Intérpretes: Bugge Wesseltoft (piano, electrónica, voz). Día: 26 julio 2008. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Asistencia: unas 600 personas
Ya vendrán las voces oficiales a hacer valoraciones, pero en este Jazzaldia ha habido muchas cosas destacables, y la mayoría para bien. Puristas, paseantes, rupturistas y niños bien tendrán sus quinielas particulares. Y en muchas de ellas aparecerá, de forma más o menos destacada, la última de las actuaciones de Bugge Wesseltoft.
Lo de última lo apuntamos porque la de este año no era la primera visita del noruego a nuestro certamen musical. Los promotores habían colocado su actuación a una hora peligrosa, las dos de la mañana de la noche de actuaciones sin fin. Poco importó. El hombre de apellido imposible volvió a deslumbrar a los presentes.
Con la compañía de un piano y demostrando que los aparatos electrónicos que viajaban con él son muy aprovechables sin tener que sonar fríos, el señor Bugge Wesseltoft ofreció un concierto acongojante (por no decir otra cosa) que dejó a la gente soldada a sus asientos.
Nos sigue pareciendo mentira cómo un creador puede llegar a emocionar con tanta sencillez y poca compañía. Cómo la belleza de la música clásica puede asomar el hocico en un concierto que el compositor denomina “New Conception of Jazz” y otros más animados titularán “música romántica de nuevo cuño y espectro universal”. Porque es impresionante la habilidad del autor a la hora de crear y transmitir bellas sensaciones.
Solapando capas sobre capas creadas en el instante, Wesseltoft dibujaba con las teclas del piano unos contrapuntos perfectos a los evocadores pasajes digitales que iba construyendo con elegancia. Tapando manualmente las teclas blancas y negras que iba pulsando para luego introducirlas en un bucle infinito. La técnica explotaba en un río de sensaciones placenteras, muchas de ellas de inspiración tristona.
Terrible, abrupto y descorazonador fue el final de una obra sonora que dejó al borde del abismo emocional a los espectadores que nos pasamos por el teatro. Muchos deseamos que aquel momento, aquella catarata de emociones, no hubiera acabado jamás.
Alucinado. Algo aturdido por lo allí visto y escuchado. Casi mudo. Sonriendo por dentro. Las pocas palabras que nos salían de la boca eran para compartir con los demás la alegría interna. Viendo que hay futuro en esto que llaman música. Lo del pasado jueves en el Teatro Victoria Eugenia fue algo realmente impresionante.
Maceo Parker es un hombre inquieto. Se le ve en los andares escénicos, en sus sonrisas, en sus gritos aprendidos tras años de comandar la banda de James Brown. Tras colaborar con todo bicho viviente en el funk, pop y rock más convencional, ahora le ha dado por construir con la WDR Big Band Orquesta el CD “Roots’n’Grooves”, un sentido homenaje aperturista a las grandes canciones del desaparecido Ray Charles.
Con los mitos entrados en años siempre ocurre lo mismo. Los incondicionales alucinan con la sola aparición del nombrado. Los que le siguieron durante una época concreta (y algo lejana) de su vida personal brincan de emoción cuando suenan sus composiciones preferidas. Y los que se dejan caer por la sala colocan en sus comentarios las frases más malsonantes.
Después de 44 bolos en el 2007 y un paseo por el reluciente estudio Mikestudio de Bera, el quinteto de músicos de relumbrón arropados bajo el nombre de LosDelGas se prepara para el primer lanzamiento discográfico por todo lo alto. Se llama “Alerta Naranja” y lo edita la multinacional Warner a mediados de este mes.
Tras la visita de la israelí Noa y como prefacio de la del vigoroso violinista Alasdair Fraser y su partenaire musical Natalia Haas, el ciclo “Mundua Tolosan” traía a la antigua capital de Guipúzcoa las tranquilizadoras armonías del artista turco Omar Faruk Tekbilek. Presentaba “The Tree of Patience”, el último de sus trabajos discográficos, y acabó la intachable velada con un bis doble y todo el mundo aplaudiendo de pie.
Me imagino a las hermanas Casady, las jefas de Cocorosie, mordiéndose las uñas porque ninguno de esos festivales modernos (All Tomorrow Parties, por ejemplo) les ha regalado uno de sus días para que programen a su gusto.¡A quién y a ellas, las más siderales de la nueva escena folk!