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Juan Luis Etxeberria Entradas

Musical de Nino Bravo:» Bravos, los justos»

Ay, Nino. Si vieras lo que esta compañía ha perpetrado como homenaje, igual te planteabas lo de volver a coger el micro.

Quizás su error haya sido llamarlo ‘musical’. En este espectáculo hay muy poco del West End, Broadway o la Gran Vía y mucho de las maneras de los programas de José Luis Moreno. Cosas de la realización de Fernando Navarrete, curtido en programas como Directísimo o Los Domingos con Norma. La sensación de estar asistiendo a la grabación de Murcia, qué hermosa eres es constante en toda la velada. Lo cual da un toque kitsch al principio y menos divertido al final.

Como en esos espectáculos televisivos, los interludios entre canciones son poco dinámicos y las coreografías son dignas del olvido: Juegos impares, cruces trastabilados. Parecía faltar una bailarina, a la que deseamos una pronta recuperación. O felicidad extrema en su nuevo trabajo de deshollinadora, labor que seguro abrazó tras ver el percal del esperpento. La corta vida de Bravo queda comprimida en un vídeo de dos minutos, cuando en el puesto de merchandising hay paneles con mil detalles.

En idéntico formato pregrabado opinan compositores (Juan Carlos Calderón, Augusto Algeró) y famosos (Karina, Jose Luis Uribarri), en una aportación más simbólica que informativa.

En la ejecución de canciones hay de todo: Lo hace bien el mimético Jose Valhondo. Y sorprende la otra María. Solo apuntaremos que en la máquina de apuestas del bar situado frente al auditorio donostiarra nos pareció ver una apuesta por la que se pagaba una fortuna: «María canta en directo».

La gente de más edad, mayoría en la sala, seguro que disfrutó con ese viaje al pasado, con ese nostálgico paseo valenciano. Pero de ahí a que la entrada al show, al que el Kursaal se le quedó inmenso y no solo a la hora de contar asientos ocupados, valiese cuarenta euros…

ZA: Macumba o muerte

ZA
Macumba o muerte
Acuarela

¿Genialidad o timo? El último producto del I+D de Acuarela navega por una fina línea en la que todas las respuestas son posibles: Cantos de Siberia, post hardcore, improvisación, arabescos, free jazz, post rock.

Las revistas guays les premian como mejor concierto español. Puede que así sea, pero es una ida de olla maja.

La sonrisa de Julia: Pop bipolar

Interpretes: La sonrisa de Julia. Día: 08 mayo 2009. Lugar: Discoteca Bataplan (Donostia). Asistencia: unas 150 personas.

Hubo un tiempo en el que estaba de moda ponerse el nombre del grupo musical siguiendo la fórmula de “miembro corporal + nombre”. Los hubo (y los hay) orejeros donostiarras, soñadores asturianos, mentones bilbaínos.

Y sonrientes amigos de Julia, como los que el viernes tocaron en el Bataplan donostiarra. Una sala que, en esa hora tonta entre la cena y el jolgorio, se mostró como un emplazamiento tan coqueto como agradable para esta suerte de conciertos de media entrada.

Desgraciadamente, o afortunadamente, la banda cántabra que anteanoche piso la capital guipuzcoana poco o nada tiene que ver con el enfoque musical que siguieron sus colegas.

Mientras el resto de compañeros gustaron de abrazar o abrir caminos en el pop radiofónico de seguimiento adolescente, el cuarteto cantábrico maneja unos campos que no siguen la escuela que se le presupone, no hacen honor al formato de nombre seleccionado. Y si algún día lo hizo, ahora, en esta gira de presentación de su nuevo CD titulado “Bipolar”, ya es agua pasada.

No les negaremos cariño por el estribillo. Lo cuidan, lo bordan, lo buscan, lo potencian y lo venden sin ser santo y seña de politono descargable. Tienen canciones “raras” en las listas de éxitos, porque no se empalagan ni huelen a chamusquina de rima amorosa infantil. Temas que consiguen enganchar a extraños, esos que giran la cabeza en el bar de turno para mirar la tele y preguntarse quienes son los cuatro chavales esos de la tele.

Esa diferencia, ese cariño por todos los estilos musicales habidos y por haber, es lo que en el fondo puede lastrar su fórmula. No me entiendan mal, tocan de rechupete y se entregan en el escenario como el artista de estadio aunque delante tengan un reducido número de fans.

Pero en la eterna búsqueda de plasmar los gustos melódicos hay espacio para los detalles de todos los colores: Extractos de Juanes, momentos de hard rock, aires de Beatles, lamentos épicos a lo Muse, pizcas de funky. Formas abiertas que saben integrarse a veces mejor, otras peor, en el conjunto general sin que aquello parezca la verbena del escenario de las fiestas del barrio.

Pensando pensando llegamos a la conclusión, por las formas de entonar, por el tratamiento de las melodías, por el gusto por el pop español alternativo de los 90, que harían muy buena pareja de furgoneta con los ahora (sorprendentemente) encumbrados Vetusta Morla.

No sería mal negocio para los chavales. No ya por las ventas o los aforos completos, sino por encontrar una vía correcta a la que llegar a su público potencial. Cosa harto complicada a día de hoy con la que está cayendo en las discográficas e internetes.

Grand Archives: Caballo ganador

Paseando por los blogs de internet caemos en una crónica sobre el debut de Grand Archives en la que un usuario comenta que “no supera la calidad del debut de Band Of Horses. El disco no es malo. Simplemente mis expectativas eran demasiado altas”.

Unas ilusiones centradas en la banda de caballos que menciona. Formación norteamericana que Mat Brooke (guitarra, voz) abandonó en plena explosión de fama y giras largas para formar estos Grand Archives. Con un listón tan alto, lo fácil hubiera sido seguir la senda de oro. Dar a los oyentes esa melancolía y tristeza que tantos aplausos recibió del público.

Pero Brooke quería hacer una obra más alegre, sin que ello implicara correr rápido sobre los trastes. Un álbum vitalista y contagioso, apoyándose en el enfoque más folk para reivindicar a los Beach Boys o Neil Young.

David Cloyd: Unhand me, you fiend!

David Cloyd
UNHAND ME,YOU FIEND!
Engine Company Records

El cantautor neoyorquino debuta con un disco notable, que camina entre las oscuridades de Radiohead (de quienes reinterpreta “Weird Fishes/Arpeggi.”) y otros angustias como Elliot Smith o Rufus Wainwright, con los que comparte una voz muy expresiva tanto en pasajes tranquilos (“She asks me”) como celerados (“Come out…”).

Devotchka: Un rayo de sol

La banda que grabó la música de la película “Little Miss Sunshine” actúa en Oñati este fin de semana.

El currículum de Devotchka es tan extraño como abierto. Con apenas 20 primaveras se convirtieron en la envidia de medio mundo, musical o no, al ser contratados por la más que espectacular Dita Von Teese para acompañarles. Por aquel entonces mantenían un enfoque burlesco, cabaretero en las formas melódicas y excesivo en las representaciones.

Unas exageraciones visuales y acrobacias musculares que han mantenido en mayor o menor medida con el paso de los discos (el que ahora presentan es el sexto de su carrera) y las giras.

El vocalista Nick Urata explica que “siempre hemos pensado que hasta tu banda favorita aburre a partir de la novena canción. Por eso buscamos ofrecer a nuestro público algo a lo que mirar en ese punto fatídico. Es una oportunidad perfecta para enseñar otras formas artísticas de la misma banda. ¡Y una excusa genial para ponerte las telas más elegantes y pomposas que tengas!”.

La banda de Denver toma su nombre del diccionario imaginario de La Naranja Mecánica de Anthony Burgess y su formación sobre el escenario se completa con Tom Hagerman (violín, acordeon) Jeanie Schroder (saxofón) y Shawn King (percusión). Lo suyo es fusionar músicas del mundo de manera libre, siguiendo la norma de que la “fórmula de la banda es que no hay fórmulas preestablecidas”.

Noel Gallagher: «The Dreams We Have As Children»

Noel Gallagher
The Dreams We Have As Children
Itunes

Precioso semiacústico del guitarrista de Oasis con fines caritativos. Con una selección de temas centrada en la época gloriosa (1994-1996), el CD incluye deliciosas caras B (Married With Children), bellas dianas propias (Don’t Go away) y homenajes a sus ídolos: The Butterfly Collector (The Jam), There´s a Light That Never Goes Out (The Smiths) o el All You Need Is Love (Los Beatles)

Manos de topo: Palabra de topo

La formación asentada en Barcelona sigue caminando por el filo de la extravagancia con su segundo CD, “El primero era mejor”.

Las primeras escuchas de Manos de topo son sorprendentes. Unos opinan que terribles, otros ya vienen entrenados tras caer en las redes de Joe Crepúsculo y sus tonalidades paralelas a las del pentagrama. Mundos creativos mucho más mimados por Dotore, el telonero de su cita donostiarra, que arriba con una formación de batería y violonchelo para enriquecer aún más sus delicadas composiciones del guitarrista donostiarra Pablo Martínez Sanromá.

Los topos Alejandro Marzoa (xilófono y PT-1) y Miguel Angel Blanca (vocalista) confirman las etapas que suelen desarrollarse a la hora de conocerles.”La gente primero se queda con la voz ( “¿Qué coño le pasa a este tío?”…), después se fijan en las letras (“¡Qué bueno esto que dicen aquí!”) y por último caen en la cuenta de la melodía musical que todo lo adereza”.

Letras surrealistas y músicas repletas de Casiotones. Uno no sabe si su opción es humorísticamente seria o profundamente sarcástica. Pero, como en el caso de Crepúsculo, una vez dentro de su atractiva y adictiva desavenencia musical, es imposible salir.

El primero era mejor. ¿Provocación?

Cuando los grupos hacen un segundo disco todo el mundo les tiene ganas. Lo normal es que todo el mundo diga que el primero era más fresco, o más auténtico. Da igual, nosotros lo queremos como a un hijo que ha hecho la comunión.

¿Sería arriesgado buscaros puntos en común con El Niño Gusano?

El Niño Gusano lo tuvo muy difícil. Al principio poca gente iba a sus conciertos y ahora son de culto. Nosotros queremos llenar en los conciertos y que nadie se acuerde de nosotros mañana. Somos fans del éxito inmediato.

En ocasiones parece una histérica versión de Antony & The Johnsons o Jobriath.

Es una locura compararlo con Anthony; aunque Miguel Angel se engorda a pasos agigantados y cada vez se parece más físicamente.

Una tragicomedia que se entiende mucho mejor adentrándose en las letras.

Son vivencias reales. Hablamos de lo mal que nos ha ido con las mujeres. Pero ojalá tuviéramos mil mejillas para ponerlas todas tras cada golpe. Sin ellas la vida es una auténtica estupidez.

¿Qué podremos ver sobre el escenario donostiarra?¿Habrá sitio para la versión de Camela?

(Risas) aún no lo sabemos. Pero casi con toda seguridad veréis a un tio gritando mucho, dos haciendo coros, un xilófono, un PT-1 y muchas ganas de pasárnoslo bien