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Mes: marzo 2021

Kalakan: refresco folk

Intérpretes: Jamixel Bereau, Xan Errotabehere, Bixente Etchegaray (voces y percusiones) y varios invitados. Día: 21/03/2021. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Asistencia: unas 400 personas.

Siguen siendo solo voces y percusión. Pero Kalakan supo vestir con distintos trajes su buen concierto donostiarra. Los tres músicos llevaron las canciones hacia los terrenos de la “World Music”. Un espacio relajado, a veces mediterráneo, más tranquilo que enérgico. “Lili bat” sonó medieval y “Txalacapo” nos dirigió a la guerra con sones festivos. Refrescando, sin pasarse, la música tradicional vasca: “Ene Maitea”, “Eguzki beroa” y “Sagarra jo” hicieron las delicias de los presentes huyendo unos pasitos del purismo.

Hubo momentos de gran belleza, como en la suave “Maitia nun zira” en la que colaboró el dúo Basabi. O la preciosa polifonía de “Zeluko argia” ejecutada con Berzaitz Anaiak. El paseo vocal, muy reseñable en general, conquistó también el latín (“O Fortuna”, conocida por la obra Carmina Burana) y el georgiano (“Mravaljammier”). El grupo añadió a su set danzas vascas realizadas con vestimentas de este siglo (“Mendian zoin den eder”) y capoeiras urbanas. La suma fue bastante entretenida para puristas y acompañantes. Porque la música de Kalakan, abierta y tersa, también convence a los menos estrictos y a quienes el folk no les dice gran cosa.

Publicado en El Diario Vasco

Zetak: Disco Kursaal

Intérpretes: Pello Reparaz (voz), Leire Colomo (percusión), Gorka Pastor (teclado), Iban Larreboure (batería). Lugar: Auditorio Kursaal (Donostia). Día: 19/03/2021. Asistencia: lleno, unas 600 personas

En el Kursaal hemos visto clásica, pop, rock y hasta heavy. ¿Qué ingrediente le faltaba al menú sonoro? La música electrónica. Hasta ayer, en que el grupo Zetak reventó el garito –limitado a 600 traseros– con su proyecto en euskera. Hoy repiten cita y llenazo en idéntico emplazamiento, demostrando que su fórmula funciona como un cohete.

Les diré más. Zetak convirtió el ‘cubo’ en una discoteca con uno de los mejores juegos de luces que hemos visto nunca en el auditorio. Su música abrazó el pop sintético de decenios pasados, se acercó al eurobeat, tuvo momentos caribeños (en su mejor acepción), abrazó el techno y amplió la brecha generacional: la versión del ‘Right

Here, Right Now’ de Fatboy Slim animó a los más adultos y pasó ante los oídos de las y los jóvenes, mayoría en la sala, como una bronca de sus padres.

Hubo más homenajes (Foster The People, Daft Punk, Chemical Brothers). Pero la miga, la enjundia, estuvo en el magnífico vocalista que es Pello Reparaz. Empezó en la platea (’Hegan’), jugo con los efectos (’Zer Geratuko Da Azkenean’), tocó el trombón (’Akelarretan’) y animó todo lo que le dejó la ley que nos impide levantarnos de los asientos en estas citas.

Con letras tórridas (’Sagarra’), amor cercano (’Betinda garaiz’) y baladas enormes (’Zeinen Ederra Izango Den’). También hubo hipotéticas sintonías de Vuelta Ciclista y momentos que nos representarán en Eurovisión si Euskadi se apunta al tema.

La mezcla funcionó. Los más jóvenes vibraron con ella, aunque a los mayores nos sonó a veces algo estática. No se lo digan, o les caerá un ‘Ok Boomer’ de libro.

La Oreja De Van Gogh: una conexión total

El estreno en el Kursaal de la gira de La Oreja de Van Gogh mostró a la banda donostiarra en plena forma

Sábado trece de marzo. Cinco menos cuarto de la tarde. Las olas rompen con fuerza en la costa. Una pareja compra un helado y se dirige al Kursaal. La estampa donostiarra se va a completar con una ración musical adecuada. La Oreja de Van Gogh inaugura su gira en el auditorio de la capital, y caminamos tras ellos al primero de los pases del día para contárselo.

No hubo colas ni esperas a la hora de acceder. La puerta se abrió con mucha antelación y las personas trabajadoras del auditorio nos guiaron hasta el asiento, en un trabajo excelente que incluyó recordar a los despistados que no te puedes bajar la mascarilla en ese temazo o que por mucho que seáis amigos de toda la vida hay que dejar un asiento de distancia entre los espectadores. Qué paciencia y diligencia, madre mía.

Al puesto de venta de artículos no le vimos discos a la venta. Camisetas y chaquetas de cuero a 170 euros colgaban de los estantes. Un chorrete de gel hidroalcohólico y a la butaca. Se notaba nerviosismo en el ambiente. El público estaba expectante por ver a su banda preferida. Había niños, adolescentes y gente en su enésima juventud. Familias en formato monoparental, cuadrillas, parejas y colegas. La Oreja de Van Gogh es como las películas de Disney y las palmeras de chocolate: gustan a todo el mundo.

El escenario pareció escueto de luces, pero el paso de los minutos iría descubriendo nuevos fogonazos y sutiles iluminaciones. La tarde arrancó con la pieza «Como un par de girasoles», incluído en su último disco «Un susurro en la tormenta». Por aquello de no destriparles toda la lista de canciones a los que vayan a asistir a las funciones pendientes (hoy y el 15 de mayo), podemos afirmar que hay temas realmente fantásticos («Doblar y Comprender») en los que «La Oreja» hace que todo suene distinto sin cambiar de estilo.

La tarde-noche nos permitió disfrutar de varios momentos country muy agradecidos. Guiños latinos poco disimulados. Obras pacíficas con poso social. Solos de batería. Estrofas en euskera. Melodías de amor empanado. Emocionantes baladas («Jueves») que conmovieron en su zona acústica. Siempre con un sonido pulcro y conciso. Y con un guitarrista, Pablo Benegas, que sigue adorando a U2. No se extrañen si aún tiene un póster de The Edge, el rasgador de la banda irlandesa, aún pegado con chinchetas en la pared del cuarto.

El concierto tuvo otras sorpresas, como el buen estreno cantor del teclista Xabi San Martin en el dueto clásico y romántico «Durante una mirada». Los antiguos éxitos funcionaron de rechupete. Son tantos que te puedes hacer toda La Concha andando escuchándolos. La gente se subió a ellos sin rubor y sin muchas invitaciones, haciendo que »La nueva normalidad» comenzara poco a poco a parecerse a la antigua. «Hemos sentido el Kursaal más lleno que nunca. Esto no ha hecho más que empezar», dirá la expresiva cantante Leire Martinez en el cierre del espectáculo. Si nos atenemos a lo visto y escuchado este sábado en Donostia la banda brincará sobre los estilos ahora reinantes (trap, reggaeton, hip-hop) para continuar por la senda del éxito.

Publicado en El Diario Vasco

Gontzal Mendibil: Amable homenaje

Intérpretes: Gontzal Mendibil (voz, guitarra), Ángel Unzu (guitarra), Iñaki Diéguez (acordeón) y Ainhoa Tabuyo (voz). Lugar: Lugaritz Kultur Etxea (Donostia). Día: 12/03/2021. Asistencia: unas 90 personas

Decía el trovador Iparraguirre que había que tener cuatro amigos en la vida: un carnicero, un cura, un taxista y una marquesa. Entre todos darían alimento al cuerpo, el alma y el bolsillo de un trotamundos como él. Otros cuatro amigos del bardo, estos ya actuales, se juntaron ayer en Donostia para homenajear su obra y recordar sus vivencias en un concierto amable que discurrió de manera autobiográfica, repasando el devenir del autor vasco.

El vizcaíno Gontzal Mendibil, auténtica proteína del proyecto, llegó sin barba ni txapela a la humeante sala en la que destacaba una guitarra española para interpretar “Gitarra zartxo bat”, la primera de las 18 piezas del turno. Pronto aparecerían en escena el guitarrista y el acordeonista, quienes apuntalaron la fe en esta revisita con sus aires folk tradicionales y viajes puntuales a los sonidos franceses, portugueses, argentinos o italianos. La cuarta socia del evento, integrante del Coro Easo, fue un buen complemento a la siempre cordial voz de Mendibil.

Juntos atacaron los jitazos del guipuzcoano (“Gernikako Arbola”, ese “Zugana Manuela” tan donostiarra), canciones que sonaron preciosas (“Villarreal de Urretxu”), defensas de nuestro idioma (“Ez bedi galdu euskera”) y composiciones amorosas (“Ume eder bat”). También hubo odas a su tierra iluminadas con los colores de la ikurriña (“Bilbao eta Fueruak”) y peripecias varias de una vida entretenida y viajada (“Zibilak esan naute”). Todo bien hilado con las explicaciones que Mendibil ofrecía entre temas y que recorrían los variados pasajes de la vida del honrado en lo que fue un recuerdo cariñoso y cercano.

Publicado en El Diario Vasco

Gure Ahotsak: un gozoso menú

Intérpretes: Idoia, La Basu, Niña Coyote eta Chico Tornado. Lugar: Teatro Victoria Eugenia (Donostia). Día: 07/03/2021. Asistencia: lleno, unas 400 personas

Bonita y completa foto la que la iniciativa “Gure Ahotsak” trajo otro año más a Donostia en la víspera del 8 de marzo. Un menú de pop suave, rap inconformista y rock cabreado que bien pudo definir los estilos musicales que más suenan en nuestras casas hoy en día.

Empezó Idoia, con una propuesta que sorprendió a más de uno. En formato quinteto, con ella cambiando el teclado por la guitarra, su música folk le acercó más a 10.000 Maniacs o Morgan que a Izaro, por poner dos ejemplos que puedan conocer. Su voz suave y asentada es el gran valor de una autora a la que le gustan las baladas y tuvo momentos de rockabilly popero y marítimas nanas. Apunten en la agenda su debut discográfico ‘Ilun eta abar’, a publicarse el mes de abril.

Menos aparatos necesitó La Basu. Un batería, un DJ y su energía innata. Contestataria, reivindicativa, fiera y festiva, la bilbaína Elena Caballero se adentró en los mundos del reggae y el ska para ofrecer una parranda que tuvo toques tribales, rap de la Costa Oeste, defensas de la libertad de expresión y mucho momento saltarín. La juerga supo a poco y se disfrutó a medias por tener que estar sentados. Esto de pie y al aire libre sería una kalejira sin final y un constante ataque a las lumbares propias.

Cerraron la noche Niña Coyote eta Chico Tornado. El dúo donostiarra volvió a ofrecer un set contundente, quizás más rotundo que el que les vimos hace un par de meses en el propio Victoria Eugenia. Cortes pedregosos, instrumentales impactantes, rock duro y piezas dignas de Motorhead en un concierto que acabó con la enérgica “Killing In The Name” de Rage Against The Machine.