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Juan Luis Etxeberria Entradas

Kutxa Kultur Festibala: Chaparrón de sonidos indies

El Festival Kutxa Kultur regresa este fin de semana al emplazamiento único del donostiarra Parque de Igeldo con un ojo puesto en la climatología y mucha calidad en el cartel encabezado por Dinosaur Jr, Delorean y Crystal Fighters

Con una clara diferenciación sonora por días (hoy se baila y mañana se guitarrea) y a la sombra del éxito de su edición inaugural del pasado año, la fiesta indie vuelve a nuestra programación con un atractivo listado de bandas, fiestas posteriores en otra sala de la ciudad, espacio para las formaciones locales, y un taquillaje agotado para la jornada inaugural de hoy

Y dado que una de las mayores características del Kutxa Kultur es su localización, con los escenarios dispuestos a lo largo y ancho del parque de atracciones, hemos jugado a emparentar las ferias presentes con algunos de los sonidos que se podrán escuchar estos días. La lista completa de bandas y actividades la podrán encontrar en www.kutxakulturfestibala.com.

Montaña suiza: Es la atracción que más respeto impone en el mundo por el ruido de sus herrajes. En esa categoría caben algunos de los grupos de la noche del sábado, la más eléctrica y rabiosa. Aunque, como sucede con la mencionada montaña, el paseo finalice con gran satisfacción.

A la cabeza de esta clasificación, por bramido y calidad, se encuentran Dinosaur Jr. El grupo de J Mascis ha hecho de la distorsión su religión, siempre con el pop como ingrediente principal. No le van lejos los Crocodiles, ahijados de los Jesus And Mary Chain y amantes de enterrar las melodías bajo efectos de suciedad sonora.

Built To Spill es una banda única a la hora de hacer canciones. No llegan al cabreo de los mencionados, pero sus creaciones son toboganes melódicos en los que acabas levantando los brazos (para aplaudir). Dover cerraría la sección guitarrera con la interpretación de su más famoso trabajo, “Devil Came to Me”, la bandera del grunge nacional.

Taga-J. La web de Igeldo presenta este juego con las siguientes palabras: “Pásatelo en grande saltando y botando con tus amigos en esta atracción de la que no te querrás bajar”. Una descripción ideal para la noche del hoy, en la que los asistentes no tendrán excusas para estarse quietos.

Crystal Fighters ofrecerán un concierto a cielo abierto (o encapotado) tras el éxito de su actuación en Zugarramurdi, donde hicieron bueno el título de su disco “Cave Rave” encandilando a la selección de fans presentes.

Delorean, en la única actuación peninsular del 2013 – su gira norteamericana es la envidia de medio mundo musical- presentarán “Apar”, un nuevo CD que ya puede escucharse en streaming en la web de Pitchfork. Un disco soberbio que confirma que la calidad de los guipuzcoanos va más allá de modas.

Camas elásticas: “Bota, bota y bota. La diversión y el ejercicio están asegurados”. La descripción de esta feria viene que ni pintada para hablar de la sección DJ que suele aparecer en este tipo de eventos.
Crystal Fighters y Calor Djs (con parte de Delorean en sus filas) estirarán su aparición festiva de hoy hasta la fiesta posterior en Gasteszena. En idéntico emplazamiento brillará mañana con luz propia DJ Coco. El también programador del Primavera Sound es uno de los pinchadiscos alternativos más elegantes de la actualidad. Su selección de temas asegura una buena colección de agujetas los días posteriores.
Budin y Makala formarán el Bukowski Team, equipo que amenizará la estancia festivalera de los presentes en la denominada Terraza Panorámica.

Kosmikar: El “paseo en el que las sorpresas te esperan detrás de cada puerta” nos sirve para este párrafo de “tapados”. Sería injusto considerar a Belako como tales. Son el pelotazo del 2013 y vienen de actuar en el escenario más grande del Jazzaldia donostiarra.

También moverá las patitas (y, si me apuran, prender su mecheros o las pantallas de los móviles o lo que se encienda ahora) todo asistente al concierto de Shannon & The Clams, trío norteamericano que recupera la música de los 50 para presentarlo con un calmado envoltorio garajero. Su cita será el sábado a la noche en Gasteszena.

Wyliam Tyler merece ir a primera hora al recinto. El guitarrista de Lambchop y Silver Jews cabalga sobre los arpegios con una elegancia folk embriagadora. La definición también se ajusta como un guante a las características de Luke Amstrong. El inglés residente en Donostia aparecerá en el “escenario sorpresa”, actuando a su vez en algunos de los autobuses de subida a Igeldo. Su socio Tristán Crowley repite fórmula doble, ofreciendo en su caso un pop más lírico y emotivo.

Estanque: Los paseos más románticos del recinto se dan en esta pequeña laguna al calor de los vapores de las barcas. Puede ser un buen sitio para escuchar las delicadezas de Junip, el grupo comandado por el vaporoso José González. Los suecos han editado este 2013 un álbum homónimo que ahonda en los aciertos de su debut: ensoñaciones apoyadas en teclados nebulosos y una voz muy personal.

Conocida es la capacidad de conmover de Damien Jurado, quien vuelve a la ciudad en solitario, con la guitarra como única arma y su tono grave como perfecta fábrica de emociones.

Y si quieren algo más pizpireto pero igual de sensible no se pierda la cita con Allo Darlin, una de las bandas de indie estricto más disfrutables del momento. Los encontrarán la noche del sábado en Gasteszena.

Boca della veritá (el oráculo): ¿Que pasa si llueve?¿Se suspenden los conciertos? Esas son las preguntas más habituales que se pueden leer en las redes sociales del Kutxa Kultur Festibala.
La organización confirma que “habrá conciertos. Los escenarios están cubiertos y no hay alertas por viento, que es lo que puede complicar las cosas “. Anuncian estar “preparando un nuevo espacio cubierto con bastante capacidad. En él se realizarán algunos de los conciertos sorpresa previstos y será el refugio de quien busque resguardarse de algún chaparrón”.

Y hablando de bocas (que alimentar), nos recuerdan que no se podrá acceder al recinto con comida o bebida. Que para eso hay “Terrazas Gastronómicas del Mundo”, espacios de comida zampada al vuelo con sabores argentinos, talos locales, gustos africanos y zonas especialmente cárnicas.

Tren de Igeldo: No será un recorrido tan entretenido como el del propio parque, pero el desplazamiento hasta la zona festiva al menos seguirá siendo gratuito: Dbus ha puesto un servicio especial desde las 3 de la tarde hasta el cierre, con una frecuencia nunca superior a los doce minutos y paradas en la Calle Easo y el Hotel Eceiza. Sin olvidar el clásico Funicular, también gratuito si se presenta la entrada.
Y quien quiera asistir a la fiesta posterior de Gasteszena también contará con viajes gratuitos en bus desde el parque.

Laberinto: El Kutxa Kultur consigue dar una salida a la encrucijada que suelen tener los padres con niños, ofreciendo un servicio de guardería a primeras horas de la tarde. Estará abierta de 18:00 a 23:00 en el Barco Pirata, para niños entre 4 y 10 años, y costará seis euros.

Kutxa Kultur festibala: Un día grande

El festival guarda un espacio relevante para los músicos guipuzcoanos que se cierra, con cierre a cargo de Bobby Bare Jr.

El cartel musical del Kutxa Kultur siempre ha demostrado tenerle mucho cariño a las bandas locales que están arrancando en estos mundos del malabarismo melódico. Al igual que en su edición inaugural, las bandas seleccionadas por la entidad bancaria toman este fin de semana uno de los escenarios del parque donostiarra. Para quienes no los controlen, aquí va un somero repaso en riguroso orden de aparición.

Roulot se adhieren al coche del indie guitarrero, aquel que practicaban Radiohead en sus inicios y que luego fue mutando en esa bola sincopada actual. Les gustan las progresiones de los mencionados, y los aciertos de Sunny Ray Real Estate y otras formaciones noise pop. Jus es un trío que hace rock enfadado bastante melódico y de bajos bastante presentes, teniendo en camino el segundo de sus CDs.

Código Bushido es el proyecto de David García, un donostiarra que defiende los lirismos pop que mayor pegada popular han tenido en su urbe. Los zarauztarras Buffalo ejecutan unos atractivos temas instrumentales que van desde el jazz hasta el post rock melódico. Y ya que hablamos de este último campo musical, mencionar a Grande Days. El combo capitalino, con Rumano Power y miembros de Miztura en sus filas, tira de sus amores por Sigur Ros y HIM (los de Doug Scharin, no los “emo” europeos) para hacer evocadoras composiciones

Ya el sábado la velada arranca con Istrian. Los bidasotarras acaban de recibir un par de premios en el reciente certamen MusikIrun gracias a su mezcla de rock urbano, fulares alternativos, teclados y gran lirismo cantor. Lou Topet es uno de las agrupaciones más paseadas y pausadas de la elección. Fusionan rock americano y sentimiento euskaldun, siendo la suya una actuación calmada y ensoñadora.

Cohen llegan desde Urnieta para extender su sacerdocio hard-core. Cuentan con la vitola de grupo de sonido y ejecución perfectos, lo que seguro atraerá a los profanos. UK Bill (con gente de Utikan, Asgarth y Lauroba y de los pocos que cantan en euskera) defienden la bandera del rock ramoniano y derivados hard rock.

Napoka Iria presentó a principios de año un homenaje a una de sus mayores influencias, el blues. Suave, o encendido, ya sea como dúo o banda, siempre con la gran voz de Miren Narbaiza al frente, la formación con menos integrantes en esta selección está un pasito por encima del resto.

Y atentos a la clausura de este escenario: El norteamericano Bobby Bare Jr., que cuenta con tantas bodas como discos, despedirá este espacio dedicado a las formaciones locales con sus bendiciones folk USA. No se lo pierdan, que ya pasó por Donostia en 2009 y dejó un excelente sabor de boca a los (pocos) presentes.

Crystral fighters: Akelarre moderno

Los británicos presentan su nuevo disco a los fans en un emplazamiento único, las cuevas de Zugarramurdi, en una cita que mezcla música, tradición y turismo.

Las cuevas vecinas están de moda. En septiembre Alex de la Iglesia estrenará su film “Las cuevas de Zugarramurdi” en dicha gruta, dentro de la programación del Zinemaldia. Pero antes, el jueves que viene, la banda británica Crystal Fighters montará una fiesta selecta – solo 300 espectadores, entre los que hay 80 periodistas acreditados- para cuya asistencia volaron las entradas cual bruja sobre una escoba. ‘Hace un par de años me llamaron del pueblo y les propuse a Crystal Fighters hacer algo allí’, nos cuenta el organizador Sergio Cruzado. ‘Al final no cuajó, pero el grupo se quedó con la copla’. El promotor lleva razón.

Empezamos por el título de su último disco, “Cave Rave”, traducible como “fiesta en la cueva”. En palabras de sus integrantes, ‘estar en Euskadi componiendo estas canciones nos hizo pensar sobre la creación del euskera y esta cultura tan antigua’. Estos ahijados revoltosos de Eusko Ikaskuntza crearon buena parte de este CD en un retiro por nuestras tierras, siendo Berango y Elgoibar algunas de las localizaciones confirmadas.

El nuevo trabajo sigue adentrándose en la idea de fusionar el folk con elementos modernos. Cada vez de manera más fluida, con mayor cohesión entre las canciones. ‘Mezclando lo antiguo y lo nuevo. Hay mucha documentación sobre fiestas en las cavernas, un lugar de representación de ideas mentales bien por medio de la pintura bien por este tipo de celebraciones. Habiendo escrito el disco en nuestro hogar espiritual, el País Vasco, va a ser un verdadero honor poder tocar en este emplazamiento’.

Proseguimos con los puentes vasco-anglófilos con su ya conocida querencia por los instrumentos vascos. Si por algo se hicieron conocidos Crystal Fighters en su día, además de por su enfoque dance, fue por la inclusión de txalapartas y otras sonoridades tradicionales. La fórmula sigue vigente. En el tema “L.A. Calling’, por ejemplo, fusionan la música coral vasca con su particular homenaje a las leyendas musicales africanas King Sunny Ade y D.O. Misiani

El single de lanzamiento “You and I” es una mezcla del amor celestial de The Beloved con unos Primal Scream con agujetas de abrazarse. Es su mayor apuesta por escalar las listas de éxitos hasta la fecha, y ahonda en la idea de la mezcla de culturas sonoras. ‘Es un viaje desde una playa en la que estas tocando el ukelele hasta la participación en una sesión de magia negra con un charango boliviano, una guitarra pequeña que suena en esta composición que mezcla el estresante ajetreo diario con la pureza del amor’. Efectivamente, a los Crystal les gusta el incienso en cualquier receta. Porque el disco sigue por esa línea ideológica de paz, amor, armonía y tecno. Unos digitalismos más relajados que en anteriores trabajos.

Pero ahí no acaba la fiesta del 29 de agosto. Los invitados irán en autobuses de la organización hasta la iglesia de Zugarramurdi, donde se explicarán las tradiciones ancestrales de los akelarres, así como las historias que se muestran en su Museo de las Brujas. Habrá música de raíces en la plaza del pueblo, para más tarde acceder a la cueva, donde actuarán los grupos locales Belako y Wilhem And The Dancin Animals antes del show especial de Crystal Fighters. Un espectáculo que se retransmitirá en streaming para todo el mundo. Al acabar, bus de vuelta a Donostia y fiesta final en un recinto de la ciudad. Dicen que será en Gasteszena, aunque la confirmación no es oficial a la hora de cerrar este texto.

¿Qué nos queda al resto de los mortales? Dientes largos, enchufarnos a internet para verlo, y poner la oreja para atender a las opiniones de los afortunados asistentes. Contando los segundos que quedan para verles, ya en abierto, en la próxima edición del Kutxa Kultur Festibala, a celebrarse en el Parque de Atracciones de Igeldo los días 6 y 7 de septiembre.

Jazzaldia: Crisol y sombra

El Náutico donostiarra se ha convertido en un exitoso sonoro espacio festivo del Jazzaldia. Situado en plena costa, y con muchos asientos naturales en los que apoyar las posaderas, a nada que el buen tiempo se instale sobre nuestras cabezas la zona se convierte en el arranque de la fiesta diaria. O en el espacio en el que relajarse mientras ves a la gente bañarse. Si no eres tú mismo el que decide pegarse un chapuzón para aligerar la modorra que dejan las noches largas

Durante estos días músicas modernas y antiguas, siempre con un enfoque bailarín y sofisticado, han sonado en el lugar a cargo de varios DJs preferentemente locales. El domingo los actos comenzaban con Teenage Caveman. Un joven guipuzcoano cuyo buen hacer mezclando le ha llevado a pinchar a festivales británicos especializados en músicas clásicas. Y como tal entenderemos el swing, el hillbilly, el rock de los 50, el soul primigenio y hasta el ska. De todo eso hubo en sus dos horas de propuesta, elegantemente cimbreada por buena parte de los presentes.

A continuación le llegó el turno a Ayo Silver DJs. Los promotores musicales donostiarras también mostraron tino en su selección de vinilos. Arrancaron continuistas respecto al señor Caveman, para más tarde abrazar sonidos más contemporáneos: Of Montreal, Growlers. Deerhunter, Ariel Pink. Y la cosa se puso moderna a rabiar con la sesión de Katza. Una suerte de música electrónica vanguardista impactante. Demostrando que la zona fue un crisol de sonidos. Casi siempre con el baile como destino final. De ello darán fe quienes asistieron en jornadas anteriores para disfrutar de Makala, Pablo Sanchez, Arka o los Gallinero All Stars.

La fiebre Jazzaldia se ha extendido también a otros espacios bareros cercanos. El Be Bop, por ejemplo, ha ofertado fuera del programa oficial una programación de conciertos y pinchadiscos. Los cubanos Havana Son o los cercanos Triz3ps se encargaron de la música ejecutada, mientras los discos fueron seleccionados por Javi Pez, Araña o el alavés Dj Putxero. El enfoque general ya lo imaginan quienes son habituales del garito: jazz latino de gran animosidad.

El último día actuante suele ser uno de los más populosos en los espacios gratuitos. La gente menos habitual suele dejarse caer por la zona del Kursaal para picar un poquito de aquí y de allá. Los asistentes pudieron disfrutar de las tonadas vascas de Iñaki Diéguez. El acordeonista irundarra, que giró con El Circo Del Sol, mezcló sonidos euskaldunas con aires más brasileños en un concierto dulce y bastante ensoñador. El resto de terrazas fueron esquivando las gotas nocturnas, permitiendo que Belceblues, Maldataskull o los aplaudidos Gregario De Luxe se encargaran de poner punto y final a esta exitosa sección festivalera.

Jazzaldia: Un baño de masas

La banda !!! puso a la playa a bailar con sus modernas composiciones de funk discotequero

Y el hombre cumplió su sentencia/amenaza. El cantante de la banda norteamericana !!! (chk chk chk), formación encargada de cerrar las actuaciones del espacio gratuito más relevante del Jazzaldia, había avisado al comienzo de su espectáculo que al acabar el mismo se iba a pegar un baño en el mar.

Claro que eso se suele hacer con cierta privacidad, de manera algo VIP, aprovechando tu condición de artista. Pero Nic Offer -que así se llama el cantor- tomó el camino más corto entre el tablado y el agua. Bajando por unos de los laterales del escenario, echó a correr hacia la orilla seguido por un foco y varias decenas de seguidores que no dudaron en imitarle. El bañador ya lo llevaba puesto, fue su ropaje principal durante toda la velada. Así que no hizo falta mucha preparación previa.

No era la primera vez que tomaba ese camino descendente. Offer casi se pasó más tiempo a ras de arena que sobre ella. Dando bastante trabajo a los chicos de seguridad, porque alguno de esos viajes se hizo más allá de la barrera del foso, adentrándose entre la muchedumbre y danzando con los presentes. Entre ellos, destacar al espectador de pantalones dorados que parecía compinchado con la banda, dado que llegó a subir al escenario y andar como Pedro por su casa.

El guindilla del micro tampoco paró quieto cuando le tocaba ocupar el lugar que le corresponde, al lado de sus socios musiqueros. Ni más tarde, cuando llegó el turno sacarse fotos en los bares de la ciudad. Chk Chk Chk eran la oferta festiva y bailarina que el Heineken Jazzaldia suele predisponer para el sábado a la noche como colofon de su espacio más populoso, un lugar en el que brillaron en su día formaciones como Cut Copy o Crystal Fighters. ¿Consiguieron los organizadores el objetivo previsto? Pues diremos que a medias. Hubo varios miles que utilizaron las admiraciones del nombre del grupo para expresar felicidad y otros cientos que las emplearon para mostrar su asombro (negativo).

Los mimbres estaban en teoría bien dispuestos: Ingredientes de soul y funk con un aire moderno y discotequero. Demasiado quizás, porque aunque buscaban el mismo fin bailarín, se alejaban del contagioso atractivo de las canciones clásicas para entregar secciones algo anodinas, o sin un gancho muy visible. No era como “La 2 en Blues band” que actuaba en una de las terrazas del Kursaal esa misma noche. Un ejercicio clásico de un estilo bastante férreo en sus compases habituales, bien agitado por la sección de viento, el órgano pegadizo y una voz principal con un dinamismo a prueba de bombas.

Tanto a ellos como al resto de socios de turno noctámbulo, el DJ Pablo Sánchez y la Seminal Jazz, les temblaron ligeramente las canillas cuando el ya habitual chaparrón de las once de la noche hizo acto de presencia en la ciudad. Afortunadamente, esta vez la visita también fue breve, sin llegar a refrescar ni rebajar la humedad reinante.

El pinchadiscos Sánchez ofreció en el escenario Coca Cola una buena sesión de música de club con aires latinos sobrevolando el ambiente y voces pregrabadas cantadas en inglés o africano. Su momento fue bastante cálido y armonioso, haciendo que la gente bailara sin mayores vergüenzas. El productor venezolano es un habitual de esta temporada donostiarra. Y suponemos que en el futuro le seguiremos viendo por nuestros garitos, dado que su mezcla de jazz, funk, afrobeat y electrónica fue bien gozosa.

Como también fue aplaudida la oferta de Seminal Jazz, quienes haciendo honor a su nombre ofrecieron elegantes pasajes de jazz clásico. Consiguieron reunir a un número creciente de espectadores con sus melodías propias y versiones de corte estándar. Hubo muchos brincos y paseos por las partituras, con sus correspondiente ovaciones, en lo que fue el estreno de la banda en el Heineken Jazzaldia

Y tras el correspondiente descanso, el certamen arrancaba su jornada final dominguera con un paseo DJ por el atractivo escenario situado en la zona del Naútico. Allí el guipuzcoano Teenage Caveman ofreció sonrientes pasajes de swing y músicas de similar animosidad, mientras los inquietos donostiarras Ayo Silver llenaban el elegante recinto de sonidos pop y rock de mayor actualidad.

La zona de Zurriola siguió mostrando actividades hasta bien entrada la tarde. Gregario de Luxe, La Prima Janis, Iñaki Diéguez o el pop jazzero de Youn Sun Nah Quartet fueron algunas de las propuestas que completaban la lista de actuaciones de un festival que volverá a mostrar un balance general más que positivo.

Jazzaldia: Paz, amor y sirimiri

La fantástica actuación de Elvis Costello y The Imposters cerró una jornada que consiguió esquivar la lluvia
 
“Y Costello, el rey de la América”, le cantaban como homenaje los chicos de The Pogues en su archifamoso tema “Fiesta”. Y mucho de eso hubo en la actuación del segundo Elvis más famoso de la historia. Un hombre que ha conseguido ser una etiqueta propia en las tiendas de discos (que aún quedan abiertas), consiguiendo tocar mil y un palos musicales en unas creaciones que solo podían venir con su firma. Pero cada cosa a su tiempo, porque hubo bastantes cosas interesantes en la zona gratuita delJazzaldia. Por ejemplo, la actuación de Belako.

Los de Mungia no se arrugaron ante la apuesta ni frente los 4500 espectadores presentes. Son el hype del momento, la primera banda vasca que tocaba en el Escenario Heineken en un horario tan relevante. Quizás ese honor le tuvo que haber correspondido en su día a Delorean, pero de hipótesis no viven los festivales.

Belako ofrece una insultante y contagiosa energía juvenil, lo que les hace construir canciones muy diversas. Dos chicas y dos chicos que le pegan al rollo new wave, con momentos bastante punks cuando ellas tomaban el micro y un final de concierto muy discotequero que apunta al futuro con mucha esperanza.
Sin abandonar los aciertos locales, guiamos nuestros pasos al Escenario Único/ Coca Cola. Allá se plantaron los pinchadiscos y voceras hiphoperos del Gallinero All Stars.en lo que fue su tercera actuación del cartel, dado que a la tarde habían realizado dos pases en la zona del Naútico. No les se notó el exceso de actividad

Como suele ser normal en este tipo de eventos, la función comenzó con una sesión de música pinchada para caldear el ambiente y animar a un personal que, dada su juventud, pasó de sentarse en las sillas allá plantadas y corrió a apelotonarse en la primera fila.

Los sonidos derrocharon estilo, abandonando el habitual ritmo machacón del rap norteamericano para abrazar una finura más afrancesada (por definirlo de alguna manera, no me peguen los puristas), potenciando el lado danzarín y clásico en este estilo, Sonaron tonadas de aires neoyorquinos noventeros o basadas en el digitalismo de finales de los setenta. Ese estilo que ahora vuelve con fuerza gracias a la recuperación de la obra de Giorgio Moroder.

Y tras la atractiva introducción llegó la hora de la no menos chula sección rapeada. Afortunadamente alejados del machismo USA en estas lides, el par de raperos donostiarras ofreció mucho arte en los fraseos y gran ingenio en las canciones, demostrando muchas tablas hasta cuando tenían pequeños errores a la hora de lanzar sus grabaciones. Los presentes aplaudieron su versión-homenaje del Stayin Alive de los Bee Gees, retitulada “Sobreviviré”

Y quién también parecía sobrevivir era el zarauztarra Makala, muy presente en la plancha de eventos del jueves. Nosotros le cazamos con banda, antes de su momento DJ en la zona del puerto. La Makala Jazz Funk Band sonó vibrante y abrasiva en la mejor de las acepciones de la palabra. El autor guipuzcoano decidió alejarse del micro durante buena parte el concierto, ofreciendo el cuarteto ejecutante una contagiosa sucesión de pegadizas melodías que a veces se relajaban con acierto. Como acertada fue la aportación de Ohian Lopetegi, la voz femenina que subió al escenario.

No Güeif Quartet cerraba la oferta llena de gente nacida por nuestras tierras, El cuarteto de Musikene defendió las músicas contemporáneas que dan nombre al festival, Mostraron maestría y aires refrescantes como los del patrocinador que daba nombre a su tablado, el Escenario Frigo. Un momento distendido perfecto antes de atacar el torbellino de la noche, Mr Elvis Costello y sus Imposters. Una pena que no nos visitara con su Spinning Wheel Tour, la gira en la que los espectadores y el azar determinan las canciones a interpretar. Pero entendemos los rigores horarios y masivos de un festival tan popular.

Sin la masificación inaugural de la actuación de Jamie Cullum, pero con una asistencia más que importante, cifrada por los promotores en unas diez mil personas, el británico tuvo un arranque imparable. Sin apenas relajo fueron sonando “I can’t stand up”, “High fidelity”, “Radio radio” o la sensacional “American gangster time”, mientras el publico miraba el sirimiri que se colaba en las imágenes que emitía la pantalla gigante del escenario Heineken.

Los espectadores, con un ojo puesto en la actuación y otro en la parranda, rezaban para que las cuatro gotas ocasionales no afectaran al magnífico espectáculo de electricidad ejecutante y emocional que estaban viendo. Cualquiera diría que a Costello (y a sus socios, que comparten quinta de mili) le quedan meses para cumplir los sesenta años.

La lista de canciones se tranquilizó en su zona media, sección en la que destacaremos las interpretaciones de “Shipbuilding” y la eterna “She”. La primera fue el detallazo del festival. Con la sola compañía de un piano, el autor dedicó la composición a todas las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela ocurrido la víspera. Chapeau, Elvis.

Y tras el paseo relativamente más calmado y la dedicatoria a su esposa Diana Krall, quien el domingo actúa en nuestro festival, llegó la tempestad final. “Red Shoes”, el homenaje a Prince y su magnífico “Purple Rain” y la ejecución de “Peace, Love and Understanding”, obra de otro elegante gafapasta, Nick Lowe. Un broche final perfecto para noventa minutos de genialidad creativa. Y las nubes nos dieron un respiro. Esperamos que la bonanza climática se mantenga el resto de días festivaleros.

Jazzaldia: Que se pare el mundo

Los escoceses Belle And Sebastian ofrecieron una actuación brillante y memorable como broche final del viernes

Qué felicidad. Pura alegría. Si esto fuera un texto de móvil aquí iría un icono risueño a más no poder. Ojala me vieran mientras escribo estas líneas, con los ojos achinados de tanto sonreír. Porque el de Belle And Sebastian es probablemente el concierto más dichoso y completo (hablamos de pop) que jamás haya programado nuestro Heineken Jazzaldia. Quizás pudiera competir con aquella monada de Kings Of Convenience, pero eran otros atardeceres, otros amores, otras ensoñaciones.

Los escoceses lo bordaron, regalando sonrisas a todos los presentes. Quien abandonara la playa la noche del viernes sin una mueca radiante ya puede ir comprando un disfraz de hombre de hojalata para los próximos carnavales. Porque Elvis Costello tendrá estilazo (viejuno), pero B&S tienen un júbilo innato tremendamente contagioso.

A formación completa, con una sección de cuerda y más de diez músicos en escena, los de Glasgow ofrecieron una lista de canciones ideal para el momento festivo. Recuperaron los dos singles de su último disco, las geniales “I want the world to stop” y “I didn´t see it coming”. Mimaron a sus fans con temas como “Le pastie de la bourgeoisie” y los recuerdos de su mejor y más redondo álbum, “If you´re feeling sinister” (“Judy and the dream of horses” y su recuerdo a las víctimas del accidente de tren de Galicia, el título que da nombre al disco o “Get me away from here, I’m dying”). Con pelotazos sesenteros como “Legal man” y bastantes temas del no muy reconocido disco “Life Pursuit”. Sin olvidar las influencias del northern soul y Thin Lizzy (“I’m a cuckoo”, entonada con una chaqueta de cuadros escoceses).

Y ese cantar delicioso y cercano de Stuart Murdoch, el compositor principal de las banda. Un tipo que no duda en bajar a cantar donde el público o invitar a la gente a subir al escenario para bailar “The boy with the arab strap”. Todo sumaba para ir de salto en salto, tarareando con educación y sin molestar al compañero de playa, en una sucesión de melodías dispuestas de manera perfecta para satisfacer a seguidores y recién llegados. Un momento ideal para enamorarse, o pedir la mano de alguien entre brinco y brinco. Y recordarlo y contarlo siempre con una cara feliz.

No olvidamos los momentos previos, azuzados por el clima que hizo suspender el concierto de Nothing Places. La banda madrileña pululaba realmente triste por la zona VIP del festival. Espacio en que tuvo a bien tocar para invitados y gente de prensa cinco canciones en formato reducido, con guitarra y batería, inaugurando un “jazz club” que esperamos se repita en otras ocasiones.

Con un cantar cercano al Jero Romero de los Sunday Drivers y unas composiciones más atormentadas en sonido y letras, el joven Emilio Saiz (hijo del gran Suso Saiz) deleitó a los presentes, haciendo que olvidaran por un momento los canapés y las bebidas gratuitas. Y eso, créanme, es algo realmente milagroso.

Ya en las terrazas hubo espacio para el jazz. Entre paraguas y chubasqueros y con cierto retraso, tras las dudas organizativas. El agua, y sobre todo el viento, dejó en el aire varias actuaciones que finalmente se llevaron a cabo. De todas ellas la más bonita y emotiva fue la de Paúl San Martín. El músico donostiarra ofreció un concierto sublime al piano. Ya sé que eso suena a tostón virtuoso. Pero nada más lejos de la realidad. Porque Paul hace que el blues (su disco en solitario tira por ese camino) suene hasta atractivo. Con esa tímida simpatía que maneja, recordando a Ray Charles o haciendo instrumentales amorosas realmente bonitas.

Borja Arias Trio hizo las delicias de los amantes del jazz clásico, ofreciendo estandars de Broadway y composiciones propias de gran calidad artística. Y Eladio Díaz & Natanael Ramos Quintet demostraron un arte en el soplido realmente brillante, con aplausos para el pianista y sus paseos y mucho brío en las melodías. Y así, entre unos y otros (escoceses), la noche fue perfecta. Calándonos solo de felicidad.

Jazzaldia: Bellos en San Sebastián

Belle & Sebastian La elegante banda escocesa acercará a la playa su pop de alta escuela.
 
Hay enfermedades que dejan unos efectos secundarios bastante creativos. Sin llegar al extremo de Daniel Johnston, claro está. Stuart Murdoch, cantante y principal compositor de la banda escocesa Belle And Sebastian que hoy nos visita, tuvo que pasarse buena parte de su juventud reposando en su habitación por culpa de la fatiga crónica. En dicha estancia, y haciendo grande la etiqueta de “pop de habitación”, creó las canciones del magnifico disco “if you´re feeling sinister”

Guiadas por una voz dulce, tersa y cercana, con unas líricas que le acercaban a los Smiths, una capacidad de emocionar similar a mostrada por Nick Drake y unos sonidos folk británicos que B&S ayudo a recuperar, aquellas diez canciones fueron un lanzamiento directo a los corazones poperos más afectados.

El álbum tuvo gran repercusión: La prestigiosa editorial musical 33 1/3 publicó un volumen dedicado al mismo (pocas bandas actuales contaban con ese honor en aquel momento), remarcando lo que supuso a nivel de comunicación con los fans. Un aspecto que la banda siempre ha tenido muy en cuenta. No hay más que pasarse por la web oficial, con ese mapa geolocalizador de seguidores que seguro sufre un repunte guipuzcoano tras la actuación de hoy, Más recientemente, la todopoderosa web Pitchfork ha editado un vídeo alrededor de tal magna obra. Diecisiete años después de su publicación, aquel sentimiento “siniestro” sigue calando entre la gente.

Tras el pequeño pelotazo la vida siguió con algunos cambios. Stuart comenzó a trabajar en proyectos paralelos tan distinguidos como “God Help de Girl”, abriendo la libreta compositiva a las firmas de otros socios de su formación.

El pop intimo y ensoñador comenzó a tomar un cariz más brillante en lo sonoro, acercándose al gran público sin olvidar sus orígenes. La banda fue aparcando sus vergüenzas y dejando que las melodías fueran creciendo en el estudio de grabación, acercándoles primero al lado popero de Thin Lizzy para, ya en la actualidad, defender las virtudes animosas del Northern Soul.

Belle and Sebastian se han convertido en una elegante banda de pop a la que nunca le faltan las melodías redondas. El último caso: la canción “I want the world to stop”, presente en el último de sus discos, el octavo de su carrera. Un trabajo que pronto tendrá continuación con “The Third Eye Center”, otro guiño a sus seguidores, una recopilación de canciones publicadas en singles a la que les añadirán remezclas a cargo de otros autores.

La playa de Zurriola se engalanará esta noche para disfrutar de las radiantes composiciones de uno de los últimos grandes ejemplos de la vibrante escena musical escocesa en lo que será, si el clima lo permite, una de las citas más recordadas de este Jazzaldia.