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Jazzaldia 2016: Grupos y solistas de lujo para la Jazz Band Ball inaugural

«Es que yo no entiendo estos estilos», «Pero si no tocan canciones conocidas», «Si no se puede corear no es mi música», «La gente aplaude antes de acabar la canción y me agobia no saber cuándo hacerlo». Frases que se escuchan en tabernas y paseos cuando hablamos del jazz, ese estilo que vuelve a ocupar un espacio relevante en la parranda inicial del Jazzaldia, la conocida como Jazz Band Ball. Pero no teman. Desde este espacio intentaremos traducirles o acercarles las virtudes de algunos de los ejecutantes cobijados bajo este paraguas inaugural.

Poca enseñanza necesita Gloria Gaynor, la dama de la música disco (jóvenes, es ese estilo bailarín con tonos poco chirriantes que no tiene el bombo al volumen 11) cuyas actuales fotos de promoción bien podrían usarse para anuncios de champús. Ella será la encargada de agitar la arena esta noche.

Una propuesta ideal para el baile a lo suelto de ‘viejóvenes’ y mayores, quienes disfrutarán con las canciones propias y versiones (la Gaynor se ha merendado temas de Jackson 5, Barry White, Donna Summer o The Police con festiva alegría) de esta gran cantante que mantiene el tirón más allá del archiconocido ‘I Will Survive’ (esto nos evitamos traducírselo, porque nos da como resultado un título de Mónica Naranjo). Y se anuncia la colaboración del coro local Easo-Araoz, 16 personas que abandonan sus ‘taberneras’, ‘revoltosas’ y ‘bribonas’ habituales para acicalar las últimas canciones del evento.

Y qué decir de Marc Ribot y sus Young Philadelphians (traducible por «menudo lujo, y sin pagar una entrada para verles»), quienes hace poco maravillaron bajo techo en el cercano Auditorio Kursaal. El proyecto más ‘negroide’ de Ribot (homenajea a su manera el sonido de Isaac Hayes y allegados) es una gozada para los sentidos.

Esperemos que la concordia que nuestro ayuntamiento capitalino propone en su última campaña promocional se muestre en este bolo, con fans, paseantes, charlantes y ‘empujacoches’ de niños unidos en libre y feliz armonía para disfrutar de los soberbios tonos de esta banda. Que nos conocemos…

En la rama de «no sé si me lo pondría en casa pero hoy me ha entrado de maravilla» nos topamos con los equilibrios del idolatrado guitarrista Terje Rypdal -autores del nivel de Jeff Beck, Andy Summers o Nels Cline le colocan en su lista de favoritos-. El noruego viene con otros conciudadanos, Elephant 9, para mezclar la etiqueta del día con la música clásica, el ‘world music’ y las enseñanzas de Miles Davis.

Con cierto toque más clásico se presenta el trío de estrellas Cyrus Chestnut (piano), Buster Williams (bajo) y Lenny White (batería). Todos juntos suman un currículo inigualable, pero no les aburriremos con nombres y distinciones. Tan solo diremos que su gusto es sublime y sus creaciones atrapan hasta al más rockero.

Unos logros que tampoco le faltan al fantástico trompetista Dave Douglas y sus High Risk (literalmente, ‘Alto riesgo’. Estos no engañan con su nombre), quienes juguetean con la electrónica sin que el resultado sea demasiado contemporáneo («arriesgado, marciano para los oídos menos entrenados»). Tampoco pongan esa cara de susto, que Douglas viene más por la ciudad que ‘gure’ Bruce Springsteen y sus fechorías cuentan ya con un buen número de seguidores locales.
Los amantes del blues podrán disfrutar de los paseos armónicos de John Nemeth

Los amantes del blues que no hayan tenido suficiente con el reciente festival de Hondarribia (frase retórica, nunca tienen suficiente) podrán disfrutar de los paseos armónicos del galardonado como mejor artista en los Blues Music Awards 2014, Mr. John Nemeth. Y como estrella local, el siempre enérgico Paul San Martin, quien retorna al festival en compañía del baterista Romain Gratalon.

Hay más cosas para picotear y deleitarse. O simplemente otear un rato y seguir el camino de baldosas cerveceras. Hasta pueden salir a cazar pokemones y dejarse llevar por esos sonidos que les rodean. Mas no vamos a darles todo masticadito. Que tampoco somos todos estudiantes de Musikene, demonios. Lo único que deben tener presente es el verbo ‘disfrutar’. Y el atento lector cuenta en esta jornada inicial con muchas actuaciones a coste cero para su bolsillo en los que poder encontrar la música que en ese momento le pide el cuerpo.

Publicado enReportajes

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