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Categoría: Reportajes

Lurrazpiko Festa 2016: Maravilloso subsuelo

El festival “indie” donostiarra presenta su mejor y más diverso cartel hasta la fecha.

En el Lurrazpiko 2016 no hay una ranura por la que pueda colarse el aire. Solo algunos megaeventos “primaverales”, esos que cuentan sus asistentes por decenas de millar, pueden permitirse esta diversidad, calidad y acierto en la selección de las formaciones. Ese riesgo controlado, esa sorpresa que brota de la lista de formaciones, esa foto casi perfecta de por dónde se mueve el underground nacional.

Con la virtud de que los nombres grandes del cartel pueden variar si lo tuyo es el pop de guitarras, el rock embarrado, la distinción melódica, la parranda digital o ese hip hop que se estrena en el festival. Todo programado en salas donostiarras de pequeño y mediano aforo (Dabadaba y Gasteszena). Y a un precio más que asequible. Con el bono VIP de 50 euros accedes a todos los conciertos y -aquí está el guiño musical- te regalan 5 vinilos de la rama discográfica de los promotores (Ayo Silver). Normal que este año gentes de todas las provincias españolas hayan hecho un hueco en sus agendas vacacionales para visitar la Capital Cultural Europea con motivo de esta muestra musical independiente.

Estas últimas semanas el foco se ha dirigido precisamente al estilo que debuta en la cita guipuzcoana. C Tangana, el imberbe rapero nacional que actúa en el Lurrazpiko, ha publicado una “mixtape” (recopilación que define tus gustos y suele incluir temas propios) que lleva un millón de escuchas en un mes. Números que ya querrían para sí nombres más establecidos en la música actual. No es la única cita rimada del evento. Ahí tenemos a El Coleta, desvergonzado autor de Moratalaz y abanderado del “rap kinki”, que tan pronto se casca un homenaje al heavy como reverencia a los ídolos del flamenco o inunda sus composiciones de referencias al cine clásico.

Los guitarreros también tendrán su espacio, capitaneados por los valencianos Star Trip, autores del mejor disco de power pop nacional en el 2015 con su mezcla (¡y mejora!) de las canciones de autores como Teenage Fanclub, Velvet Crush o Matthew Sweet. Algo más sucios pero igual de atractivos se presentan Night Beats. Su rhythm’n’blues lleno de psicodelia es otro de los puntos fuertes del fin de semana. Los texanos Heaters ahondarán en la rabia con sacudidas de rock’n’roll garajero, mientras los ingleses Sauna Youth nos harán sudar los poros con esas tonadas dignas de bandas como Thee Oh Sees y Buzzcocks.

Y como desparrame total, las actuaciones de Betunizer y Siesta. Los segundos son viejos conocidos de los seguidores de Ayo Silver. Su actuación de hace un par de años en Gasteszena dejó a todos boquiabiertos tanto a nivel sonoro como escénico, con dos muchachos dejándose la piel en cada golpeo de batería y teclado.

Si hay una “nueva-nueva ola” en Madrid, ésta estará bien representada en el Lurrazpiko Festa. Por ejemplo, con la formación Sierra, proyecto que remite a Pegamoides y The Cure. O los chicos de Tigres Leones, los del videoclip cachondo sobre el famoso anuncio hostelero de Mahou. Sin olvidar la merendola -toca el sábado a primera hora de la tarde- de Betacam, banda tecnopop heredera de Parade o La Casa Azul.

Como ya es tradicional, los organizadores le dedican espacio a los grupos del país vecino. Este año vienen las parisinas Juniore (hijas de Françoise Hardy y el ye-ye) y Les Grys-Grys, una de las grandes atracciones del festival gracias a su infeccioso blues rítmico. Y de Euskadi y alrededores se vuelve a realizar una selección exquisita: Los pamploneses Kokoshca y el autor más interesante del panorama, Joseba Irazoki, en formato banda.

Es tal la abundancia de cosas frescas y sorprendentes que nos hemos permitido la osadía de dejar para el final las apariciones de las bandas más consagradas en este mundillo. En esta categoría podemos colocar al inglés DJ Food , fundador del sello Ninja Tune. A su vera, desbordantes de elegancia, Hidrogenesse y los donostiarras Single. Curiosamente, estas dos formaciones acaban de revisitar en formato “canción para película” el «No hay nada más triste que lo tuyo» de los primeros con resultados espectaculares.

El dúo catalán Hidrogenesse mezcla diversión e ironía con irrepetible estilo y sencillez instrumental. Imposible abandonar uno de sus conciertos sin una sonrisa en la cara. Single, por su parte, es un conjunto de feliz libertad creativa que cuenta con la hipnótica presencia escénica de Teresa Iturrioz y la finura de las composiciones que la dama e Ibon Errazkin realizan sin más ataduras que las de los cinturones de sus abrigos.

Sean Nicholas Savage: Viva la vida

El trémulo canadiense presenta en Donostia su fabuloso nuevo CD

Estamos de suerte. Sean Nicholas Savage vuelve a traer sus sensibilidades digitales a una ciudad que le encanta (“tengo una foto de Donostia en el salvapantallas del ordenador. La estoy mirando ahora mismo.”). Su excusa: presentar el álbum “Other Death”, respuesta positivista a su trabajo “Other Life”. Con sorpresas – no podía ser de otra forma- en la formación de directo. “Ahora voy con una caja de ritmos y dos coristas que hacen armonías”.

El aparatejo de percusión va a tener más curro que nunca. El nuevo CD presenta algunos de los ritmos más animados de la carrera de este canadiense. Mas no se asusten, fans de este “bedroom-crooner”. El fondo sigue elevando a los altares las baladas MTV de los ochenta y las canciones repletas de efectos “flanger”, esos sonidos popularizados por el posterior pero más famoso Mac DeMarco. Pero hay cosas en las que Sean sigue siendo el rey: su cantar “romántico-looser-crooner”, ese entonar tan maravilloso como peculiar. “Other death” está lleno de virguerías vocales y letras en apariencia triviales que en el fondo defienden la poética alegría de vivir. El resultado global es impecable, por supuesto.

La cita se completa con la actuación de Weyes Blood, cantante que abraza el lado tormentoso de Joni Mitchell. Si solo van a asistir a un concierto pequeño este año, que sea este. No se arrepentirán.

Donostikluba 2015: cumpleaños total

El donostiarra barrio de Egia será, una vez más, el “place to be” este fin de semana. La zona vuelve a acoger una edición del Festival Donostikluba muy especial: La décima en su andadura. La sala Gastezsena y el edificio que la alberga, La Casa de Cultura situada en la calle Baztán, volverán a ser el centro de las actividades.

Lejos queda aquel arranque con el que quisieron romper la sequía de eventos “indies” con las actuaciones de Ainara Legardon, Virus, 12Twelve, Gecko Turner, Andy Smith o Floro. “En 2005 nuestra capital era un desierto en invierno”, nos cuenta Sergio Cruzado, programador musical de esta propuesta. “El verano contaba con grandes momentos como el Jazzaldia, pero llegaba el frío y San Sebastián se quedaba con una escueta agenda de música independiente hecha a partir de esporádicos intentos públicos y privados”.

El responsable detalla el enfoque de esta cita que nació puntual el primer fin de semana de octubre para acabar extendiéndose por las agendas del resto del año bajo la etiqueta de “circuito”: “Quisimos ofrecer un espacio a esas bandas estatales independientes que no pisaban Donostia, posibilitar el acceso de los grupos locales a las casas de cultura, traer bandas internacionales de calidad y nombres históricos. Crear un club de música independiente que acabó ampliándose en el calendario. Yo creo que este certamen ha generado un público que se ha normalizado como consumidor habitual. Ahora hay programaciones increíbles todos los fines de semana. Se han diluido los conciertos del circuito comercial en favor de este tipo de música, lo cual habla de un potente cambio en los gustos de esta ciudad”.

El paseo mental de Cruzado por Donostikluba está repleto de anécdotas. ‘No olvido a Lechowski cantando en la puerta, Nada Surf haciendo un acústico en la calle, Bassmatti y Señor Chinarro haciendo versiones de los Smiths casi en la carretera después de que cerraran la sala, Sidonie organizando taxis con sus fans para seguir la fiesta. Recuerdo mandar a Andy Rourke (Smiths) al Eiger porque quería escuchar buena música, a Peter Hook (New Order) salir con su caja de galletas por la puerta de atrás mientras todo el mundo estaba en éxtasis cantando “Love will tear us apart again”, buscar a Evan Dando en Egia porque nadie le encontraba y llegaba la hora de subirse al escenario, al malogrado Pedro San Martin (La Buena Vida) haciendo de embajador…‘.

Ellos, La Buena Vida, son uno de los mayores logros que ha tenido Donostikluba. ‘Fue un sueño conseguir que tocarán en un formato de club en su ciudad cuando se habían pateado todas las grandes citas del estado‘. Otros de los grandes iconos del evento son Delorean, quienes repiten presencia este año de celebraciones. ‘Son mi debilidad, un grupo creativo contemporáneo con muchísima personalidad que ha hecho escuela con su sonido y apostado por buscar mercados fuera‘.

Mas la música debe mirar al futuro, y por eso el hip hop sigue teniendo una presencia relevante en la programación. Esta noche Nach y los potentes Gallinero All Stars defenderán en Gazteszena las llamaradas habladas sobre bases electrónicas. ‘Este estilo musical ha conseguido ser el himno de una generación. Despistando a la nuestra, que no lo entiende. Consigue bajar la media de edad de los espectadores. Engancha con los jóvenes, que es algo que el rock no logra en igual medida‘.

El sábado es el día potente del festival. Desde primera hora de la tarde se podrá disfrutar del mercadillo situado en la Casa de Cultura de Egia. Unas mesas que ofertarán las producciones locales de discos, diseños gráficos, ropa, repostería y fotografía. También habrá estampas, quietas y en movimiento, en las muestras retrospectivas preparadas para la ocasión. De los retratos se encarga un clásico de las primeras filas de los conciertos, ”El Humilde Fotero del Pánico” (Juan G. Andrés). Y de las imágenes en movimiento corren a cargo de otro eterno inquieto, Jabi “Jaspi”, en compañía de Jose María Lasa. ‘Juan y Jabi son como el backline de certamen. Siempre están ahí. Su trabajo va a ser genial para tener una perspectiva del ciclo’.

También habrá música ejecutada en la kulturetxe, claro. Por sus pasillos y azoteas sonarán la impactante oscuridad pop de los canarios Pumuky o los Layabouts ejecutando entero el “It´s Alive” de los Ramones. Sexy Zebras demostrarán que lo suyo es potente y rockero, mientras Cuello buscarán confirmar todas las buenas palabras que están logrando en el underground. Los locales Ventura ofrecerán su primer actuación juntos y los vasco-norteamericanos Dual-Split volverán a acercar su evocador tecno pop con voz femenina al frente. Hasta aquí todo es gratis, como pasear por La Concha.

Para el turno de noche guarden 15 euros para la entrada. La velada arranca con Ghost Culture, un británico de electrónica carbonera admirador de los tonos de los New Order y remezclador de renombre (ha currado para Daft Punk, Tame Impala o MGMT). Si se fían de la revista Pitchfork deben saber que esta publicación le otorgó un notable a su disco de debut.

Con Delorentos, los siguientes de la lista, la sala se lanzará al baile guitarrero más actual. Estos irlandeses son tremendamente efectivos a la hora de poner en danza al personal, como bien pudieron ver los asistentes al Kutxa Kultur del 2012. Ya que sale mencionado, le preguntamos a Sergio por la cita de Igeldo, también dirigida por él. ‘Es como la alimentación. Donostikluba es el menú del día. El que hace que Gipuzkoa tenga salud porque consume cultura regularmente. Kutxa Kultur Festibala es el atracón, el homenaje que se pega todo el mundo una vez al año’.

La fiesta en Gazteszena continuará mañana con los norteamericanos Crocodiles, quienes alargarán la sombra de los Jesus & Mary Chain con sus guitarrazos repletos de chulería “garagera” y gancho melódico manchesteriano. Y el cierre – este año no hay DJs que estiren el horario- a eso de las tres de la mañana se llevará a cabo con Delorean, en su hábitat natural: la sala de conciertos.

Esperemos que dentro de diez años tengamos tranquilidad y salud‘, nos cuenta Cruzado a modo de deseo para el futuro. ‘Fuimos de los primeros en salirnos del esquema de reunión temática para defender la actitud independiente. Ahora buscaremos fortalecerla e inventarnos planteamientos nuevos para generar nuevos públicos‘.

Kutxa Kultur, tú siempre molas

El día en el que Yo La Tengo vino para encantar a propios y extraños nuestro paseo se fijó en otros grandes momentos del festical donostiarra.

Los festivales de música son una reunión poliédrica de gustos y enfoques. Son espacios para la parranda, en este caso con un marco casi imbatible. Aunque a veces esa celebración choque con quienes desean escuchar con nitidez las canciones de la banda de turno. Los “festis” también se presentan como un espacio para comulgar con otros fans. Lo de comulgar debió llegar a momentos casi purificadores en el caso de Vetusta Morla el viernes, con todo el mundo cantando a todas y cada una de las frases entonadas por su micrófono principal.

Y estas reuniones también son los sitios perfectos para sufrir el “Efecto Messi”, que no es otra cosa que ver a chavales casi sin permiso para acceder a estos recintos tocando a las mil maravillas. Esta sensación brotó viendo a Mourn. tres chicas y un chico que solo podrían pisar las discotecas sin alcohol y que mostraban un empaque que ni una banda de blues, amigos. Por allá andaba el padre de las dos cantantes, el también creador The New Raemon. “¿Las tendrá en el trastero de casa día y noche tocando el tío? Porque sino no me explico cómo es posible que lo borden de esa manera”, nos decía un sorprendido asistente de nombre Oriol.

Más que ese toque de esclavitud, lo que sí es el Nuevo Ramón es un buen entrenador. Por algo a Mourn, que saca sus temas en el sello catalán Sones, les editan también en EEUU. ¿La razón? Su fórmula camina entre el pop cabreado con toques “grunge” y melodías sucias que no desentonarían en el mejor disco de Hole. El último tema interpretado, mucho más abierto, parece dibujarles un futuro mucho más inquieto y experimental.

En una categoría similar pusimos a los locales Albert Cavalier, aunque lo suyo sea más garajero. Su cancionero toca muchos palos. Es normal, aún están echando a andar. Por eso hay momentos más melódicos que otros, aunque casi todos sean bien “farreros”. Se lo pasan pipa tocando, y eso se contagia.

Los festivales también dan lugar a pequeños dramas (del primer mundo, claro) porque dos de las mejores bandas del cartel comparten horario de actuación. Fue lo que nos pasó con los donostiarras AMA y la banda anglovasca Pet Fennec. Como el teletransporte aún no está en nuestras manos, tuvimos que picar aquí y allá para poder disfrutar de ambas citas. Y vaya si disfrutamos.

El trío AMA ofreció un concierto fantástico en el a veces ingrato autobús de Red Bull, ese espacio que cumple con la función de ampliar la oferta y quien sabe si peca de incomodidad para actuantes y oyentes. Nada de eso importó a los chicos, que no se dejaron ni una perla en casa. Algunas de ellas con un elegante toque soul, o de “soul blando”, como afirmaba divertido uno de sus integrantes.

Y qué decir de Pet Fennec. Alucinante, soberbio, maravilloso. El grupo está comandado por Urko, un donostiarra residente en Londres que se ha traído a sus colegas británicos. Juntos estrenaron en la ciudad una serie de melodías que nos evocaron muchos grandes recuerdos y un futuro, el suyo, bien prometedor. Sus tonos “soft” nos llevaban al Neil Young de los años sesenta. Y sus arrebatos le emparentaban con los mejores The Posies. En medio, unos juegos vocales de aúpa y mucho gusto por las melodías. Algunos musiqueros locales llaman a Urko “el mejor creador de melodías de la ciudad”. Lo de ayer solo confirma que no andan muy desencaminados.

Y tras la calma, la tempestad. Porque estos eventos populares tienen una oferta que va desde los terso a lo árido. Por ahí podríamos colocar a Niña Tornado y Chico Coyote, un dúo que suena como una banda de hard rock. Increíble la tangana que pueden montar siendo tan poca gente. Las canciones ayudan, claro. Una especie de rock cada vez más “hard” que llena cualquier escenario. En idéntica categoría colocaremos a Black Box Red, aunque en este caso cambian los papeles. Ella canta y guitarrea y él le pega a la batería como si ésta le debiera dinero.

Los festivales, los buenos, también tienen un reservado en el que se pueden escuchar cosas más especiales. El viernes fue el turno de Dotore y House Of Wolves, quienes llenaron de tonos tersos el Teatro Escondido para disfrute de cincuenta elegidos. Claro que a veces esa coquetería y ese mimo parezca jugar contra el estilo. Rafael Berrio con banda, que era la oferta de ayer, podría haber puesto boca abajo cualquiera de los emplazamientos del Kutxa kultur. Pero parece que fue exigencia del autor, quien desea mantener el personaje en términos de fama controlada. Una pena, esperemos que se lance con esta estos socios (Joseba Lenoir y Rafa Rueda, entre otros) a tocar en sitios más accesibles. El concierto del sábado fue la repera, como bien suponen. Parecía la Factory de su adorado Lou Reed. Sus cantares repletos de ironía y alambicados juegos de palabras casaron de maravilla con este envoltorio rockero.

Los festivales son también sitios en los que puedes ver de un vistazo un montón de propuestas distintas. Impactante fue la actuación de John Grvy, joven madrileño que sigue los caminos de Frank Ocean, The Weeknd y James Blake. Costó un poco bajar al adrenalina, pero una vez en la tierra nuestra alma se contorsionó al ritmo de ese soul elegante y actual. No se preocupen si no lo escucharon, tiene pinta de que va a sonar hasta en los autobuses de línea.

Y una vez ahí, sintiendo el “flow”, vuelta a la parranda con Novedades Carminha. Que la montaña suiza también es de emociones. El trío gallego practica un rock bien cachondo, con temas como “Tu antes molabas” y “Antigua pero moderna”. Un tono muy festivalero que hizo disfrutar a los asistentes. Sensación que compartieron los cientos de seguidores de La Habitación Roja, que para deleite de fans andan presentado un disco de grandes éxitos. Escuchando su estrofa de “hoy es un día perfecto” uno no podía pensar en este certamen que mima a las formaciones de la región, apuesta por los consagrados y siempre intenta ofrecer una muy dichosa pluralidad. Seguro que el año que viene sigue manteniendo el mismo enfoque. Y con eso ya nos vale.

Kutxa Kultur festibala: Un parque de sonidos atractivos

El Festival Kutxa Kultur del románticamente vestusto Parque de Igeldo ofreció una gran jornada inaugural capitaneada por la actuación de Vetusta Morla

“Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”, “Vetusta Morla”. Si nos hubieran dado un euro cada vez que escuchamos ese nombre al preguntar a los asistentes por su banda preferida del cartel habríamos pagado rondas y rondas en los bares turísticos sin siquiera mirar la cuenta. O subido en helicóptero al monte Igeldo. Mas lo hicimos en uno de los buses lanzadera dispuestos por la organización. Partiendo de la céntrica calle Zubieta cada seis minutos, la respuesta a la prohibición de subir en vehículos particulares al parque siendo una gran idea por más que pasan los años.

En el viaje nos topamos con Gorka e Iratxe, una pareja que sube pronto “para disfrutar de todo el evento”. No es lo habitual. En el bus solo viajamos tres personas a esta hora, las cinco de la tarde. Las explanadas del recinto andan lejos de los miles de festivaleros que pisarán estos pavimentos dentro de unas horas. A nuestra primera entrevistada también le gustan (atención, spoiler) “Vetusta Morla. Y tenemos muchas ganas de Annie B Sweet”.

Inglés y euskera juntos

Eraul es el grupo que tuvo el honor de cortar cortar la cinta actuante en esta edición del 2015. El grupo comandado Asier Beramendi, un donostiarra de 24 años, fue la gran sorpresa del evento. Su biografía dice que practica el “indie folk”, pero la etiqueta se le queda corta. Junta inglés y euskera en una misma canción, lee poemas en castellano entre tema y tema. Tan pronto se casca un tema soul como evoca los momentos más alegres de Mumford And Sons. Ayudado por una numerosa banda, sus tonos andan lejos del amateurismo que se le puede suponer a alguien que acaba de publicar sus primeras canciones.

El espacio comenzó llenarse poco a poco de gente, quienes descubrieron a última hora que la banda donostiarra Dotore ha cambiado su emplazamiento inicial por un pase en el pequeño Teatro Escondido. Dado que sobre el mismo encontrarán más detalles en el texto de apoyo, nos permitimos segur paseando por una zona que se preparó para la actuación de Typsy Gipsy & The Ghost Numbers. Otra banda donostiarra que dio lustre y elegancia al escenario pequeño del festival. Salieron vestidos como un pincel. Si hubiera un premio a los mejores vestidos, el galardón ya tenía dueño. Pero centrémonos en lo musical, que los muchachos (y muchacha) tiene mucha miga.

Tienen hechuras de banda de Emir Kusturika, y sus tonos podrían sonar en cualquiera de esos funerales que suelen capitalizar las películas de dicho director. También tienen un rollo country bien pegajoso, con melodías dignas de Johnny Cash pasadas por ese tamiz festivo. Resumiendo, si quieren escuchar música alegre apuesten por esta formación local. Si no te sacan una sonrisa es que eres digno de un Museo De Cera.

Y qué decir de Los Bracco. Lo suyo es la parranda popera, ese toque canalla del rock unido con letras bien curiosas y un cantante principal que contagia toda su energía al personal. Consiguieron convertir la explanada en un pub gigante, con la gente entregada a esas canciones que esta misma noche estarán tocando en Barcelona.
Porque al festival donostiarra le ha salido un hermano catalán. En el Tibidabo, para más señas. Algunos de los locales viajan para allá, caso de Rafael Berrio, Pet Fennec o estos Bracco. “Me encantan estos chavales” nos cuenta el guipuzcoano Pablo Guerrero a propósito de esta banda. También ha subido a ver a los Vetustos, cómo no. “Aunque me he pegado un repaso a la lista de spotify que ha hecho el festival y he descubierto cosas muy chulas. Es una gozada venir a salsear a este evento”.

A su vera Ana Imaz tiene el morro más fino. “Del programa de hoy me encanta House Of Wolves. Y mañana no me pierdo por nada del mundo a Niña Coyote y Chico Tornado ni a Yo La Tengo. La pena es que quería subir con mi hijo, pero hoy tenía fiebre. Mañana a ver si está mejor y se puede venir”. Porque el Kutxa Kultur monta talleres para los más peques desde primera hora de la tarde. Otro puntazo para quienes tienen retoños y quieren ir metiéndoles en gusanillo musical. O quieren ver conciertos y la paternidad o maternidad les ha frenado el ímpetu.

Paseamos por la zona de restauración, que debe tomar ese nombre porque vuelve a poner en su sitio a los estómagos más hambrientos. Este año hay hasta sushi, que comparten pasillo alimentario con crepes y carnes más grasientas.

En el elevado escenario Red Bull suena el chaston entrecortado de Pull My Strings. El grupo que toma el nombre de una canción de Dead Kennedys elabora ese pop agitado y nervioso que haría buenas migas con los donostiarras Correos. Allá nos topamos a Iñigo Eraso, a quien lanzamos la pregunta de turno. “Vetusta no Morla”, nos dice con sorna. “Una pena no haber llegado al teatro a ver a Dotore, pero qué se le va a hacer”. No le imaginen disgustado. La conversación que mantenía con sus amigos estaba llena de carcajadas. Porque a un festi, perdóneme usted, se viene a disfrutar. Y ellos, como la mayoría de los presentes, llevaban la máxima al máximo.

Donostikluba 2015: Una montaña suiza de sonidos


Además de Yo La Tengo la oferta del Kutxa Kultur es amplia y muy variada, con muchos atractivos en su cartel

Como sucede con los niños cuando visitan este tipo de parques, la programación del kutxa Kultur tiene tantas atracciones sonoras que no podríamos quedarnos con una sola. Allá van algunos de los puntos más destacados del programa.

En la zona alta Vetusta Morla no tiene muchos competidores este año. Sus conciertos de pop intenso calan entre amplios espectros de público. Serán uno de los reventones de la cita. Los valencianos La Habitación Roja andan celebrando su 20 aniversario con un disco “ad hoc” que reúne todos esos temas tarareados hasta la saciedad.

La norteamericana Angel Olsen tiene pop y energía como para que sus melodías empapen al personal cual sirimiri de primavera. The Strypes tienen pinta de ser el próximo elemento a exportar de la industria británica, con esa mezcla de pop mod y agradables tonos sesenteros que puede pintarles como hijos enérgicos de Ocean Colour Scene. Gustará a farreros y padres presentes.

Paremos un momento en una de las mayores virtudes de este evento, el de retratar la actualidad local en sus escenarios. Están los Bracco en su año de despegue, un Dotore siempre popero e investigador o la banda AMA, cuyo excelente último trabajo sobrevuela nuestras ideas desde que se editó. Sin olvidar a Pet Tennec, donostiarra afincado en Londres que ha masticado todos los discos de The Posies y Beach Boys como si fueran pintxos de lo viejo. O esos Tipsy Gipsies que han acercado el swing a una ciudad a la que acusan de no tenerlo. En el lado más fiero Niña Coyote eta Chica Tornado atronarán su rock como si fueran más que el dúo que son. Y atentos a Ainara Legardon, cuya particular creatividad sorprenderá a más de uno.

En “lo indie” los pamplonicas Tremenda Trementina juntarán vapor y guitarras como nadie. Mourn ya comienzan a ser más conocidas fuera que dentro de nuestras fronteras. Novedades Carminha enamorarán a los seguidores canallas de Los Nikis. Los recién llegados Albert Cavalier demostrarán que hay futuro en Donostialdea. Y como detalle para exigentes, los conciertos en el Teatro Escondido. Rafael Berrio y House of Wolves harán las delicias de quienes prefieren músicas más sentidas e íntimas.

Jazzaldia 2015: hechos de otra pasta

A uno se le hincha un poco el pecho cuando bandas como Bullet Proof Lovers son los encargados de empezar a cerrar el escenario principal gratuito de nuestro festival más callejero. Pocas bandas locales tienen el honor, la calidad y la oportunidad de tocar en semejante espacio a una hora tan relevante. Y ésta, con dos donostiarras y otros tantos de las cercanías, es además un icono de cómo hacer las cosas. Llevan media vida girando por salas bajo otros nombres, peleando para que la música en esas ciudades siga viva lejos de las comercialidades, pegada a ese “underground” que tanto nos gusta.

Pero no somos tan tontos como para no desearles los mayores éxitos, porque el aplauso también se dirige a los garitos peleones que les programan y a esos asistentes que no se pierden una sea gratis o de pago, martes o jueves, marzo o septiembre. Y por todo eso nos alegramos cuando el orgullo del rock tuvo por fin una visualización muy relevante. Aunque estuvieron a punto de no tocar. ¿Sabían que uno de sus miembros tuvo un cólico el pasado jueves? Y ya los vieron, corriendo de un sitio a otro sin parar de tocar, cantar o aporrear. Esta gente está hecha de otra pasta, demonios.

La banda la capitanea un vivaracho Kurt Baker. El norteamericano, cuyas canciones suenen sonar día sí y día también en el programa de radio de Steven Van Zandt, se dejó hipnotizar hace un par de años por nuestro tapeo (defendido el pasado sábado con nombres y apellidos) y nuestra forma de vida, y echó raíces entre nuestros instrumentistas. Juntos han unido inquietudes. Baker le ha puesto sabor “powerpopero” a las melodías. El resto las ha endurecido un poco, viniendo como vienen del punk y el rock contundente. Y en una crepuscular playa aquello fue una buena parranda guitarrera, extendida luego por los bares más musiqueros de la parte vieja. Las formaciones capitalinas de este nivel siempre serán bienvenidas en estos espacios destacados.

El principal escenario playero se cerró con la maravillosa actuación de Lee Fields y sus Expressions. Menuda juerga soul a cargo de este heredero de James Brown. Hasta repite sus arranques, con la banda pegándole fuerte un par de temas antes de que el autor principal salga a escena. Quizás el ojo, la historia y la costumbre nos pedía una formación que compartiera color de piel con el cantante, mas todos ellos eran caucásicos a más no poder.

Poco importó en el resultado final, lleno de energía y vitalidad. La única pega fue la escueta sección de viento y la falta de coristas. Pero los presentes cumplieron con creces el rol de elevar los cantos, gritos y movimientos del cantor de Carolina del Norte y nos permitieron disfrutar de un fin de fiesta glorioso, casi épico. Una forma inmejorable de decir adiós a este espacio principal.

Pero no solo hubo rock y soul en la zona de terrazas. En el coqueto escenario Coca Cola los guipuzcoanos Sky Beats ofrecían una lista de canciones de marcado carácter festivo, con el pop y el funky más agradable como columna vertebral. En la zona superior Elkano Browning Cream volvían a ofrecer un show memorable, quizás el mejor de los que les hemos visto en este certamen. La nocturnidad de la cita les sentó de maravilla, sonando sus melodías aún más vivas.

El Escenario Frigo se clausuró con otro buen momento protagonizado por alumnos de Musikene, agrupados en esta ocasión bajo el nombre de “Iguana”. Potentes camaleones que tan pronto se apuntaban al jazz más potente y enérgico como defendían las ventajas de ese “swingaldia” que tanto cala en el respetable local. Aquí, allí y más allá las zonas estaban a reventar de gente, como era de esperar. Disfrutando todos de los conciertos propuestos y la bonanza climática.

Jazzaldia 2015: Vacaciones en el mar

Que me perdonen los vecinos navarros. Pero en este texto que cierra los retratos del Jazzaldia 2015 sólo se nos ocurre recuperar el canto del 14 de julio. Y como el jazz es experimentación y juego, viramos un poco el clásico para decir “pobre de mí, pobre de mí, que se ha acabado el jazzaldi de Donosti”. Vale, no nos van a dar un hueco en “El club de la comedia”. Pero nos parecía un canto muy apropiado para ilustrar lo bien que lo hemos pasado en esta edición del 2015.

La pareja que nos encontramos en el Nauticool – la primera de nuestras paradas- eran la viva imagen de nuestra copla de despedida. Aferrados al vaso de refresco como si fuera el Santo Grial, hablaban sobre el deseo de que el Jazzaldia ampliara en el futuro su ristra de patrocinadores invitando a farmacéuticas. “yo lo veo, Ibuprofenaldia”, decían uno de ellos con cara de haber dormido poco.

Los encargados de la música habían denominado a la cita “Soul Sunday”. Nuestro querido Luis Beltza, agitador nato y dueño de la tienda de discos Beltza Records, ofrecía tersos pasajes de música de raíces afroamericanas y voces femeninas que convertía la esquina donostiarra en un plató de “Vacaciones en el mar”.

Nuestros andares continuaron hasta el Quiosco del Boulevard. Allá actuaba la banda Eigen Hulp. O como la denominó un salado compañero de cita, “la orquestina Cocoon”. Una agrupación de jubilados y jubilosos músicos que tocaban sus instrumentos e invitaban a los niños a formar parte de las piezas. Hasta se atrevieron con el “Back to USSR” de los Beatles. No estaba nada mal la propuesta de esta agrupación holandesa. En sus 40 años de trayectoria han realizado todo tipo de actuaciones: en la calle, en mercados, en eventos culturales. Y también en orfanatos, residencias de ancianos, hogares para personas con discapacidad y prisiones. Mejor no preguntarles en qué categoría habrán etiquetado la velada donostiarra.

En las terrazas volaba alto Charles McPherson, ahora ya sin la amenaza de esa lluvia que le obligó a suspender el otro día. Aunque la gente notaba el castigo del sol a la espalda. Aducían esa razón para explicar la presencia de sillas libres. Algo extraño en este turno dominguero que solía reunir a mucha gente cuando lo presentado era una Big Band.

En la terraza Heineken superior estaban Bengalifere Trío ofreciendo uno de los conciertos más libres de este año. A veces nos preguntamos para qué llevarán las partituras, y qué habrá dibujado en ellas. Porque lo del domingo fue muy “free”, esos tonos de apariencia anárquica que siguen algún extraño patrón mental. Eso sí, qué bonito es el euskera de Iparralde, el idioma que emplearon a la hora de presentar las canciones instrumentales.

En la txoko Coca Cola actuaron Dynamic Trio. Nosotros les disfrutramos tocando un tema bastante blues, al que le siguieron largas instrumentaciones de aire más popero (por decir algo, que aquello tampoco eran hits de Beyonce) y melodías oscuras y tenues que parecían homenajear el “Moonriver” de Burt Bacharach.

La fiesta de esta zona gratuita fue finalizando, ya con las nubes instaladas en el cielo y la noche como compañera, con el show de la Reunion Big Band y los conciertos de Azar Lawrence Quartet y Unity. Bonito cierre para otra edición fantástica de estas terrazas sonoras gratuitas. ¡Hasta el año que viene!