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La buena música es impermeable

Aplausos. Todos los del mundo, y uno más. Para los organizadores, por tener que lidiar con los jarros de agua que caen del cielo. Para los actuantes, por intentar superar la tristeza de que tu cita cuente con una foto tan calada. Pero sobre todo para los asistentes a las actuaciones que el Jazzaldia había dispuesto en sus últimas jornadas festivas. Gentes que al mal tiempo le pusieron buena cara y abrigo impermeable.

Hay que tener mucha vitalidad para no dejarse amedrentar por nuestra ya famosa lluvia horizontal. Chaparrones que unidos a la ventisca costera hacen que el agua te pegue por todas partes y tus paraguas acaben siendo obras deconstruidas de algún happening modernista.

Como bien supondrán, esta desagradable situación alteró el programa de actos. Los escenarios gratuitos más expuestos al litoral sufrieron una cascada de suspensiones, recortando su listado de manera drástica. Del domingo noche, por ejemplo, solo quedó a flote la visita de los franceses Odezenne. Lo suyo tiene gran raigambre en el país vecino. Voces hiphoperas sobre bases programadas en un ordenador, con rasgados de vinilos, algo de danza y guitarrazos que despiertan las conciencias.

Sonidos underground

Los aguaceros también trastocaron la plantilla de ayer lunes. Se suspendieron los conciertos programados en las terrazas del Náutico y Kursaal. Algunos cambiaron de ubicación. Mursego y MobyDick pudieron trasladar sus músicas a la coqueta y, sobre todo, resguardada Sala Club del Teatro Victoria Eugenia.Fue una alegría que alguna de las más interesantes propuestas unipersonales de nuestro panorama pop-rockero pudiera presentarse ante los ojos y los oídos de gentes que no suelen bucear en mundos underground.

Porque lo de Mursego no es habitual en la escena nacional. Sola en un escenario, con unos aparatos electrónicos que le permiten trabajar sobre instrumentaciones creadas en el momento, su apertura de miras es tan genial como refrescante. Tan pronto rasga el violonchelo como sopla un piano o una melódica y toquetea un teclado de juguete, con resultados siempre sorprendentes.

El getxotarra MobyDick también ocupa un lugar preferencial en nuestras listas más personales. Con un vozarrón abisal y la sola compañía de una guitarra que escupe sonidos de nacimiento estadounidense, la lista de versiones que suelen completar sus actuaciones va desde Pink Floyd a Britney Spears, pasando por los más habituales Velvet Underground o Bonnie ‘Prince’ Billy. Los temas propios no le van a la zaga. La deliciosa ‘Laid Back Man’ y el crescendo ‘Find the blue key, meet the Wizard’ son dos obras de arte.

El emplazamiento teatral se encargaría de cerrar la programación oficial, pequeño formato, del Jazzaldia 2011. De 2 en Blues, banda defensora de las virtudes contagiosas del soul, rock & roll, y obviamente el blues, fueron los elegidos para tamaña aventura, buscando entrar en el martes con el cuerpo bien agitado. Y sobre todo seco.

Publicado enCríticas de conciertos

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