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Categoría: Reportajes

Jazzaldia 2017: Un arranque con carisma

Las particularidades del calendario gregoriano, junto con las selección de días por la organización y las fechas libres de las giras internacionales de los nombres potentes, ha hecho que este Jazzaldia pinte fantástico hasta en cuestiones laborales. Con una fiesta inicial que arrancaba en viernes tarde, un puente el lunes – para algunos- y fiesta el martes, el equilibrismo fiestero pocas veces estuvo mejor dispuesto.

Mientras el Escenario Skoda daba sus últimos toques en Alderdi Eder para el tute que va a tener estos días, dirigimos nuestros pasos hacia el escenario Nauticool. El DJ Mute All, con 30 años de experiencia pinchando – ni los antiguos “practicantes” poniendo inyecciones, señores- ejercía labores de calentamiento del alma y las piernas. Una especie de rodillo previo a la gran etapa del tour sonoro que nos esperaba. A su vera un paseo despistado de gente, aún más atraída por las vistas que por los sonidos. Seguro que el partido fue mejorando con el paso de los minutos. La música que allí sonaba bien lo merecía.

Lejos de intentar adivinar temas con la aplicación Shazam del móvil, los sonidos “nu jazz” (estilo que mezcla elementos jazzísticos con funk, soul o música electrónica) invitaban a dejarse llevar. A quienes nos cuesta desconectar la cita se antojó fantástica. Y sin “pintxopotes” que pudieran minimizar el acto musical en sí.

La posterior entrada de un nuevo jugador en idéntico emplazamiento, el bilbaíno Parrucho, subió las revoluciones de la tarde. Puro “groove” (término empleado para describir el tipo de música que incita al baile) con buenos guiños a La Fania que nos preparó cual masajista para la fiesta que nos esperaba en la Playa de Zurriola. El conocido como “Jazz Band Ball”, foco principal del día.

La zona estaba que ni Primark el día que reponen las famosas tacitas. Un cuarto de hora antes de empezar ya no quedaba una silla libre en la zona del Escenario Frigo. Un ambiente familiar, desde niños a abuelos, expectantes todos ante el estreno del Jazzaldia. Hasta hubo una división de opiniones entre dos grupos de personas por un “quítame allá esas siete sillas que he ocupado para gente que va a venir en un rato”. Se mascó la tragedia, aunque al final no llegó la sangre al río.

Jazzaldia 2017: ampliando la fiesta gratuita.

El certamen inaugura nuevos escenarios en la capital y extiende su oferta a Orio y Villabona.

Que el Jazzaldia es una muestra “salsera” lo vemos cada año en su menú musical, un firme paseo entre lo asentado y lo rupturista. Una apuesta que también se refleja en unos eventos gratuitos que este año alcanzan una cantidad realmente reseñable: 65 conciertos y 12 sesiones de DJs. A repartirse entre emplazamientos conocidos y otros nuevos que irrumpen en la lista oficial.

La mayor apuesta novedosa de este Jazzaldia “de balde” se llevará a cabo en los jardines de Alderdi Eder, frente al Ayuntamiento de la ciudad. Sede habitual de cañonazos festivos y tamborradas infantiles, la explanada del Consistorio recupera su antiguo esplendor jazzero con ese Espacio Skoda colocado de espaldas al mar. Una localización que ya jugó un papel importante en la reactivación del festival allá por los años 90, con las actuaciones de los Blues Brothers y John Mayall.

La propuesta para esta edición es bien atractiva. A partir de mañana se podrá disfrutar del refrescante Ray Gelato, el clasicismo de Donny McCaslin, las festivas versiones de Lucky Chops y la pegada hip-hop de Sir The Baptist, autor que esta noche cerrará el escenario Heineken de la playa.

Para rematar el cartel la organización recluta a dos de las bandas donostiarras con mayor proyección (Luma, Grande Days), presentando además la única actuación nacional de la británica Anna Meredith. Su disco “Warmints” es un maravilloso compendio de música electrónica e instrumentos orquestales con gusto por la concreción pop. Los comentarios más efusivos de internet hablan de sus similitudes con The New Pornographers, con frases tipo “Young Marble Giants meets Nirvana”. Casi nada. Huele a delicatessen oculta del festival.

Pero no todo el ágape se desarrolla en los jardines de palacio. En la zona de Sagüés se instalará un nuevo espacio en el que actuarán los inquebrantables Sky Beats (hoy y mañana) y una suerte de “hall of fame” local (con JM Dorronsoro y Mikel Makala, entre otros) que homenajeará a Dizzy Gillespie el 24 de julio.
Este año el Jazzaldia se expande a Villabona (22 de julio) y Orio (23 de julio). Poblaciones que disfrutarán de la actuación “El Quinteto de Deborah Carter: 100 años del nacimiento de Ella Fitzgerald”, donde la excelente vocalista – y profesora de Musikene- recordará el repertorio de la que se conoce como Gran Dama de la Canción.

Nuestro paseo de primicias finaliza el 24 de julio en la terraza de La Perla, en la playa de La Concha. Allí el barítono Kevin Mahogany y la Hervé Sellin Quartet seguirán mostrándose como paladín para recién llegados -por algo repiten en Txikijazz, las actividades que el Jazzaldia ofrece para los más pequeños- y resto de amantes de las estructuras menos turbadoras.

Jazzaldia 2017: la fiesta del calzado cómodo

Tras un prólogo de película, el festival arranca con su tradicional fiesta Jazz Band Ball plena de atractivo y diversidad

Seremos altos o bajos. Modernos o de jersey al hombro. Rubios o morenos, de costa o interior. Jóvenes o con aspiraciones de entrar aún en una talla M. Pero a todos nos gusta una parranda más que comer con los dedos. Por eso en nuestra agenda anual aparece, con un círculo como los que dejan las bebidas al apoyarse en los posavasos, el guateque con el que el Jazzaldia donostiarra suele arrancar su programación sonora en la playa Zurriola.

Muchos de los presentes no querrán perderse uno de los platos fuertes de la tarde, cuando no de todo el festival: la actuación de The Pretenders. La formación capitaneada por Chrissie Hynde siempre ha sido un dechado de elegancia pop y aciertos New Wave. Por eso se le da espacio propio en este suplemento.

En el mismo Escenario Heineken, el principal de esta zona festiva, actuará hoy “Sir The Baptist” – seudónimo del cantante William James Stokes- , quien parece haberse contagiado de los pases del Zinemaldia actuando hasta en tres ubicaciones distintas durante estos días.

Arribado en una formación de cuarteto y claramente dirigido al espectro más juvenil de la audiencia, las melodías de espabilado hijo de un pastor baptista -eran 22 churumbeles en casa, ustedes me dirán- parten del Gospel para acabar en territorios más actuales. Su primer disco “Saint or Sinner” aún tiene los plásticos calientes (se publicó en mayo de este año), y es una fiesta de hip-hop y “R´n´B” moderno y protestón, lleno de misiles de carga social.

Otra perla de esta celebración sin ticket de entrada será la que ofrezca Uri Cane y su trío en el Espacio Frigo. Poco que añadir de Caine, quien ya la lió parda en este certamen con aquellas siete propuestas diferentes que componían la integral de su obra. Que si solo, que con DJs, que con el Coro Easo… Ahora viene más comedido pero igual de excelso a presentarnos “Calibrated Thickness”, su última obra. Atentos los fans del CD “Blue Wail”, que éste trae 15 cortes agresivos y explosivos.

Y para entusiasmos, los del ya conocido Ray Gelato y sus The Enforcers, banda italoestadounidense que ha encandilado a los presentes cada vez que ha actuado en el Jazzaldia. Tan marchosos como elegantes, el saxofonista Ray y sus colegas ofrecerán un show con toda la energía del mejor jazz clásico y ese toque “entertainer” tan agradecido en estas reuniones a cielo abierto.

Seguimos en el mundo saxofonista con el versatil tenor Houston Person, quien acude a la fiesta con su proyecto “Houston Person Quartet featuring Dena DeRose”. DeRose es, por si no la conocen, una excelente cantante y pianista que comparte giras con Person los últimos años. Juntos ofrecerán uno de los más puristas acercamientos a los clásicos en este festejo inicial. La cita donostiarra del cuarteto promete también soul y swing, para disfrute de acólitos y paracaidistas, quienes también podrán degustar el toque estándar del estadounidense Kevin Mahogany – amante del jazz moderno, blues y baladas- y la Hervé Sellin Quartet en el Escenario Coca Cola.

Y de Norteamérica pegamos un salto hasta África, cuna de estas tonadas etiquetadas como “música negra”. En aquella “masa madre” sonora se encuentra la música “taarab” de Zanzíbar, presente en esta celebración de la mano de la agrupación Rajab Suleiman & Kithara. Bien rodeados de instrumentos con nombres tan extraños como atractivos (dunbak, kidumbak, qanun, rika), los africanos completarán sus percusivas composiciones con las sugerentes melodías de Saada Nassor, una auténtica diva de este estilo.

Y también de la cuna de la humanidad, pero formada en parte en Donostia, llega esa populosa formación llamada Gabacho Maroc que ya se ha paseado por más de cien festivales musicales del mundo con su fiesta de ritmos jazzeros y árabes. En el Jazzaldia presentarán, en un único pase, su álbum “Tawassol” (traducible como “Conexión”, la que los autores afirman tener con los espectadores). Un trabajo que homenajea a Marruecos y que se publicará a finales de este año.

No queremos ni debemos olvidar otros satélites de este primer día: Sky Beats haciendo de las suyas en el nuevo escenario de Sagües, Sara Mansilla (cantora folk-blues seleccionada en la residencia artística de Kutxa Kultur) actuando en la carpa FNAC. Y la zona de Nauticool del puerto de la ciudad, que volverá a reunir a los amantes de la música pinchada. En su oferta de hoy sobresale Miqui Puig, uno de los iconos de la música pop actual y campeón mundial en eso de comunicar, agitar y mezclar con estilo. Bienvenidos a la fiesta del calzado cómodo.

Andoaingo Jaialdia 2017: una celebración rockera

El festival guipuzcoano celebra su décimo aniversario con una fiesta en la que destacan The Bevis Frond y Ebbot Lundberg.

Parece que fue ayer cuando la Nafarroa Plaza de Andoain acogía lo que sus carteles definían como “una gran noche de rock”. En aquella primera edición se podía encontrar una muestra de todo lo que vendría después, esa mezcla de aciertos locales, pelotazos nacionales y bandas de gran fama internacional: The Maharajas, The Dirtbombs o Lisabo inauguraban el evento.

El resto de años entre aquel y este que nos toca vivir volvieron a unir estrellas foráneas (The Chesterfield Kings, Roy Loney, The Pretty Things, The Undertones, The Bellrays) con lo mejorcito de nuestra casa (Lie Detectors, The Lookers, Jupiter Jon). Y todo por la patilla, gracias al Ayuntamiento de Andoain y el resto de colaboradores.

Para este año, y por el mismo precio, Andoaingo Jaialdia se trae a unos suecos que adoran a Los Pekenikes y bandas que han colaborado con miembros de New Order, en un cartel que arranca a las 18:00 horas y se extiende hasta primera hora de la madrugada.

La jornada del sábado arranca con Belarminak. El cuarteto presenta su álbum “Haztearen izerdia”, un trabajo que encabrita las calmadas melodías con las que les conocimos. Tras ellos llegará el grupo Peralta y su veneración por el legado del rock clásico americano, el power pop y el folk.

La leyenda rockera australiana Penny Ikinger tomará el escenario andoaindarra poco antes de las ocho de la tarde. La dama se ubica en algún punto entre las “femmes fatales” del pop y la rabia de los sonidos distorsionados. El ahora sexteto francés The Limiñanas arribará después con un marcado aire sicodélico que ha ido suavizándose con elegancia. En “Malamore”, su última publicación, colaboran Pascal Comelade y Peter Hook (New Order), y sus canciones las remezcla Andy Weatherall. Casi nada.

The Bevis Frond es uno de lo nombres potentes de la noche. El histórico compositor inglés Nick Saloman lleva más de veinte discos en la maleta. En todos ellos este sexagenario borda melodías que le sitúan entre Jimmy Hendrix y el sonido de la costa oeste norteamericana, pero con ese toque británico tan característico en estas lides creativas.

Y como cierre de la jornada llegan Ebbot Lundberg & The Indigo Children. El que fuera miembro de bandas tan importantes como Union Carbide Productions y The Soundtrack Of Our Lives regresa a Euskadi para presentar “For The Ages To Come”, un delicioso CD folk-rock de amplias miras. Como curiosidad, el disco cuenta con una versión de Los Pekenikes, “Cerca de las Estrellas”. Su actuación será un más que digno cierre para esta edición de la arraigada fiesta guitarrera de la que se puede volver en bus de línea ( TSST -“los verdes”- cuenta con servicios nocturnos para viajar entre Tolosa y Donostia cada media hora).

Adrián Costa & The Criers: festivos chillidos

Claro que les suena el nombre del protagonista. Es el Costa que encabezaba, con Marcos Coll, aquellos Reyes del K.O. que sacaban sus discos en la casa guipuzcoana Gaztelupeko Ahotsak, empresa que les traía de paseo por nuestra tierra año sí año también para airear sus tonos de marcado sentimiento “blues”.

Un estilo que Adrián ha cultivado desde niño en su Compostela natal, y que le ha servido para enriquecerse -culturalmente, lo otro ya sabemos que es bastante más complicado- y jugar con los estilos y los lugares de residencia (España, Alemania, Estados Unidos). Ejemplarizando en sus huesos aquella romántica imagen del bluesman errante.

El autor llega ahora a Donostia con sus The Criers (Luca Frasca -teclado-, Pablo Perez -guitarra-, Pablo Rodas -bajo- y Coke Santos -batería-), banda que consigue dar una vuelta de tuerca al sonido de los 60’s y recrearse en unas influencias que recogen las ideas que no encajan dentro del repertorio de una Blues Band al uso. Desde el sonido de Nueva Orleans hasta los primeros The Kinks, sin olvidar el toque latino, en una formación en la que todos pillan el micro (de ahí el nombre del combo, “los chillones”) y donde se mezclan añejos equipos de válvulas con sintetizadores. Los teclados abundan en el CD “Sexervice” (2016). Hammonds, Fender Rhodes y Wurtlizters reclaman su espacio en un álbum hecho para el goce en directo.

La noche se arropa con formaciones locales bien conocidas. Poco nuevo se puede aportar sobre Latitud 43, el trío formado por Rubén Martín (batería) y los hermanos Abalos: Dani (guitarra) y Pedro (bajo y voz). Su rock en castellano sigue aderezado de reminiscencias folk y countries. El cartel se cierra con la actuación de Noa Voll Damm & The Hell Drinkers. Un grupo spin-off de los pateados Sky Beats y Les Fous que ahora adaptan canciones blues y soul bajo cerveceras etiquetas.

Y para acabar de completar el día, Adrián Costa ofrecerá una masterclass o clase magistral sobre sus creatividades en el mismo Centro Cultural de Intxaurrondo. Será la misma tarde del concierto, y costará diez euros. El Twanguero fue el encargado de inaugurar este ciclo de encuentros que ahora continúa con Costa y donde artistas reconocidos del panorama musical relatan sus experiencias, explicando cómo ha ido evolucionando su estilo a lo largo de su carrera. Aprovechen la cita con el gallego para preguntarle por su disco con la Adrian Costa Blues Band. un trabajo grabado casi en directo y en el que recupera sus amores por el estilo que le ha acompañado durante toda su vida.

Julie Doiron canta en Español volumen II

A la gente inquieta le sobran todas las costuras. Julie Doiron, la artista canadiense cuyo vuelo en solitario se ha caracterizado por la libertad a la hora de ir jugando con suavidades y enfados creativos, es una de las voces más queridas y respetadas del “indie” contemporáneo. A medio camino entre el folk de dormitorio y las aristas del rock, Doiron se lanza ahora al castellano con este “Julie Doiron canta en Español volumen II”, la continuación numérica de un single de edición limitada publicado hace dos años.

Y en esta suerte de Jonathan Richman de alcoba, como un guiño a aquellos vinilos en los que destacados artistas anglosajones se atrevían a presentar su repertorio en un español más o menos chapurreado, la norteamericana registra siete muestras de su catálogo anglosajón regrabadas para la ocasión y adaptadas a nuestro idioma por Jesús Llorente, a la sazón editor de las mismas en su sello Acuarela Discos. Parece que a la de Montreal le ha gustado el experimento, del que se anuncia la grabación de una tercera parte en breve.

La compositora aprovecha su visita al festival Primavera Sound para sumar otras doce fechas a la gira nacional. En Donostia actuará mañana en la Cripta de Convent Garden, el espacio cultural/hotelero situado en la calle Easo de la capital guipuzcoana. El concierto lo abre Nerea Serrano, cantante de la banda valenciana The Seafood Special, una compañía muy adecuada para crear una noche de intensidades emocionales y suaves firmezas.

Kutxa Kultur Festibala: Al nivel del mar y con entrada gratuita

Atento a la ciudad que lo alberga y cobija, el Kutxa Kultur Festibala siempre deja un espacio de su extenso cartel para esos conciertos al nivel del mar, sin tener que subirse a la montaña. Actos que se celebran a una hora más diurna y con entrada gratuíta. Este año la rama “urbanita” del programa “OFF-Festival” cuenta con dos citas. La segunda de ellas une en común armonía a Ann Leux y Charlie Atkey, dos de los grupos seleccionados por la propuesta musiquera “Kutxa Kultur Zirkuitua”.

La cita con este dúo será entre las 14 y las 16 horas, en Convent Garden. No es una errata, Convent con N. No es el barrio de Londres, es una terraza del Gastropub situado sobre el antiguo convento-iglesia de la Compañía de María (Calle Easo, Donostia). Un edificio ahora empleado para usos hosteleros: Es un Albergue, o “hostel” como lo llaman ahora.

El aforo de este evento íntimo está limitado a 50 personas, y no está de más que si tienen interés en acudir se pongan en contacto con los organizadores en las redes sociales, el método más rápido para saber si hay reservas, plazas libres, retrasos o cambios de última hora en este “concierto petit comité” con picoteos, bebidas y dulces y conmovedoras músicas de fondo.

Y “Petit” en público objetivo, pero gigante en concepto y ejecución es la otra parada de estas actuaciones gratuitas: Petit Pop, insigne banda asturiana, aterriza por fin en la ciudad para encandilar a niños y padres de herencia popera. ¿Acaso no es universal el “No Nos Gustan Los Lunes“ con el que titularon su segundo CD?

Quienes gustasen del pop independiente nacional de los años 90 verán que sus filas se nutren de señoritas y señoritos que formaban parte de grupos tan refrescantes como Nosotrash, Pauline en La Playa o Penelope Trip. Músicos que ahora se hacen llamar Mar, Señor Gafotas, Niña Pirata y Lara (Gonzalez, teclista y persona que responde a la entrevista).”No nos retires tan pronto, Nosoträsh, Pauline en la Playa y La Villana son propuestas que siguen activas y funcionando. Nos gusta decir que Petit Pop no es un proyecto, es un resultado. Con 20 años hablábamos de lo que nos pasaba con esa edad y ahora seguimos haciéndolo. Aunque, por suerte, no seguimos hablando de lo mismo”.

Su nueva fórmula no conoce límites (de edad). Lara nos confirma que la etiqueta “música pop/molona para toda la familia” que encabeza su web se confirma en todas y cada una de sus actuaciones. ”En los conciertos no nos queda nada claro si los mayores traen a los peques o es al revés. Se nota muchísimo en los estribillos coreados por voces sospechosamente graves. Por otro lado, muchos de esos adultos llevan años viniendo a nuestros conciertos; ahora siguen haciéndolo pero con sus peques”. Señal de que la música, bastante maltratada en este campo infantil, merece muy mucho la pena.

Menores y mayores suelen agotar las tiradas de sus discos. Van por el cuarto, lo que dificulta la selección de canciones. “Nuestros conciertos son interactivos. Procuramos pasarlo bien y eso se nota”. Los pequeños son, como ya sabíamos, los mejores jueces.”Entre ellos no hay postureo. Son muy sinceros. A ellos les da igual si lo que están viendo está de moda o que queda bien: si no les gusta, se van. Y sus familias con ellos”.

Kutxa Kultur Festibala: El festival global en el que manda lo local

Uno se siente un conquistador a primera hora en el Kutxa Kultur. No hablo de Lorenzo Lamas, me refiero a Sir Edmund Hillary. Mira a la derecha, mira a la izquierda, y se ve solo en estos primeros autobuses gratuitos que nos suben desde la ciudad al monte Igeldo. Hay siete personas en nuestro trayecto. Una de ellas, Ane González, tiene claras sus prioridades. “Vengo sobre todo a Berri Txarrak”. Es una alegría que los dos grupos con más tirón sean de aquí. A saber, los mencionados “Malas noticias” y, ya mañana, Belako.

Pero volvamos a lo que nos sube al lugar, un servicio lanzadera que funciona de rechupete. La frecuencia es de seis minutos a esta hora, y dos o tres al cierre del día. Recuerden que el Funicular queda para uso exclusivo del público que acude a la zona del Parque que no ocupa el festival.

La calma de esta primera hora permite observar el emplazamiento con calma. La colocación de los elementos no ha sufrido grandes cambios. La zona de gastronomía ha ampliado sus puestos. Hay cosas para veganos y para sus antagonistas: Sushi, comida vegetariana, hamburguesas, talos, empanada argentina, kebab. A su vera puestos de merchandising oficial, tiendas de ropa ecológica, y hasta un txoko de realidad virtual. También vino y un stand de aceite que vende macarrones y hamburguesas para quien quiera degustarlos.

Nos adentramos en el parque. Parece que la gratuidad de las atracciones no anima a la gente a correr como locos a los autos de choque (¿Sabían que en Latinoamérica se llaman “autos chocones”? No me digan que no es maravilloso), el laberinto, las barcas, el kosmikar y la caseta de pesca. Tan solo la mítica Montaña Suiza tuvo tirón desde primera hora.

Nos acercamos a cargar nuestra pulsera “cashless”, el nuevo pasito (eso dicen) en la sostenibilidad de estos eventos. La pulsera es el único modo de pago en el Kutxa Kultur. Los más espabilados (muchos de ellos nacidos este siglo) ya han hecho sus deberes desde casa. Nosotros probamos el sistema físico, al cual no le vemos fisuras. Se cobra rápido, y se paga más rápido aún. Solo una pega, menor, que el tiempo nos curará: Hay que llevar el dinero en el bolsillo para cargar la tarjeta que te va a permitir no usar dinero en el festival.

Al uso sostenible le intuímos otro de mejora del manejo interno del parné. Además del riesgo de no gestionar de manera adecuada nuestro saldo a última hora de la noche. Pero eso ya es cosa del usuario, no del promotor de la idea. Los que lo utilizaron en otros festivales hablan maravillas de su comodidad. Sobre los precios que divague otro sabio (cervezas 4 euros, agua 2,50).

Subimos hacia los escenarios de la zona superior. Los clientes del hotel otean los conciertos desde la piscina del hotel, elevada sobre nuestras cabezas. El antiguo escenario Red Bull ha desaparecido para felicidad de ejecutantes, espectadores y pena de fisioterapeutas que arreglaban las lesiones de cuello por tener que mirar tan alto. En su lugar han montado un tablado que acabó acogiendo los conciertos más populosos del Escenario Pato.

Con el paso de las horas la zona se fue animando, cogiendo color y usos festivaleros: saludar a conocidos, brindar con colegas, sacar fotos del maravilloso atardecer desde esta especial atalaya para luego colgarlas en las redes sociales, ver conciertos a lo Spotify (escuchar un tema dos minutos e irse a otro). Esas cosas están implícitas en todos los eventos de este tipo en la actualidad. Está asimilado, integrado, es parte del ADN. Otra parte, y eso nos distingue, es ofrecer actuaciones fuera de toda crítica. Una variable excelente en lo local (Luma, Ane Leux, Señores), lo cercano (Aries) y lo potente (Berri Txarrak).