Las celebraciones que servirán para abrir al público la nueva galería de arte NoColor, situada en el donostiarra barrio de Gros, incluyen un proyecto muy interesante y curioso. De Nombre “Brote”, la idea dirigida por el artista donostiarra Juan Aizpitarte Eriz se presentará al público este domingo.
Podríamos decir que dicho día asistiremos a la presentación del libro de pegatinas editado por este guipuzcoano, videocreador con numerosos galardones en su zurrón (“Mi obra más paseada por Europa fue “Trans”, con la que logré premios en Leioa, Oslo, Vitoria y Bilbao”). Pero el artista frunciría el ceño. Tampoco le daríamos a la diana si dijéramos que la cuestión gira alrededor de recopilar pegatas de distintos diseñadores. Es eso. Y bastante más.
Porque “Brote” nació de un concepto agitador, el de promover nuevos espacios de expresión, físicos o mentales, para esa gente que va por libre y quiere expresarse. Por eso contactó en su día con distintos artistas para que aportaran su granito de arena al proyecto. Hasta 20 creadores locales, nacionales y extranjeros sirvieron de acicate, de punta de lanza, con su diseño de elegantes o chillonas obras de quita y pega.
Lo normal es la recopilación de esas aportaciones diera pie a un libro cerrado. Como esos álbumes estáticos que recopilan flyers de clubs y discotecas. Pero el germen de este “brote” no florece en ese punto. No acaba con la exposición que el domingo se inaugura.
La idea de Aizpitarte, licenciado en Bellas Artes por la universidad de Burdeos (“Aquí todavía predomina la disciplina artística, el formalismo. Allí el concepto viaja por diferentes formas y estrategias. Me gusta su Nori Desir, grupo que remite a cierta estética de la propia ciudad de vinos, bodegas, tabaco negro, chupas negras, rock and roll”), es que el libro coja a partir del lunes vida propia. Que la gente lo desmonte y lo reutilice.
¿Cómo hacerlo? Arrancando las pegatinas de “Brote” y pegándolas. Por señales, frigoríficos caseros, paredes urbanas. Se busca que cada uno de los asistentes a la expo y al taller (que a partir del lunes y durante una semana se va a realizar en la galería) sienta rebrotar en su interior esas ganas de personalizar su día a día.
Aunque la propuesta incluye cierta manipulación y ganas de experimentación, su proyecto no está exclusivamente dirigido a los niños ni es un taller de juegos paralelos a los que montan en esas oficinas bancarias navarricas tan blanquitas ellas. “Es un taller abierto, tanto para mayores como para niños. Eso sí, es preferible que estén familiarizados con el mundo gráfico”.
¿De donde surge el proyecto de “Brote”?
Nace de una relación entre el arte urbano y el diseño. Es una forma de pensar en las cosas que nos rodean. El por qué de las señales, de los signos y sobre todo la posibilidad de articular y adaptar una parte de la comunicación publica.
Curiosamente, el libro no es el final del proceso artístico sino una parte del mismo. Un proceso que nació conceptual y que ahora llega a sus últimas etapas
El libro deja la parte de la composición al espectador. Propone, por separado y en secciones diferentes, formas de articular imágenes, logos y formas. Aunque tiene aspecto de obra acabada, su misión es disolverse en los sistemas de signos, trasladarse a otros elementos urbanos o diarios.
¿Cómo seleccionaste a los artistas invitados? Casi una veintena de ellos legan sus obras a “brote”.
Por sus trabajos y la relación con los intereses del libro. Todos los colaboradores han aportado su punto de vista al mundo de la pegatina y sus posibles aplicaciones.
El proyecto defiende la necesidad de regenerar los signos de dominio público. Customizarlos, adaptarlos, jugar con ellos, cambiarles el sentido
Por una parte se aprovecha de los estudios realizados en torno a la visibilidad de las letras para comunicar con mayor precisión, y por la otra ayuda a diferenciar los objetos en serie (móvil, coche, moto…) y hacer de tu entorno algo mas personal.
Extraño es ver que el concepto de 24 páginas dobles repletas de pegatinas ideadas para ser utilizadas, despegadas y pegadas en otra parte…
Esa es su esencia. Agrupar y disolverse.
¿Qué tipo de adhesivos habrá en “brote”?
Funcionales como la de “maquina fuera de servicio” o decorativas como el retrato de Frankenstein.
El tema de la pegatina es muy limpio, muy donostiarra, frente al grafitti.
En cualquier caso la comunicación urbana es un termómetro social. En casos más salvaje, en otros mas elaborado. El espacio público no deja expresarse a estos grupos diferenciados de población, ni en sus planteamientos urbanísticos, ni en su posibilidad de reunión, comunicación o expresión.
¿Cuál es el mayor atractivo que tiene para ti la personalización de elementos?
Uno puede expresarse con objetos comprados y bien combinados. Pero quizás es más divertido hacer las cosas por ti mismo. Darles un toque único. Cosas que no tienen que ver con el dinero, sino con el mundo interior.
¿Acaso somos unos borregos todos?
Vivimos en un mundo de objetos repetidos, señales universalizadas y looks paralelos. Es normal que como contrapartida las personas necesiten diferenciarse.
¿Está a la venta el libro?
Hay 40 unidades hechas a mano, en serigrafia. La mitad se ha puesto a la venta y la otra se sacrificará en las presentaciones, poniendo la publicación al servicio de los demás.
¿En qué consistirá el taller?¿ Se explicarán técnicas de realización de los propias sticks?
Explicaré las técnicas para realizar las pegatinas o imprimir las que ofrecemos, pondré ejemplos gráficos. En el taller cada asistente le dará a las pegatinas que presentamos el uso que crea conveniente. Mejor será que traigáis tijeras.
Un trabajo de campo en toda regla.
Sí. Pueden pasar a las tardes durante toda la semana por la galería de 3 a 7 y desarrollar sus imágenes, cortarlas, crear su propia ciudad. En un paso posterior pediré que nos envíen fotos de cómo han usado las pegatinas que componen el libro. Me encantaría que enviaran sus ideas personales, las propuestas que han ideado y llevado a cabo.
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