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Nunca podremos vivir la música como si no nos dedicáramos a ella

Repasando suplementos, me encuentro con esta entrevista de Mariss Jansons para El País. Recorto un extracto que trata sobre una idea que siempre me ha perseguido y que remarco en negritas cursivas.

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¿Es usted un director más intelectual que emocional?

Ambas cosas. Trato de abarcar todo lo que va del lenguaje del cuerpo a la visión interna de la música. A los maestros los analizas minuciosamente, pero algo que yo hablo con muchos compañeros –a ver si les preocupa a ellos también– es saber si lo que escuchas lo haces viciado y contaminado como un músico profesional o como un aficionado común.

Me resulta una experiencia que nunca lograremos diferenciar. No es posible, aunque nos empeñemos en acudir a las salas de concierto de la manera más abierta e inocente. Nunca podremos vivir la música como si no nos dedicáramos a ella. Incluso hasta cuando logramos evadirnos en un concierto.

¿Le gustaría probar?

Me produce una gran curiosidad. Controlarme, saber cómo podría entrar en la música de otra manera.

¿Cree que disfrutaría más?

No lo sé, no sé. Y nunca lo sabré.

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