Las celebraciones que servirán para abrir al público la nueva galería de arte NoColor, situada en el donostiarra barrio de Gros, incluyen un proyecto muy interesante y curioso. De Nombre “Brote”, la idea dirigida por el artista donostiarra Juan Aizpitarte Eriz se presentará al público este domingo.
Podríamos decir que dicho día asistiremos a la presentación del libro de pegatinas editado por este guipuzcoano, videocreador con numerosos galardones en su zurrón (“Mi obra más paseada por Europa fue “Trans”, con la que logré premios en Leioa, Oslo, Vitoria y Bilbao”). Pero el artista frunciría el ceño. Tampoco le daríamos a la diana si dijéramos que la cuestión gira alrededor de recopilar pegatas de distintos diseñadores. Es eso. Y bastante más.
Porque “Brote” nació de un concepto agitador, el de promover nuevos espacios de expresión, físicos o mentales, para esa gente que va por libre y quiere expresarse. Por eso contactó en su día con distintos artistas para que aportaran su granito de arena al proyecto. Hasta 20 creadores locales, nacionales y extranjeros sirvieron de acicate, de punta de lanza, con su diseño de elegantes o chillonas obras de quita y pega.
Lo normal es la recopilación de esas aportaciones diera pie a un libro cerrado. Como esos álbumes estáticos que recopilan flyers de clubs y discotecas. Pero el germen de este “brote” no florece en ese punto. No acaba con la exposición que el domingo se inaugura.
La presentación del “Brote” de Juan Aizpitarte se integra en las fiestas de inauguración de
Los jóvenes ensoñadores y enamorados de los años 90 del siglo pasado, cuando Cómplices pegaron el pelotazo de popularidad, ahora tienen casi 40 van con gomina y camisa y asisten encantados a los distintos momentos de “regreso al pasado” que la mercadotecnia les ofrece en la actualidad. El jueves pasado tocó el turno de Cómplices a 3 eurillos el asiento. Y viendo lo visto y aplaudido, se puede decir que la parroquia salió contenta.
Al final todo acaba siendo cuestión de arena. ¿Que hay que levantar bloques de casa? Pues le echamos un poco de agua. ¿Toca decoración hogareña? Pintamos los granitos y llenamos una de esas botellas que para lo poco que gustan habitan muchos salones. ¿Lujos de aniversario? Compremos piedras preciosas de evolución rocosa para gargantillas y anulares. Por no hablar del castizo botijo y los sustratos del jardinero de Bricomanía.
Elodio y los seres queridos