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Jazzaldia 2015: hechos de otra pasta

A uno se le hincha un poco el pecho cuando bandas como Bullet Proof Lovers son los encargados de empezar a cerrar el escenario principal gratuito de nuestro festival más callejero. Pocas bandas locales tienen el honor, la calidad y la oportunidad de tocar en semejante espacio a una hora tan relevante. Y ésta, con dos donostiarras y otros tantos de las cercanías, es además un icono de cómo hacer las cosas. Llevan media vida girando por salas bajo otros nombres, peleando para que la música en esas ciudades siga viva lejos de las comercialidades, pegada a ese “underground” que tanto nos gusta.

Pero no somos tan tontos como para no desearles los mayores éxitos, porque el aplauso también se dirige a los garitos peleones que les programan y a esos asistentes que no se pierden una sea gratis o de pago, martes o jueves, marzo o septiembre. Y por todo eso nos alegramos cuando el orgullo del rock tuvo por fin una visualización muy relevante. Aunque estuvieron a punto de no tocar. ¿Sabían que uno de sus miembros tuvo un cólico el pasado jueves? Y ya los vieron, corriendo de un sitio a otro sin parar de tocar, cantar o aporrear. Esta gente está hecha de otra pasta, demonios.

La banda la capitanea un vivaracho Kurt Baker. El norteamericano, cuyas canciones suenen sonar día sí y día también en el programa de radio de Steven Van Zandt, se dejó hipnotizar hace un par de años por nuestro tapeo (defendido el pasado sábado con nombres y apellidos) y nuestra forma de vida, y echó raíces entre nuestros instrumentistas. Juntos han unido inquietudes. Baker le ha puesto sabor “powerpopero” a las melodías. El resto las ha endurecido un poco, viniendo como vienen del punk y el rock contundente. Y en una crepuscular playa aquello fue una buena parranda guitarrera, extendida luego por los bares más musiqueros de la parte vieja. Las formaciones capitalinas de este nivel siempre serán bienvenidas en estos espacios destacados.

El principal escenario playero se cerró con la maravillosa actuación de Lee Fields y sus Expressions. Menuda juerga soul a cargo de este heredero de James Brown. Hasta repite sus arranques, con la banda pegándole fuerte un par de temas antes de que el autor principal salga a escena. Quizás el ojo, la historia y la costumbre nos pedía una formación que compartiera color de piel con el cantante, mas todos ellos eran caucásicos a más no poder.

Poco importó en el resultado final, lleno de energía y vitalidad. La única pega fue la escueta sección de viento y la falta de coristas. Pero los presentes cumplieron con creces el rol de elevar los cantos, gritos y movimientos del cantor de Carolina del Norte y nos permitieron disfrutar de un fin de fiesta glorioso, casi épico. Una forma inmejorable de decir adiós a este espacio principal.

Pero no solo hubo rock y soul en la zona de terrazas. En el coqueto escenario Coca Cola los guipuzcoanos Sky Beats ofrecían una lista de canciones de marcado carácter festivo, con el pop y el funky más agradable como columna vertebral. En la zona superior Elkano Browning Cream volvían a ofrecer un show memorable, quizás el mejor de los que les hemos visto en este certamen. La nocturnidad de la cita les sentó de maravilla, sonando sus melodías aún más vivas.

El Escenario Frigo se clausuró con otro buen momento protagonizado por alumnos de Musikene, agrupados en esta ocasión bajo el nombre de “Iguana”. Potentes camaleones que tan pronto se apuntaban al jazz más potente y enérgico como defendían las ventajas de ese “swingaldia” que tanto cala en el respetable local. Aquí, allí y más allá las zonas estaban a reventar de gente, como era de esperar. Disfrutando todos de los conciertos propuestos y la bonanza climática.

Publicado enCríticas de conciertosReportajes

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