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Mikel Urdangarin, el viejo lobo de mar

El músico vizcaíno despide su gira en Donostia antes de embarcarse en un año con citas en el extranjero.

Repostar y partir. Sin tiempo ni para cambiar la pila del afinador. Esa es la idea de Mikel Urdangarin (Amorebieta, 1971). Cerrar la última etapa, la despedida, de su último CD ‘Izurdeen lekua’ en Donostia esta tarde y lanzarse a volar sobre los mares escénicos del mundo mientras prepara una obra orquestal.

Antes de la travesía toca decir adiós a las canciones inspiradas en su madre, fallecida hace tres años, que recoge su última grabación de estudio. “Izurdeen lekua” bebe de ese sitio único que es la muerte de una progenitora. Son más habituales las colecciones basadas en rupturas amorosas, pero esto es distinto. Las once melodías, once fotos, once recuerdos que salen de ese duelo tienen una emoción que llega a los oyentes por una autopista pocas veces transitada. “No sé si es la mayor inspiración”, nos cuenta Urdangarin, “Pero es una pérdida única en tu vida. He preferido alejarme del dolor y cantarle a la mujer que lo ha dado todo por nosotros. Mostrándole todo mi agradecimiento”

Un autor que siempre mira al mar. “Los de secano nos podemos dejar de admirarlo”. Desde el propio título del disco, ‘Izurdeen lekua’ (‘Lugar de los delfines’), hasta sus más recientes actividades y colaboraciones. Participó en el álbum solidario de Korrontzi y el barco de rescate Aita-Mari. Y acaba de llegar de un viaje marítimo Galicia – Getxo realizado con Unai Basurko. “Fue una buena desconexión. Quería probar cosas nuevas y me lancé a ello”.

Aunque para lanzarse, lo que viene en su agenda del 2022. La semana que viene arranca la gira “25 tour”, en referencia a los años que lleva sacando discos. “Estoy feliz por seguir haciendo lo que más me gusta. A veces es duro, pero siempre he sentido que es una suerte y casi un privilegio”. La primera parada será en Madrid. “Me estrené en el Libertad 8 en 1997 y desde entonces procuro bajar cada año a tocar”.

En sus previsiones está la de viajar a Nueva York (urbe en la que se desarrollaba el film “Zaharregia, txikiegia agian” en el que participaba Mikel), Edimburgo, Irlanda y la urbe japonesa de Okinawa que aparecía en la película “Margolariak” protagonizado por el cantante. “Hay que ser ambicioso. También como autor deseas presentar tus canciones en euskera en otros espacios”. Un año que también tendrá lujos más cercanos, como el de ese trabajo orquestal que está preparando el vizcaíno. “Bingen Mendizabal se encarga de la composición y está haciendo una labor increíble. Es una gozada ver cómo van cambiando unas piezas que se estrenarán el próximo verano en Bilbao”.

Publicado en El Diario Vasco

Publicado enEntrevistas

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