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Gure Ahotsak: un gozoso menú

Intérpretes: Idoia, La Basu, Niña Coyote eta Chico Tornado. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 07/03/2021. Asistencia: lleno, unas 400 personas

Bonita y completa foto la que la iniciativa “Gure Ahotsak” trajo otro año más a Donostia en la víspera del 8 de marzo. Un menú de pop suave, rap inconformista y rock cabreado que bien pudo definir los estilos musicales que más suenan en nuestras casas hoy en día.

Empezó Idoia, con una propuesta que sorprendió a más de uno. En formato quinteto, con ella cambiando el teclado por la guitarra, su música folk le acercó más a 10.000 Maniacs o Morgan que a Izaro, por poner dos ejemplos que puedan conocer. Su voz suave y asentada es el gran valor de una autora a la que le gustan las baladas y tuvo momentos de rockabilly popero y marítimas nanas. Apunten en la agenda su debut discográfico ‘Ilun eta abar’, a publicarse el mes de abril.

Menos aparatos necesitó La Basu. Un batería, un DJ y su energía innata. Contestataria, reivindicativa, fiera y festiva, la bilbaína Elena Caballero se adentró en los mundos del reggae y el ska para ofrecer una parranda que tuvo toques tribales, rap de la Costa Oeste, defensas de la libertad de expresión y mucho momento saltarín. La juerga supo a poco y se disfrutó a medias por tener que estar sentados. Esto de pie y al aire libre sería una kalejira sin final y un constante ataque a las lumbares propias.

Cerraron la noche Niña Coyote eta Chico Tornado. El dúo donostiarra volvió a ofrecer un set contundente, quizás más rotundo que el que les vimos hace un par de meses en el propio Victoria Eugenia. Cortes pedregosos, instrumentales impactantes, rock duro y piezas dignas de Motorhead en un concierto que acabó con la enérgica “Killing In The Name” de Rage Against The Machine.

Agur, Zarata!

“Click”
“Send”

Ha sido la última vez que he escrito a una dirección de mail, la que coordinaba mis colaboraciones con el DV, para mandar un texto. Y da pena. Claro que da pena, coño. Que han sido veinte años.

Dos decenios y algún mes más desde que envié aquella respuesta (¡por carta postal!) al anuncio de “¿quieres escribir en este suplemento?” aparecido en un pequeño lateral del Dvorame (ahora repintado como SDV y en su día «el primer suplemento juvenil de la prensa tradicional de todo el Estado»). Mandé tres críticas de discos (The Pastels, Tindersticks y otra que no recuerdo) y a los días me respondieron diciendo que las iban a publicar. ¡Pagando! ¡Cosa que ni las revistas más hipster de hoy en día hacen!

Han sido dos decenios de feliz locura que a partir de ahora contarán con otro mail como destinatario. No puedo ni contar las páginas y textos que he entregado (y que me acercan a mi sueño vital, escribir sobre pelota. Todo esto ha sido un ligero desvío). La de grupos nacionales e internacionales que he conocido gracias a las entrevistas realizadas. Lo que he aprendido teniendo que currar sobre estilos poco presentes en mi colección personal. O escribiendo en una hora crónicas que salían el día siguiente. Lo que he gozado mandando cuestionarios a mis ídolos. Y la de conciertos que he podido ver. Esto último, aunque a varios os suene a condena, ha sido una gozada SIEMPRE.

Creo que este paseo musiquero por el Dvorame/SDV/DV me ha ayudado a retrasar un poco esa pérdida de vitalidad musical, ese amor e ilusión melódica que tiende a desaparecer con el paso de los años. Ese empuje que el hoy jubilado Iñaki Zarata – y alguno más que sigue en activo- ha sabido esquivar hasta el último día con algún conjuro diabólico que muero por conocer.

Un tipo, Zarata, que hasta su último texto ha estado siempre atento a las citas pequeñas, a las cosas raras, a las propuestas interesantes que igual no son muy populares, a lo divergente y lo creativamente relevante. Muchas de las actividades que hoy están asentadas en nuestro calendario han tenido el pequeño e innegable granito de arena inicial en ese primer texto relevante coordinado por este periodista navarro (en DNI y cabeza). Una persona que siempre ha sido una red para los saltos que me he solido pegar. Jefe que también ha soltado educados raquetazos cuando el menda derrapaba un poco en las letras. Resumiendo: ha sido el mejor “Lou Grant” que he podido tener.

Por eso, y por muchas otras cosas que no caben en este texto, muchas gracias Iñaki

Amaral: La noche de los tres mil coristas

Intérpretes: MobyDick, Amaral. Lugar: Plaza Convento Santa Clara (Zarauz) Asistencia: Unas 3000 personas Fecha: 31 de agosto del 2012.

Y a la segunda fue la vencida. Amaral pudo por fin actuar en Zarauz tras tener que suspender a última hora su visita programada para la semana pasada por un virus estomacal que afectó a su cantante. Al segundo “round” de la cita pareció repetir todo el mundo, aunque la villa costera tuviera más actos musicales previstos para la noche del viernes. Unas 3000 personas – con unas vejigas dignas de los cabezudos, dado que apenas encontramos 3 baños portátiles en un recinto por lo demás muy bien dispuesto – se acercaron a la explanada zarauztarra para disfrutar de las canciones del dúo maño y su bien engrasada banda.

Pero vayamos por partes, que el artista invitado también tuvo su miga. El getxotarra MobyDick, ganador de un certamen celebrado en Facebook para ocupar este espacio actuante, fue el encargado de calentar el ambiente durante los primeros sesenta minutos de la noche. El, su guitarra acústica y su habitual vozarrón, esa potencia digna de Eddie Vedder (Pearl Jam) o Mark Lanegan, sonaron excelentes. Como siempre, vamos. Empezó suave y pausado para, con el paso de los chupitos de pacharán que se iba tomando, ir elevando sus composiciones hasta maravillar a los presentes. Demostrando que en los escenarios grandes su oferta es igual de magnífica que cuando le vemos en la cercanía de los garitos taberneros.

Serio y socarrón entre temas, tocó versiones de Mikel Laboa, Pink Floyd y Bonnie Prince Billy (impresionante su adaptación del ‘I See A Darkness’) mientras atacaba esas composiciones de blues-folk cantando en inglés que componen su aún breve discografía.

Y tras el habitual guiño “indie” y clásico (en esta ocasión sonó el “All Tomorrow Parties” de la Velvet Underground) llegó el turno de la banda creada en Zaragoza. Su repertorio comenzó con una sentida disculpa por la ausencia de hace siete días para más tarde atacar el penúltimo de sus éxitos, ‘Hacia lo salvaje’. Un páramo que buscan en ocasiones sin llegar a pisarlo del todo. Solo en un momento a mitad de su actuación, cuando la banda se viste de rock setentero, parecen hollar los mundos sonoros más rudos. Pero ellos hacen pop. Bastante suavecito en general. Sin muchos brincos. De mover el pie y ya. Lo saben, lo sabemos. Y todos contentos.

Eva Amaral, su voz principal, es la reina del escenario, el foco de las miradas. Si la afección de la semana pasada hubiera sido vocal su visita podría no haberse suspendido. Los asistentes hicieron las veces de coristas durante buena parte de la noche, cantando en cuanto se les presentaba la ocasión. El chico del gorro, el donostiarra Juan Aguirre, tiene su pequeño momento al micro principal, un tema acústico bien bonito que no desentona en la lista.

Y precisamente eso, el orden y elección de las canciones, es lo mejor de su propuesta. Saben conjugar éxitos pasados y temas nuevos en su extenso minutaje, dejando hueco para versiones como la de la Creedence Clearwater Revival -aunque el archiconocido “Have you ever seen the rain?” sea una composición difícilmente personalizable- y contentado a todos los presentes, que abandonaron el recinto más que satisfechos.

Juan Luis Etxeberria

¿Quieres ganar un tema exclusivo y dedicado de Bassmatti? Pues comenta, comenta…

Hola!

Dios dirá si esto es una promoción o una condena para el ganador, pero desde www.juanluisetxeberria.com queremos lanzar una promoción para atraeros a nuestra carpeta virtual y presentaros los contenidos periodísticos (más de 500 artículos/entrevistas/reportajes culturales) que he realizado a lo largo de los años.

Así, entre todos los usuarios que comentéis algo en nuestra web –relacionado con el tema del post, no troll- entre hoy y el 15 de septiembre del 2011 sortearemos un regalo muy especial: un tema de Giorgio Bassmatti. Tranquis, que ya está sobre aviso.

El contenido deberá ser constructivo. El tema se colgará en youtube y se le mandará al usuario ganador vía privado, intentando seguir una temática propuesta por él. No aceptaremos bromas ni cuestiones ofensivas como fuente de inspiración. Podrá ser en euskera, inglés o castellano.

Nota: debe haber más de 18 comentarios de usuarios distintos para que el concurso eche a rodar.

Gracias!

Nunca podremos vivir la música como si no nos dedicáramos a ella

Repasando suplementos, me encuentro con esta entrevista de Mariss Jansons para El País. Recorto un extracto que trata sobre una idea que siempre me ha perseguido y que remarco en negritas cursivas.

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¿Es usted un director más intelectual que emocional?

Ambas cosas. Trato de abarcar todo lo que va del lenguaje del cuerpo a la visión interna de la música. A los maestros los analizas minuciosamente, pero algo que yo hablo con muchos compañeros –a ver si les preocupa a ellos también– es saber si lo que escuchas lo haces viciado y contaminado como un músico profesional o como un aficionado común.

Me resulta una experiencia que nunca lograremos diferenciar. No es posible, aunque nos empeñemos en acudir a las salas de concierto de la manera más abierta e inocente. Nunca podremos vivir la música como si no nos dedicáramos a ella. Incluso hasta cuando logramos evadirnos en un concierto.

¿Le gustaría probar?

Me produce una gran curiosidad. Controlarme, saber cómo podría entrar en la música de otra manera.

¿Cree que disfrutaría más?

No lo sé, no sé. Y nunca lo sabré.

24 Hour Party People – Michael Winterbottom

Hallelujah. Al fin nuestra más querida juventud, aquella de primeros amores no compartidos, primeros descontroles con las bebidas espiritosas y abundancia de acne superficial ya tiene su correspondiente muestra fílmica.. No, Marcelino Pan y Vino no. Y tampoco nos identificamos con aquellos parlanchines de Reality Bites o cualquier deformante subproducto televisivo barbilampiño.

Hablamos de pantalones anchos y el pelo a lo casco. Hablamos de aquella ciudad industrial en claro declive que contraatacó con una manufactura propia. Hablamos de Manchester y aquello locos 90 de raves y (perdón, esto no se puede decir) E´s.

Y qué mejor ejemplo industrial que una factoría. La Factory de Tony Wilson, aquel sello en el que Joy División, New Order y los Happy Mondays, entre otros, camparon a sus anchas.

Mr Wilson es el hilo conductor de “24 Hour Party People”, una peli-documental que se ha estrenado en nuestro país en el Festival de Cine de San Sebastián. El Madchester que llegó de las islas tuvo gran parte de culpa con las inquietudes egolatra-fantásticas del nombrado periodista de tele local que, en busca de lo innovador, decide primero programar conciertos para más tarde sacar discos de sus grupos de amigos.

En la nocturna sesión dominical, mientras el lunes (azul) iba entrando en nuestros relojes, disfrutábamos con la narración de “24 Hour Party People” y sus excesos (Los Mondays en Barbados), sus puntazos (como cuando Shaun Rider conoce a Bez), sus detalles históricos y los cameos realmente destacables. Todo ello bien regado de ironía, mucha literatura y algunas caracterizaciones impresionantes (¡Shaun Ryder y Bernard Summer están clonados!).

Lástima que otros renombrados mancunianos como Stone Roses o Inspiral Carpets no tengan cabida al no haber formado parte de la escudería Factory, pero se perdona. ¡Cómo no se va a perdonar!. Nuestro pasado ya tiene 112 minutos de imágenes realmente disfrutables (si exceptuamos los títulos de crédito TalkingHeads-ianos). Porque seguimos pensando que el amor que mantenemos por aquellas épocas seguirá apartando de nuevo nuestras lágrimas (por la música actual).