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Manos de topo: Palabra de topo

La formación asentada en Barcelona sigue caminando por el filo de la extravagancia con su segundo CD, “El primero era mejor”.

Las primeras escuchas de Manos de topo son sorprendentes. Unos opinan que terribles, otros ya vienen entrenados tras caer en las redes de Joe Crepúsculo y sus tonalidades paralelas a las del pentagrama. Mundos creativos mucho más mimados por Dotore, el telonero de su cita donostiarra, que arriba con una formación de batería y violonchelo para enriquecer aún más sus delicadas composiciones del guitarrista donostiarra Pablo Martínez Sanromá.

Los topos Alejandro Marzoa (xilófono y PT-1) y Miguel Angel Blanca (vocalista) confirman las etapas que suelen desarrollarse a la hora de conocerles.”La gente primero se queda con la voz ( “¿Qué coño le pasa a este tío?”…), después se fijan en las letras (“¡Qué bueno esto que dicen aquí!”) y por último caen en la cuenta de la melodía musical que todo lo adereza”.

Letras surrealistas y músicas repletas de Casiotones. Uno no sabe si su opción es humorísticamente seria o profundamente sarcástica. Pero, como en el caso de Crepúsculo, una vez dentro de su atractiva y adictiva desavenencia musical, es imposible salir.

El primero era mejor. ¿Provocación?

Cuando los grupos hacen un segundo disco todo el mundo les tiene ganas. Lo normal es que todo el mundo diga que el primero era más fresco, o más auténtico. Da igual, nosotros lo queremos como a un hijo que ha hecho la comunión.

¿Sería arriesgado buscaros puntos en común con El Niño Gusano?

El Niño Gusano lo tuvo muy difícil. Al principio poca gente iba a sus conciertos y ahora son de culto. Nosotros queremos llenar en los conciertos y que nadie se acuerde de nosotros mañana. Somos fans del éxito inmediato.

En ocasiones parece una histérica versión de Antony & The Johnsons o Jobriath.

Es una locura compararlo con Anthony; aunque Miguel Angel se engorda a pasos agigantados y cada vez se parece más físicamente.

Una tragicomedia que se entiende mucho mejor adentrándose en las letras.

Son vivencias reales. Hablamos de lo mal que nos ha ido con las mujeres. Pero ojalá tuviéramos mil mejillas para ponerlas todas tras cada golpe. Sin ellas la vida es una auténtica estupidez.

¿Qué podremos ver sobre el escenario donostiarra?¿Habrá sitio para la versión de Camela?

(Risas) aún no lo sabemos. Pero casi con toda seguridad veréis a un tio gritando mucho, dos haciendo coros, un xilófono, un PT-1 y muchas ganas de pasárnoslo bien

Publicado enEntrevistas

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