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Rinôçérôse: El rock también se baila

Interpretes: Dead Combo + Rinôçérôse
Lugar: Sala Play (Hernani)
Día: 02/12/2005
Asistentes: unas 800 personas

Elegante llenazo el registrado en la hernaniarra sala Young Play (perdón, es la costumbre, ahora se llama sólo Play) con motivo de su Opening Session, nombre anglófilo heredado de los templos de baile ibicencos cuando dichos espacios reabren sus puertas tras el parón habitual.

Y arrancaba con un concierto de Rinôçérôse, banda francesa (no hay más que ver los acentos de su nombre) de gran acogida en el país vecino que lleva un tiempo demostrando que las guitarras y las bases electrónicas pueden ir juntitas de la mano con elegantes resultados.

La noche debía empezar con la actuación del dúo finlandés Dead Combo, pero algún problema de última hora hizo inviable la escucha de unas canciones que beben y mucho de las fuentes del grupo principal de la noche. Al menos los chicos no se lo pasaron del todo mal: uno de sus integrantes hablaba asiduamente al final de la velada con el morro de una botellita de vino.

Esta banda formada por Jean- Philippe Freu y Patrice Carrie, dos sicólogos que tienen como terapia particular ir azotando el mundo con sus mezclas de rock y baile, ofreció la noche del pasado viernes un concierto espectacular.

La formación francesa acercaba a Guipúzcoa “Schizophonia”, el último de sus trabajos, con un montaje visual enganchón. Las pantallas disparaban imágenes a toda velocidad, el humo invadía el escenario y los juegos de luces demostraban usos discotequeros. La fiesta estaba servida, como bien lo demostraban con sus saltos y bailes las cerca de mil personas presentes.

En lo musical Schizophonia es un trabajo más potente y salvaje que los anteriores. Las guitarras se han desbocado (no hay más que escuchar los riffs a lo AC/DC de su último single “Bitch”), mientras los fondos siguen teniendo ese puntito afrancesado, con estilos de house filtrado y agradable y detalles funkys.

Pequeñas fórmulas de éxito contrastado (subidones sonoros, contagiosos juegos de percusión, uso de sirenas) hacían que el desentumecimiento muscular fuese total.

Hasta tres veces tuvieron que salir Rinôçérôse a tocar unos bises antes de que los asistentes rompieran en aplausos y la Play ofreciera su otro uso habitual, con DJs poniendo música hasta bien entrada la madrugada. Pero eso, como decían en aquella gran película de Jack Lemmon, “es otra historia”.

Publicado enCríticas de conciertos

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