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Mes: mayo 2017

Julie Doiron: Cuentos desde la cripta

Intérpretes: The Seafood Special, Julie Doiron. Lugar: Sala La Cripta (Donostia). Día: 27 de mayo. Asistencia: Unas 100 personas

Bello doblete el del sábado en La Cripta, la sala situada bajo la donostiarra iglesia San Martín Obispo (Reparadoras). Y algo de eso tuvo, reparador, la noche que arrancó con la actuación de Nerea Serrano, cantante de The Seafood Special. La valenciana sonó intensa en sus líricas, con músicas que caminaban entre Neil Young y Kristin Hersh.

Julie Doiron vino con el guitarrista C.L. McLaughlin, uno de sus socios en la banda Weird Lines, de quienes interpretaron la preciosa “Twin Summers”. Pero el gancho de la gira era “Julie Doiron canta en castellano”, un disco en el que la de Montreal se expresa – mejor que lo esperado- en el idioma en en que leen estas líneas. No había más que oírle entre temas, más suelta que Michael Robinson.

El dúo fue de lo abierto a lo concreto (“Me and my friend”), empezando con bellas ambientaciones sonoras para acabar con un par de temas de folk intachable: “Taylor” y “Snow falls in november”. Doiron sigue con ese aire inocente tan encantador, libre en su creatividad, afable en sus cantos, dotando de personalidad cada resoplido vocal. Y como suele suceder en sus visitas, salimos risueños y encantados del evento. Vuelve cuando quieras, Julie.

Shinova: Festival a cubierto

Intérpretes: Shinova. Lugar: Sala Kutxa Kultur Kluba (Donostia). Día: 26 de mayo. Asistencia: unas 100 personas

Comenzaba anoche de forma oficiosa la temporada de festivales con la visita de Shinova. La banda vizcaína presentó su último trabajo, “Volver”, ante una sala que disfrutó de la sesión de “spinning” musical. Porque estos herederos de Izal o los accidentados Supersubmarina abrillantan esa fórmula que abunda en los festivales peninsulares. A saber: todo épico, todo coreable, bien regado de invitaciones al baile, al salto, al aplauso y al coro. Sin descanso. Y cuando parece que empieza suave, llega el estribillo y todo lo levanta. No es una crítica, es una definición del estilo imperante en esas populosas citas.

En ninguna de ellas le podrán echar nada en cara a este quinteto de Berriz, cuyas letras son de las más concretas del ramo. Cantando a ratos cercanos al heavy de donde vienen o al modular de El Último De La Fila, los vascos congregaron a un centenar de personas que el año que viene bien pueden ser un par de miles. Y despidieron con confettis la cita, un mini festival que los presentes tomaron como pistoletazo veraniego.

Julie Doiron canta en Español volumen II

A la gente inquieta le sobran todas las costuras. Julie Doiron, la artista canadiense cuyo vuelo en solitario se ha caracterizado por la libertad a la hora de ir jugando con suavidades y enfados creativos, es una de las voces más queridas y respetadas del “indie” contemporáneo. A medio camino entre el folk de dormitorio y las aristas del rock, Doiron se lanza ahora al castellano con este “Julie Doiron canta en Español volumen II”, la continuación numérica de un single de edición limitada publicado hace dos años.

Y en esta suerte de Jonathan Richman de alcoba, como un guiño a aquellos vinilos en los que destacados artistas anglosajones se atrevían a presentar su repertorio en un español más o menos chapurreado, la norteamericana registra siete muestras de su catálogo anglosajón regrabadas para la ocasión y adaptadas a nuestro idioma por Jesús Llorente, a la sazón editor de las mismas en su sello Acuarela Discos. Parece que a la de Montreal le ha gustado el experimento, del que se anuncia la grabación de una tercera parte en breve.

La compositora aprovecha su visita al festival Primavera Sound para sumar otras doce fechas a la gira nacional. En Donostia actuará mañana en la Cripta de Convent Garden, el espacio cultural/hotelero situado en la calle Easo de la capital guipuzcoana. El concierto lo abre Nerea Serrano, cantante de la banda valenciana The Seafood Special, una compañía muy adecuada para crear una noche de intensidades emocionales y suaves firmezas.

Cápsula: mira y aprende

Intérpretes: Francisco Nogal, Sacco, Cápsula. Lugar: Casa de Cultura de Intxaurrondo (Donostia). Día: 7 de mayo. Asistencia: unas 200 personas.

La primera muesca de la invasión argentina de este fin de semana a nuestra cartelera musical se completó con el espectacularmente gozoso concierto del trío Cápsula. Una pareja sudamericana afincada desde hace tiempo en Bilbao que ha fichado a uno de los mejores baterías rockeros de la zona, el soberbio Ignacio Guantxe. Los tres juntos acaban de publicar “Santa Rosa”, trabajo con el que siguen paseándose por todo el mundo en conciertos lúgubres y otros más populosos abriendo para Pearl Jam.

En Donostia su fiesta acabó siendo un festival con 3 formaciones en la lista. Francisco Nogal se sacó de la manga un elegante set de cantautor rockero con dejes bonaerenses y un cierre que homenajeó a Neil Young. Los bidasotarras Sacco le pegaron fuerte y duro al rock de su región, esa denominación de origen tan distinguida que suele editar sus discos en Bidehuts. No son los más fieros de la manada, pero si de los más divertidos en escena.

Y llegó el trío calavera, la banda que mejor espectáculo ofrece sobre un escenario. Con el logo gigante a su espalda, colgando del techo y ocupando casi todo el telón trasero. Para que quede claro quienes son los maestros en esto del rock sucio, festivo, renegrido, potente y melódico. En la mezcla hubo Hendrix, Cramps, sicodelia y glam. Sin olvidar los recuerdos a Bowie y el repaso al “Ikusi eta ikasi” de Delirium Tremens. Y eso es lo que hay que hacer con estos cuatreros musicales. “Ver y aprender”, como decía el tema original. Sonará a clásico, pero si solo pueden ver un concierto este año, que sea el de esta banda.

Loquillo: Comunión total

Intérpretes: Loquillo (voz), Mario Cobo (guitarra), Josu García (guitarra), Igor Paskual (guitarra),
Alfonso Alcalá (bajo), Santi Comet (teclados), Lucas Albaladejo (teclado), Laurent Castagnet
(batería). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 5 de mayo 2017. Lleno, unas 1800 personas

¿Puede que el estar o ponerse de pie en un auditorio sea una medida como otra cualquiera de medir
la calidad de un concierto? Si aceptamos esta unidad de medida, lo de Loquillo sería algo similar a
entrar en el Olimpo. El Kursaal recibió en pie al héroe de la noche, y así estuvo buena parte del
tramo final del concierto de 110 minutos que este “donostiarra” -vive a 3 calles del auditorio-
ofreció en la ciudad a la que, según propias palabras, ha entregado su corazón.

En lo estrictamente musical allí hubo guitarras como para tocar ante el Papa. Todas fieras, todas a
juego con el sencillo e impactante set que la banda de José María Sanz Beltrán (nombre real del
Loco) se ha montado para esta gira que arranca con la fronteriza “Salud y rock and roll”, buen
resumen de lo que pudimos ver el pasado viernes.

Hay dos grandes bloques en su set. En el primero hay mucho tema “post-troglodita”, con esa pericia
digna de Raphael o Morrissey a la hora de mezclar declamaciones con sonidos en los que
predominan los medios tiempos. Y por otra parte está su vena más rockera, la que le hizo más
famoso, la que predomina en la segunda mitad del evento y la que se contagia a temas más actuales
como la acertada “El mundo que conocimos” o “A tono bravo”.

Además de todos los éxitos que usted y yo conocemos y que sonaron bien atemperados, hubo
rockabilly con “Voy de negro”, versiones (“No volveré a vivir”, de Johnny Hallyday). Sonó el “No
volveré a ser jóven” de Jaime Gil de Biedma, y brincamos con el beat y el soul de “Rusty”.
Loquillo se cascó un aclamado “Paselfie” (paseo entre el público para que se haga fotos con el autor
principal, quién posó gustoso para todos) y acabó despidiéndose de manera perfecta, sin bises,
mientras el “Heroes” de Bowie cerraba una gran velada. Quien el pasado viernes fuera con ganas de
derribar un templo se las vio y se las deseó ante la demostración de firmeza y chulería de este
catalán y su banda.

De tal palo…

Intérpretes: Andrea Amador (violoncelo), Jaime de Burgos (piano de cola y otros teclados), Jordi Vericat (Bajos) y Pau Donés (voz, guitarra y percusión). Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 3 mayo 2017. Asistencia: lleno, unas 1000 personas.

El público siempre es muy agradecido. La gente acude, siempre que puede y el sitio lo mejora, a ver al autor de esas canciones que escucha en el coche, en esos CDs que acompañan sus idas y venidas laborales. O quizás broten de esas emisoras que le hacen a uno rejuvenecer a golpe de dial, con tantas canciones de cuando éramos más jóvenes. La música está sufriendo una carga de melancolía que muchas veces ralla lo obsceno o enfermizo.

Nada de eso se le puede achacar al luchador Pau Donés. O lo que es lo mismo, el grupo Jarabe de Palo. Formación que recibió un buen palo cuando este cantante sufrió un cáncer de colon ya superado pero aún amenazante.“Claro que sé que esta expectación se debe a mi enfermedad”, dijo Pau el día de la presentación de la gira que ayer le trajo a Donostia. Bueno, puede ser.

Pero alguien que ahora se saca bajo la manga “50 Palos” (un libro, un disco y una gira de conciertos por España y América – 70 en total, ahí es nada-) que buscan celebrar su medio siglo de vida siempre merecerá un aplauso. Máxime cuando busca adaptarse al medio y huir del aplauso más sencillo que suele acarrear la mención a las graves penurias. No hay más que ver lo rápido que cambió de tema al explicar su canción “Humo”, compuesto cuando Pau andaba de quimioterapias.

Recuperando la idea de aquellos conciertos titulados “Conciertos a piano y voz”, Jarabe de Palo se completa ahora con violonchelos y contrabajos. Llevando a los escenarios las veintidós versiones acústicas – o cuando menos, más ligeras- de otros tantos temas propios. Enfoque que sirve para que su voz, algo ronca ayer, viaje más cómoda.

Los oyentes, siempre ávidos de cantar por lo bajini, pudieron así expresarse y escuchar las aportaciones de sus compañeros de fila o platea. En esta categoría destacaron la litúrgica “La Flaca”, “Déjame vivir” y “Depende”. No importó que los aficionados trastabillaran en ocasiones por estas nuevas formas. La cita fue una fiesta, no un examen de ingreso en O.T.

La banda le pintó esquinas blues de Nueva Orleans a “Bonito”. Hubo cosas electrónicas (“Qué bueno”), momentos cercanos al jazz latino (“Mamá”), algo de tensión sonora (“Te miro y tiemblo”) y mucha belleza sencilla, el mayor acierto de estas canciones: “Me gusta cómo eres”, “Hoy no soy yo”, “Grita”. Siempre con esa querencia por los juegos de palabras cercanas a la antítesis que han caracterizado las líricas de esta banda. Agradecido en sus guiños locales (sobre todo la dedicatoria al fallecido Patxi San Miguel), Pau y los suyos se retiraron tras 90 minutos de nuevas excursiones por sus temas de siempre.