempo en el que nuestra barriga era inexistente y nuestro pelo frondoso. El Inquilino sigue a lo suyo, emocionando con unas canciones que muchos disfrutaron en la cita donostiarra.

El pinchadiscos local El Nota cerraba la velada, y consiguió enganchar a los viejos rockeros presentes con esa elegante selección que suele abrillantar los sonidos de muchos clubs de baile locales.

Petti, Gose: Nueva cocina vasca

Interpretes: Petti, Gose. Lugar: Sala Gazteszena (Donostia). Día: 20/12/2007. Asistencia: unas 150 personas.

En este país de fogones musicales, la cocina de la propuesta foral Gaztemaniak! se caracteriza por ofertas suculentas a precios económicos. La víspera del día de Santo Tomás los organizadores fueron fieles a sus tradiciones y ofrecieron un menú euskaldun, con las actuaciones de Petti y Gose cerrando la programación del 2007. Lástima que la gente estuviera planchando sus txapelas y pensando en los talos de la Consti, porque 150 personas son pocas para la rica enplatada vasca que allí disfrutamos.

La cosa empezó potente, clásica, con toda la carne en el asador. Nada de figuritas en mitad de un plato inmenso ni nombres cuya duración es superior al tiempo de ingesta. Tradicional en el sentido más norteamericano del término, el beratarra Petti pasea ahora en formato cuarteto las composiciones de su último CD, “On”.

No vamos a descubrir ahora su impresionante voz, ni la herencia Mark Lanegan, ni sus amores por Tom Waits y los blues rotos. Pero en algún momento del concierto hubo pequeños bajones de empaque. Aunque fueron pocos y no son para nada achacables a la perfecta formación que le acompaña, nuestro viejo paladar se acordó de su propuesta acústica, donde con sólo una guitarra consigue hipnotizarte y electrizar hasta los pelos de las pantorrillas. Superado el trance y soltada la melena, la segunda parte de su propuesta se mostró enérgica en calidad y rasgados, saciando las ganas rockeras de los allí presentes.

Con el estomago ya bien llenito, tocó la hora de recrearse con el segundo de los platos de la noche, a cargo Gose. Presentados como una mezcla entre la modernidad digital y el poso de la trikitixa, lo suyo es de lounge cafetero y discoteca de eusko label y piercing.

Apoyados en un completo sistema de pantallas y con una imagen sobre el escenario tan cuidada como certera, el trío vasco empezó pausado, con temas que para unos eran familia directa de Gotan Project y para otros tenían un puntito vaporoso, como de banda sonora de la película Amelié. Su aportación a la película “Eutsi!” es un claro ejemplo de esta fórmula.

La cosa se fue poniendo pizpireta y en acordeón duatónico comenzó a correr más rápido, haciendo de Gose una propuesta que recupera los bríos de los ya asentados (A Joseba Tapia seguro que se le cayó una lagrimilla de felicidad al escucharlos por primera vez) para rejuvenecerlos a golpe de guitarrazos, batería digitales y voces sugerentes.

Al final, el menú musical que tenía una pinta ciertamente extraña gustó a unos y otros. Será que las inquietudes musicales no entienden de nombres afamados sino que gustan de centrarse en ofertas novedosas, cada una en su estilo, para los tiempos sonoros que nos están tocando vivir.