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Año: 2005

Dj Mau: Carne urbana

Algo tendrá el mar y la costa cuando presenta tantos artistas interesantes en la música actual. A la elaborada producción de Makala y sus sonidos de cadencia caribeña y humeante hay que añadir la reciente edición del primer album de DJ Mau, también conocido a la hora de comer como Alfredo Pérez Fermandez. Su debut se publica bajo el sugerente título de “Quiero ser tu amig@”.

Pinchadiscos de un clásico establecimiento irundarra y colaborador habitual de Strubell (Dut, Zura), Mau es parte activa de ese pequeño oasis creativo llamado Psilocybe: Colectivo de Hondarribia que aglutina gran parte de la oferta autogestionada de la villa costera y que desde hace más de un año edita sus propios discos.

Tras un par de publicaciones punkys, Psilocybe vuelca todos sus esfuerzos en el debut de este apasionado de las músicas urbanas y los sonidos vocales afrancesados, con guiños al rock de PJ Harvey y el rollo Goa. Un disco cuya frescura inicial, con sus pros y sus contras, consigue enganchar a nada que le dediques un poco de tiempo.

¿El DJ de tu nombre es real?

Sí, soy pinchadiscos desde hace 7 años. Habitualmente pincho en el pub Depor de Irun. Pongo de todo: reggae, hip hop, rock, funky, break beat, house, jazz,…

¿Porque lo de Mau?

La idea surgió comentando con varios amigos una escena de la película El Cazador. En la escena de la ruleta rusa un vietnamita repite constantemente la palabra Mau. Y así se quedó.

¿Porque la mayoría de tus canciones son en francés?

Surgió así. Siempre me han gustado las voces femeninas en ese idioma. Pero ya estamos empleando otras lenguas en las nuevas canciones.

¿Cual es el significado del título “Sólo quiero ser tu amig@”?

Simplemente es una frase muy habitual, femenina o masculina, a modo aclaratorio cuando se establece una relación personal intensa.

El Hip hop de manera afrancesada, las guitarras algo brasileñas y el jazz parecen los pilares básicos de tu disco…

Sí que me gusta mucho el hip hop y el jazz, pero no le hago feos a nada. Me gusta mezclarlo todo.

El disco desprende cierto sentimiento carnal…

Carnal, femenino, sensual. Todo me vale. Siempre doy pie a lo que vaya surgiendo espontáneamente, ya sea musicalmente o en lo que se refiere a las letras.

¿Donde se puede encontrar tu disco?

Por todo Euskadi y en Francia, en las tiendas habituales.

¿Que expectativas de ventas tienes con tu disco?

Amortizarlo, cosa que ya he conseguido, y si hay mas demanda editar mas copias. La tirada mínima suele ser de 500 ejemplares.

¿Vas a presentarlo en directo?

Si, en Febrero del año que viene. Y será con banda.

¿Cuáles son los futuros planes colectivos de Psilocybe?

Tenemos en proyecto ampliar nuestras instalaciones, creando una sala de actuaciones, una radio, un estudio de grabación y oficinas. Esperamos que todo esté listo en un par de años.

Makala: «Hondartzan»

El zarauztarra Makala, venido al mundo con el nombre de Mikel Unzurrunzaga Schmitz, ha publicado hace pocas fechas su nuevo disco.

Titulado “Hondartzan” y editado por la disquera Metak, el DJ guipuzcoano ha querido encerrar en las once nuevas canciones de este CD sus amores por las músicas negras.

Melodías que ya había abordado con anterioridad en sus publicaciones de pequeño formato para Novophonic, sello discográfico que nuestro entrevistado comandaba con el también músico y giradiscos Javi Pez. En dicha empresa nuestro hombre tranquilo editó maxisingles y su bautizo disquero largo titulado “Makala Plays Novophonic”.

Con “Hondartzan” Makala retoma sus amores musicales en esta “gran producción” en la que han colaborado 21 músicos. Estilos como el ska, el funk, el soul y sobre todo el dub y el reggae (se nota la impronta del productor Roberto Sanchez, capitán de proyectos como Lone Ark) campan elegantes por esta colección de nuevos temas que han nacido con visos eclécticos y ganas de transmitir buen rollo a los oyentes.

Títulos como “Bizi Pozik” y el emotivo “Amodioz” ahondan en las maneras pacíficas que este artista bonachón (recuerden que Makala significa “tranquilo” o “pausado” en euskera) ofrece en nuestra cita.

En el CD hay espacio para pelotazos ska como “Fuego Amigo?” y tranquilidades melódicas poco cantadas (la casi ausencia de líricas es algo característico en estas canciones de Makala) de temas como el “Hondartzan” que da nombre a este nuevo paso discográfico completo.

También hay maneras jazzys y hip hoperas (“Music makes me free”) y saltarines ejercicios de afrobeat como el mostrado en “Afrika Continente Ahaztua” y en el safari musical de “Hambre”. Sin olvidar el vacile final de “Agur Hawaii”.

Con las labores de animador nocturno ligeramente aparcadas y centrado ahora en su otra pasión, la radio (Makala ocupa las ondas de Euskadi Gaztea con su programa “Boom Shaka Laka”), el bajista de la Pez Orquesta nos presenta un álbum variado al que, tras las presentaciones en formato DJ, le llegarán los conciertos con la banda al completo.

Mientras nos avisa de que el tema “Fuego Amigo?” tendrá una tirada en vinilo a la vieja usanza, con 300 copias en singles de 7 pulgadas, le preguntamos sobre el complejo proceso de creación de este disco.

Cuéntanos cuando empieza a crearse este disco

Me puse a ello cuando volví a Zarauz en el 2003, tras dar carpetazo al sello Novophonic. Nada más llegar me planteé pillar un local en el que montarme un estudio de grabación. Me pase medio año preparándolo e insonorizándolo, y a partir de ahí me lancé de lleno al disco que hoy nos ocupa.

¿Tenías claro cómo debía ser el disco?

Lo que sí tenía claro es que iba a tener una serie de canciones que mostraran lo que a mí me gusta: Un rollo ecléctico con música de raíz negra.

¿Cómo se ha grabado?

En el estudio suelo empezar partir de un collage de ideas. En cierto modo soy DJ y lo que mejor se hacer es unir rozos de aquí y de allá. Empecé a pensar en cruzar estilos que me gustaban: música surf con funk y con scratches, o ska con rollo latino.

A partir de ahí programé las baterías, hice líneas de bajo y metí melodías. Y comencé a imaginarme arreglos. He tirado mucho de sampler a la hora de construir, pero luego en la fase de grabación hemos querido hacerlo todo orgánico.

Buena la ristra de músicos que participan. No es habitual tener 21 colaboradores en este sentido.

Tocar en la Javi Pez Orquesta me ha permitido conocer a muchos musicazos. Les enseñe el boceto de lo que estaba haciendo y todos se mostraron dispuestos a colaborar. Sin olvidar a mis socios en el estudio de grabación, Ladis y Konsul, los miembros de Hamabi Tribu que me han echado un buen cable. Gracias a ellos conocí a Roberto Sanchez, que ha colaborado en la parte final de mi disco.

El punto reggae de Sanchez trasciende por todo el disco.

Es verdad que no tiene ritmos acelerados, salvo en momentos como “Afrika…”, que está montada en clave afrobeat. En general son ritmos tranquilos. Makala es un hombre tranquilo. Y dicen que los perros son el fiel reflejo del amo (risas).

Decíamos en la entrada a la entrevista que la alegría y lo positivo abunda en títulos y letras de tu disco.

Parece que hay cierta tendencia a los títulos oscuros, negros. Lo mío es más tranquilo, predomina el buen rollo. También hay llamamientos a la conciencia humana en temas ecologistas. Son cuestiones que pasan por mi cabeza. He aprovechado este disco para decir lo que pienso: positivismo, pasa de tanto rollo negativo. No es Hippy, pero por ahí anda.

La verdad es que te ha salido estilísticamente variado.

He planteado el disco como un recopilatorio. Más de uno oye la canción 2 y la 7 y no se imagina que formen parte del mismo album. En todos los discos que te gustan siempre hay dos o tres temas que no molan. Mi propuesta para solucionar este problema se llama “Hondartzan”, y es un disco muy abierto de miras.

¿De donde viene el titulo de “Hondartzan”?

En un principio ni me había planteado ese nombre. Cuando ya tenía las canciones acabadas, estuve dudando entre el título de la segunda canción, “Fuego Amigo?” o éste Hondartzan. La primera no deja de ser un puntazo de tema, pero “Hondartzan” tiene más relación con mi existencia. He nacido en Zarauz, frente a la playa.

De ahí el Makala surfero que aparece retratado en la portada.

Bueno, yo estoy menos cachas (risas). Toda la vida he practicado surf. Desde los 12 hasta los 22 no he parado.

Un amor, el de las olas, que se traslada a tus actividades

Sí, ahora estoy dedicado al mundo audiovisual. He montado una asociación con gente de Zarauz, y solemos ir a grabar olas gigantes. La idea es hacer una especie de plataforma: hicimos un festival de surf en Zarauz, buscamos hacer un DVD.

¿“Hondartzan“ es para bailar o estar en casa?

Yo pienso que es más para bailar. El rock steady de canciones como el single
”Hondartzan” te hacen mover el trasero tranquilamente. Sí que es un disco más caluroso, aunque ha salido en la época de otoño-invierno. Pero seguro que el año que viene, cuando llegue el sol, la gente lo pinchará.

Ya no se te ve tanto por las cabinas de DJS

Últimamente no suelo pinchar tanto, exceptuando la gira de presentación de este “Hondartzan”. Estoy muy ocupado con el tema de la radio, que es la nueva faceta a la que me dedico ahora.

Es verdad, que estás en las ondas de la radio pública vasca.

Sí. Empecé haciendo una sustitución diaria en verano. Les plantee este programa mudo, sin palabras, de músicas negras y de baile: hip-hop, soul, reggae, ska, funk, northern soul. Y aquí sigo, los días festivos y los fines de semanas.

¿Como crees que va a entrar tu disco en la escena actual musical?

En los dos meses que han pasado desde su publicación estoy oyendo de todo. Hay gente que me dice que es un disco sorprendente, y hay otros que quizás no lo entienden en el contexto de música euskaldun.

¿Lo de cantar en euskera lo tenías claro desde el principio?

En primer término me sale cantar en inglés, pero he optado por cantar en euskera para que la gente lo entienda. Si te das fijas, tampoco hay mucha lírica en el disco. Predomina la instrumentación y el fraseado sencillo.

El año que viene tienes planes de tocar tus canciones con una banda.

Cuando acabe esta gira presentando el disco como DJ voy a hacer una formación pequeña, con 5 o 6 miembros. Nos apetece tocar en todo tipo de sitios. Si de repente hay un bolo más importante, pues siempre habría tiempo de llamar a una sección de viento.

Acabas de estar en Alemania presentando “Hondartzan”. No es la primera vez que pisas suelo germánico….

He ido en varias ocasiones: con la gira de Camping Gaz, con Makala Plays Novophonic, con el patrocinio de la marca Carhartt. El nuevo disco estará distribuido allá por Cargo, una relevante empresa del ramo.

¿Como fueron las presentaciones?

Primero estuve en el Tanzwirtschaft Kaffee Burger (http://www.kaffeeburger.de), donde actué con los rusos Rotfront, los sorprendentes Gipsy de Praga, Fiedrich Liechestein (una mezcla de Louis Austen y Tom Jones a la alamena) y con el famoso diseñador Jim Avignon, que tiene un proyecto musical naif. Le llaman el Andy Warhol Berlinés. Después pinché en el club Lovelite junto con un montón de DJs, a razón de 30 minutos cada uno.

Diferencia entre el público alemán y el vasco

Allí se consume más música, se compran más discos. Aquí la gente va a emborracharse, a ligar…la música está en un segundo o tercer plano.

Hombre, aquí comprar se compran discos. O legales o manteros.

No me hables, que me acaban de llamar para decirme que mi disco lo están vendiendo a 5 euros por los bares.

¿Que sentimiento te genera?

Mala ostia e impotencia. Que me piratee un tío de Bangkok me parece bien, porque de otra manera no iba a escuchar mi disco. Pero que en mi pueblo lo vayan vendiendo a 5 euros me toca las narices.

¿Te bajas canciones empleando las redes de intercambio?

Yo las bajo, las escucho, y luego voy a comprar el disco. Trato de bajar música para saber qué es lo que quiero comprar.

Morodo: Botellón Rap

Lugar: sala Gazteszena (Donostia)
Fecha: 20-XII-2005
Asistencia: lleno, unas 700 personas

El aforo de la sala Gazteszena de Egía estaba repleto de mozalbetes el pasado martes a las noche. 700 entradas vendidas, más de 50 personas en la calle esperando un milagro en forma de papel impreso, gente sacando el billetito a ver si (verídico) el de la puerta le dejaba pasar…

¿Que demonios había empujado a toda esa chavalería a dejarse caer, muchos de ellos por primera vez, por una sala de conciertos?¿Acaso La Oreja de Van Gogh presentaba el nuevo disco en concierto sorpresa?¿Alguno de los nuevos triunfitos había venido a Donostia a desplegar sus artes melódicas? ¿Era el estreno del espectáculo rock de los Lunnis?

La razón de aquella populosa reunión, como bien sabrán muchos padres de familia en esta ciudad y alrededores (vino gente desde Bilbao), se llama Morodo y es un joven parlachín madrileño que está reventando salas de aforo medio con sus sonidos ragga.

Un artista que no suena en grandes radios, que apenas ocupa espacio en los periódicos y cuyo disco no se promociona en la televisión. Un creador que ha sabido colarse en el boca a boca de la juventud, en esas reuniones sociales de fin de semana que se realizan en parques y plazas, rodeados de botellas de agua reutilizadas. Un tipo de promoción gratuita que nos recuerda al éxito de Manolo Cabezabolo, seudo guitarrista punkarra que causo furor en los círculos kalimotxeros hace unos años.

Todos los jóvenes presentes disfrutaron en común y humeante unión de la labor de los teloneros, la banda irundarra Bad Sound System. Practicantes de un rap suave y protestón, también empapado en reggae y derivados, consiguieron conectar fácilmente con la pubertad presente, estirando su bolo más allá de los 60 minutos.

La estrella de la noche salió a continuación, tras unos minutos en los que el DJ que ponía fondo musical hizo de las suyas en solitario, castigando la aguja de un vinilo que estas nuevas huestes barbilampiñas ya ven como un objeto de museo.

No hubo empujones, ni grandes chillidos, ni excesivos desmayos ni pancartas de una firma de telefonía móvil con el jeto del pavo. Los presentes habían ido a disfrutar del verbo gracil de Morodo en armonía, con buena parte de las primeras filas repicando todas y cada una de las sílabas que el creador del disco “Cosas que contarte” soltaba por el micrófono.

Los que no cantaban y movían los brazos se dejaban llevar, entre loas a la ganja, por las parsimonias melódicas de ese cada vez más floreciente reggae hispano. Estilo que mezcla las maneras raperas y los fondos pausados de herencia jamaicana y que, visto lo visto, tiene loquita a nuestra juventud. Una adolescencia que, y esto va para los progenitores, apenas pisaba el bar de la sala Gazteszena.

Marlango: Pop sin escalas

Retornaba a la ciudad el pop terso y a ratos enérgico de los madrileños Marlango, que volvían a tener como excusa la presentación de su segundo trabajo Automatic Imperfection. Tras su visita playera del pasado Jazzaldia, la banda capitaneada visual y vocalmente por la actriz Leonor Watling se presentaba en distancias más cortas y disfrutables.

A la protagonista de Hable con ella y los suyos (el pianista Alejandro Pelayo y el trompetista Oscar Ybarra completan el trío de pilotos de esta nave) les gusta hablar de viajes imaginarios por capitales del mundo para explicar sus músicas.

Así que tomaremos ese perfil trotamundos para indicar que las melodías en la primera parte de este vuelo con 600 pasajeros se mostraron tersas y suaves, mínimas, dignas de cualquier club norteamericano de Martinis, ambientes cargados, tonos rojizos y poca luminosidad.

Los chicos que tomaron su denominación de una canción de Tom Waits contrastan las suaves maneras norteamericanas de su música (a veces pop, a veces más jazz o blues) con la voz algo seca de su cantante. El tema Trains, precioso y sensible, es la que mejor representa esta parte tranquila del trayecto.

Y justo una décima de segundo antes de que el avión tomara esa monótona velocidad de crucero en la que no importa que pasen 3 o 300 horas, Marlango nos metió en una zona de nubes, con las consiguientes turbulencias musicales.

Contrariamente a lo que nos suele pasar en la vida real, cuando el viento agita la aeronave y nos entregamos al tranquilizante de turno para que nuestros nervios no arañen todo el asiento delantero, agradecimos que las canciones se hicieran más enérgicas. Aunque eso supusiera perder un poco de vista (y oído) la voz de la escultural belleza que sujetaba el micro.

El vuelo de la noche del jueves llegó a su fin con la canción más conocida de este trío (I Don´t Care) y la versión del The Beat Goes On de Buddy Rich, mientras la mayoría de los pasajeros desembarcaban contentos tras disfrutar del aterrizaje. Otros, los menos, reafirmaban el tópico viajero del ejecutivo de una multinacional: Lo normal de un desplazamiento aéreo es que cuando acabe ya no te acuerdes de él, a menos que haya sido muy malo.

Carmen Linares: Un ramito de flamenco

Día: 15-XII-2005
Lugar: Sala de Cámara del Kursaal (Donostia)
Asistencia: unas 500 personas.
Interpretes: Carmen Linares (cante), Gerardo Núñez (guitarra), José Manuel León (guitarra), Pablo Martín (contrabajo), Angel Sánchez (percusión), Ana María González (palmas), Javier González (palmas).

“En Euskadi pasáis del Flamenco”, decía una donostiarra minutos antes del concierto que la andaluza Carmen Linares ofreció en el Kursaal. Bueno, chica, que el aforo se ocupe un 75% para entregarse a “quejíos” y tarantas tampoco me parece una mala entrada.

Otra cosa es desbocarse en lugar tan solemne. Las iniciales “Canto a la resignación” y la enérgica “Pocito de Nieve” invitaban al palmeo intuitivo. Y allá se soltaron los sectores menos vergonzosos. Pero el lugar se poblaba de “ptsss” a nada que se desmelenara uno.

Y es difícil controlarse con músicas tan corporales y sentidas. Repletas de arrebatos musicales y vocales: guitarras que al menor pestañeo aceleran y frenan sus inabarcables dibujos, un contrabajo de maneras algo jazz y un cajón de sentido toque.

Con una impresionante banda en la que sobresalía el guitarrista Gerardo Núñez, la Linares fue despezando su voz, algo desaparecida al comienzo del show, para ir entregándose a bulerías como la canción de Vainica Doble “Quiero tu nombre olvidar”. Más tarde llegaron los fandangos (“Mirando pa el firmamento”), las instrumentales de patio andaluz y final apoteósico (“Trafalgar”) y los acelerados tangos (“Canta con la voz del corazón”).

Así hasta casi las 2 horas de un acto que acabó con una larga tanda de solos y una aplaudida improvisación informal y contagiosa. Demostrando que la esencia de este arte se encuentra en lugares menos formales que nuestro Kursaal.

Kokolo: Yema Africana

Dia: 13-XII-2005
Lugar: Sala Gazteszena (Donostia)
Asistencia: unas 100 personas

Luchando contra la superchería de gatos negros, escaleras, saleros y espejos rotos, los responsables de la inquieta y siempre aplaudible programación foral Gaztemaniak! presentaban en Donostia el pasado martes (y 13) la última de sus propuestas musicales.

Pero la capital guipuzcoana parece rehuir cualquier elemento sospechoso de producir mal fario:  La sala Gazteszena del barrio de Egia estuvo más bien desierta (unas 100 personas) ante la actuación de los norteamericanos Kokolo, populoso combo afrobeat que tiene como finalidad principal hacer mover el esqueleto con sus ritmos latinos y africanos.

Pocos conocían de antemano las virtudes musicales de esta banda afincada en el Chinatown neoyorquino. Las preguntas de “¿Sabes de que va?” y “¿Estará bien?” se escuchaban en los corrillos.

Mi ayuda no podía ser muy certera, sobre todo en lo referido al nombre de la banda. Para mí, Kokolo venía a ser la yema del huevo frito en aquel lenguaje infantil de “apapas” y “arreburriquitos”. La versión oficial, mucho más certera, indica que Kokolo significa “seguidor devoto de las músicas africanas” en el lenguaje callejero norteamericano, eso que llaman slang.

Los dos guitarristas, la sección de vientos coja (uno de los sopladores tuvo que volver a casa por cuestiones personales), el electrizado bajista, las percusiones del señor Gonzalez, un batería con pegada indiscutible y la voz del señor Ray Lugo (cabeza principal de esta formación) se encargaron de demostrar que las versiones oficiales suelen ser más acertadas que los runrunes callejeros.

Los 90 minutos del concierto se pasaron volando, mientras unos escuchaban aquellas canciones de yema africana y clara jazzero-latina (prueben a imaginarse una canción que mezcle a Fela Kuti y el son cubano por igual) y otros se entregaban a ellas moviendo brazos, piernas, caderas y resto de fibras musculares.

Kokolo presentó sus melodías contagiosas, trabajadas alrededor de repetitivos ritmos de batería y bajo y con espacios para los diferentes momentos de expresión personal: ahora un sólo de trompeta, más tarde uno de percusión que se hizo algo largo, ese tradicional punteo de guitarra…

Siempre ayuda que el cantante tenga raíces venezolanas y se exprese en perfecto castellano con la audiencia, a la que animaba constantemente con sus maneras afables y vacilonas a integrarse en la gran fiesta de ritmos imparables que fue el concierto de Kokolo. Una actuación que cuando llegue al Jazzaldia (no sería extraño) bailarán como locos, pero que el martes pasado sólo congregó a unas pocas decenas. Será que era Martes y 13…

Blami: Exposición en Drum

Son las 21.35 del día en el que hemos quedado con Blami (de nombre real Jose Antonio Iglesias) para hacerle una entrevista en su sede “oficial”, el bar Siglo XX de Lasarte. Un espacio que durante los últimos años ha ido cambiando sus paredes y su fisonomía artística gracias al empuje creativo del lasartearra que hoy entrevistamos. ”El siglo XX es mi “estudio de trabajo”. Si no hubiese un espacio como este, no se donde estaría pintando”, dirá el señor Iglesias en nuestra charla posterior.

La cita era a las nueve y cuarto, pero uno ha aprendido a no sulfurarse cuando queda con un artista que se encuentra preparando no una sino dos exposiciones. Hacemos tiempo tomando un refresco y leyendo los titulares de la típica revista gratuita de tendencias, entre hypes británicos recién traducidos y artistas malditos con promoción excelente, cuando nos topamos con un anuncio que capta nuestra atención. “Blami. Exposición. Galería Iguapop. Barcelona. A partir del 15 de Diciembre”. No es la única empresa en la que Blami ha estado invirtiendo su tiempo los últimos 24 meses.

Este antiguo director artístico de la marca textil Loreak Mendian inaugura hoy viernes, en la galería Drum de Donostia, una muestra de reciclaje artístico que se presenta con el nombre de “Sua”: La materia prima son cuadros pillados de la basura o de algún mercadillo de segunda mano a los que el autor ha añadido ardientes llamaradas.

Pasamos a la trastienda del bar de nuestra cita, el estudio de nuestro entrevistado. No se lo imaginen picassiano, amplio y lleno de oleos de mozas desnudas. Estamos hablando del almacén, donde las cajas de cervezas sirven de apoyo a los lienzos.

Perdona el retraso. Estaba en el taller, trabajando a toda velocidad en los cuadros”. Jose abre su ordenador para volcar en él las últimas fotos que ha sacado, referidas a la preparación de “Sua”.

Mientras repasamos las instantáneas que recogen fogonazos pintados sobre cervatillos a la carrera y una careta del cantante de Kiss Gene Simmons que se podrá observar en la muestra de la ciudad condal, abordamos a Blami sobre el concepto de “Sua” (Fuego en euskera). “La idea del fuego, de quemar los ambientes de las láminas, nació mientras estaba terminando la muestra de Barcelona. Al principio no la veía nada clara. Y había decidido olvidarme de ella. Pero una noche calurosa, volviendo para casa, vi el monte Buruntza quemándose, con una línea incendiaria que bordeaba la silueta. Y dije, ‘esto es una señal. Tengo que hacer la exposición siguiendo la idea del fuego’ ”.

Sorprende la temática elegida, más allá de apariciones y señales del destino. No suele ser habitual encontrar elementos tan destructivos en las obras de Blami. “En mi caso es pura estética. Es una forma de darle otro toque a estos cuadros que están tirados en las tiendas de segunda mano y que se pueden comprar por 3 euros. Lienzos que han estado en las casas de la generación de nuestros padres. La idea es retomar estos cuadros, actualizarlos con ese elemento ardiente, y llevarlos a las casas de la gente joven añadiéndoles ese toque extra”.

Observamos algunos ejemplos en la pantalla del ordenador, y vemos que la cosa funciona. Aunque en algunos casos el resultado final sea bastante impactante. Unos niños dibujados en algún cursillo de Casa de Cultura tienen ahora un fondo incandescente. ”Me daba un poco de cosa meter fuego en ese dibujo. Se ve que realmente los niños no se llegan a quemar el fuego está detrás. Pero si que es un poco heavy”.

Transgresiones visuales que se han añadido siguiendo un criterio estético y de forma.” Mi tío y yo, cuando cogemos una obra para empezar a pintarla, miramos bien la composición y pensamos sobre el lugar en el que añadir el fuego, qué es lo que vamos a quemar. Intentamos buscar un equilibrio, que estéticamente nos guste y nos llame la atención”.

Aparece en la conversación el tío del entrevistado, Severiano Iglesias, pintor y activo colaborador de Blami en esta muestra donostiarra. Es hora de repartir los galones. “Su participación en la expo ha sido muy activa. No es un creador excesivamente realista, tiene su estilo propio a la hora de hacer retratos y paisajes. A mi me interesa mucho el punto “clásico” que tiene él y su forma de pintar”.

Mano a mano, tío y sobrino han montado esta exposición que tendrá una escenificación muy particular, mientras el autor afirma no saber el valor de venta de estas pinturas. “El precio siempre es lo último en lo que pienso. Pero es verdad que siempre hay una inversión que esperas, al menos, recuperar. Voy a centrar “Sua” en el lugar donde suelen estar colgados estos cuadros originalmente: los salones de las casas”.

Ampliamos detalles sobre la escenografía del lugar. “Voy a ambientar el espacio de la galería con unas alfombras y lámparas altas de flequillos, dándole calor al lugar. Que entres como si estuvieras entrando a un salón, que pises una alfombra, que veas los dibujos con esos típicos marcos dorados. La luz tenue vendrá de estas lámparas, no será la típica luz blanca de la galería. Y quiero ambientar todo con un loop de sonido de fuego”.

Si aún no sabes que pedirle a los reyes Magos o el Olentzero para esos amigos que se acaban de adquirir a una nueva y exprimida solución habitacional, indicarte que esta muestra estará visible y adquirible desde hoy hasta el próximo 10 de enero en la Galería Drum, situada en la donostiarra calle General Etxague.

Pero Blami, como un político en época de elecciones, tiene la próxima semana otra inauguración. Será en la barcelonesa Galeria Iguapop. “Es importante exponer en Iguapop porque es una oportunidad de enseñar mi trabajo en un espacio que suele mostrar cosas “diferentes”. Con artistas del mundo de la calle, tipo Bansky y derivados. Ya sabes, ese rollo al que se han apuntado ahora todas las marcas de ropa, con publicidad hecha a mano”.

Una muestra de más de 40 composiciones que se han construido bajo el juego entre dos colores simples. “Durante los últimos 18 meses he estado montando esta muestra, haciendo trabajos basándome en la idea del blanco y negro. Es una recopilación elaborada bajo técnicas diferentes: Unas son pintura, otras son un PVC negro rallado con un cuter”.

Tras la apertura de su exposición barcelonesa, Blami va a fijar su residencia en la ciudad condal. Un viaje que le permitirá trabajar como hasta ahora pero con un mayor almacén de suministro de materiales, sin mayores pretensiones de fama y reconocimiento.” No pienses que voy para ser más reconocido. Llevo muchos años en Lasarte trabajando, metido en el almacén del bar. Y lo que he hecho es producto de lo que estoy viviendo aquí y a los materiales habituales con los que trabajo. Si veo una puerta en la basura, imagínate la de cosas que me podré encontrar en las calles de una ciudad grande. Pienso que voy a estar mas abierto a la variedad de soportes. Y si aquí puedes acceder a dos tipos de lápices, en Barcelona puedes conseguir doscientos clases”.

Mientras hablamos de lo estancado de la escena musical y de ocio donostiarra, de las siempre comedidas revoluciones artísticas callejeras en Donostia, de las persecuciones que acechan a los grafitteros, de las ayudas públicas al arte nuevo y demás, nos despedimos de Blami.

Le deseamos que Barcelona sepa apreciar, como lo ha hecho Guipúzcoa, su arte urbano, contestón, irónico y lleno de referencias musicales. A ver si el salto le permite ir despegando poco a poco en estos complicados mundos artísticos. “No te preocupes. Todo llegará. Y si no llega, pues nos quedaremos encantados en el Siglo XX”. Ahora que lo releo, tiene su coña la frase…

Rinôçérôse: El rock también se baila

Interpretes: Dead Combo + Rinôçérôse
Lugar: Sala Play (Hernani)
Día: 02/12/2005
Asistentes: unas 800 personas

Elegante llenazo el registrado en la hernaniarra sala Young Play (perdón, es la costumbre, ahora se llama sólo Play) con motivo de su Opening Session, nombre anglófilo heredado de los templos de baile ibicencos cuando dichos espacios reabren sus puertas tras el parón habitual.

Y arrancaba con un concierto de Rinôçérôse, banda francesa (no hay más que ver los acentos de su nombre) de gran acogida en el país vecino que lleva un tiempo demostrando que las guitarras y las bases electrónicas pueden ir juntitas de la mano con elegantes resultados.

La noche debía empezar con la actuación del dúo finlandés Dead Combo, pero algún problema de última hora hizo inviable la escucha de unas canciones que beben y mucho de las fuentes del grupo principal de la noche. Al menos los chicos no se lo pasaron del todo mal: uno de sus integrantes hablaba asiduamente al final de la velada con el morro de una botellita de vino.

Esta banda formada por Jean- Philippe Freu y Patrice Carrie, dos sicólogos que tienen como terapia particular ir azotando el mundo con sus mezclas de rock y baile, ofreció la noche del pasado viernes un concierto espectacular.

La formación francesa acercaba a Guipúzcoa “Schizophonia”, el último de sus trabajos, con un montaje visual enganchón. Las pantallas disparaban imágenes a toda velocidad, el humo invadía el escenario y los juegos de luces demostraban usos discotequeros. La fiesta estaba servida, como bien lo demostraban con sus saltos y bailes las cerca de mil personas presentes.

En lo musical Schizophonia es un trabajo más potente y salvaje que los anteriores. Las guitarras se han desbocado (no hay más que escuchar los riffs a lo AC/DC de su último single “Bitch”), mientras los fondos siguen teniendo ese puntito afrancesado, con estilos de house filtrado y agradable y detalles funkys.

Pequeñas fórmulas de éxito contrastado (subidones sonoros, contagiosos juegos de percusión, uso de sirenas) hacían que el desentumecimiento muscular fuese total.

Hasta tres veces tuvieron que salir Rinôçérôse a tocar unos bises antes de que los asistentes rompieran en aplausos y la Play ofreciera su otro uso habitual, con DJs poniendo música hasta bien entrada la madrugada. Pero eso, como decían en aquella gran película de Jack Lemmon, “es otra historia”.